Lunes 3
Pisté es la ciudad más próxima al yacimiento arqueológico de Chichén Itzá, que era nuestro siguiente y obligado destino. Pero a medio camino pararíamos en Cobá, otras de las grandes atracciones mayas. Nos despertamos pronto y sin sueño, como de costumbre. Hacia las siete ya partíamos destino Cobá.
Y llegados a este punto, hay que hablar del conflicto existente entre el INAH y la comunidad maya. Cuando estábamos planificando el viaje, entramos en la web de las ruinas de Cobá y vimos esto:

¿Cerrado? Qué raro. Porque los diarios eran de fechas recientes y nos constaba que las ruinas estaban abiertas. Y fue entonces cuando supimos del conflicto mencionado: el yacimiento estaba gestionado por en INAH pero hubo un traspaso a la comunidad maya. La página web todavía la gestiona el INAH y no han actualizado el estado. Dicen por ahí que al INAH no le ha sentado bien perder la gestión y lo que hacen es un boicot a las ruinas….quien sabe

Sea como fuere, llegamos a las ruinas, aparcamos y entramos. Como siempre, algunos guías se nos ofrecieron, pero no lo vimos claro y declinamos amablemente las ofertas. El yacimiento se puede hacer a pie de forma cómoda, porque es todo llano y hay sombra casi todo el recorrido, pero también se puede hacer alquilando bici o tritaxi. Esto es una estructura donde caben dos personas sentadas empujadas por una bici; como éramos tres, optamos por ir yo en bici y Guillem y Laura en el tritaxi. El conductor, Jaime, no era guía pero explicó bastantes cosas de las ruinas. En teoría, el paseo era de una hora, pero en 35 minutos ya habíamos acabado; intentamos pedirle que nos llevara a la otra zona de las ruinas, pero dijo que no podía hacerlo. Vaya. Lo llegamos a saber y nos recreamos un poco más con las fotos


Como curiosidad, cuando salíamos con el coche vimos que el párquing era de pago pero que por algún capricho del GPS habíamos accedido por una entrada trasera. Cierto es que cuando íbamos llegando el GPS nos llevó por una callejuelas algo raras, alejadas de la carretera principal...pero oye, si íbamos a las ruinas mayas de Cobá, tampoco esperábamos que estuvieran a la salida de una autopista.
Así que nos fuimos de ahí directos al cenote Choo Ha. Este es subterráneo y se accede bajando unas escaleras de madera. ¿Está a oscuras? ¡No! Se ha montado una iluminación muy bien conseguida. Estábamos casi solos, y fue ahí donde apreciamos realmente la belleza de lo que es un cenote: agua cristalina, luz tenue, tranquilidad. Pudimos hacer snorkel y ver peces y rocas, todo muy bonito


Fuera del cenote hay bancos y mesas, así que comimos ahí y ya nos fuimos a nuestro hotel: el Doralba Inn, situado a pie de la Carretera del Golfo y a cinco minutos de Chichén Itzá. Y es que el yacimiento es la joya del Yucatán, y queríamos estar ahí a primera hora. Así que buscamos un hotel cerca donde levantarnos, desayunar y estar pronto en las ruinas.
Llegamos al hotel, hicimos el check in y nos fuimos un buen rato a la piscina. El Doralba Inn es un hotel que quizás tuvo tiempos mejores, pero es perfectamente correcto para lo que queríamos: dos piscinas, cerca de las ruinas, con desayuno y buen precio.
Una vez descansados, nos fuimos a Pisté a cenar. Encontramos un restaurante increíble, el Simple y Rico, donde por 285 MXN cenamos de fábula: unos chilaquiles y descubirmos el agua de Jamaica


Tras eso, dimos una vuelta y otra vez al hotel para ir a dormir. Mañana era el gran día.
Por cierto, Pisté ya se encuentra en el estado de Yucatán, así que tocó atrasar la hora una hora más respecto Quintana Roo.