3 de mayo
Era un día de tránsito, dirigiéndonos hacia la parte final del viaje. La única parada del día iba a ser Guðrúnarlaug, un lugar con una pequeña poza de agua caliente en un entorno bastante bonito.
Sin embargo, debido a la lluvia, que nos sorprendía por primera vez en todo el viaje, no pudimos disfrutar de todo del lugar y nos dimos un baño muy rápido.
Tardamos unas 5h desde Akureyri. Tras comer, otra 1h30 de coche y llegamos a nuestro camping, Campground Grundarfjörður.
Nos pasamos antes a fotografiar uno de los lugares emblemáticos de Islandia, Kirkjufell. Poco hay que decir de este lugar tan icónico. Recomendable 100%. Creo que la luz para fotografiarlo es ligeramente mejor por la tarde. Hay un parking de pago desde donde se accede a la cascada tantas veces fotografiada. Nos costó 1000 ISK. Estuvimos un rato haciendo fotos y volvimos al camping.


Nuestra idea era hacer un tour para ver orcas al día siguiente con Laki tours. Habíamos estado comprobando los días previos disponibilidad para el sábado, pero no sé en qué momento vendieron todas las entradas que no nos dejó reservar ninguna para el día siguiente.
Hicimos noche en el camping con la idea de levantarnos temprano y hacer cola delante de la caseta que tenían en el puerto de Olafsvik para ver si había alguna plaza de última hora. Por si acaso, reservamos el domingo el tour ya que nos habíamos dejado un día de margen por si había algún contratiempo en el viaje.
El camping por cierto, estaba cerrado, y no ofrecía servios de duchas ni tenía zonas comunes. Si que tenía dos tomas de corriente que tuvimos suerte de poder conectarnos a una de ellas.
4 de mayo
A las 9 de la mañana estábamos en la oficina de Laki tours. Sin embargo nos dijeron que no había disponibilidad, por lo que nos encontrábamos con un día entero sin tener nada que hacer. Además, seguía lloviendo por lo que no apetecía mucho pasear.
Nos dirigimos a la costa, hasta Svörtuloft Lighthouse, con la esperanza de ver algún frailecillo, ya que nos habían dicho en el centro de visitantes que con suerte podríamos ver alguno. No vimos absolutamente nada. La carretera para llegar al faro no estaba en buenas condiciones por lo que tuvimos que ir muy despacio. Volvimos a comer en un restaurante en el centro de visitantes, la única comida que realizamos fuera de la caravana en todo el viaje. El restaurante se llamaba Matarlist, estaba gestionado por un español, el padre del cual había trabajado en un restaurante en España con estrellas michelín y se notaba bastante su influencia en los platos.
Pedimos todos un plato de cordero, que rondaba los 40€, pero fue espectacular. Debido a la cantidad de comida que había, apenas cenamos esa noche.
El resto del día no hicimos gran cosa, volvimos al camping del día anterior y estuvimos jugando a las cartas en la caravana.
5 de mayo
Este era realmente el último día de viaje. Teníamos el vuelo el lunes temprano, por lo que emplearíamos el resto de la tarde en volver a Keflavik tras el tour de las orcas. Al haber perdido el sábado, teníamos que decidir si ver orcas o salir temprano por la mañana y ver Reikiavik, y nos decantamos por la primera opción.
Habíamos contratado la excursión con Laki tours. Costaba 12.500 ISK y duraba unas 3,5h en alta mar (luego fue hasta un poquito más).
Nos subieron a un barco y pasamos la primera hora saliendo del fiordo hasta mar abierto.
Durante este rato no vimos nada. Nos explicaron que tampoco usaban sonar pues lo consideraban un método de rastreo perjudicial para las ballenas, por lo que dependían exclusivamente de la vista para rastearlas. Tras este primer periodo sin ver nada comenzamos a temer que iba a ser un día nefasto.
Poco después dijeron que habían visto una ballena Minke. Al acercarnos no había rastro de nada. Nos dijeron que eran las más asustadizas y que se había ido ya. Empezamos a pensar que se trataba casi de un timo. Depender exclusivamente de la vista era como buscar una aguja en un pajar.
Unos minutos después nos decían por megafonía que habían visto una aleta negra, lo cual sólo podía significar que se trataba de una orca. Nos fuimos acercando sin ver nada, hasta que estuvimos a unos escasos 20 metros y conseguimos diferenciar la aleta. Me parecía imposible ver eso desde la distancia a la que la habían vislumbrado. No entiendo como eran capaces de a simple vista poder diferenciar una aleta negra despuntando entre las olas oscuras.
Estuvimos un rato al lado de la orca, que no se mostró mucho. Finalmente dijeron que iríamos a buscar más ejemplares mar a dentro.
Vimos esta vez a una familia que nadaban juntos. Salían a la superficie bastante más que el ejemplar anterior. Contamos como a unas siete ballenas juntas.
Estuvimos bastante rato navegando a su lado, hasta que nos dijeron que habían visto a otra familia. Más ballenas, por todas partes.
Las opiniones de internet de esta agencia comenzaban a cobrar sentido. Eran unos auténticos profesionales, capaces de rastrear ballenas sin ningún instrumento más que la vista. Vimos decenas de ballenas en diferentes grupos, muchas de ellas pasando por debajo del barco a modo de juego.
También tuvimos la suerte de ver a dos cachalotes, por separado, y poder fotografiarlos antes de que se sumergiesen.



Fue posiblemente lo que más nos gustó de todo el viaje. El hecho de empezar durante un rato largo sin ver nada, y saber que siempre que se ven animales salvajes existe el riesgo de que no haya avistamientos, y haber tenido la suerte de ver a tantos ejemplares, hizo que fuese una de las actividades para el recuerdo.
El resto del día fue bastante monótono, y volvió la lluvia, que nos había respetado durante la mañana.

Paramos en Ytri tunga, una playa donde había una colonia de focas, pero apenas vimos alguna dentro del agua, por lo que no estuvimos mucho tiempo. El parking costaba 750ISK.
Finalmente llegamos de nuevo a Vogar, y nos alojamos en el mismo camping que el primer día.
Así acabó nuestro viaje por Islandia, donde creo que le sacamos el máximo partido posible a los días que tuvimos.
Si habéis leído hasta aquí, habréis comprobado que en esta época del año es posible hacer todo bastante improvisado (salvo quizá el tour de las ballenas), que no hay aglomeraciones de gente, y que el tiempo es una lotería.
Quedan pendientes para otro viaje, en verano, la parte central de la isla y la península del noroeste.