Hoy el día ha sido un drama total. Ya me pasó en Antigua allá por noviembre, el día entero diluviando. Se ha quedado un día con poca chicha, pero algo he salvado.
Me puse el despertador para madrugar e ir a Trindade a hacer una rutilla en el parque nacional de Bocaina. Cuando me ha sonado a las 5, se escuchaba diluviar, así que he decidido volver a dormirme hasta las 8:30. Cuando me he despertado, seguía diluviando y el día entero en el apartamento me niego a pasarlo. A diferencia de Antigua, aquí hace calor, así que me he puesto el bañador, las lentillas y el paraguas del apartamento y listo.
Me he ido hasta la estación de bus. Llueve tanto que las calles del centro de Paraty están inundadas y hay que andar en tramos con el agua por los tobillos. A los 10 minutos ya iba con las zapatillas mojadísimas. El bus a Trindade ha salido a las 10 y en 40 minutos se llega al pueblo.
Trindade es un pueblito pequeño dedicado al turismo que se encuentra rodeado del parque nacional Bocaina. Hay varias rutas para hacer dentro del parque, pero viendo el panorama no me puedo flipar, tenía pensada una de 20 km, pero va a ser que no. Las montañas están prácticamente cubiertas y no cesa de llover a lo bestia. Me he metido hacia el plan B, una rutilla de 4 kilometrillos que va por la playa hasta unas piscinas naturales. Para acceder hay que atravesar un río. A la ida me ha llegado el río a medio muslo, sin saber si la marea está alta o baja lo he cruzado. La vuelta será problema de mi yo futuro.
La ruta va atravesando una playa larga para adentrarse por el bosque hasta unas piscinas naturales, donde uno se puede bañar. Se atraviesa un río más que, viendo lo mojado que iba, ya me daba igual por dónde me llegaba el agua. La playa es bastante salvaje, evidentemente no hay nadie y me he encontrado un grupo de buitres comiéndose una tortuga que acababa de arrojar el mar. Mira si son listos que se la estaban comiendo por los ojos y por el culo, las partes más blanditas. La tortuga iba y venía con las olas y llevaba a los buitres locos, desaparecía y volvía a aparecer unos metros más adelante, iniciándose una carrera entre los buitres a ver quién llegaba antes a picotearla.
El tramo de bosque al menos no tenía barro, pero estaba casi todo encharcado con varias cascaditas. La piscina natural estaba ideal y me he podido echar un baño bajo una tormenta infernal. Ayer baño idílico y hoy el fin del mundo.La vuelta parece que la lluvia ha aflojado algo. Al llegar al río me he visto un poco comprometido. Antes me llegaba a medio muslo y ahora tenía el agua por el ombligo, sumándole el fondo arenoso, he tenido que ir con la mochila en alto viendo que terminaba cayendo al agua. Eso sí, el paraguas abierto, no vaya a ser que me moje la cabeza. Buena foto tendría que tener cruzando el río.
He llegado al pueblo justo para el bus de vuelta de las 14. Un par de horitas penando por la playa he estado. He llegado a Paraty y la tarde ha sido tocarme las narices, pero bien. No se podía salir de lo que llovía, así que me he hecho unos macarrones, he estado viendo una peli, leyendo y a última hora me he animado a ir al súper a comprar algo de cena. Hasta la noche no ha dejado de llover. Al menos la predicción de los siguientes días parece bastante optimista.
Mañana me voy para Río de Janeiro con el carnaval aún en marcha. La verdad es que me hace ilusión. Es una ciudad tan mitificada, para bien y para mal, que ver que voy a conocerla me hace sentir la típica ilusión de cuando eras crío y al día siguiente tenías excursión con el colegio. Es que sobre el papel parece perfecta, tiene naturaleza, playa, senderismo, cultura a saco y toque exótico, ahora solo falta que no me atraquen. Mitificada para bien y para mal.
La predicción de tiempo es buena, sobre todo para el sábado que quiero subir al Cristo Redentor. El bus lo cojo a las 7 y para las 12 deberé estar en "Río de Janeiro". Se ve que los portugueses descubrieron la zona en enero y cuando llegaron se creían que era la desembocadura de un río y con ese nombre se quedó. "São Sebastião do Rio de Janeiro"