A las 9 he cogido el catamarán que va desde Salvador hasta Morro de Sao Paulo. Morro es una isla bastante alejada de Salvador, son dos horas y media de navegación por alta mar. Esto ha hecho que el viaje sea bastante movido. Como yo nunca me he mareado no puedo evitar que cuando alguien se marea me haga mucha gracia. Iba medio barco mareadísimo. Todos concentrados en la popa del barco vomitando por la borda lo que podían. Se les debe haber hecho un infierno las dos horas y media.
Hemos llegado a Morro a las 11:30. Morro es un pueblito situado en la base de un cerro y en el cerro mismo. Me he pillado un apartamento cuya principal crítica era la cantidad de escaleras que había que subir para llegar, motivo por el que era mucho más barato que todo lo demás. Efectivamente, el apartamento está en lo más alto del pueblo. Tampoco ha sido un disparate, pero con el calor que hacía me ha costado un litro y medio de sudor. La habitación no estaba preparada, así que he dejado la mochila y me he ido a ver el pueblo.
Es un pueblito muy enfocado al turismo, típico pueblo como Altea, con casas bonitas de playa y comercios turísticos. Muy cuidado, con muchísimos restaurantes y turistas, lejos de los niveles de Ilha Grande al menos. El pueblo da a una playa perfecta de arena finísima y hecha una balsa. Me he pegado un baño y después me he ido a comprar comida a un supermercado para estos días.
Me he vuelto ya para mi apartamento para dejar las cosas y comer algo. A eso de las 15 me he ido a una de las playas de Morro, Gamboa. He empezado a andar por una senda hasta que no había más senda y acababa en el agua. Justo había una pareja de argentinos y me han dicho que se puede continuar, pero como la marea está alta son dos kilómetros por el agua, que hasta las 17 era factible. Les he hecho caso y ahí que me he lanzado.
Me he pegado 2 kilómetros que por momentos el agua me ha llegado al pecho con la mochila en la cabeza. He llegado a pensar que los argentinos me habían pegado el palo cuando al fondo se ha empezado a ver la playa de Gamboa. Me atraso un poco más y no llego. Mi entrada ha sido triunfal. Un grupo de 20 turistas israelíes estaban untándose barro por el cuerpo en la primera calita mientras se echaban cervezas con música, he llegado yo andando con el agua por los sobacos, la camiseta puesta y la mochila en la cabeza. No sé quién parecía más gilipollas, si yo llegando así de la nada o ellos con barro hasta en el pelo. He llegado junto a los israelíes y me he subido al bar de al lado para pedirme una cerveza, que me la he ganado. Una hora y media de aventura patrocinada por los argentinos.
La playa de Gamboa está bonita, no es un espectáculo pero es resultona. Es una playa más local, con sus hamacas y unos pocos echándose sus cervezas. Me he estado bañando hasta las 18 que salía una lancha de vuelta a Morro por 2 euros.
He llegado al pueblo atardeciendo y he aprovechado para preguntar en mil sitios qué puedo hacer mañana. Todos venden un pack de "vuelta a la isla". Me veo que es el mismo plan que el otro día en Ilha Grande y paso. Al final he encontrado un sitio que hace transfer a otra isla que está al lado, Boipeba, y que se ve que merece la pena. Así que mañana pillo el transfer y recorro la isla a mi bola.