Día 15: El arranque.!
Desayuno en el mismo hotel, y a las 10:00 con todo preparado por mi parte, puntualmente, llega L´hacen Boureda, acompañado del que será mi guía, Alí, y el chofer encargado del traslado por carretera hasta Aït Bouguemez, (El Valle Feliz).
El trayecto es de unos 184 km, pero antes de llegar al destino hacemos parada en, Demnat, donde acudimos al Zoco, para realizar algunas compras, sobre todo garrafas de agua, muy escasa en la zona del treking.
En el zoco puedes comprar, vender, hacer tratos y acuerdos de todo tipo.
Cada ciudad árabe tiene su zoco, o varios zocos si es una gran urbe, agrupados todos por corporaciones y cuya situación geográfica y disposición, obedece a reglas estrictas e inmutables a lo largo de los siglos.
Cada oficio tiene su plaza, determinada por la categoría social de sus integrantes.
Pasados unos 6 km, llegamos a Aït Bouzid, nos detenemos para visitar de pasada, Le Pont Magique Imi n´ifri, situado en la intersección con la carretera que lleva a Aït Tamlil, es un arco de 20 metros de altura con impresionantes estalactitas, cuyo nombre significa “la boca de la cueva” en lengua Amazigh.

Esta forma de erosión dio forma a un arco natural.
El paisaje da la impresión de un puente sobre el río Tisslit.
El yacimiento de Imi ifri es un lugar único donde muchas aves encuentran refugio, es uno de los sitios más visitados de la región de Azilal.
Imi N'fri forma parte del Geoparque M'Goun (único Geoparque del continente africano), situado a 110 km al este de Marrakech, para verlo de cerca y apreciarlo totalmente, tiene una escalera en zigzag que nos lleva hasta el pie del puente junto al río, saco varias fotos durante el recorrido por lo que permanecemos aquí durante una media hora de visita.
Continuamos camino y atravesamos varios pueblos de la tribu de Aït Abbas.
En el punto GPS, 31.726657, -6.908728, (Traces de dinosaures (IOUAREDEN),

Agouti, es el primer pueblo que encontramos dentro de este hermoso valle que parece una franja verde pintada a lo largo de unos 22 a 28 km de largo en la que se suceden 32 aduares (los aduares son asentamientos de familias) que conservan su arquitectura tradicional, barro, cañas y paja por lo general, y se extiende desde Agouti hasta Zaouïa Oulemsi.
En ésta región, los pueblos se construyeron en los lugares más expuestos al sol de la mañana, teniendo a su vez una buena panorámica sobre sus tierras de cultivo y mimetizadas sus casas en el paisaje, por el color de la tierra con la que se construyen.
En las numerosas parcelas, donde antiguamente se cultivaba cebada y maíz, desde hace muchos años se han modificado y repoblado con plantaciones de manzanos.
Con el tiempo, estas familias han tenido que acometer, cambios radicales en sus costumbres, que de momento les resulta beneficioso como agricultores.
Entre los lugares más espectaculares para visitar en el valle está el granero de Sidi Moussa y hasta el que nos desplazamos en el mismo taxi.


En el granero está enterrado Sidi Moussa, un morabito que tenía el don de curar a las mujeres infértiles, una creencia local, hace a las mujeres infértiles acudir hasta Sidi Moussa, pasar allí una noche y sacrificar una gallina en honor del santo.
El granero de Sidi Moussa está considerado patrimonio mundial de la UNESCO.
Hay muchos graneros colectivos fortificados como estos, ubicados siempre en sitios predominantes, en ocasiones haciendo como torres de observación, y han servido a través del tiempo como protección, frente a las frecuentes incursiones de tribus rivales.
Después de ésta visita al granero y valle de Aït Bouguemez, nos trasladamos hasta Arousse, para hacer noche y comenzar mañana el treking.
Pernocto en la Gite Tamazirt, Hammed es su propietario, y buen amigo de Alí, me recibe con una sonrisa, (la típica Amazigh) y el saludo, ¡marahba!!! ¡bienvenido! y el té que no puede faltar como cortesía.

Por un momento me dedico a distribuir mis dos mochilas, una donde llevaré todo lo necesario para el camino, que me acompañará al salir mañana, y otra que portará la mula, más pesada, que llevará diferentes mudas de ropa, zapatillas, saco de dormir, y demás cosas.
Aprovecho luego a disfrutar de una ducha caliente, después de lo cual, me acerco a la terraza, hasta donde alcanza mi vista veo paisajes extraordinarios que ya prometen una gran aventura, y estamos solo a unas pocas horas de dar comienzo.
Sobre las 20 horas comienzo a sentir el olor de la comida que sale desde la cocina, me desplazo al gran salón para ver que me han preparado, huele de maravillas.
Alí comienza a traer bandejas, la cena se presenta de lo más colorida, como todo por aquí, un gran centro de ensalada multicolor, para luego rematar con tajine de pollo, y frutas de postre.
Un pequeño paseo por las afueras del albergue para bajar la comida y vuelvo a la habitación.
Cargo mis teléfonos, y la batería auxiliar, pues desde aquí, y si el refugio de Tarkedit está cerrado, como sucedió, por los tres días siguientes no habrá donde cargar ningún dispositivo.