La siguiente etapa de nuestro viaje consistiría en tomar la carretera costera oeste en la localidad de Haast y, desde allí, comenzar a subir hasta Franz Josef Village.
Tocaba, por tanto, deshacer el camino hacia el sur por la carretera 8 y, después desviarnos por la carretera 6 hacia los grandes lagos Hawea y Wanaka, de origen glaciar.
Los lagos están separados uno del otro por una estrecha lengua de tierra y la carretera avanza por sus orillas. Se trata de una zona turística muy concurrida de campistas y autocaravanas.
En el lago Wanaka desemboca el río Makarora, en uno de cuyos afluentes, el Blue River, se encuentran las Blue Pools, unas piscinas naturales de aguas cristalinas y color azul a las que se llega por un corto sendero entre hayas y podocarpos.
Muy cerca de las Blue Pools está la diminuta localidad de Makarora, donde habíamos tomado alojamiento en una cabaña dentro del bosque y a la que fuimos antes de ir a hacer el sendero hasta las piscinas.
Se trata de un fácil recorrido de 3 kilómetros ida y vuelta, que pasa por dos puentes desde donde la gente se lanza haciendo saltos acrobáticos. Aparte del riesgo de una mala caída, para mí el mérito de los saltadores estaba más en soportar las gélidas aguas del río sin casi inmutarse. Había gente nadando como si estuvieran en una playa del Caribe.
Nuestro alojamiento en Makarora fue de los que más nos gustó en este viaje y tenía sus propios senderos para pasear porque, eso sí, aparte de un bar-restaurante junto a la carretera, allí no había nada más.
A la mañana siguiente, amaneció el primer día de lluvia desde nuestra llegada a Nueva Zelanda. Continuamos la carretera 6 hasta Haast, que ya se encuentra en la costa. Este es un tramo escénico de la carretera, con las vistas del valle del río Haast, por cuya orilla se circula, con varias cascadas que se pueden ver desde la misma carretera pero que las nubes bajas ocultaban ese día.
Paramos para hacer breves visitas bajo la lluvia a las cascadas Fantail, Thunder Creek y Roaring Billy que tiene un bonito sendero entre helechos arborescentes.
Después, continuamos directamente hasta el Haast Visitor Center, un interesante punto de información donde conocer algo de la cultura maorí y sobre la geología, flora y fauna de la región. El propio centro tiene miradores hacia la desembocadura del río Haast con una impresionante panorámica del bosque lluvioso templado.
Ahí nos recomendaron algunos senderos en el bosque lluvioso y nos dijeron los lugares donde aún había constancia de que quedaban algunos pingüinos crestados, porque la inmensa mayoría habían ya migrado.
Empezábamos ya la Ruta Costera Oeste, conduciendo hacia el norte, que iba a ser la última etapa de nuestra estancia en Nueva Zelanda.