Desayunamos y partimos hasta el Valle de los reyes, unos 20 minutos de coche y estamos en la puerta, mostramos nuestro pase y para adentro, no está incluido el cochecito que te sube hasta la entrada este son 20 libras, la distancia no es mucha, pero con el calorcito ni te lo piensas.
En la entrada hay una maqueta en la que te puede hacer una buena idea de como están construidas las tumbas en el Valle.
Con el pase podíamos entrar en todas las tumbas incluidas las de ticket extra, las que estaban abiertas ese día que eran KV1 Ramsés VII, KV2, Ramsés IV, KV6, Ramsés IX, KV8 Merenptah, KV11 Ramses III, KV14 Tausert-Setnakht, KV15 Sety II, KV 16 Ramses the first, KV 43 Thutmosis IV, y KV 47 Siptah, estas dentro de la entrada general que permite entrar en tres de ellas y KV9 Ramses V y VI, KV 17 Seti I y KV 26 Tutankhamon para las que se necesita un ticket extra para cada una de ellas.
Era bastante temprano y no había demasiada gente, por lo que la primera sensación es la de estar en un valle desértico entre montañas en el que la nada reina, solo rocas y arena sobre los que brilla un sol implacable. Aquí las maravillas están bajo tierra.
Empezamos por la KV 62, sabíamos que no era la más interesante, pero como la visita obligada de todo el mundo, por la mística que la envuelve y por ser
la única en la que la momia de su habitante sigue estando allí. El espacio es muy pequeño comparado con el resto, al fin y al cabo, Tutankamón fue un faraón que murió muy joven teniendo poca importancia en el devenir de Egipto, pero los colores se mantienen muy bien. Teóricamente no se puede hacer fotos a la momia, pero el vigilante estaba todo el rato enfocándola con la linterna de su móvil para que el personal hiciera las fotos que quisiera. Tal vez soy un poco rara, pero no hice ni una solo foto a momias.
No se si porque había leído que no tenía una gran importancia y esperaba poco de ella, la verdad es que gustó bastante.



Seguimos por KV 9, la de Ramsés V y VI, lo primero que llama la atención es el tamaño con enorme pasillo de entrada decorado con extractos del Libro de las puertas o el de las cavernas entre otros; los colores, y todo lo que la rodea, los dos sarcófagos están bastante destrozados, pero hay que mirar al techo y ver una espléndida figura de Nut, además de escenas del Libro de día y el de la noche.




Caminamos por el camino que transcurre por ese árido desierto, en el que parece que no puede haber nada, hasta subir a KV 15, estábamos totalmente solos y era una sensación extraña, La tumba de Seti II no es la más impresionante, pero si hay tiempo merece dedicarle un ratito. Justo al lado está la KV 14 la de Tausert-Setnakht

Seguimos por KV17, Seti I para mi es la joya de la corona, por amplitud, los 137 m de largo parece que no acaban nunca, se considera la mejor tumba del Valle de los Reyes. Es difícil describirla, ya que cada rincón tiene una imagen que merece la pena, las representaciones del Libro de los muertos, el de las puertas, de la vaca sagrada o la Letanía de Ra están plasmadas en sus muros.



La siguiente parada KV 2 Ramses IV , inicialmente tenia que ser mas grande, pero la temprana muerte de faraón hizo que se quedara “solo” en 89m. El enorme sarcófago está bajo una imagen de la diosa Nut muy bonita.
Esta tumba estuvo abierta desde la antigüedad, por lo que se pueden ver algunos grafitis,incluso durante los siglos XVIII y XIX algunos visitantes la utilizaron como hotel.
Acabamos con la pequeña KV1, Ramsés VII
Tras tomarnos algo fresquito en el chiringuito, que hay allí, con la consiguiente clavada como era de esperar, nos vamos al coche para ir al templo de Hatshepsut, al llegar nuevo cochecito eléctrico para acercarnos a esa inmensa explanada.
Lo primero que se ve el Deir Al Bahri son los acantilados calizos de casi 300m, la sensación de una construcción en la montaña en medio del desierto es fantástica, según te vas acercando vas viendo su majestuosidad, sus líneas rectas se incrustan a la perfección en la montaña. Cuesta pensar que en ese árido paisaje hubo en su momento un jardín lleno árboles y plantas conectado con el Nilo.
A lo largo de los siglos los vaivenes políticos dieron lugar a que se borraran unos nombres y se añadieran otros, llegando a ser incluso un monasterio utilizado por los primeros cristianos.
De los tres pisos, la parte inferior estaba cerrada, a las superiores se accede por una gran rampa, un buen número de preciosos relieves, sobre todo en la planta intermedia, la capilla de Hathor con dos cámaras con columnas con capiteles hatóricos, la columnata de Punt, todo ello conforma un conjunto impresionante.



De camino a los Colosos, el conductor nos indicó si queríamos ver una fábrica de alabastro, no teníamos ningún interés, pero un poco por deferencia hacia él accedimos, nos hicieron la habitual demostración para turistas con los típicos trabajos artesanales que parecían poco realistas, miramos un poco la tienda, por cierto con precios que parecían de New York, dimos las gracias y no fuimos, nuestra visita terminaba frente a los Colosos, esas dos enormes estatuas que en su día custodiaban la entrada del templo funerario de Amenofis III hoy parecen erigirse como los guardianes de los turistas aunque están bastante deteriorados.
Parece que estaban realizando trabajos arqueológicos en el templo que se encuentra detrás.

Al caer la tarde no fuimos a dar una vuelta al zoco, es pequeñito y muchísimo más tranquilo que el del Cairo, vimos una pequeña tienda que se llama Habiba en la que encontramos bastantes cosas de nuestro gusto, la lleva una chica encantadora que gestiona la venta de productos que se realizan en distintas cooperativas de mujeres, te explica de que zona es cada producto, todo un hallazgo. Al lado hay una casa de cambio que abre hasta tarde.
Para cenar nos quedamos en el Mac Donald´s que hay justo enfrente del templo de Luxor, la puesta de sol es fantástica.