Quiero llegar de los primeros por el tema del aparcamiento. Es viernes y no estará tan a tope imagino. A las 7:00 de la mañana, estamos en la entrada del trekking de Platteklip Gorge, una de las subidas a pie a la Table Mountain. Hay unos seis, siete coches aparcados en el pequeño parking de al lado. Nosotros hemos aparcado a un km más abajo, porque queremos vivir también la experiencia del funicular, y bajaremos en él.
La subida es dura pero no excesivamente dura. Todo el tiempo vas subiendo con bastante inclinación, el camino es de piedras, eso sí, muy bien ajustadas, no te vas a rodar. Adelantamos a un par de grupos, pues esta subida la hace mucha gente con guía, pero para nada es necesario. Las vistas son impresionantes según vas subiendo.


Las vistas son magníficas de toda la ciudad y allí arriba tienen hasta un restaurante, aunque muy bien camuflado en el paisaje.
Me hago la foto con la placa que indica que estás en una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo, todo orgulloso, ya llevo dos !!

Agarramos el coche y vemos que ya, sobre las 10:00 , hay unas colas para subir en el teleférico bastante considerables. Nos vamos a ver la ciudad a pie, así que dejamos el coche en nuestro Guesthouse, que está en Green Point, una buena y segura zona de Ciudad del Cabo y nos hacemos una horita de pateo hasta Bo Kaap, el barrio multicolorido musulmán. Está muy guay, parece otro mundo dentro de la misma ciudad. Eso si, hay bastante gente pidiendo y yo le doy un buen palo a los poquitos regalitos que me quedan, ya que allí hay muchos niños en la calle.


Antes de entrar en todo el meollo, nos sentamos en un banco a descansar de tantos kms hechos en el día y a sobre todo, criticar a todo el que pasaba, que era mucha gente.
Ya nos metemos en todo el meollo del puerto y eso es una pasada de gente, eso sí, de gente "guapa" y turistas, casi todo el mundo blanco, un sitio chulo pero nada auténtico, así que en un plis, nos vamos de esa feria y ese postureo.
Vuelta al Guesthouse, otra hora de camino. Estamos muertos cuando llegamos, pero Jeanette nos ha reservado en un bonito restaurante, la cena de despedida de la última noche en Sudáfrica.
Lo pasamos muy muy bien, nos clavamos una botella de vino de la zona que nos supo a poco y cenamos de pm, nos lo merecíamos por tan buen viaje que estábamos haciendo!!
