Salgo con Ryanair a las 09:05 dirección Roma, a donde llego un poco antes de la hora, 11:20, estimada la llegada para las 11:35; me ha tocado la fila 35 así que tardo en desembarcar del avión, pero yendo a todo trapo consigo llegar al bus de Terravisión, que está en la Terminal 3, a 5 minutos andando de la T1 donde aterrizo.
Hay gente haciendo cola y el autobús a punto de salir, son las 11:45, de pronto dicen que queda una plaza y, para mi suerte, soy el único viajando sólo así que ¡albricias!
Todo se ve mejor sentado adelante, hasta el Coliseo Quadrato
Aún siguen las obras del Jubileo, pero a San Juan de Letrán se puede acceder por la plaza del obelisco, como haré el domingo:
Y no es para menos, porque tengo un tren a Orvieto a las 13:02 desde Termini, dirección Terontola, y de haberlo perdido no podría haber visitado la catedral de Orvieto como pretendo hacer.
Por suerte llego con tiempo de sobra a Termini, 12:40, y me voy al anden 2 Est, donde sale el tren, que básicamente es un anden que esta a tomar por saco según entras a la izquierda y muy al fondo.
Llego a Orvieto a las 14:25, he leído que hay que subir a la parte alta, se puede ir andando o con el funicular que está justo enfrente de la estación; el billete sólo cuesta 1’50€, con lo que fabuloso, subo a la parte alta y con el mismo billete te está esperando el bus que te lleva a la catedral:
Por lo que puedo ver de las intrincadas y adoquinadas calles, hay plazucas chulas, con mercadillos navideños pero Orvieto no me parece que de para mucho más allá de su catedral, que es sencillamente fastuosa:
El espléndido rosetón a doble círculo, es obra de Andrea Orcagna realizado en 1358.
No hay apenas gente, hace un aire gélido que te invita a entrar dentro rápidamente, y me dirijo, con el nerviosismo propio de estar a punto de ver algo que llevo mucho tiempo esperando, hacia la Capilla de San Brizio (he reservado entrada online, 5€), iniciada por Fra Angélico, que con la ayuda de Benozzo Gozzoli y otros colaboradores pintaron al fresco un tímpano con los Profetas y otro con Cristo Juez. Al dejarla inacabada se encargó la mayoría del proyecto a un “famosissimus pictor in tota Italia”, Luca Signorelli, que a pesar de no ser conocido, Vasari dijo de él en sus Vidas : “Signorelli pintor de gran valía, en su tiempo tuvo más fama en Italia que nunca nadie había tenido antes”.
Los frescos de la capilla se realizaron entre 1499 hasta 1502; los mártires, los patriarcas, las vírgenes, los doctores de la iglesia:
El fresco del falso profeta (quizás en alusión a Savonarola, ahorcado y quemado en la hoguera en Florencia el 23 de mayo de 1498), el anticristo, con el demonio murmurando a sus espaldas, donde el mismo Luca Signorelli se retrato mirándonos junto a Fra Angélico:
Sobre el arco de la puerta de entrada, el Fin del Mundo: Marcos 13, 24-25: “el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán”
Obviamente es clara la referencia a la Divina Comedia de Dante, que aparece retratado con ella:
La separación de los condenados y los elegidos:
El Cielo y el Infierno, con Caronte en su barca por la laguna Estigia:
Salgo de la capilla, reconozco que me cuesta dejarla, es uno de esos sitios que sabes que quizás no vuelvas a ver en tu vida, pero ha merecido la pena con creces, que obra maestra.
Nada más abandonar la capilla te topas de frente con la “instagrameable” Piedad de Ippolito Scalza, 1579, hecha con un solo bloque de mármol, una maravilla que poco tiene que envidiar a la de Miguel Ángel, hecha unos 80 años antes; vemos a Jesús exánime sobre María, Nicodemo le mira, porta utensilios del Calvario, martillo, tenazas... La Magdalena llora. Un conjunto que transmite una intensa emoción y padecimiento:
En el ábside tenemos el ciclo de frescos con Historias de la Virgen, de Ugolino di Prete Ilario:
La Anunciación, de Francesco Mochi, compuesta por dos estatuas, el Ángel anunciador y la Virgen
Y la Capilla del Corporal, construida entre 1350 y 1356, que narra el milagro de Bolsena, un hecho acaecido en 1263 cuando la hostia sagrada comenzó a sangrar, manchando baldosas y el corporal (paño o lienzo blanco cuadrado, que se extiende durante la Misa encima del altar para colocar sobre el el cáliz). Para acceder a ella hay que volver a salir y acceder por una puerta lateral:
El milagro de la hostia y el corporal manchado de sangre
El relicario donde se guarda el corporal y que se saca en procesión en la fiesta del Corpus Cristi
En un nicho de la pared derecha se encuentra el panel de la Madonna dei Raccomandati (hacia 1320). Fue pintado según la tradición bizantina italiana por Lippo Memmi, quien lo firmó LIPUS DE SENA. Es una de las primeras representaciones de esta iconografía,:
Una capilla espectacular también:
Salgo, el viento gélido sigue campando a sus anchas en este elevado “promontorio” que es la ciudad vieja, y me voy dando un paseo hasta la Torre del Moro, en el corazón de la ciudad, cuya característica campana se eleva 50 metros:
La torre fue concedida a la ciudad por el Papa Leon X en 1515. Cuesta 3’8€ subir, me lo dejan en 3€ porque no tienen cambio, pues vale jajaja, subes en un ascensor y luego unos 196 escalones:
Las vistas son estupendas:
Desde aquí me voy dando otro paseo hasta la Piazza della República, presidida por la Torre Dodecagonal, el Palazzo Comunale y la Iglesia de Santa Andrea, donde hay un bonito mercado navideño:
Me acerco hasta el Pozo de San Patricio, justo para comprobar que acaba de cerrar a las 16:30; en fin, no me preocupa mucho, he bajado al de La Quina de la Regaleira de Sintra, y creo que es más o menos lo mismo.
Con lo cual vuelvo a pagar 1,5€ del funicular y me vuelvo a la estación de tren, a coger el Regional 4107 de las 17:27 de vuelta a Roma Termini, a donde llego sobre las 19:25 porque se retrasa unos 20 minutos; mi idea era acercarme hasta el nuevo Museo del Corso, en el Palacio Cipolla romano, para ver la Crucifixión Blanca de Chagall, pintada en 1938 y proveniente del Art Institute de Chicago de manera temporal con motivo del Jubileo 2025 (al ser una de las pinturas favoritas del Papa Francisco), pero al llegar tan tarde lo desecho y, cogiendo el metro línea B Laurentina, llego al Coliseo de Roma, una vez más, en 10 minutos:
Siempre es espectacular, a pesar de las obras de la línea C de metro que tienen la zona patas arriba:
Me acerco hasta el mirador del arco de Septimio Severo:
He estado no hace mucho, que maravilla, los siglos no pasan por aquí:
Subo a la Piazza del Campidoglio, diseñada por el mismísimo Miguel Ángel, desde cuyo lateral derecho, tras bajar una mínima cuesta, hay uno de los mejores miradores sobre el Foro Romano, muy tranquilo a estas horas:
Saludo también a la copia de la estatua de Marco Aurelio, cuyo original está en el interior de los Museos Capitolinos, salvada en la época que se destruyeron las estatuas paganas por confundirla con una del emperador Constantino, primero en reconocer el cristianismo como religión oficial de estado en el año 313 con el Edicto de Milán:
Veo la estatua de Cola di Rienzo, en el lugar donde jue decapitado, el mamotreto del Altar de la Patria, la tarta o la máquina de escribir:
Y termino con la siempre estupenda Columna Trajana, donde se narra en sus relieves la victoria de Trajano sobre los Dacios, en la actual Rumanía:
Me voy al hostel, en el que ya había estado anteriormente, el Palladini, tan sólo a 5 minutos de Termini, por lo que es ideal si llegas tarde a la estación etc.
Lo mejor de todo: las dos noches ME HAN SALIDO GRATIS, dado que la vez anterior se equivocaron con mi reserva y me alojaron en una habitación de 6 camas en vez de en una compartida de 4, ergo al protestar me ofrecieron dos noches cuando yo quisiera
A descansar