jueves 19 de septiembre
de TETUÁN a TANGER
Empieza la última etapa del largo viaje.
Hoy va a ser un día de cambios. Vamos a dejar la calma de este pueblo grande para cumplir con otro sueño pendiente - descubrir Tanger -.
Y volvemos con las maletas hasta la Plaza Feddan a recuperar nuestro coche para hacer los últimos kilómetros del viaje.
Viajamos hasta la cercana y solitaria playa de Martil donde ordenamos el equipaje y hacemos limpieza del interior del coche que hoy vamos a devolver.
Hacemos el viaje por la costa. Cruzamos Cabo Negro, M´Diq y viajamos por entre blancas y nuevas urbanizaciones junto al Mediterráneo. Rodeamos Ceuta y circulamos por entre los enormes y verticales pedruscos. Columnas del Estrecho. Columnas de Hércules. Paisaje impresionante.
El enorme Puerto nuevo de Tanger, un bocadillo junto a la carretera y a las dos y media, dos horas antes de lo acordado con Yussef, llegamos al parking del aeropuerto Ibn Battuta de Tanger. Sin problema. Le llamamos y en media hora se acerca para recoger las llaves. Todo correcto y fácil. Tan fácil que él mismo se ofrece para llevarnos al hotel por los 10 euros que suelen cobrar los taxis.
Antes de las 4 de la tarde estamos literalmente a los pies del
HOTEL CONTINENTAL - ( 3 noches ).
EL mítico Hotel Continental va a ser un buen final para este tranquilo viaje. Con una situación privilegiada, frente al Puerto y pegado a la Medina. Y con un aura de viejas historias entre sus decadentes paredes.
Estamos a los pies del blanco y orgulloso edificio cargados con todo el equipaje. Casi parece inexpugnable. Arrastramos maletas por la gran explanada y al empezar a subir las difíciles escaleras, aparece el fuerte y sonriente mozo del hotel que nos libera del esfuerzo. Muy agradecidos llegamos a la impresionante terraza del Hotel Continental.


Según nos dice el amable recepcionista, edificio construido en 1870 para albergar el que, a día de hoy es el Hotel más antiguo de África.
Todo este rico pasado, sus decorados salones, la excelente ubicación y la amabilidad del personal compensan el mínimo confort de muchas de sus habitaciones.

Tomando el primer te en la terraza nos sentimos encantados de estar aquí. Y con ganas de conocer
TANGER -
La ciudad puerta de entrada a Marruecos que en todos los anteriores viajes tan solo había sido un lugar de paso. Era otra asignatura pendiente ponerle cara a la luminosa Tanger llena de historias de espías, diplomáticos y embajadores. Protagonista de los cuentos de Paul Bowles y de las sórdidas historias de Mohamed Chukri.
La Tanger literaria que a partir de ahora va a ser una realidad.
Empezamos pisando la blanca Medina en la calle posterior del hotel. Medina limpia, pulcra y agradable de caminar.


Enseguida llegamos a la Muralla y la Plaza de la Kasba que visitaremos mañana. Ahora, como todos los paseantas, cruzamos la pequeña BAB BHAR para disfrutar de las amplias vistas sobre el Océano, sobre el Estrecho y las costas españolas al fondo. Otra vez el Océano, otra vez olor de mar en la calma de la tarde de Tanger.


Andamos una media hora hacia el Oeste entre la Muralla y las pequeñas calles blancas y llegamos al primer objetivo
LAS TUMBAS FENICIAS -



La insólita necrópolis prerromana com más de 50 tumbas excavadas en la roca del acantilado. La necrópolis de los primeros pobladores de Tanger, hoy punto de encuentro de tangerinos y visitantes.
Magnífico mirador sobre la costa española y la puesta de sol en el Océano.


Un poco más al Oeste, otro mítico objetivo
EL CAFÉ HAFA -

Símbolo del Tanger internacional bohemio, visitado por escritores, músicos y pintores. Ahora café popular donde todas las tardes los habitantes anónimos de Tanger llenan sus difíciles rincones en las terrazas escalonadas sobre el mar. Con paciencia conseguimos un te, unas pastas y un entrañable recuerdo del Café Hafa.


Ya oscurece cuando cruzamos de nuevo las puertas de la Muralla. En la blanca Medina se encienden las farolas. Y nosotros satisfechos con este primer paseo, llegamos al Continental y cenamos pescado en el solitario y lujoso comedor.

Noche tranquila en la habitación 115 del Hotel Continental.