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Nuestro primer día completo en París empezaba en la Plaza Igor Stravisnky, con sus curiosas y coloridas fuentes. Está en un lateral del Pompidou, en dirección al Sena. Al ser temprano estaba vacía, fuera de lo que es habitual más tarde.
Por la Rue Rivoli, una importante arteria comercial de la ciudad, llegamos a la Tour St. Jacques, en un parque muy agradable.
Es el único resto de la iglesia de Saint Jacques de la Boucherie, punto de reunión y partida de los peregrinos que hacían el camino de Santiago de Compostela que pasa por Tours.
A continuación, el Teatro de Ville y la Plaza de Chatelet, fácilmente reconocible con la Victoria coronando la columna y en su base, una fuente de figuras egipcias.
Desde este lugar las vistas sobre el Sena son espléndidas, con la Concergerie enfrente. Por la extensa Rue Rivoli, con sus tiendas y pasajes cubiertos, nos acercamos por primera vez a una de las fachadas del Louvre, descomunal...
En el cruce con la Rue de Valois subimos hasta el Palais Royal.
Bajando de nuevo, vimos el Teatro de la Comedia Francesa y la curiosa parada de metro en la Place Colette.
Los Jardines de Tullerìes fueron todo un descubrimiento, enormes, excepcionalmente cuidados.
Ni siquiera la cantidad de gente, de vendedores, de gitanillas que se acercaban con una postal preguntando si hablabas inglés… rompían su encanto. El cerebro, desde aquí, no podía procesar tantas imágenes ante nuestros ojos:
el Louvre, majestuoso con sus pirámides, la Torre Eiffel a lo lejos, la noria, el Arco del triunfo del Carrousel...
De nuevo en la Rue Rivoli encontramos a Juana de Arco...
...y regresamos a Tullerìes. El estanque octogonal estaba repleto de gente. El paseo por aquí es maravilloso, los jardines están muy cuidados, con sus estatuas y fuentes… ¡París está hecha para sentirla sin prisas! Al final de los jardines, otra impresión... la Plaza de la Concorde… ¡Esta ciudad no tiene límites!
Las vistas desde aquí son espectaculares, es mi rincón favorito de la ciudad: las dos fuentes, la Torre Eiffel a la izquierda, el Arco del Triunfo y los Campos Elíseos al frente, el Hotel de la Marina a la derecha...
Desandando el camino hecho, por el pasaje Richelieu volvimos a la Rue Rivoli y entramos en la galería Carrusel du Louvre, para ver la pirámide invertida, bajando, en la última planta. Nuestra última visita de esta mañana fue el Cour Carré Louvre, que de noche, como vimos posteriormente, iluminado, es magnífico.
Por la tarde, buscamos el Defensor del Tiempo, aunque nos costó un poco encontrarlo: a la izquierda de la calle Beaubourg, justo en la esquina del restaurante Flunch, caminamos por la peatonal Rambuteau; en la 1ª esquina seguimos de frente por la calle Brantome, bajamos unos escalones y de nuevo a la izquierda, se encuentra este reloj que tristemente ya no funciona.
En Forum des Halles, edificio de singular arquitectura y que atrae a mucha gente en su alrededor, con una gran riqueza étnica, compramos, en la FNAC, la PMP y las entradas a Disney para la semana siguiente.
Al salir, dimos un paseo por los jardines de alrededor y visitamos la Eglise de St. Eustache, de estilo gótico.
Esta noche cenamos en el mítico (al menos mitificado por Los Viajeros) Le Train Bleu. Es un restaurante, que más bien parece un palacio, que está en la Gare de Lyon.
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