Empezamos el día paseando por Le Marais, donde vive una comunidad judía y se conserva buena parte de los edificios anteriores a la Revolución: paseamos por Rue du Temple, Rue des Archives, St. Croce de la Bretonerie, Rue des Rosiers… Las calles están llenas de talleres de confección, artesanos y mayoristas. En la Rue de Thorigny se encuentra el Museo Picasso, que no expone obras de las más conocidas del autor, pero vale la pena. Además se ofrece parte de la colección privada del malagueño, con obras de Cezanne, Matisse, Miró…
Por la Rue Turenne lleganos a la Place des Vosgues, antigua Place Royale, del S. XVII, que es un conjunto de 36 casas simétricas con buhardillas de pizarra.
Solo en las más antiguas el ladrillo rojo es real (en las demás es una imitación de argamasa pintada). Allí está la casa de V. Hugo.
La Plaza de la Bastilla es el monumento que ya no existe más fotografiado de París, pues fue una prisión del S. XIV derribada en 1789; al fondo se encuentra la Opera Bastilla.
Hoy es una rotonda donde se encuentra la Columna Juliet, cuya figura representa la libertad y conmemora a los muertos de los disturbios callejeros de la revolución de julio de 1830.
En metro fuimos hasta Invalides, donde nos esperaba el Museo Rodin, que nos sorprendió por su apacible jardín, dominado a la derecha por El Pensador. Desde aquí se ve la cúpula dorada del Hotel des Invalides y la Torre Eiffel.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El estanque está presidido por Ugolino.
Las Puertas del Infierno, que muestran una alegoría del amor y la condena, y de cuyas figuras algunas fueron representadas por el autor más tarde de modo independiente, como El pensador o Las tres sombras, nos recordaron a las Puertas del Paraíso de Florencia.
A unos metros está el Hotel des Invalides, construido en 1670 por encargo de Luis XIV para albergar a veteranos de guerra discapacitados. Todavía hoy hay una parte dedicada a enfermos. La cúpula dorada pertenece a la Eglise du Dome.
Detrás del altar se encuentra la entrada, que impresiona bastante...
... a la tumba de Napoleón, seis ataúdes de porfirio rojo. En los frescos de alrededor se presenta a Napoleón como él se veía, como un emperador romano rodeado de sus logros y hazañas. En una exposición temporal se encontraba la piedra Roseta, me imagino que en préstamo, y un curioso horóscopo egipcio. Del Museo de la Armada solo vimos algunas salas de armas orientales.
Al salir cruzamos el espléndido Pont de Alexandre III.
Y de nuevo la Torre Eiffel.
Atardeciendo, el RER A nos llevó hasta Charles de Gaulle-Etoile, para ver el Arco del Triunfo, que también nos entraba con la PMP. Es la rotonda más grande, encargada por Napoleón para conmemorar sus victorias, de la que parten en forma radial 12 avenidas, entre ellas los Campos Elíseos.
Las vistas desde arriba (284 escalones) son de excepción. Desde allí vimos la puesta de sol atravesando el Arco de la Defensa.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Con la línea 6 llegamos a Trocadero. Desde el Palais Chaillot, sorteados los vendedores ambulantes de los más diversos artilugios, contemplábamos por fin más de cerca la “dama de hierro”. El ambiente en los jardines de Trocadero nos gustó mucho.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
¡Y a descansar, que mañana toca Versalles!