Pueblo y Valle de Cavusin.
La historia de este pueblo se remonta a la época bizantina, cuando fue un importante centro religioso que albergaba iglesias (Iglesia de San Juan Bautista, Iglesia de San Nicolás) y monasterios, además de viviendas excavadas en la roca.



Hoy en día, continúa siendo un pueblecito pintoresco, con casas tradicionales, si bien algunas se han convertido en tiendas de recuerdos para los turistas.


Por mi parte, en esta ocasión en vez de trepar hasta la iglesia preferí tomar uno de los senderos que se adentran en el valle, desde donde pude contemplar unos panoramas espléndidos. El sol había salido y disfruté mucho de las vistas y haciendo decenas de fotos.



Muy cerca de Cavusin, se encuentra el Valle de Pasabang o Valle de los Monjes, con algunos de los mejores conjuntos de las formaciones conocidas como “chimeneas de hadas”, que pueden alcanzan los 40 metros de altura. También cuenta con cuevas e iglesias rupestres, como la de San Simeón. Acerca de este sitio, una leyenda cuenta que, en tiempos remotos, hadas y humanos compartían estas tierras hasta que una historia de amor imposible entre un mortal y un hada desató la furia de la Reina de las Hadas, quien como represalia convirtió a sus súbditas en palomas, condenadas a vivir embebidas en las piedras al cuidado de los humanos. En esta zona, abundan los viñedos y las moreras. También fue escenario de varios episodios de las películas de La Guerra de las Galaxias.




Ruta panorámica.
A continuación, hicimos un recorrido panorámico de bastantes kilómetros, contemplando paisajes fantásticos. El autobús seguía circulando despacio y la altura nos permitía verlo todo bien y sacar fotos. También nos detuvimos en varios miradores. El sol y el cielo cada vez más azul ofrecían perspectivas diferentes de las de por la mañana.



Más adelante, a lo lejos, pudimos divisar la inquietante estampa de uno de los mayores volcanes de Capadocia mientras policías de mentira advertían en las carreteras sobre la necesidad de cumplir las normas de tráfico.



En fin, una maravilla visual que vuelvo a rememorar mientras escribo este diario. Hice tantísimas fotos que me va a costar mucho decidir cuáles poner aquí. Seguro que me paso. Mil disculpas, que pido también por si me equivoco al relacionar algunas de las fotos con los lugares que menciono, pues fueron tantas y tantos que a estas alturas no me resulta fácil cuadrarlo todo.


