El grupo entramos en el recinto y en el hall de entrada un empleado nos comenta someramente acerca de las misiones lunares APOLO que se han ido llevando a cabo a lo largo de los años, así como las nuevas misiones ARTEMIS que se están preparando en la actualidad con participación conjunta de la NASA y la Agencia Espacial Europea. De hecho, en febrero de 2026 está previsto que cuatro astronautas viajen a bordo del Artemis II, que dará una vuelta alrededor de la Luna antes de regresar a la Tierra. La misión tiene por objetivo probar y validar los sistemas de la nave Orion de cara a Artemis III, que supondrá el regreso del ser humano a pisar la Luna después más de cinco décadas, y que está prevista para no antes de 2027.
[align=center]TRAJES ESPACIALES DE LA MISIÓN ARTEMIS

Tras la charla nos hacen pasar a una sala donde nos ponen una proyección con la explicación de la misión por parte de tres astronautas europeos (uno de ellos el omnipresente gabacho Thomas Pesquet, que es como nuestros Pedro Duque o Miguel López-Alegría y que está hasta en la sopa). La charleta está subtitulada en español por lo que se sigue bien.
A continuación nos dividen en grupos de cuatro personas para ocupar las diez cápsulas y para allá que vamos. Dentro de las cápsulas hay un receptáculo para dejar mochilas y demás, te sientas, te pones el cinturón y sigues las nuevas instrucciones a llevar a cabo durante la simulación como la postura o las misiones a seguir durante el vuelo.
Los compañeros de cápsula nos miramos algo acongojados y aguardamos el inicio del “despegue”. Se supone que vamos a experimentar fases de aceleración y desaceleración de hasta 2G que suponen hasta el doble del peso corporal, siendo comparables a las sensaciones que experimenta un astronauta durante una misión.
La simulación se pone en marcha y el barco de Mecano pone rumbo al espacio.
No voy a dar demasiados detalles de cara a futuros viajeros que vayan participar de esta experiencia en el futuro pero baste que decir que se te pasa volando, nunca mejor dicho, que notas sensaciones hasta ahora nunca vistas y que hay que estar pendiente del panel de control para ir pulsando los botones requeridos lo más rápido posible para puntuar en el ejercicio. Experiencia muy recomendable y no parece que me haya afectado físicamente.
La misión finaliza y el chute de adrenalina es brutal. Me desabrocho el cinturón, salimos de la cápsula y en fila india nos aproximamos a una sala en forma de hangar donde los tres astronautas de antes nos comentan al respecto de lo vivido. En un lateral hay un QR que puedes escanear con el móvil, saliéndote las características del vuelo y el puesto ocupado del total de los del grupo. De los cuarenta participantes he quedado en el puesto séptimo, lo cual lo doy por muy bueno. Vamos, que tengo futuro para dedicarme a estos menesteres.

Salimos de la estructura de la “atracción” y ya cada uno busca otros lugares donde continuar la visita a la Cité. En mi caso como queda tiempo para la exhibición de los vehículos planetarios me voy directo a las exposiciones, ubicadas en el edificio de la entrada al complejo.
Las exposiciones engloban cuatro plantas y cada una tiene su propia temática. Empiezo por la planta baja donde está la parte destinada a los lanzamientos, despegues y demás. Allí hay muchos paneles interactivos, proyecciones y locuciones que se pueden poner en español, juegos, exposiciones y mucha, mucha información. Aquí es cuando empiezo a darme cuenta de que como todas las plantas sean iguales no va a darme tiempo ni en sueños a ver todo. Por tanto, recorro las salas de la planta sin detenerme demasiado y priorizo lo que más me llama la atención pero muchas cosas se quedan en el tintero.

Tras la visita a la planta baja desciendo a la planta -1, que es la destinada a los viajes a la Luna. También aquí la información es abrumadora y la inmersión es total en el decorado que han pergeñado para dar la impresión de que estás sobre la superficie lunar. Hay juegos simpáticos como comparar el peso de objetos según estén en la Tierra o en su satélite, conducir un vehículo por los cráteres o hacerte una foto como si estuvieras saltando en la Luna.

Hay paneles expositivos, recintos interactivos, trajes espaciales y la evolución de la carrera espacial hasta nuestros días con la particularidad, que se extiende a casi toda la Cité, que se puede leer y escuchar en español. Vuelvo a insistir en lo ya comentado, para quien le guste este mundillo y temática sería estar gozando cada momento. Toca de nuevo ir medio corriendo, parándome lo necesario en lo que me llama la atención pero también aquí se quedan muchas cosas sin ver ni escuchar por desgracia.
A continuación subo a la planta 1, que es la dedicada a los satélites artificiales y los beneficios en la vida cotidiana de la Tierra. En esta sección hay muchos juegos interactivos por lo que piloto un avión de pasajeros para aterrizarlo (lo acabo posando en un sembrado lejos de la pista y atravesado de mala manera) o navego con una lancha entre arrecifes de coral. Hay también mucha información, muchas proyecciones y mucho que aprender e interactuar como la alimentación que se proporciona en las misiones al espacio. Aquí se supone que había un espacio para hacer del “hombre del tiempo” y te grababan la intervención pero estaba fuera de servicio.

También en la planta 1 hay un apartado destinado a todo lo relacionado con el Sistema Solar destacando la parte de Marte, los meteoritos, los viajes a la Luna o los cometas. Hay hasta una piedra procedente de nuestro satélite. Hay que decir que continúo observando mientras paso de salas que muchas actividades tienen carteles de estar en mantenimiento y, la verdad, me sorprende porque por el precio de la entrada ya podrían tener todo en funcionamiento.

Prosigo el recorrido de las salas de manera somera y me da rabia porque querría haber profundizado más en la visita pero el tiempo da lo que da de sí. Debo apresurarme porque no me queda mucho margen y quiero probar sí o sí el paseo espacial consistente en un simulador por el cual te enfundan un traje espacial y caminas como si estuvieras andando por la propia Luna como un Neil Armstrong cualquiera.
De lo que siguió a continuación se contará en la próxima y entretenida etapa.
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