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Amanece un nuevo día y esperemos que transcurra más plácido que el precedente. Por de pronto, la noche ha sido un poco toledana por culpa de estas costumbres instauradas en los hoteles de más allá de los Pirineos: la ausencia de sábanas y la existencia del edredón en el lecho de turno. Lo siento, pero donde esté su sábana individual y su manta o cobertor separado que se quite lo demás porque ello permite taparse o destaparse a gusto de cada uno y según la temperatura existente.
En mi caso, la experiencia me dice que con el edredón integrado por encima me aso de calor y sin el mismo me congelo de frío y con esta teoría dudé sobre qué hacer antes de entregarme a las tierras de Morfeo. Al final opté por dejarlo como está para acabar despertándome a las 02:00 de la mañana sudando a chorros, por lo que acabé optando por desmontar el edredón, quedarme con la envoltura en forma de sábana y aquí paz y después gloria.
En la planificación inicial del viaje mi idea era dedicar el segundo día (miércoles) a visitar el casco histórico de Toulouse, visitar Carcassonne el tercero (jueves), acercarme a la Cité de L´espace el cuarto día (viernes) y dedicar la mañana del quinto (sábado) a visitar alguna cosa más de Toulouse antes de salir al aeropuerto y regresar a casa. Sucede que, como comenté unas etapas más atrás, para el jueves había prevista en toda Francia una jornada reivindicativa bajo el lema de “bloquons tout” y a la que se habían sumado muchos sindicatos, incluidos los de transportes tanto urbano como ferroviario. Así, teniendo en cuenta que tanto para ir a Carcassone como para llegar a la Cité de L´espace tendría que usar transporte y que se recomienda visitar Carcassonne en día de diario para evitar multitudes, al final reestructuré el viaje para ver lo primero Carcassonne y dedicar el resto de días a la propia Toulouse.
Antes de proseguir comento que a lo largo del diario voy a utilizar, indistintamente y alternando, los nombres de los lugares y emplazamientos tanto en francés como en su vertiente castellanizada. La idea es que un futuro viajero pueda asociar los nombres con la cartelería que luego va a ver in situ y así le pueda ser más sencillo identificar las denominaciones.
Para viajar a Carcassonne lo más práctico es usar el tren por lo que estuve investigando el asunto de manera que hay trenes regionales con una frecuencia media de uno cada hora que une ambas ciudades. Además, al tratarse de dos ubicaciones en la propia Occitania existen tarifas que abaratan sustancialmente el coste del viaje. Concretamente, y por simplificar, hablamos en este caso de la opción AvantagiO´Futé que se aplica sobre los trenes regionales TER de la región de Occitania, que da un precio según la distancia entre ambos destinos:
• 3€ hasta 40 km.
• 5€ de 41 a 80 km.
• 10€ de 81 à 200 km.
De Toulouse a Carcassone hay más de 81 km por lo que la tarifa por trayecto, acogiéndose a la tarifa citada, es de 10 euros.
Puesto que el tren que me parecía más adecuado salía a las 09:25 de la estación de Matabiau, ubicada a cinco minutos del hotel, salí para allá con tiempo prudencial.
[align=center]FACHADA DE LA ESTACIÓN DE TREN MATABIAU EN TOULOUSE
En mi caso, la experiencia me dice que con el edredón integrado por encima me aso de calor y sin el mismo me congelo de frío y con esta teoría dudé sobre qué hacer antes de entregarme a las tierras de Morfeo. Al final opté por dejarlo como está para acabar despertándome a las 02:00 de la mañana sudando a chorros, por lo que acabé optando por desmontar el edredón, quedarme con la envoltura en forma de sábana y aquí paz y después gloria.
En la planificación inicial del viaje mi idea era dedicar el segundo día (miércoles) a visitar el casco histórico de Toulouse, visitar Carcassonne el tercero (jueves), acercarme a la Cité de L´espace el cuarto día (viernes) y dedicar la mañana del quinto (sábado) a visitar alguna cosa más de Toulouse antes de salir al aeropuerto y regresar a casa. Sucede que, como comenté unas etapas más atrás, para el jueves había prevista en toda Francia una jornada reivindicativa bajo el lema de “bloquons tout” y a la que se habían sumado muchos sindicatos, incluidos los de transportes tanto urbano como ferroviario. Así, teniendo en cuenta que tanto para ir a Carcassone como para llegar a la Cité de L´espace tendría que usar transporte y que se recomienda visitar Carcassonne en día de diario para evitar multitudes, al final reestructuré el viaje para ver lo primero Carcassonne y dedicar el resto de días a la propia Toulouse.
Antes de proseguir comento que a lo largo del diario voy a utilizar, indistintamente y alternando, los nombres de los lugares y emplazamientos tanto en francés como en su vertiente castellanizada. La idea es que un futuro viajero pueda asociar los nombres con la cartelería que luego va a ver in situ y así le pueda ser más sencillo identificar las denominaciones.
Para viajar a Carcassonne lo más práctico es usar el tren por lo que estuve investigando el asunto de manera que hay trenes regionales con una frecuencia media de uno cada hora que une ambas ciudades. Además, al tratarse de dos ubicaciones en la propia Occitania existen tarifas que abaratan sustancialmente el coste del viaje. Concretamente, y por simplificar, hablamos en este caso de la opción AvantagiO´Futé que se aplica sobre los trenes regionales TER de la región de Occitania, que da un precio según la distancia entre ambos destinos:
• 3€ hasta 40 km.
• 5€ de 41 a 80 km.
• 10€ de 81 à 200 km.
De Toulouse a Carcassone hay más de 81 km por lo que la tarifa por trayecto, acogiéndose a la tarifa citada, es de 10 euros.
Puesto que el tren que me parecía más adecuado salía a las 09:25 de la estación de Matabiau, ubicada a cinco minutos del hotel, salí para allá con tiempo prudencial.
Al traspasar los umbrales de la estación detecto una máquina de billetes y para allá que voy. La máquina se puede poner en idioma español y voy siguiendo los pasos (estación de salida, estación de llegada, fecha, hora, etc) y el resultante final me sale 18,50 euros. No puede ser porque, incluso, hace dos días he vuelto a hacer la simulación en la web de SNCF y el billete para ese día a esa hora sale a 10 Euros. Anulo la operación y lo intento un par de veces más pero el resultado es el mismo. Giro la cabeza pero la taquilla tiene una cola bastante importante por lo que lo sigo intentando sin obtener nada diferente. ¡Uff…! entre pitos y flautas sólo quedan diez minutos para que llegue el tren y estoy como estaba por lo que tengo que tomar una decisión rápida para no perder el tren y tener que esperar una hora al próximo. Compro el billete a 18,50 euros y salgo disparado a buscar el andén.
Localizo el andén y allí ya está parado el TER que lleva a Carcassonne. No me ha sobrado casi nada de tiempo, me subo y ya averiguaré en Carcassone qué ha pasado de cara a comprar el billete de vuelta.
El viaje se desarrolla según lo previsto y en una hora ya llegamos a la estación ferroviaria de Carcassonne.
Antes de abandonar la misma examino el vestíbulo y observo la existencia de varias máquinas de billetes. Unas son las blancas de SNCF donde he comprado antes el billete en Toulouse pero también unas rojas con la cruz occitana. Aquí reparo dónde he metido la pata…. Efectivamente, me acerco a las mismas, trasteo y aquí sale la opción de aplicar la tarifa AvantagiO´Futé con el billete a 10 euros. Bueno, pues el burro delante para que no se espante y tanto preparar el viaje para al final palmar 8,50 euros por no haber mirado en Toulouse si había otro tipo de máquinas de taquillas. ¡Quién iba a pensar que no se podría adquirir todo tipo de billete en una misma máquina….!
Para la vuelta, no me voy a complicar y tomo nota mental de que, directamente, compraré el billete en la taquilla, no en la máquina expendedora.
Por fin estamos en Carcassone, capital del departamento del Aude, en la región de Occitania.
Un buen resumen de esta villa la hace la IA de Google:
En la tierra de Francia, un sueño se alza,
Carcasona, de piedras y leyenda, te abraza.
Su castillo imponente, una historia que traza,
Y murallas que el tiempo, valiente, desplaza.
En cada torre antigua, el pasado se posa,
Donde un grito de guerra, la memoria destroza.
Un laberinto de calles, que la historia engloba,
Y en su aire se siente una magia que asombra.
Por los muros sombríos, se asoma el viajero,
Que busca la gloria de tiempos de acero.
Carcasona, un encanto, un tesoro duradero,
De la historia francesa, el eterno pionero.
Antes de relatar lo que fue el discurrir de la jornada me voy a centrar en un aspecto concreto de la visita y lo voy a tratar de manera independiente. Se trata de la ruta que se puede hacer en la Bastida de San Luis, la parte “moderna” de Carcassone, por edificios de estilo Art Nouveau y Art Decó.
De los estilos que la Historia del Arte nos ha brindado a lo largo de los siglos siento especial debilidad por los mosaicos bizantinos (el “niño de los mosaicos” de anteriores diarios que el lector habitual recordará) pero va a la par con el Art Nouveau y Art Decó que se desarrollaron principalmente a principios del siglo XX. Siempre que me desplazo a otros lugares hago el intento de averiguar si hay alguna representación artística de los mencionados estilos para intentar visitarla y hoy no podía ser menos. “L’eau va toujours à la rivière” (la cabra tira al monte, se podría traducir), que dicen por estos lares.
Unas pinceladas:
En síntesis, el art nouveau se caracteriza por el uso de motivos orgánicos y florales, de curvas y líneas sinuosas y de materiales procedentes de los progresos de la industrialización, como el hierro, el hormigón o el cristal. El movimiento se agotó paulatinamente a finales de la Primera Guerra Mundial, que puso punto final a los motivos curvos e introdujo los motivos más geométricos del art déco. Por el contrario, el art déco se caracteriza por un estilo decorativo elegante, geométrico y estilizado, que combina formas geométricas sencillas con motivos exóticos y materiales lujosos como el mármol, el cuero, el cromo y el vidrio.
En la web de la oficina de turismo de Carcassonne han creado una ruta por edificios emblemáticos de ambos estilos y, con tiempo, es interesante de ver porque, además, junto a cada edificio han puesto un cartel descriptivo con un código QR que te manda a un vídeo con una pequeña obra teatral que incluye el edificio y su época. De todos los que aparecen me quedo con los siguientes cuatro:
HOTEL TERMINUS (ACTUALMENTE, HOTEL LES JARDINS D’ARCADIE) – 2, Avenue du Maréchal Joffre - Art nouveau - 1912.
El barrio de la estación era uno de los lugares más animados de la ciudad por el comercio ferroviario y los trayectos por el Canal du Midi. Por lo tanto, resultaba ineludible construir un hotel de alto standing con todas las comodidades modernas para recibir a los viajeros. La voluntad de integrar luminosidad al interior de los edificios,con espacios verdes abiertos y espejos, es típico del art nouveau y el vestíbulo de entrada del Hotel Terminus refleja perfectamente esta tendencia.
LA CASA DEL EMBAJADOR - 50, Rue Aimé Ramond - Art nouveau - 1905.
Posee innumerables detalles de este estilo: los motivos y adornos escultóricos y los elementos de forja inspirados en la naturaleza; el retrato idealizado de la mujer con una larga melena ondulada o las líneas curvas que han inspirado el famoso apodo «style nouille» (estilo espagueti) del art nouveau.
www.youtube.com/watch?v=EwK0Rw4qMow
En el vídeo, el vestido de la protagonista es largo, ajustado y todo de encaje, fiel reflejo de las tendencias de la moda de la época. En 1910, las mujeres llevaban corsés muy ceñidos para tener una cintura fin y también estaba bastante generalizado el uso de «rellenos de nalgas» bajo la falda, para dar una forma de «cintura en S», idealizada por entonces. Las mujeres llevaban prendas pesadas y poco cómodas, en completa oposición con la moda de los años 1920-1930.
ANTIGUO AYUNTAMIENTO – 39, Rue Aimé Ramond - Art déco – 1936.
Destaca por su gran torre simétrica de estilo rascacielos americano que domina la ciudad para dar aún más relieve al edificio y la mayor visibilidad posible al reloj. El reloj, que es un elemento decorativo, se reviste, a la vez, de un cariz muy práctico dado el auge del transporte ferroviario. En aquella época, el estilo con líneas altas y rectas es nuevo y confiere un aspecto novedoso a los edificios.
ESCUELA JEAN JAURÈS – 16, Boulevard Jean Jaurès – Art déco – 1924
Destaca por sus mosaicos de colores que retoman el motivo del frutero (en este caso, con naranjas). La fachada está ornada con ventanales y las dos puertas laterales situadas en los extremos de la fachada del edificio presentan motivos florales geométricos de forja.
Como muchos de estos edificios están muy próximos a otros de relevancia dentro de la Bastida de San Luis puede ser una buena oportunidad el pasarse a verlos de camino y complementa la oferta que la ciudad abre al viajero más allá de la propia Cité medieval.
De lo que aconteció el resto de la jornada se dará cumplida cuenta en la próxima y cultural etapa.[/align]
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