Todo el pasaje aguardamos el encendido de motores y el inicio del vuelo cuando el capitán toma la palabra por megafonía y en un tono contrito nos pide disculpas de antemano porque el vuelo no va a salir. Nos explica que en esos momentos, con el retraso, la tripulación ha superado sus horas permitidas de vuelo diario y que ya no tienen permitido realizar el viaje. Añade que lo ha avisado antes de que nos llevaran al avión (hemos tenido que bajar a pista y nos han llevado en un autobús, como comenté en la anterior etapa) pero no le han hecho caso. Por tanto, debemos bajarnos y esperar instrucciones. Los pasajeros no damos crédito y los francófonos no se enteran de lo que pasa. Entre todos les intentamos informar y, demudados, cogemos el bus de vuelta que nos llevará de nuevo a la terminal.
En el mismo los hispanohablantes hacemos piña y la información se empieza a compartir: la ruta Madrid-Toulouse está gafada porque todos los meses hay algún problema, que intentarán reubicarnos en otros vuelos o que lo normal es que anulen los billetes, nos devuelvan el dinero y que cada uno se busque la vida buscando otros vuelos alternativos (hasta varios pasajeros empiezan a hablar de mirar la alternativa de autobús porque tienen que llegar a Toulouse sí o sí). Aquí ya me entran todos los males y el viaje vacacional empieza a peligrar sin siquiera haber empezado. Oyendo a otros compañeros de fatigas no me quejo mucho porque hay quienes van a Toulouse por trabajo y esta incidencia les está haciendo polvo. Andamos todos hartos y con ganas de montarla.
Llegamos a la terminal y nos vamos pitando al mostrador de Iberia para ver qué nos cuentan con el cuchillo entre los dientes. Nos arracimamos en el mismo y las trabajadoras nos piden calma porque están en ver cómo solucionan el desaguisado. Tras un rato de conversaciones telefónicas nos dicen que finalmente el vuelo va a salir, que no nos preocupemos pero que hay que esperar a que llegue la tripulación de relevo. El avión será el mismo por lo que no habrá que mover maletas, la tarjeta de embarque seguirá valiendo y que por el retraso (la "cagada", diría yo) nos "obsequian" con un snack en uno de los puestos de restauración de la terminal. Todos suspiramos aliviados por no quedarnos en tierra y no queda otra que esperar a la hora de salida.
Como he almorzado a las 10:00 para llegar pronto al aeropuerto y son las 18:00 ya va teniendo uno cierta "gusa" por lo que el sándwich de atún en cartón y la botella de agua vienen ni que pintados.
[align=center]SNACK OFRECIDO POR IBERIA POR EL RETRASO DEL VUELO
En el mismo los hispanohablantes hacemos piña y la información se empieza a compartir: la ruta Madrid-Toulouse está gafada porque todos los meses hay algún problema, que intentarán reubicarnos en otros vuelos o que lo normal es que anulen los billetes, nos devuelvan el dinero y que cada uno se busque la vida buscando otros vuelos alternativos (hasta varios pasajeros empiezan a hablar de mirar la alternativa de autobús porque tienen que llegar a Toulouse sí o sí). Aquí ya me entran todos los males y el viaje vacacional empieza a peligrar sin siquiera haber empezado. Oyendo a otros compañeros de fatigas no me quejo mucho porque hay quienes van a Toulouse por trabajo y esta incidencia les está haciendo polvo. Andamos todos hartos y con ganas de montarla.
Llegamos a la terminal y nos vamos pitando al mostrador de Iberia para ver qué nos cuentan con el cuchillo entre los dientes. Nos arracimamos en el mismo y las trabajadoras nos piden calma porque están en ver cómo solucionan el desaguisado. Tras un rato de conversaciones telefónicas nos dicen que finalmente el vuelo va a salir, que no nos preocupemos pero que hay que esperar a que llegue la tripulación de relevo. El avión será el mismo por lo que no habrá que mover maletas, la tarjeta de embarque seguirá valiendo y que por el retraso (la "cagada", diría yo) nos "obsequian" con un snack en uno de los puestos de restauración de la terminal. Todos suspiramos aliviados por no quedarnos en tierra y no queda otra que esperar a la hora de salida.
Como he almorzado a las 10:00 para llegar pronto al aeropuerto y son las 18:00 ya va teniendo uno cierta "gusa" por lo que el sándwich de atún en cartón y la botella de agua vienen ni que pintados.

Tras acabar la pitanza me dirijo a las pantallas y, ¡albricias!, han puesto hora de salida a las 19:00. ¡Parece que hoy llegaremos a Toulouse! Escribo al hotel, no obstante, avisando de lo que está pasando y me responden que no me preocupe, que la recepción está abierta 24 horas y que dejan recado al recepcionista de la noche de que llegaré tarde. Cuánto de tarde, lo iremos viendo pero, más vale tarde que nunca.

Volvemos a subir al avión y mientras esperamos asaltamos a preguntas a la tripulación por lo sucedido. Reconocen que ha habido falta de coordinación y se les dice que debería haber un retén de tripulantes (imaginaria, lo llama alguien) en el propio aeropuerto para cubrir este tipo de incidencias y no tener que "cazar" a algún piloto libre para que vaya de inmediato al aeropuerto.
Por supuesto, el vuelo no sale hasta pasadas las 19:30 pero el piloto nos promete que en 50 minutos estaremos en Toulouse. A ver si es verdad porque no nos fiamos de nada pero a la postre cumple con su palabra. Por fin hemos llegado a tierras occitanas, IA de Google dixit:
En tierras del sur, de sol y de viñedo,
nació un arte, un trovador, un credo.
La lengua occitana, bella y ancestral,
canta historias de amor, de un mundo real.
De los Pirineos a los mares de la costa,
un espíritu libre, que nunca se agosta.
Con versos y con música, la vida se expresa,
en la tierra de Occitania, que el alma confiesa.
Aterrizamos por fin y toca decidir cómo acercarse al hotel. Mi idea primigenia era hacer la ruta bus 31- tranvía 1 y metro hasta Marengo SNCF puesto que no tenía prisa para esa tarde si todo hubiera ido bien y también ahorrarme unos eurillos. A las más de 20:30 de la ya noche cerrada me planteo coger la lanzadera directa para llegar cuanto antes al hotel por lo que, mientras sale la maleta por la cinta transportadora, saco horarios y al final, por frecuencias de paso voy a tardar casi lo mismo elija lo que elija por lo que me decido por la ruta de los trasbordos.

En la actualidad, por motivo de las obras que se están desarrollando desde 2023 en la línea del tranvía que conecta el aeropuerto con el centro de la ciudad, hay varias formas de viajar a través del transporte público entre los dos puntos mencionados. A saber:
- Lanzadera (navette): autobús directo que conecta el aeropuerto con los principales puntos del casco urbano: Compans Caffarelli, Jeanne d'Arc, Jean Jaurès o estación Matabiau. Coste del billete: 9 euros y frecuencia media de 15 minutos, siendo la duración del trayecto entre 20 y 45 minutos, según el tráfico.
- Bus 31 en el aeropuerto hasta la estación Pasteur-Mairie de Blagnac del tranvía de la línea 1 (es la 3ª parada, teniendo antes las paradas de Daurat y Dewoitine. Son 10 minutos). En la parada del tranvía coger el que va dirección Palais de Justice hasta la estación de Arenes (que conecta con la línea A de metro. Son 15 minutos). Desde Arenes la línea A de metro en dirección Balma-Gramont te deja en Capitole, Jean Jaurès o Marengo SNCF, junto a la estación de Matabiau). Coste del billete: 1,80 euros (abarca correspondencias hasta una hora) y frecuencia media de 10 minutos siendo la duración del trayecto hasta Marengo SNCF de unos 45 minutos.
- Bus 30 en el aeropuerto hasta la estación Odyssud-Ritouret del tranvía de la línea 1 (es la siguiente parada. Son 7 minutos). En la parada del tranvía coger el que va dirección Palais de Justice hasta la estación de Arenes (que conecta con la línea A de metro). Desde Arenes la línea A de metro en dirección Balma-Gramont te deja en Capitole, Jean Jaurès o Marengo SNCF, junto a la estación de Matabiau). Coste del billete: 1,80 euros (abarca correspondencias hasta una hora) y frecuencia media de 20 minutos.
Para más información: www.tisseo.fr/es
De lo que sucedió en lo que resta de día se dará cumplida cuenta en la próxima y todavía tensa etapa. [/align]