Segundo capítulo, un día en la “Mother Road”
Nos levantamos temprano y con muchas ganas de abrir otro capítulo en nuestro viaje. A las 8 estábamos saliendo del hotel, programamos Barstow como primer punto de nuestra ruta y nos pusimos en camino…pero casualidades del cruel destino, justo en el enlace que debíamos tomar con la autopista se estaba produciendo un gran incendio…y estaban cortadas muchas calles alrededor…tuvimos retenciones…dimos muchas vueltas…y perdimos muuuuuucho tiempo para empezar a salir de Los Ángeles con más de una hora y media de retraso…justo el día que tenemos más de 800 km por delante. ¡genial!
El paisaje es desolador y a la vez espectacular, se van cruzando pequeñas sierras que abren paso a nuevos valles desérticos, cada uno diferente, hasta que empezamos a ver la enorme base militar de Barstow.
Decidimos parar en el Wallmart a comprar provisiones para el viaje, una nevera de corcho y hielo.

El paisaje es desolador y a la vez espectacular, se van cruzando pequeñas sierras que abren paso a nuevos valles desérticos, cada uno diferente, hasta que empezamos a ver la enorme base militar de Barstow.
Decidimos parar en el Wallmart a comprar provisiones para el viaje, una nevera de corcho y hielo.

Aunque habíamos perdido mucho tiempo saliendo de LA decidimos seguir la ruta prevista mientras pudiésemos y paramos en el renombrado Peggie Sue´s 50´s diner, un sitio de parada obligada no solo por el almuerzo, que fue de los mejores de todo el viaje (increíbles los batidos), sino por el local en sí, con una decoración llena de recuerdos y detalles que te transporta a los 50 y que nos metió de lleno en ese “rollete” tan especial que tiene la ruta 66.




Salimos con el estomago lleno y con fuerzas para afrontar el siguiente tramo de ruta, que nos conduciría hasta Kingman. Teniamos apuntado Oatman como posible parada, pero entre el tiempo que habíamos perdido y que las fotos que habíamos visto tampoco nos llamaron demasiado la atención decidimos descartarlo y poner rumbo a Kingman.
El paisaje desértico que en tantas películas hemos visto nos acompaño durante todo el camino hasta Kingman, y al llegar a la ciudad nos metimos de lleno en la ruta 66.
El paisaje desértico que en tantas películas hemos visto nos acompaño durante todo el camino hasta Kingman, y al llegar a la ciudad nos metimos de lleno en la ruta 66.

Dimos un pequeño paseo por los murales de la ruta y por el parque donde está la enorme locomotora Santa Fé hasta nuestro siguiente destino: Mr. DZ diner. Otro de esos restaurantes de la ruta tan auténticos. La verdad es que después del almuerzo de campeones que nos habíamos tomado en el Peggie Sue no teníamos mucha hambre, pero acabamos pidiendo unas cuantas raciones para picar y unos enormes cafés helados de caramelo y canela...(como les gustan las marranadas…
)


A la salida de Kingman enlazamos con uno de los tramos de autentica Ruta 66 que todavía pueden recorrerse. Este en concreto nos lleva hasta Seligman, nuestro siguiente destino. Aquí las chicas, que no tenían muchas ganas de conducir…decidieron echarnos una mano al volante y se turnaron durante el trayecto hasta Seligman.
Nuestra idea era haber parado en la Gasolinera Hackberry General Store, pero entre que el GPS nos jugó una mala pasada con la ubicación, y que al pasar nos pareció una casa curiosa sin más…nos lo pasamos y nos quedamos sin visitarlo…¡que rabia!
Llegamos a Seligman pasadas la 18h. y el pueblo estaba muerto, no había casi nadie por la calle y muchos negocios estaban cerrados, aunque con lo chulo que es el pueblo no nos importo…estuvimos dando un buen paseo por la calle principal y haciendo fotos a todos los cachivaches (en mi tierra los llamaríamos “zarrios”) que decoraban negocios, jardines y casas. Un sitio difícil de definir…que a mí me encanto.
Nuestra idea era haber parado en la Gasolinera Hackberry General Store, pero entre que el GPS nos jugó una mala pasada con la ubicación, y que al pasar nos pareció una casa curiosa sin más…nos lo pasamos y nos quedamos sin visitarlo…¡que rabia!

Llegamos a Seligman pasadas la 18h. y el pueblo estaba muerto, no había casi nadie por la calle y muchos negocios estaban cerrados, aunque con lo chulo que es el pueblo no nos importo…estuvimos dando un buen paseo por la calle principal y haciendo fotos a todos los cachivaches (en mi tierra los llamaríamos “zarrios”) que decoraban negocios, jardines y casas. Un sitio difícil de definir…que a mí me encanto.




El atardecer nos sorprendió al llegar a Williams, donde definitivamente el paisaje había cambiado por completo. Nos encontramos con un pueblito con mucho “encanto yanqui” rodeado de bosques de pinos.
Nuestro hotel para esta noche es Canyon Country Inn, una casita victoriana super bonita. Nos recibe una señora muy amable que incluso llama para confirmar nuestra reserva con Papillon para sobrevolar el Gran Cañón al día siguiente.
Después de acomodarnos y enfundarnos en toda nuestra ropa de abrigo salimos a dar un paseo por la calle principal, donde están casi todos los restaurantes y tiendas. ¡Vaya frio que hace en Williams! Frio de verdad, con forro polar y cortavientos estábamos helados. Como el clima no jugaba en nuestro favor decidimos acortar el paseo y buscar un restaurante para cenar, al final, cenamos en el más alejado del hotel, el Wild West Junction, unas buenas hamburguesas con nachos en un ambiente muy del Oeste.
Nuestro hotel para esta noche es Canyon Country Inn, una casita victoriana super bonita. Nos recibe una señora muy amable que incluso llama para confirmar nuestra reserva con Papillon para sobrevolar el Gran Cañón al día siguiente.
Después de acomodarnos y enfundarnos en toda nuestra ropa de abrigo salimos a dar un paseo por la calle principal, donde están casi todos los restaurantes y tiendas. ¡Vaya frio que hace en Williams! Frio de verdad, con forro polar y cortavientos estábamos helados. Como el clima no jugaba en nuestro favor decidimos acortar el paseo y buscar un restaurante para cenar, al final, cenamos en el más alejado del hotel, el Wild West Junction, unas buenas hamburguesas con nachos en un ambiente muy del Oeste.


La habitación tenía estufa eléctrica así que tuvimos la precaución de dejarla conectada…porque la noche fue fresquita fresquita.
Nos levantamos con cielo despejado pero el mismo frio que ayer y además un viento importante. Desayunamos muy bien en el hotel, cogimos el desayuno en la recepción y nos lo llevamos a la habitación, ya que el día no estaba para desayunar en las mesitas de la terraza.
Aprovechamos que la reserva del helicóptero no la teníamos hasta las 11:15 para dar otro paseo por Williams y echar unas fotos en algunos rincones curiosos, con esa mezcla del Oeste y la Ruta 66…
Nos levantamos con cielo despejado pero el mismo frio que ayer y además un viento importante. Desayunamos muy bien en el hotel, cogimos el desayuno en la recepción y nos lo llevamos a la habitación, ya que el día no estaba para desayunar en las mesitas de la terraza.
Aprovechamos que la reserva del helicóptero no la teníamos hasta las 11:15 para dar otro paseo por Williams y echar unas fotos en algunos rincones curiosos, con esa mezcla del Oeste y la Ruta 66…


Teníamos unos 45 minutos de camino hasta el helipuerto del Gran Cañón en Tusayan así que nos pusimos en camino rodeados todo el tiempo de un bonito bosque de pinos…
En el próximo capítulo… ¡El Gran Cañón!
En el próximo capítulo… ¡El Gran Cañón!



