Hoy, cuando llegamos a Venecia, nos dirigimos hacia la derecha. Nuestro objetivo es la iglesia de San Rocco y la Scuola Grande di San Rocco, que en su origen era una fraternidad dedicada a prestar asistencia a los enfermos. En 1489 recibe el prestigioso título de Scuola Grande y decidieron que necesitaban una sede a la altura de este título. Y a fe que lo consiguieron, porque, si la fachada es soberbia, su gran atractivo reside en la excelente decoración de las paredes y los techos realizados por Tintoretto.

Nada más entrar se llega a la Sala Terrena. Es una sala rectangular, compuesta por una nave central y dos laterales, divididas por columnas. Esta sala, en ocasiones era utilizada para realizar servicios litúrgicos, tal como muestra el altar con la estatua de San Roque, el patrón de los enfermos de peste. Aquí están los últimos trabajos realizados por Tintoretto para la Scuola di San Rocco, 8 pinturas que representan episodios de la vida de la virgen María y de la infancia de Jesús.


En el segundo piso se encuentra la Sala Capitulare, donde se reunía el Gran Capitulo, es decir, el pleno. Aquí las obras aluden a la naturaleza de hospital de caridad que tenía la Scuola Grande di San Rocco. Es el caso de los lienzos del techo, cuyos títulos son Moisés hace brotar agua de la roca, El milagro de la serpiente de bronce y El maná. También aparecen algunas escenas del Nuevo testamento, como por ejemplo La tentación de Cristo.



La llamada Sala dell'Albergo fue la primera en finalizarse, ya que aquí es donde se reunía los directivos de la Scuola. La estancia está presidida por la Glorificación de san Roque. En una de las paredes se encuentra la excepcional Crucifixión: La figura de Cristo preside la escena mientras que el resto de las figuras se sitúan de manera radial, destacando el grupo de las Marías bajo la cruz.

Impresionados, emprendemos camino hacia la Gallerie dell'Accademia, con pintura veneciana desde el siglo XIV hasta el siglo XVIII, con obras de Bellini, Veronese, Tintoretto...


Desde el Puente de la Academia, que atraviesa el Gran Canal, se tienen una de las vistas más bonitas de la ciudad.

Un paseo hasta la Piazza di San Marco y a comer, que esta tarde nos vamos a Padova.
Pues nos vamos a Padua o Padova, a solo 35 minutos de Venecia. La ciudad se recuerda sobre todo por su pasado universitario, ya que aquí enseñó Galileo Galilei. La universidad fue fundada en 1222 y fue la segunda más antigua de Italia, extendiendo su fama por toda Europa.
A las 17:30 tenemos la reserva para la visita de la Capilla de los Scrovegni, pero antes hay que pasar por las taquillas del Museo para canjear la reserva por la entrada. Para visitarla es imprescindible hacer reserva previa a través de su página web Capilla de los Scrovegni. Después a pasear por la ciudad.
Llegamos a la piazza delle Erbe, donde se encuentra el Palazzo della Ragione o Salone, antigua sede del gobierno y de los tribunales de la ciudad. Por desgracia no podemos disfrutar de su interior como hubiésemos querido, porque se está celebrando un congreso de odontólogos. Es una sala de grandes dimensiones con un techo que es una inmensa bóveda de carpintería. Se conserva un gigantesco caballo de madera del siglo XV, copia del monumento renacentista de Gattamelata de bronce de Donatello.
Al otro lado del Palazzo está la Piazza della Frutta.
Un poco más adelante se llega a la Piazza dei Signori que está dominada por la Torre dell'Orologio, con su gran reloj astronómico, en donde se muestran los meses, días, horas y minutos, así como de la posición del sol, del zodiaco y de la fase lunar...


A la izquierda está la Loggia del Consiglio o della Gran Guardia. Es un edificio renacentista que fue edificado como sede del Consejo.

Aquí también está la Iglesia de San Clemente y en el centro de la plaza está la Colonna marciana, coronada con un león alado, que recuerda la dominación veneciana.


Aquí también está la heladería Grom y, claro, no podemos resistirnos.
Desde aquí a la Piazza del Duomo, donde se encuentra el baptisterio del siglo XII, lleno de escenas con santos y santas que intercambian miradas.


Y ahora a visitar la Capilla de los Scrovegni. Para preservar el micro-clima en el interior de la capilla, las puertas de vidrio se abren sólo una vez por cada entrada reservada. En la sala de aclimatación se permanece unos 10 minutos, mientras se proyecta un documental sobre la historia de la capilla.
El interior posee dos cuerpos. El principal es donde se encuentran los frescos de Giotto. El segundo cuerpo es una capilla cubierta por bóveda de crucería, donde reposa el sepulcro de Enrico Scrovegni tras el altar.
El muro occidental a los pies de la capilla tiene el Juicio Final, el muro oriental que coincide con el altar está decorado por las escenas de la Anunciación y coronado por la imagen de Dios Padre. Los muros laterales desarrollan la historia de San Joaquín, la Vida de la Virgen, la Vida de Cristo e imágenes de las Virtudes y los Vicios.



Esta capilla es impresionante. No me extraña que la denominen la capilla Sixtina del Trecento.
Y ya sin los agobios del reloj, vamos a visitar la Basílica de San Antonio, la iglesia más importante de la ciudad de Padua y se empezó a construir inmediatamente después de la muerte del Santo. El edificio es conocido también por su complejidad arquitectónica. En la capilla del santo todo es riqueza, y muestra que San Antonio de Padua levanta gran devoción, porque tanta plata junta solo puede salir de donaciones.

Justo delante de la Basílica se encuentra el Monumento a Gattamelata, obra de Donatello. Es una de las estatuas más importantes del Renacimiento, porque es la primera estatua ecuestre de estas dimensiones que se realiza desde la antigüedad. Está hecha en honor a Erasmo de Narni, también conocido como Gattamelata. Fue uno de los condottieris o mercenarios más famosos del Renacimiento.

Desde aquí llegamos a Prato della Valle, la plaza más grande de Italia. La plaza tiene forma de elipse. En el centro se encuentra una fuente rodeada por prados y numerosas estatuas que representan a personajes célebres de la historia.
