El quinto día de nuestro viaje por Tailandia nos deparaba una de las excursiones más interesantes de todo el viaje. Nos disponíamos a viajar al Triángulo de Oro, la zona más al norte de Tailandia donde hacen frontera tres países: Tailandia, Laos y Myanmar. Sólo separados por los ríos Ruak y Mekong, el Triángulo de Oro es uno de los puntos turísticos más visitados de Tailandia.
Sin embargo, el triángulo de oro era nuestra última parada del día. Pronto por la mañana quedamos con nuestro conductor Mr. Woon para que fuera él quien nos llevase ese día a todo lo que queríamos ver. Es más, él incluso nos aconsejó sobre el itinerario porque en toda esa zona las carreteras pueden ser bastante malas y, por tanto, los sitios inaccesibles.
La primera para fue para visitar la tribu Akha y posteriormente la tribu Lahu. Ambas tribus se creen que son procedentes de Myanmar, aunque las Akha de la zona del Tibet y la tribu Lahu de la zona Yunnan. Como las anteriores tribus que habíamos visitado, estos poblados viven del turismos. Saben que los turistas les visitan y están preparados para ello. Por ejemplo, en el poblado Akha pudimos ver cómo vestían a una niña con el traje típico para cuando vinieran los turistas. Otra anciana vestida de la misma forma y con una pipa igual de grande que ella nos dijo de hacernos una foto con ella (a cambio de dinero claro). En el poblado Lahu pasó lo mismo: una pequeña anciana se hizo una foto con nosotros y no hacía más que pedir dinero y más dinero. Aparte de esto, un mercadillo nos esperaba lleno de recuerdos por si alguien compraba.
Este fue nuestro último contacto con las tribus de las montañas de Tailandia. Como dije en su momento, creo que las tribus de Tailandia están perdiendo su identidad. Ahora saben que con el turismo viven mejor y se adaptan a nosotros, mientras que nosotros queremos que sean más auténticos. Es una pena pero el turismo lo cambia todo.
Aún nos quedaba mucha tela que cortar aquel día y lo siguiente que visitamos fue el parque Dio Tung. En dicha villa se encuentra una casa que sirvió como refugio de invierno a Somdej Phra Srinagarindra Boromarajajonani, más conocida como La Princesa Madre. Madre de dos reyes, es una figura alabada en Tailandia. Además de su posición en la corona (algo sagrado en Tailandia), también la gente la respeta por su lucha contra la plantación de Opio en Tailandia y el estado de penuria en el norte del país.
En este museo dedicado a su persona se puede revivir la vida de esta mujer y parte de las obras que llevó a cabo en esta zona para mejorar la vida de los aldeanos y la visión que se tenía de Tailandia. Además, los jardines de la villa, absolutamente impresionantes completan una visita interesante.
La siguiente parada del día fue la ciudad antigua de Chiang Sen, que data del año 500 o 600 aproximadamente. Una ciudad que destaca por el templo Wat Chedi Luang y por el impresionante chedi de piedra. Creo que merece la pena hacer una parada pequeña para disfrutar de unos de los lugares más antiguos de Tailandia.
Ya llegaba el final del día, cosa no muy recomendable en esta zona. Hay que recordar que la única zona con peligro de malaria de Tailandia es el norte y más en concreto el Triángulo de Oro. Otra cosa a destacar es que los mosquitos que transmiten la malaria salen al amanecer y al atardecer, por lo tanto es bueno no visitar cosas a esas horas y sobre todo llevar manga larga y echarse antimosquitos.
Justo antes de ver el Triángulo de Oro fuimos a visitar el Museo de Opio. Esta zona de Tailandia era el principal productor de Opio del mundo durante muchísimos años. Ahora, las autoridades del país persiguen que todo eso se quede atrás y parte de esta labor de concienciación se lleva a cabo en lugares como este museo. El museo, que la entrada cuesta 200 BTH, está más enfocado a los tailandeses que a los turistas. Yo me esperaba más información sobre el cultivo y producción del opio y la heroína, pero todo el museo se centra en los resultados adversos del consumo de Opio, de las guerras por el opio y de sus consecuencias.
Finalmente, nuestra última parada fue el famoso Triángulo de Oro. Tras toda la excursión algunos podrían decir que este punto les decepciona ya que realmente no hay nada más que un pequeño buda y un mirador donde observar la unión de estos dos ríos. Sin embargo a mí me gustó mucho. Ver esos dos grandes ríos, el paisaje de alrededor y observar al otro lado Laos fue muy bonito. Nosotros no lo hicimos, pero hay barcos que te llevan a Laos para que pises otro país y des una vuelta por un mercadillo. Probablemente, si vais con tiempo, puede ser una experiencia recomendable.
No puedo dejar de mencionar otra vez que el día acabó de manera inmejorable en el Cat Bar, un bar del que nos costó despedirnos. Como veis, el quinto día fue uno de los más completos, uno de los más apretados y de los que más me acuerdo a día de hoy.
// Lo más importante
- Nuestro conductor nos llevó perfectamente a todos los lugares, sin necesidad de guía
- Las tribus viven del turismo y cada vez son menos auténticas
- La zona del Triángulo de Oro tiene riesgo de Malaria. Consejo: manga larga y antimosquitos
- El museo del Opio está más enfocado a los tailandeses que a los turistas
- Las vistas del Triangulo de Oro me impresionaron