Trondheim ✏️ Diarios de Viajes de Baltico y Fiordos

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¡Cómo pasa el tiempo! Ya hemos llegado a la última escala del crucero. Como ya expliqué en Copenhague, la primera y la última escala son las más complicadas de visitar. Hay que estar muy pendiente de cuánto tiempo disponemos antes de que nos toque salir para el aeropuerto y en muchas ocasiones no nos queda otra que tirar de excursión programada para poder ver algo.
En este caso yo tuve suerte, llegamos a puerto a las 8 y nuestro autobús no salía hasta la 4 de la tarde. Así que había tiempo más que de sobra para patear la ciudad y comer en el barco. En un Roma, un parís o un Londres te quedarías con las ganas de ver más, pero las ciudades Noruegas son pequeñas y en una escala da tiempo suficiente para disfrutar de su ambiente.
Junto con Copenhague, Trondheim es la ciudad más cosmopolita y bulliciosa del crucero. Está muy bien organizada.

Nada más salir del barco nos esperaba una representante de la oficina de turismo que nos dio unos prácticos mapas. En ellos estaban marcadas varias rutas para hacer diversos recorridos por la ciudad visitando los lugares más típicos e importantes, así como el tiempo aproximado que se tarda en hacer cada ruta.
Al principio pensé que esto sería sólo una ruta de papel, pero para mi sorpresa pronto vimos que las rutas estaban pintadas por todo el suelo de la ciudad. Sólo tenías que acercarte al punto donde se iniciaba la ruta y desde allí seguidla.
Así que como Emilio Aragón en “Ni en vivo ni en directo” nos pasamos toda la mañana siguiendo la línea amarilla, bueno en realidad era la azul que correspondía a la ruta más larga.
Por si alguno no se encuentra con la simpática representante de la oficina de turismo decirle que para iniciar la ruta azul hay que salir del puerto, ir hacia la derecha pasando por debajo de un túnel y buscar un puente metálico con un montón de macetas de flores colgadas de ambos extremos. Al cruzar el puente se inicia la ruta azul. La veréis en el suelo.

Esta ruta es muy completa te lleva por el barrio antiguo. Preciosas casitas de madera con jardines románticos y perfectos. Atraviesas el canal y el parque, llegas al centro (con mucha vida y todo tipo de tiendas) y después hasta la catedral de Nidaros, el fuerte y vuelta al puerto por una zona más comercial.
Si tenéis poco tiempo y sólo podéis ver la catedral podéis tomar una ruta más directa, ya que en realidad esta se encuentra a unos 10-15 minutos andando del puerto. Hay un autobús de pago que también te lleva hasta la catedral, pero la verdad es que no merece mucho la pena. Hubo gente que pagó por la excursión y el transporte de Pullmantur y luego al ver lo cerquita que estaba todo se sintió estafada. Supongo que es posible que influyera que la guía no era muy buena. Porque a estas alturas del crucero creo que ya todo el mundo tenía una idea de que las ciudades noruegas no destacan precisamente por su extensión.

La catedral también es de pago y bastante cara. Yo compré la entrada completa que daba derecho a ver la catedral, el museo y la zona con las joyas de la corona. ¿Recomiendo hacer este gasto? En absoluto.
El interior de la catedral es bastante soso. En realidad, todas las iglesias noruegas son bastante austeras. No esperéis encontrar el lujo, los adornos, las estatuas y el oropel típico de las catedrales españolas, italianas o francesas.
La gran mayoría de estas iglesias son lugares muy sencillos, casi sin cuadros ni imágenes, más orientadas al servicio comunitario. Es frecuente encontrarse coros de niños o de adultos ensayando mientras las maestras sirven café y bocadillos. Porque a los noruegos les encanta la música y aquí hacen reuniones, pero esto de poco interés para el visitante que se siente un fisgón molesto
Hay que tener en cuenta que noruega tiene un clima árido, una orografía mala y mucha afición a utilizar madera para construir todo tipo de edificios. La catedral de Nidaros puede resultar impresionante para alguien acostumbrado a este tipo de panoramas, pero para el visitante español a la que haya recorrido un poco su país la encontrará curiosa y poco más.
Tiene como puntos de interés la elaborada fachada exterior y las vidrieras de escenas marinas, nada más.
Dentro por no haber no hay ni bancos, unas sillas mal puestas. Tres órganos eso sí, pero vamos que a no ser que te apasionen las vidrieras y quieras observarlas con mayor detenimiento desde dentro mejor te ahorras la entrada y la contemplas desde fuera.
Hay unas catacumbas con algunos restos de lapidas vikingas, que está curioso pero se ve en 5 minutos. Y luego pagando un extra te permiten subir al mirador. Pero qué queréis que os diga, el fuerte es gratis y tiene mejores vistas aéreas de la ciudad.
En cuanto a las joyas de la corona. Pues básicamente se ven tres coronas y alguna joya más, bastante austeras, ya que en vez de esmeraldas y diamantes están compuestas en su mayoría por piedras semipreciosas como aguamarinas y citrinos.
Realmente creo que lo más bonito de Trondheim es pasear por sus calles sin prisas, meterte en alguna tienda, ver la vida de cada día, disfrutar de sus casitas y jardines.
Vamos hacerla a tu ritmo si el tiempo acompaña.

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