Desplazamiento:
Micenas – Epidavro: no tengo muy claro por donde fuimos.. pero llegamos – 1h 15min
La carretera no era muy buena, de asfalto destrozado y con bastante montaña como es normal en el Peloponeso. Bonitos paisajes imposibles de disfrutar mientras conduces girando 180º a la izda y 270 a la derecha.
En Epidavro el mayor atractivo del lugar es sin duda su teatro, pero tiene detrás una historia no menos interesante. El lugar, levantado en honor a Asclepios, llegó a ser el centro terapéutico más grande de la antigüedad y se desarrolló una verdadera escuela de medicina donde practicaban los asclepíadas o sucesores de Asclepios. El más famoso de estos médicos fue Hipócrates de quien se decía ser descendiente directo del dios.
El dios Asclepios realmente era un semidios hijo de Apolo y una princesa de la zona de Tesalia, a la que más tarde mató por unos celos de nada. Criado por un centauro y Atenea recibió por parte del primero los conocimientos de las plantas medicinales y de la diosa del conocimiento unas cuantas gotitas de la sangre de la Medusa con las que resucitaba personas. Todo le fue mas o menos bien hasta que resucitó a quien no debía y Zeus, para que no se cabreara su hermano mayor Hades, le partió con un rayo…
El teatro, ya famoso en la antigüedad por sus bellas proporciones y perfecta acústica ,es el mejor conservado de Grecia y aún sigue en uso. Fue diseñado por Policleto el joven. Comprobamos su acústica desde todos los puntos (lo menos subí y bajé 4 veces por él) y es cierto lo que se dice: Los susurros en el escenario se oyen desde la parte más alta. Esta vez la visita no la hicimos solos pero no estuvimos muchos, teniendo la suerte de los que estábamos compartíamos el castellano en distintos “dialectos”: el maño, argentino y mexicano, wey.
Podréis observar que hay en algunas zonas como la primera fila que se conserva incluso el respaldo de las gradas.
La zona arqueológica cercana esta en un estado de conservación muy malo. Vamos que escasamente mantiene dos columnas en pie. De entre ellas a destacar el Abatón y el Tholos, también concebido por Policleto.
Del templo de Asclepios es la única columnita que se mantiene en pie, casi en medio del recinto, que os servirá para ubicarlo en el mapa así como al resto de las ruinas.
La ciudad siempre fue aliada de Esparta, formando parte de la liga del Peloponeso que se creó en oposición a la de Delos liderada por Atenas, a pesar de estar relativamente cerca de esta ciudad en barco. También contaba con un estadio donde se realizaban las asclepeias, juegos en honor al Dios del lugar. En esta ocasión no hubo tiempo de participar en ellos como en Olimpia, ni siquiera de tener ninguna aventura mitológica en el lugar - aunque el contexto se prestase a ello- pues el tiempo corría en nuestra cuenta.
El museo del lugar era aún mas pequeñito que el de Micenas y se muestran las estelas con los nombres de los peregrinos y pacientes curados por Asclepios y su “equipo médico” en donde se escribían los males que habían superado y lo donativos de agradecimiento al lugar.
También alguna que otra escultura. Quizás lo más destacable sean los objetos médicos que se encuentran dentro de una vitrina, rescatados en las excavaciones del lugar y que me recordaron mucho a los que vimos en el templo de komombo.
Terminada la visita el dilema de casi todos los días ¿comemos ya? ¿vamos de camino y comemos donde veamos? como casi todos los días, la segunda opción. Siendo las 2 de la tarde se esfumaba también la visita a Nauplia, pues queríamos entregar el coche antes de que se hiciera de noche. Acrocorinto como plan B tampoco podía ser porque cerraba a las 3. Pues poco nos quedaba ya por ver.. el canal de Corinto y porque quedaba de camino a Atenas. Ya comenté al principio del diario que dejamos para el último día del planning con el coche estas visitas porque no sabíamos a lo que nos daría tiempo y una vez hecho el recorrido comprobamos que no había dado tiempo para casi nada
Reconfiguramos el GPS hasta Loutraki. La salida de la autovía que lleva su nombre es la que deja a pies del istmo. En poco menos de una hora, de improvisto apareció por la derecha el canal de Corinto.
Aparcamos junto a él y el local de gyros de al lado encargamos los platos del día. Nada buenos por cierto, no comáis allí. Mientras nos lo preparaban visitamos el lugar. Al ir a entrar en la pasarela y ver la altura me dio un poco de yuyu. La verdad que no me lo imaginaba tan profundo y tan ancho. No tuvimos la suerte de ver ningún gran barco remolcado como suele salir en las fotos de postal.
Una vez comidos sólo quedaba el tramo hasta el aeropuerto para devolver el coche que no planteó ningún problema porque se hace por autopista, pasando por varios puentes que atraviesan montañas de varios kilómetros, obras impresionantes. Anocheciendo ya como teníamos previsto entregamos el coche, echando gasolina en la gasolinera mas cercana al aeropuerto que esta situada en el complejo comercial que se accede por la rotonda de antes, marca el Ikea. Guardamos el ticket como justificante y hasta hicimos un video de cuando lo devolvíamos..nos volvió a entrar la misma paranoia que el día que lo devolvimos. Una vez en el mostrador nos dijeron que todo Ok y le pedí un justificante de la entrega. Solo me puso un sello y también tuve que pedirle que me devolviera el cheque en blanco que le firme el primer día como me dijeron. Ya estaba preparando el video del primer día..Si es por él ahí se lo quedan “de recuerdo”. Al final salió bien la apuesta por Hertz, no nos cargaron ningún extra y no tuvimos ningún problema, gracias sin duda a los Dioses que velaron por nosotros en todo momento, en especial Hermes y Zeus. Lo primero que hicimos tras dejar el coche fue una ofrenda de capuchinos para los dos.
Esta vez nos desplazamos del aeropuerto al centro en Bus. Existen dos líneas y la X95 es la que deja en el parlamento, en plaza Sintagma. Fueron 5 euros y unos 50minutos. Aquí fue donde nos dio el bajón acumulado de todos estos días y nos dio justo para llegar al Hostal.