Poco a poco se va acabando nuestro viaje, pero aún quedan cosas preciosas por ver y conocer.
Hoy salimos de Kyoto dirección Nara. En poco más de una hora estamos en Nara vía JR Nara Line Local. El JRP es un gran invento, de eso no hay duda. Sobre todo si vas a hacer largos trayectos, si vas a conocer diferentes ciudades...
Llegamos a Nara bastante ilusionados. Es una ciudad que siempre he querido conocer, y sobre todo dar de comer a los ciervos! Es broma, eso es un añadido... o no!
Lo mejor de todo nos pasó nada más llegar. Nos alojamos en el Ryokan Matsumae... que encanto de sitio y personas! De verdad, si tenéis la oportunidad de ir a Nara no dudéis en alojaros aquí. Es un Ryokan (hotel-hostal de estilo japonés) muy adecentado y cuidado, donde la pareja que lo regenta es de lo más educada, amable y servicial.

www.tripadvisor.es/ ...Kinki.html
Nada más llegar nos informaron que el día era idóneo, ya que se celebraban varias festividades en la ciudad esa misma noche. Más tarde os las explico...
Así que, siguiendo un poco los consejos ofrecidos, el día será completo:

Para empezar el día fuimos al Parque de Nara, donde pudimos ver a los primeros ciervos en semi-libertad. La verdad es que no son agresivos, pero a la que compras unas galletas (150 yenes) y te ven, se lanzan a por ti. No hacen daño, pero hay que ir con cuidado con la cornamenta.

Justo en este tramo del parque se encuentra el Templo Kofukuji, con la Pagoda de 5 pisos y el Tesoro Nacional. Lo más interesante de esto es el Tesoro Nacional (venden una entrada combinada), ya que encuentras desde figuras talladas en bronce, madera, armaduras, armas, escritos... y una figura enorme de un buda.

Una vez acabado el recinto, seguimos subiendo el parque, evitando ciervos y sus respectivas cacas.
Al final llegamos al imponente y majestuoso Templo Todai-ji. Enorme! No tiene otra palabra... todo es gigante en este templo. Todo es precioso. El inmenso templo se rodea de unos pequeños jardines, pero lo interesante está dentro. Una de las mayores figuras de buda sentado de todo Japón. No en vano, es uno de los ocho monumentos históricos de Nara. A parte del gran buda, se observan otras deidades y monumentos. Aquí volveríamos por la noche...


Aún asombrados, dejamos atrás el Templo Todai-ji y seguimos subiendo el Parque de Nara.
Llegamos a un pequeño recinto llamado Nigatsudo-Hall, en una de las partes más altas de la ciudad. Desde aquí se tiene unas bonitas vistas de Nara.


Se acercaba la hora de comer, así que desandamos lo andado, bajamos el parque entero y comimos en un restaurante cerca del Parque, en la calle Sanjo Dori, cerca de la zona comercial.

Nos dio tiempo a descansar un poco y emprender la visita de nuevo.
Por la tarde fuimos, andando, hasta el Santuario Kasuga. Es un Santuario en medio de la montaña, que se llega a través del Bosque del Ciervo (aunque hay bastantes menos que en el parque), y es famoso por las linternas de bronce que hay dentro.


En un principio nos íbamos a quedar aquí a celebrar el festival de linternas Kasuga Taisha Shrine “Man-toro”, pero con un cambio de última hora nos dirigimos, de nuevo, al Templo Todai-ji a celebrar el festival de linternas Todaiji “Manto Kuyo-ye”.
Si ya de por sí, el templo nos había ensimismado de día, al atardecer y con miles de lámparas encendidas era espectacular.

En este festival, las linternas están dedicadas al Gran Buda del interior y a los espíritus ancestros, que se cree que vendrán a nuestro mundo en el día que ellos llaman 'obon'. Se da la peculiaridad que la cara del Gran Buda estará iluminada a través de una pequeña ventana para que la gente de fuera pueda verla.
Pero las festividades no acababan aquí. Una vez visto el Templo Todai-ji en todo su esplendor, nos dirigimos al estanque Ukimido Gazebo, por recomendación de nuestra querida anfitriona del Ryokan Matsumae. Desde allí pudimos celebrar el Daimonji-Okuribi (Great Bonfire Festival). A la 21.00 de la noche, en el Monte Takamado, empieza a aparecer, en fuego el kanji 'Dai', que significa 'gran'. El evento nos ayuda a purificar la mente y a consolar a los espíritus de los muertos.


Una vez disfrutado el evento, nos dirigimos a un restaurante en la calle Yasuragi-no-michi, llena de tiendas y restaurantes, cenamos y nos volvimos al Ryokan.