Nos levantamos y ya teníamos el desayuno preparado en la mesa. Más de lo mismo, cantidades industriales, pero todo buenísimo.
A las 8:30 h salimos fuera y ya estaba Adrián esperándonos. Un cubano de 2 metros de altura con ojos azules, el cual le tiró los trastos a mi mujer más de una vez e incluso preguntando si tenía alguna hermana rubia como ella. Todo esto a mis espaldas durante la ruta claro, jajajaja!!!!
Fuimos con él caminando adentrándonos ya en el bosque hasta encontrar 3 caballos listos para partir. Paloma era el nombre del caballo de mi mujer, y el mío se llamaba Chocolate.
Nos subimos y comenzamos nuestro día de excursión. El ritmo era suave ya que nos teníamos que acostumbrar a ellos y ellos a nosotros, jajaja!!!
Nuestras caras eran de fascinación a medida que avanzábamos y sin bajar del caballo íbamos haciendo fotos, pocas porque no me fiaba mucho ya que el verano anterior me caí de un burro en Grecia por hacerle fotos a mi mujer, jajaja!!! Torpe que es uno con los animales.

Tras una hora y cuarto de paseo, llegamos a una plantación de tabaco donde nos recibieron con un Cocoloco y un puro untada la punta con ron y miel. Allí estuvimos 1 hora, ya que el calor empezaba a apretar, no teníamos ninguna prisa, y el puro estaba buenísimo, y el cocoloco claro!!!

Coincidimos al llegar con una pareja cordobesa que estaba haciendo la ruta a pie. Al marcharse ellos, llegaron 3 argentinos a caballo con los que compartiríamos el resto de la jornada a caballo.
Si mi mujer en La Habana pensó que se quedó corta con los puros, ahí compramos unos cuantos más, pero claro, éstos eran artesanales sin etiquetaje. 14 puros por 20 cuc.
Volvimos de nuevo a los caballos y nos dirigimos a una cueva en la que por 3 cuc por persona un guía nos acompañaba con el farolillo hasta el final de la cueva donde se encontraba una piscina de agua natural para que nos pudiéramos bañar. Se bañaron todos menos yo, jejeje!!! Alguien tenía que hacer fotos no?

Tras el baño, el guía apareció de nuevo y nos llevó de vuelta al exterior.
Tras una pequeña charla volvimos a los caballos y de vuelta a Viñales por el mismo camino por el que habíamos venido, pero esta vez ya no íbamos de paseo. Ya con la confianza, el guía iba azotando a nuestros caballos para que le metieran caña para diversión de unos y horror de otros. Digo horror, porque los estribos no los tenía a una altura adecuada y mis rodillas iban sufriendo a cada galopada. Bueno más que galopar, trotábamos. Pero aún así, sufría. Y más que la rodilla, por mis partes nobles que iban rebotando en la silla del caballo. 20 minutos más y sale una tortilla francesa. Que dolor, jajajaja!!!
Llegamos a la entrada de Viñales tras 5 horas de paseo a caballo. Para los que no estamos acostumbrados a montar, al día siguiente lo notaríamos. Pagamos a nuestro guía lo acordado dándole algo de propina por su amabilidad. Si no recuerdo mal, le día 65 cuc por los dos con propina incluida.
Tras una merecida ducha, ya que teníamos las piernas llenas de barro rojo y el calor invitaba a ello, nos pusimos a comer el pollo que nos habían preparado, a parte de sopa, arroz, y más cosas. Y de postre siempre fruta.
Una siestecilla, y continuamos conociendo la zona. Esta vez Jorge hijo, nos hizo de guía. Fuimos a por el coche y primero fuimos a ver el Mural de la Prehistoria, pero desde fuera y luego nos llevó a la Cueva del Indio (5 cuc por persona). Sinceramente, para los que vivimos en una zona donde hay cuevas (El Soplao) increíbles, y visitadas otras tantas por España, esa cueva nos supo a poco por no decir muy poco. Caminas unos metros hasta llegar a un embarcadero donde te recoge una lancha y te lleva hasta el final de la cueva, muy alta eso si, y media vuelta hasta la salida exterior donde se encuentra una tienda de souvenirs que pasamos de largo.


Tras la visita a la cueva, Jorge nos llevó al mirador del Hotel los Jazmines. Hicimos unas cuantas fotos, pero como ya comenzaba a desaparecer el sol, éstas no salieron muy bien.
Y de ahí nos llevó al Hotel La Ermita, que por cierto, era donde trabajaba su padre como jefe de mantenimiento. Estuvimos en el jardín tomándonos un mojito (3 mojitos= 6 cuc) y fumando un puro con la paz de ver Viñales desde arriba.
Aparcamos el coche donde correspondía ya que la Casa de Nilda no dispone de aparcamiento. Tema aparcamiento, no lo había comentado. Se debe aparcar en zona segura ya que los coches de alquiler son jugosos para las personas enamoradas de lo ajeno. Zona segura me refiero donde haya vigilante. Por 2 cuc la noche hay una persona vigilándolo.

De camino a casa, ofrecimos unos cuc’s a Jorge, pero éste no los aceptó. Nos decía que el hecho de habernos acompañado era porque el quería y no deseaba nada a cambio. Nos supo mal, le dijimos que lo cogiera para pagarse el transporte hasta la universidad pero no lo aceptó. Luego por la noche, a él y a su hermano Javier les regalamos un par de camisetas chulas que tenía para ellos.
Al llegar a casa, solicitamos a Jorge padre uno de sus mojitos para continuar refrescándonos. Cenamos y liquidé las cuentas por todo, alojamiento, desayunos, comidas cenas, mojitos…
Pagamos 123 cuc por:
- 2 noches de alojamiento
- 4 desayunos
- 2 cenas
- 1 comida
- 6 mojitos
- bebidas
Luego nos fuimos con Jorge hijo a la casa de la música de Viñales (Polo Montañés) a escuchar música en directo (1 cuc por persona), la cual nos gustó mucho. Como bailaban!!! Y nos tomamos una cerveza mientras disfrutábamos (3 cervezas = 4,75 cuc). Para ir al baño te cobran. Tras el día tan largo que habíamos disfrutado, volvimos a casa puesto que al día siguiente emprendíamos la marcha dirección Trinidad parando en Cienfuegos.