Recién llegados de Madeira: Experiencias ✈️ Foro Portugal ✈️ p63 ✈️

Ya de vuelta de Madeira. Voy a hacer un resumen por si le puede servir de orientación a algún viajero. Por cierto, pbdemelo (bienvenido al foro), hemos visitado muchos sitios en común casi en las mismas fechas, igual hasta nos cruzamos por alguno de aquellos caminos.

Día 1. Vuelo Madrid-Lisboa-Funchal con TAP. Sin problemas, salvo un pequeño retraso en Lisboa y un aterrizaje abortado en Madeira por culpa del viento (jeje, menudo aeropuerto). Llegada sobre las dos de la tarde. No estaba el autobús y no nos apetecía esperar, así que tomamos un taxi hasta el hotel Pestana Promenade (a 2,5 Km. De Funchal, en Estrada Monumental/Lido). Estupendo hotel, nuevo y muy bonito. Daré una opinión más detallada en el hilo correspondiente.
Comida por la zona de hoteles y caminata por el paseo marítimo hacia la Playa Formosa (no hay paseo marítimo hasta Funchal). Hacía calor y había mucha gente bañándose en los lugares acondicionados junto al acantilado.
A media tarde se nubló y fuimos andando hasta el centro de Funchal (1 hora, aproximadamente, por una calle con tiendas, bares, restaurantes, etc). Funchal muy agradable. Por la tarde, hay mucha menos gente y se pasea con tranquilidad. De noche el único ambiente está en la zona del puerto y aledaños, sobre todo en la Calle de Santa María (donde están las famosas puertas pintadas). Está lleno de restaurantes, en cualquiera se come bien y no muy caro.

Día 2. Nos llevaron al hotel el coche (un Opel Corsa de gasolina) que habíamos alquilado en funchalcarhire. Ningún problema. Nos costó 165 euros por cinco días, con seguro a todo riesgo y sin franquicias ni cosas raras. Un inciso: la gasolina cuesta 1,67 euros el litro; el diesel, 1,33 euros/litro. Sin embargo, el mismo coche en diesel nos costaba 233 euros. La diferencia nos dio para pagar toda la gasolina que pusimos (fueron 72 euros). Con lo cual, que cada uno haga sus cuentas. Excursiones del día:

- Ribeiro Frío: paisaje muy bonito, curiosas las piscifactorías e imprescindible hacer la pequeña caminata junto a la levada que lleva al mirador de Balçoes. Son 3 sencillos kilómetros ida y vuelta (unos 40 minutos), las vistas impresionantes. Imprescindible con buena visibilidad.

- Continuamos hacia la población de Santana, pasando por Faial, con unos miradores espectaculares. Hay que ir por las carreteras marginales, no por las vías rápidas (esas las dejáis para la vuelta o cuando sea haga de noche). En Santana vimos el parque temático con las típicas casitas con tejado de paja. De allí fuimos a las casas de Queimadas, saliendo de Santana a la izquierda.

- Levada de Caldeirao Verde. Una auténtica maravilla. Entre 4 y 5 horas ida y vuelta. Sin apenas desnivel, con una vegetación y unas vistas fantásticas. Es cómoda de hacer, aunque vaya a mucha altura. No sé si a alguien podría darle vértigo. Por lo demás, imprescindible. Comimos de bocata.

A la vuelta, cenamos en un restaurante de Caniçal (las Muralhas, creo que se llama). Rico y barato.

Día 3. Este día se nos jorobó un tanto el plan, ya que queríamos hacer cuatro levadas en la zona de Rabaçal, luego llegar a Porto Moniz y seguir dando la vuelta a la zona oeste de la isla, pero tal como ha señalado pbdemelo, la carretera que va hacia Paul da Serra desde Encuameada estaba cerrada. Nadie te avisa, así que te encuentras allí con la tostada. Además, arriba había mucha niebla y no se veía nada desde el mirador. De modo que tuvimos que cambiar los planes, dirigirnos a Sao Vicente (pueblo muy majo para dar una vuelta, también cuenta con las grutas del vulcanismo, pero no las visitamos), a la salida vimos una cascada que cae sobre la misma carretera, y seguimos por la costa hasta Porto Moniz. La carretera antigua está cerrada al tráfico, pero existen miradores a la salida de los túneles. No hay que perderse uno que está antes de llegar a Seixal, el de la cascada del Velo de la Novia. Muy bonito.
En Porto Moniz hay que ver las piscinas naturales y luego el pueblo desde el mirador. Como no habíamos renunciado a hacer las levadas de Rabaçal, tomamos la carretera que va hacia Paul da Serra. Bonitos paisajes, no hay árbolado, pero si una vegetación verde con flores y unas vistas fantásticas hacia el mar. En el aparcamiento de Rabaçal nos comimos un bocata y empezamos a caminar. Bueno, en realidad cogimos el microbús que lleva hasta la Casa de Rabaçal. Cuesta 5 euros ida y vuelta por persona pero te ahorra el tramo más irrelevante de la caminata (no menos de 2 kilómetros)- Realmente merece la pena porque no tiene ningún sentido meterte una paliza bajando y luego subiendo por una carretera asfaltada sin mayor interés. Hay que tener cuidado porque el último autobús pasa a las 18:30. Los madeirenses son inflexibles con los horarios.
Nos dio tiempo a hacer tres levadas: las clásicas del Risco y las 25 Fontes (unas 3 horas las dos en total) y, luego, junto al aparcamiento, tomamos el camino que lleva a la de Alecrim (2 horitas ida y vuelta). Preciosas las tres, además no tienen mayores dificultades salvo algunas escaleras y que la de Alecrim va muy elevada y en algunos pequeños tramos no tiene protección.

Volvimos por Calheta (una carretera empedrada, por cierto); allí nos confundimos y en vez de tomar la vía rápida nos metimos por una "majestuosa" carretera elevada unos quinientos metros que nos hizo dar mil vueltas panorámicas hasta llegar a Ponta do Sol, pueblo que presume de tener la mejor puesta de sol de Madeira. Cenamos muy bien en un restaurante en la misma playa (el arroz con marisco riquísimo).

Día 4. Este día tocaba la terrorífica marcha de los 3 picos. Como pilla de paso, primero fuimos al mirador del Pico dos Barcelos, desde donde se obtiene una de las mejores vistas panorámicas de Funchal. De allí, a Eira do Serrado, con el maravilloso mirador sobre Curral das Freiras, el pueblo situado en un pequeño valle rodeado de montañas, donde antaño se refugiaban las monjas que huían de los piratas y corsarios que asolaban la isla. No os lo perdáis. Es impresionante, sobre todo si hace buen tiempo y no lo cubre la niebla o las nubes.

Desde allí, bajando a la izquierda, sale una carretera que conecta con el Pico de Areeiro, la llamada "carretera fantasma" porque no figura en ningún mapa, pero estar, está. Eso sí, con horario limitado: creo que ponía de 09:00 a 19:00 en verano (hasta las 18:00 en invierno). Hay que informarse, pero lo cierto es que ahorra un montón de tiempo y permite hacer las dos visitas a la vez: claro que tiene unas cuestecitas muy, muy "empinadas".
A las 12:00 empezamos la ruta de los tres picos: desde Areeiro a Ruivo, rodeando el pico das Torres. Coincido nuevamente con pbdemelo. Los paisajes son espectaculares, es como un paseo entre las nubes y el sol. En nuestro caso, a la izquierda teníamos un paisaje nítido, bañado por el sol, y a la derecha un mar de nubes que iban y venían produciendo unos efectos sobrecogedores. Sin embargo, la ruta es dura, dura. Las subida y bajadas se convierten en un rompepiernas que parece no acabar nunca. Además, respecto de los relatos de otros viajeros, se ha hundido uno de los túneles y la alternativa que han dejado supone un rodeo importante con escalones escavados en la roca y juegos de escaleras metálicas que ponen una nota más aventurera a la excursión pero que te deja sin fuerzas. Hay cientos de escalones, algunos pensados para Pau Gasol como poco. Me río yo de nuestras andanzas por Petra, el año pasado. Lo ideal sería empezar esta ruta aquí y terminarla en Achada do Teixeira, pero se necesita alguien que te recoja, lo cual es complicado. Igualmente, existen dos caminos que se bifurcan una vez pasado el Tunel del Gato: uno más corto (5,2 Km, creo recordar, distancia total ida) y otro más largo (7,4 Km, distancia total ida). Si vais justos de fuerzas, id y volved por el corto, hay túneles y tiene menos pendiente. Sin embargo, eso no os librará de las zonas más duras. La recompensa: paisajes espectaculares, la zona donde se produjo el terrible incendio de hace unos años resulta sobrecogedora, al mezclarse los esqueletos calcinados de los árboles con los arbustos verdes que van surgiendo y las flores salpicando brotes de color entre la niebla. Inolvidable. Si no queréis sufrir tanto, podéis empezar en Achada do Teixeira hasta el pico Ruivo (es una excursión de unas dos horas y media que lleva a la cima del pico Ruivo mostrando algunos de los paisajes más bellos). Y, luego, ir en coche hasta el aparcamiento del Pico Areeiro y hacer una parte de esta marcha. El regreso desde la cima del Ruivo lo hicimos en solitario, sorprendentemente no nos cruzamos con nadie, íbamos cerrando los picos. Fue toda una experiencia.
Cenamos en un restaurante cerca del hotel unas espetadas, llegamos para ver el segundo tiempo del partido que España perdió con Chile. ¡Vaya decepción!

Día 5. Fuimos hasta Caniçal para hacer la caminata por la Punta de Sao Lorenço, el extremo más oriental y seco de la isla. Hacía un sol de justicia. El paisaje es espectacular y más por la mañana, se ven perfectamente las islas Desertas y se adivina la de Porto Santo, pero no hay ni una mala sombra. Así que ojo con el agua y las quemaduras del sol. El sendero está perfectamente marcado, y que nadie por comodidad deje de subir al Pico do Furado, una vez pasada la casa de la Sardinha. Las vistas desde lo alto son imprescindibles.

Comimos en Caniçal y casi pillamos un empacho por pedir demasiado. Por la tarde, otra vueltecita por Funchal. Sobre las 8 de la noche fuimos al mirador del Cabo Girao, donde nos encontramos con la sorpresa de que estaba cerrado. Sólo se veía una vista parcial a la izquierda, pero el famoso mirador de cristal está protegido por verjas y, naturalmente, los portugueses cierran pronto. Nos pilló despistados a bastantes, muchos coches subían y sus ocupantes se quedaron con la misma cara de tontos que nosotros: así que ya lo sabéis, nada de ir al mirador de Cabo Girao pasadas las 18:30 por si acaso.

Después del "éxito", decidimos ver el pueblo pesquero de Cámara de Lobos. Muy chulo, hay que caminar por los paseos marítimos que ofrecen muy buenas vistas a la zona oriental y occidental, sobre todo del Cabo Girao. Cenamos en una de las tascas del puerto. Empezó a llover de lo lindo. Fue nuestro único contacto con la lluvia durante todo el viaje.

Día 6. Nuestro último día con el coche. Fuimos tempranito a ver el mirador del Cabo Girao. Estaba abierto. Es curioso, tiene buenas vistas, pero a mi por lo menos no me dio nada de vértigo la parte del mirador de cristal, tiene unos puntitos negros que le quitan parte del efecto. Seguimos hacia el norte, pasamos por Sao Vicente y luego hacia la zona oriental, por la carretera antigua, rumbo a Sao Jorge. Aquí sí quedan una serie de tramos de los antiguos, que bordean los acantilados, y da bastante impresión, incluso caen las cascadas encima del coche y alguna piedra. Interesante la experiencia, pero ya están haciendo una nueva carretera y no creo que este tramo dure demasiado abierto. Hay varios miradores por el camino.

En Sao Jorge, empezamos nuestra caminata por la Levada do Rei. Sale de las instalaciones de tratamiento de aguas. Se hace en unas 4 horas y es realmente preciosa, como estar en una selva tropical, con una vegetación impresionante y con el canto de los pájaros de fondo. Muy recomendable y sencilla. Naturalmente, está en alto, lo digo por si hay gente que tiene vértigo.

Después, paramos en la Ponta de Garajau, ya junto a Funchal, para ver el Cristo Rei. No es nada del otro mundo, pero las vistas son chulas y había que cubrir las últimas horas con el coche de alquiler. De nuevo cenamos en Funchal en la zona de la Calle de Santa María.

Día 7. Ya sin coche, fuimos a Funchal, vimos el bullicioso mercado dos Lavradoires y tomamos el teleférico hasta Monte para ver el Jardín Tropical. Hay un billete combinado ida y vuelta y entrada incluida (23,50 euros por persona). No aconsejo bajar andando, está muy lejos de Funchal. Si no queréis teleférico, se puede bajar con los carreiros o bien en autobús. Si queréis ir al Jardín Botánico, hay otro teleférico que conecta con el de Monte y lleva allí. No sé las tarifas. Muy bonito el jardín tropical, aunque hubiera preferido verlo antes de ver los paisajes de las levadas, seguramente me hubiese impresionado más.

Después de comer en la zona del puerto, para casa. En el aeropuerto hay una terraza exterior desde la que se observa el despegue y el aterrizaje de los aviones. Un retraso de 40 minutos en el vuelo, pero ningún problema para la conexión con el vuelo de Madrid.

En resumen: un viaje estupendo, los paisajes de Madeira son espectaculares y muy variados: zonas de vegetación exuberante, acantilados, montaña, pueblecitos muy agradables, aunque no se puede decir que tengan un encanto demasiado especial. Las carreteras se las traen, tienen mucha pendiente y quizás no sean muy apropiadas para principiantes, pero tienen buen firme y con la debida precaución tampoco resultan especialmente peligrosas. El coche a veces se queda, pero así aprovechas para contemplar el paisaje con más tranquilidad.

Se come bastante bien y a buen precio, la gente es muy amable y casi todo el mundo entiende español. En cuanto a la comida, nos gustó mucho el bolo de caco (pan caliente con mantequilla y ajo), las espetadas (brochetas enormes) de vaca, pescado, mariscos..., el arroz caldoso con marisco estaba estupendo, y el pescado fresco (pez espada con plátano y salsa de maracuyá, el típico de Madeira, diferente del nuestro), las lapas a la plancha (una mezcla entre mejillón y almeja), las almejas y los mejillones con salsa (no tan sabrosos como los gallegos), las lulas (calamares), las sopas de pescado y tomate, las de legumbres (cremas, más bien)... A la hora de pedir la comida, hay que recordar que cualquier espetada o plato de pescado o carne lleva guarnición de ensalada, patatas y verduras (las verduras están al dente, menos cocidas que en España). Tienen buen vino blanco (lo sirven en copas), el café está muy rico y la cerveza (Coral) es fuerte y con sabor.

Si alguien quiere saber algo en particular, no tiene más que preguntar. Y, desde luego, quiero dar las gracias a todos los que me ayudaron a preparar este estupendo viaje.