Nuestra etapa por Ruhija llegaba a su fin....Después de otro gran desayuno, pagamos el alojamiento, las comidas y nos despedimos de Scovia, la empleada del Ruhija Gorilla Friends Resort Campsite. Este alojamiento forma parte de un proyecto para ayudar económicamente a la comunidad de Ruhija, motivo por el que decidimos alojarnos en él. La verdad es que está muy bien situado, con unas vistas muy bonitas de Bwindi y es relativamente económico en comparación con los precios desorbitados que puedes encontrar por la zona.
Nos resultó un tanto curioso, el alojamiento lo pagamos en dólares, 30$ por persona en régimen de alojamiento y desayuno, pero las comidas las pagamos en otra cuenta a parte, en chelines .
Nos resultó un tanto curioso, el alojamiento lo pagamos en dólares, 30$ por persona en régimen de alojamiento y desayuno, pero las comidas las pagamos en otra cuenta a parte, en chelines .
Antes de viajar a Uganda, pensé que en esta ocasión me gustaría llevar algo de material escolar para alguna escuela de zona rural. Les comenté a mis compañeras de trabajo que si tenían en casa pinturas, lápices, bolígrafos, etc, que sus hijos o ellas mismas no utilizaran, me gustaría llevármelos para darles una segunda vida. Puse una caja de cartón y no tardó en llenarse, tanto de material nuevo como de segunda mano.
La tarde anterior, cuando nos fuimos a dar un paseo, Álvaro, Fran y yo llegamos hasta una escuela situada en lo alto de una colina. Al ser domingo, estaba cerrada, pero pudimos ver su interior. No tardaron en aparecer curiosos niños a ver que hacíamos, y cómo no, acabamos jugando con ellos con unos balones que habían hecho con telas y cuerdas . Estaba decidida, el material escolar lo entregaríamos allí. Por lo que después de despedirnos de Scovia y antes de poner rumbo a nuestro próximo destino, nos pasamos por la escuela.
Llegamos un poco antes de las 8:00 y había muchos niños dentro de las clases, pero sin profesores . No sabíamos dónde ni a quién entregar el material escolar... Finalmente, vimos que en una de las clases sí que había un profesor. Me acerqué hasta la clase y hablé con él, explicándole el motivo de nuestra visita . Lo que sucedió a partir de ese momento fue un regalo para los cuatro integrantes de nuestro grupo.
Sacó a todos los niños de las clases, los ordenó por filas, desde los más pequeñitos a los mayores. Comenzó a hablarles en un idioma o dialecto de la zona, no lo sabemos, porque de los nervios y la emoción, ni se nos ocurrió preguntarle. Y de repente, nos saludaron todos al unísono en inglés. A continuación aparecieron dos niñas con instrumentos y una tercera izó la bandera ugandesa. Se sucedieron diferentes bailes y canciones, todo esto ante nosotros cuatro . Yo trataba de aguantar las lágrimas de la emoción, la que se estaba montando allí, con más de 200 niños delante, para cuatro tonterías que habíamos llevado.
Mientras continuaban las canciones, el profesor me llevó a una oficina donde le hice la entrega del material. Le comenté que prefería que lo repartiera él, entre los más pequeños, porque él sabría hacerlo de la forma más correcta y responsable posible, sabiendo las necesidades de cada pequeño. Aitor había llevado material también, en un principio pensaba entregarlo en alguna otra escuela. Al ver y vivir todo lo que estaba sucediendo en esa escuela, no dudó en buscarlo en la mochila y entregarlo, y es que, esa era nuestra escuela .
Finalmente, nos despedimos de todos los niños y del profesor que tan bien nos había tratado. Me miró a los ojos y me dijo que habíamos hecho un gesto muy grande y bonito jugando con los niños el día anterior y también llevándoles el material escolar. Le dije que gracias a él y a todos, tuve que apartar rápido la mirada, no podía más, me dirigí rápido hacia el coche con unos lagrimones que a día de hoy vuelven a asomar al recordarlo. Charis, al verme, se preocupó, me preguntó si estaba bien, le dije que me sentía mal, ¡nos daban las gracias cuando los agradecidos eramos nosotros! habíamos recibido TANTO por tan poco... Sin duda alguna, fue el momento más emotivo del viaje.
Nuestro siguiente destino era Queen Elisabeth National Park. Habíamos reservado las próximas tres noche en Engiri Lodge and Campsite. Este se encontraba aproximadamente a unos 160 km de Ruhija, pero bastantes kilómetros serían por pistas sin asfaltar. Nuevamente tuvimos suerte ya que LA carretera estaba seca y no tuvimos problemas con el barro. A los pocos minutos de emprender el viaje vimos un zorro que salió a nuestro paso, fue tan rápido que no hubo tiempo para fotos, pero ver un bichillo siempre te saca una sonrisa .
Ahora nos tocaría bajar todo lo que habíamos subido en la etapa anterior, las vistas eran espectaculares, campos y campos de cultivos en las laderas de las montañas, mujeres con sus coloridos vestidos, niños que salían a nuestro paso a saludar, ganado por todas partes. Las horas de carretera siempre tienen su lado positivo, podrían asemejarse a ver un documental de la vida rural ugandesa.
Ahora nos tocaría bajar todo lo que habíamos subido en la etapa anterior, las vistas eran espectaculares, campos y campos de cultivos en las laderas de las montañas, mujeres con sus coloridos vestidos, niños que salían a nuestro paso a saludar, ganado por todas partes. Las horas de carretera siempre tienen su lado positivo, podrían asemejarse a ver un documental de la vida rural ugandesa.
Aún no habíamos entrado en el Queen Elisabeth...nos dimos cuenta, que ya no veíamos personas en los bordes de las carreteras, ni tampoco caminando, cosa nada habitual en Uganda....Pronto entenderíamos el porqué...Y es que los animales no entienden de bordes ni de fronteras, no tardó en aparecer nuestro primer elefante del viaje .
A pocos kilómetros, vimos varios vehículos parados en la carretera. Al llegar pudimos observar, desde muy muy lejos y con prismáticos, dos leonas en un árbol. Y es que nos encontrábamos cerca del sector Ishasha, conocido por sus leones trepa árboles. Charis nos comentó, que aunque entráramos al parque, para poder llegar a ellas habría que salirse de pista, y eso estaba prohibido. Así que bueno, nos quedamos contentos con haber podido verlas desde la distancia .
Por fin llegamos a una de las entradas de la parte sur del parque. La entrada nos pareció bastante básica, era una mini-oficina y una valla. En Uganda, no nos hemos encontrado con las típicas tiendas abarrotadas de recuerdos, ni con mujeres intentando venderte de todo en las entradas de los parques. Solo vimos algunas tiendas en Ruhija. Eran pasadas las 13:00, hacía bastante calor y por allí no había ningún sitio donde poder comer. Así que sacamos unos sobres de jamón serrano con unos palitos de pan y a zampiñar. A nosotros cuatro, nos supo a gloria . Charis ,que lo probó, intentó contener la cara de asco que le produjo el sabor y textura del jamón serrano .
Por fin llegamos a una de las entradas de la parte sur del parque. La entrada nos pareció bastante básica, era una mini-oficina y una valla. En Uganda, no nos hemos encontrado con las típicas tiendas abarrotadas de recuerdos, ni con mujeres intentando venderte de todo en las entradas de los parques. Solo vimos algunas tiendas en Ruhija. Eran pasadas las 13:00, hacía bastante calor y por allí no había ningún sitio donde poder comer. Así que sacamos unos sobres de jamón serrano con unos palitos de pan y a zampiñar. A nosotros cuatro, nos supo a gloria . Charis ,que lo probó, intentó contener la cara de asco que le produjo el sabor y textura del jamón serrano .
Entramos al parque y dimos unas cuantas vueltas por el sector Ishasha, sin suerte. No conseguimos llegar hasta las leonas que habíamos visto desde la carretera principal. Además, sabíamos que las caluroras horas centrales del día son las peores para ver bichos, pero teníamos que intentarlo porque nuestro alojamiento se encontraba bastante lejos de allí, y seguramente no volveríamos a esa zona del parque. Finalmente, pusimos rumbo al Engiri. Cuando estábamos próximos a nuestro alojamiento, le pedimos a Charis que por favor, y sabiendo que el pobre estaba muerto, nos llevara un ratito (una hora era lo que quedaba para que cerraran) a la parte del parque que se encontraba cerca del alojamiento. Y aunque el pobre estaba cansado del día, nos dijo que sí . Y lo dicho, la suerte volvía a sonreírnos, vimos un leopardo!!:D