EL MONTE SAINT MICHEL
7 de Octubre de 2010
Por fin había llegado el día, nos íbamos a ver el Monte Saint Michel!!
Desayunamos en el hotel y comprobamos que lucía el sol, íbamos a tener un día perfecto para ver el Monte. Tan perfecto fue el día que pudimos contemplar una de las mayores subidas de la marea que tienen lugar a lo largo del año. Consultamos las mareas a través de la página del Monte Saint Michel y este día se esperaba que a las 7 de la tarde el agua alcanzase su nivel máximo así que sólo nos quedaba disfrutar con el espectáculo.
Tengo que decir que la ilusión que tenía yo por conocer este lugar me impidió aprovechar más el día. Nosotros pasamos todo el día en el monte, pero para visitarlo completamente (incluyendo la abadía) con medio día es tiempo más que suficiente y a un ritmo tranquilo y sin prisas. Como queríamos ver la subida de la marea (por la tarde) y ver anochecer para ver el Monte iluminado deberíamos haber aprovechado la mañana para conocer algún otro lugar, en nuestro caso teníamos planeado Saint Malo. Pero yo no pude esperar y quise ir primero al Monte y fue un error, pues luego ya no tuvimos tiempo de acercarnos a Saint Malo y volver para ver la subida de la marea.
Así que salimos del hotel y tras de quince escasos minutos llegamos al monte. Cuando llegas por la carretera, te vas acercando y ves por primera vez la silueta del monte te das cuenta de que lo que tanta gente dice es verdad, el lugar tiene algo mágico. La isla del monte está unida a la tierra por una calzada y coronada por una abadía fortificada cuya altura es casi el doble que la de la isla.
Desayunamos en el hotel y comprobamos que lucía el sol, íbamos a tener un día perfecto para ver el Monte. Tan perfecto fue el día que pudimos contemplar una de las mayores subidas de la marea que tienen lugar a lo largo del año. Consultamos las mareas a través de la página del Monte Saint Michel y este día se esperaba que a las 7 de la tarde el agua alcanzase su nivel máximo así que sólo nos quedaba disfrutar con el espectáculo.
Tengo que decir que la ilusión que tenía yo por conocer este lugar me impidió aprovechar más el día. Nosotros pasamos todo el día en el monte, pero para visitarlo completamente (incluyendo la abadía) con medio día es tiempo más que suficiente y a un ritmo tranquilo y sin prisas. Como queríamos ver la subida de la marea (por la tarde) y ver anochecer para ver el Monte iluminado deberíamos haber aprovechado la mañana para conocer algún otro lugar, en nuestro caso teníamos planeado Saint Malo. Pero yo no pude esperar y quise ir primero al Monte y fue un error, pues luego ya no tuvimos tiempo de acercarnos a Saint Malo y volver para ver la subida de la marea.
Así que salimos del hotel y tras de quince escasos minutos llegamos al monte. Cuando llegas por la carretera, te vas acercando y ves por primera vez la silueta del monte te das cuenta de que lo que tanta gente dice es verdad, el lugar tiene algo mágico. La isla del monte está unida a la tierra por una calzada y coronada por una abadía fortificada cuya altura es casi el doble que la de la isla.
Vistas del Monte Saint Michel
Dejamos el coche en uno de los parkings cercanos al monte en el que, según ponía en los carteles, había que retirar los coches a partir de las 17,30 pues era cuando comenzaba a subir la marea, todos los parkings se inundaron este día, sólo quedaron los coches situados en el dique central (donde más tarde lo dejaríamos nosostros).
Entramos al monte y lo recorrimos completamente, paseamos por todas las murallas, recorrimos todas sus calles, nos acercamos a todos los miradores, compramos souvenirs que los hay por todas partes pero en principalmente en la calle de entrada al monte, Grand Rue, y comimos muy bien en uno de los muchos restaurantes que hay en la zona. También nos acercamos a la Capilla de St Aubert, situada sobre una roca.
Entramos al monte y lo recorrimos completamente, paseamos por todas las murallas, recorrimos todas sus calles, nos acercamos a todos los miradores, compramos souvenirs que los hay por todas partes pero en principalmente en la calle de entrada al monte, Grand Rue, y comimos muy bien en uno de los muchos restaurantes que hay en la zona. También nos acercamos a la Capilla de St Aubert, situada sobre una roca.
[img]htp://img808.imageshack.us/img808/9064/p1030702c.jpg[/img] [img]ttp://img534.imageshack.us/img534/1588/p1030703b.jpg[/img]
La Grad Rue, la principal calle del Monte
Finalmente visitamos la abadía, es totalmente recomendable entrar, además muchas de las mejores vistas se obtienen desde sus miradores. La abadía sirvió como monasterio y como prisión y se divide en tres niveles: el nivel superior ocupado por los frailes, el nivel medio donde el abad recibía a sus invitados y el inferior donde eran recibidos soldados y peregrinos. Recorrimos entre otras cosas, el refectorio, la sala de los caballeros, la iglesia y el claustro del cual dejo una imagen...
El claustro de la Abadía del Monte Saint Michel
Rincones del Monte Saint Michel
Cuando terminamos la visita del monte era algo pronto y, como dije, pensamos en acercarnos a Saint Malo, pero para nosotros era imprescindible ver la subida de la marea así que desechamos la idea por si no nos daba tiempo de llegar a verlo y nos quedamos paseando un par de horas más por la zona.
A las cinco y media comenzaron a avisar por megafonía a los propietarios de los vehiculos para que los retirasen de los parkings. Nosotros tuvimos la inmensa suerte de conseguir una plaza de aparcamiento en el dique (la única zona que ese día no sufriría inundaciones) y pudimos estar tranquilos el resto de la tarde. El monte quedó casi vacío, solo quedamos allí la gente que tenía su alojamiento en los hoteles del monte y los que habíamos conseguido dejar nuestros coches en el dique.
La subida de la marea fue espectacular, ver el mar llegando fue increible y todo se llenó de agua en apenas media hora. La entrada por la que accedimos al monte quedó asi...
A las cinco y media comenzaron a avisar por megafonía a los propietarios de los vehiculos para que los retirasen de los parkings. Nosotros tuvimos la inmensa suerte de conseguir una plaza de aparcamiento en el dique (la única zona que ese día no sufriría inundaciones) y pudimos estar tranquilos el resto de la tarde. El monte quedó casi vacío, solo quedamos allí la gente que tenía su alojamiento en los hoteles del monte y los que habíamos conseguido dejar nuestros coches en el dique.
La subida de la marea fue espectacular, ver el mar llegando fue increible y todo se llenó de agua en apenas media hora. La entrada por la que accedimos al monte quedó asi...
Acceso inundado a la entrada del Monte
Veíamos a la gente descalzarse para poder salir así que , viendo que el agua subía y subía cada vez mas nos apresuramos también, mi chico me decía: "decídete, o nos descalzamos y hacemos lo mismo o nos quedamos aqui a dormir", así que eso hicimos, descalzos y con los pantalones remangados cruzamos a través del agua como todo el mundo hacía, Nos reímos bastante de la situación tan cómica, sobre todo cuando ya con los zapatos puestos nos dimos cuenta de que habían abierto una salida de emergencia.
Una última mirada al Monte Saint Michel antes de marchar...
Pasear por el Monte por la noche y ver la abadía iluminada es también muy recomendable.