Llegamos a Lanzarote en sábado. El avión aterrizaba puntualmente pasadas las once de la noche, así que optamos por coger un taxi para que nos llevara hasta los Apartamentos Guacimeta que están a escasos diez minutos del aeropuerto.
Allí, tal y como nos dijeron, estaba esperándonos el vigilante de seguridad con las llaves. Teníamos un dormitorio con dos camas y un armario, un baño con ducha, la zona de cocina con utensilios y el salón, muy parecido todo a las imágenes que habíamos visto por la web y además el personal con el que tratamos durante nuestra estancia resultó ser muy amable.
Allí, tal y como nos dijeron, estaba esperándonos el vigilante de seguridad con las llaves. Teníamos un dormitorio con dos camas y un armario, un baño con ducha, la zona de cocina con utensilios y el salón, muy parecido todo a las imágenes que habíamos visto por la web y además el personal con el que tratamos durante nuestra estancia resultó ser muy amable.
A la mañana siguiente desayunamos en el restaurante que hay en las instalaciones de los apartamentos (que también cuentan con una soleada piscina y una tiendecilla en recepción), después hicimos el check-in y nos fuimos a por el coche.
Habíamos reservado un Twingo con Autoreisen para recoger en el aeropuerto y eso fue lo que nos dieron tras presentar el dni y la tarjeta de crédito del titular de la reserva. Yo no suelo coger mucho el coche, pero me puse de segundo conductor, que nunca se sabe, aunque finalmente sólo condujo Jota y yo me dediqué a ejercer de copiloto, que en eso tengo mucha más práctica.
Respecto a la gasolina, lo cogimos con medio depósito lleno y había que devolverlo igual.
Por cierto, nos dijeron que se puede pagar en efectivo pero en ese caso hay que dejar 100€ de señal.
Respecto a la gasolina, lo cogimos con medio depósito lleno y había que devolverlo igual.
Por cierto, nos dijeron que se puede pagar en efectivo pero en ese caso hay que dejar 100€ de señal.
Ya en "nuestro" cochecico, cogimos la carretera hacia Yaiza y no paramos hasta llegar a Los Hervideros. En esta imagen se ven un poco los caminitos que hay para pasear por los acantilados y además se aprecian los efectos del viento y del agua en el letrero.
Fue la primera toma de contacto con la naturaleza volcánica de la isla y me gustó, aunque creo que habríamos disfrutado más de las vistas si el mar no hubiera estado tan calmado.
Después nos acercamos a las Salinas de Janubio, que son las más grandes de la isla y entre otras cosas están declaradas Espacio Natural Protegido, pues son hogar de aves y microorganismos. De hecho el color rojizo que destaca por algunas zonas se debe a la presencia de unos pequeños crustáceos rojos, de un alga antioxidante que también se usa en cosmética llamada Dunaliella salina y de unas bacterias típicas de aguas saladas.
Aunque ahora se visitan por ser un paisaje singular, hay que tener en cuenta que desde su creación a finales del siglo XIX estuvieron ligadas a la actividad pesquera y fueron una importante actividad que generó trabajo en Lanzarote. De hecho la explotación de las Salinas de Janubio no se ha abandonado nunca y hoy en día siguen en funcionamiento.
Aunque ahora se visitan por ser un paisaje singular, hay que tener en cuenta que desde su creación a finales del siglo XIX estuvieron ligadas a la actividad pesquera y fueron una importante actividad que generó trabajo en Lanzarote. De hecho la explotación de las Salinas de Janubio no se ha abandonado nunca y hoy en día siguen en funcionamiento.
Decir que cuando nosotros fuimos, la carretera de acceso al Charco o Lago de los Clicos, en El Golfo, estaba completamente cortada debido a que había peligro de desprendimientos.
Nuestra siguiente parada es el esbelto faro blanco de Punta Pechiguera, que señaliza el espacio que separa Lanzarote de la vecina isla de Fuerteventura, que se veía muy bien al fondo. Junto a él está el antiguo faro, que se inauguró en 1866, funcionó durante 120 años y fue declarado Bien de Interés Cultural en 2002.
Comimos en Playa Blanca (haré un listado de restaurantes al final del diario) y tras dar una vueltecilla por allí pasamos el resto de la tarde tumbados al sol en varias de las playas que se encuentran en Punta del Papagayo.
Yendo por un camino de tierra bastante bacheado, podemos elegir entre Playa Mujeres, Playa del Pozo, Playa de Papagayo, Puerto Muela y Caleta del Congrio, que son playas y pequeñas calas de arena blanca y aguas cristalinas situadas en la zona de los Ajaches, que fue declarada Monumento Natural.
Por este motivo hay un control de entrada con una barrera donde hay que pagar 3€ de acceso por coche. La salida es libre, así que uno puede quedarse el rato que quiera.
Estas playas están muy limpias y nada masificadas (nosotros estuvimos en domingo y repetimos en jueves siendo abril, así que no sé cómo estarán en verano ) y en ellas, según vimos, está permitido practicar nudismo.
Estas playas están muy limpias y nada masificadas (nosotros estuvimos en domingo y repetimos en jueves siendo abril, así que no sé cómo estarán en verano ) y en ellas, según vimos, está permitido practicar nudismo.
Después volvimos hacia Puerto del Carmen y nos sorprendió que estaban todos los supermercados abiertos, así que aprovechamos para comprar las cosas para el desayuno y las primeras cenas, ya que teníamos intención de hacerlas en el apartamento.
Ya con el maletero lleno nos dirigimos a la Urbanización de Matagorda. La primera vez fue una odisea llegar porque tuvimos que pasar por unas ¿cien rotondas? Y una vez allí las calles con dirección única y el hecho de que tooodooos los edificios sean tan blanquitos y tan iguales entre sí nos complicó un poco la tarea de encontrar el apartamento, pero lo conseguimos.
Las siguientes veces optamos por no entrar a Puerto del Carmen, así que directamente cogíamos la rotonda que hay antes de llegar al aeropuerto y llegábamos en un periquete.
Ya con el maletero lleno nos dirigimos a la Urbanización de Matagorda. La primera vez fue una odisea llegar porque tuvimos que pasar por unas ¿cien rotondas? Y una vez allí las calles con dirección única y el hecho de que tooodooos los edificios sean tan blanquitos y tan iguales entre sí nos complicó un poco la tarea de encontrar el apartamento, pero lo conseguimos.
Las siguientes veces optamos por no entrar a Puerto del Carmen, así que directamente cogíamos la rotonda que hay antes de llegar al aeropuerto y llegábamos en un periquete.
Aquí debajo podéis ver la fachada de los Guacimeta donde también se ve el coche que llevamos durante la semana.
Y así acaba el relato de nuestro primer día.