Para ir a Lviv había comprado una litera, pues el viaje dura 12 horas. El precio ridículo (5€). El tren, una mierda. Mi cabina de dos literas, en verdad no es tal, sino que las cabinas son de cuatro lliteras y en el pasillo han habilitado otras dos, en frente de cada cabina. Así que me toca ahí... La litera, me toca arriba, de un ancho de unos 48 cm,... vamos que necesitas un cinturón de seguridad para tener un mínimo de sensación de no darte la hostia por la noche. En resumen, he dormido como he podido...
En Lviv tengo que estar dos noches, tres días. La primera noche la he reservado en un apartamento sólo para mí en el centro (13€), a unos tres minutos de la ópera y la parte antigua de la ciudad. La otra noche iré a casa de Konstantin, un chico de CS (que me había ofrecido estar las dos noches con su familia).
Había chequeado el programa de la ópera de Lviv y a las 12:00 había un ballet: Blancanieves y los siete enanitos. Totalmente nuevo para mí, así que corriendo dejo la mochila en el apartemento (11:52) y compro una entrada (2,30€). No me canso de escribir los precios de los eventos culturales en este país...
La representación, a pesar de la temática infantil, es de una belleza deslumbrante y la orquesta lo hace de vicio. Dura dos horas, así que me voy a descansar del viaje.
A la tarde aprovecho para pasear por el precioso casco histórico de Lviv. Lleno de gente (después comprobaré que está así a todas horas), con edificios muy bonitos, cafeterías y restaurantes por todas partes,... una delicia.
Como hoy no tengo plan, busco el hang out de la app de CS y en una horita ya estoy con Nazan, un joven local y con Iryna, otra jovencita de Lviv. Con ellos descubro extraños locales de la ciudad. De esos sitios que tú no habrías encontrado ni de potra.
Al de un par de horas, nos juntamos con otros conocidos de CS de Iryna, con los que nos vamos a la colina del viejo castillo (no queda nada de él), donde se reune la juventud de la ciudad (cuesta ascender media horita). Así estamos hasta las 4 am, hora en que me abro y me vuelvo a mi apartamento a descansar. Total, otro día perfecto, en el que no estoy solo.
Hoy, lunes 12 de septiembre será mi última noche. Dejo el apartamento y con un bus me dirijo al encuentro con mi host, Kostia, a unos 20' del centro en autobús. Sorprendentemente localizo su casa (en una clara zona de influencia soviética, típico microapartamento) donde vive con su joven esposa y su dos niños (7 y 5 años). Como el inglés no es muy fluido, se ha traído a un amigo del trabajo que habla inglés perfectamente para que nos ayude en la comunicación.
Tiene sólo una horita para comer, así que vamos a comer a un restaurante muy próximo a su trabajo. Restaurante tipo Puzata Hata, pero con otro nombre. El precio, más ridículo aún. He pagado la comida de los cuatro, no ha llegado a 8 euros (la de los cuatro).
Les he dejado que se vayan a trabajar, que yo me quedo un ratito más aprovechando el wifi gratuito para escribir esto que estás leyendo. Tengo cinco horas para andar a mi bola antes de volver con ellos y los niños.
Aprovecho bien el tiempo y vuelvo al casco antiguo de esta bella ciudad. Algunos dicen que la más bonita de Ucrania. Yo no tengo suficientes criterios para juzgar, pero sí es la más bonita que he visitado en este país... aunque me sigo quedando con Tbilisi de noche.
Lviv tiene muchas iglesias, a cuál más chula y grandota. Todas ellas bien conservadas. Después de dembular por las calles contemplando bellezones ucranianos, que no faltan, termino mi periplo en un cementerio a unos 3 kilómetros Lychakiv. Suena bastante extraño, pero es que el tripadvisor lo valoraban como algo interesante, así que para allí que me he ido. Se paga por entrar (0'9 euros)
Estando allí me ha llamado kostia para quedar en el centro directamente en vez de ir a su casa, por lo que he terminado la visita de manera improvisada. Ya con Kostia y Yurka (su amigo) nos vamos a una colina próxima a la del castillo, donde contemplamos el horizonte junto a una cerveza ucraniana. Otro momentito que me reservo.
Volviendo al centro, Yurka me quiere enseñar un restaurante de estos que hay en Liev, tan raros... se trata de un restaurante subterráneo, ubicado en un antiguo monasterio Trapesha. Allí probamos una tarta de cebolla (impresionante), una sopa parecica al vorch, pero no exactamente igual y otro tipo de varinakis rellenos de queso. Todo ello, regado por una botella de vino dulce ucraniano. Me invitan. Todo sensacional. Creo que volveré a este sitio.
El problema es que Vika, la mujer de Kostia, nos espera en casa... con la cena preparada: arroz, pollo asado, manzanas asadas,... y claro, no puedes decir que no aunque el estómago te reviente.
No he podido entregar a sus hijos los regalitos que les he comprado porque hemos llegado a casa a eso de las 11:30 pm. Lo cual no ha impedido que charlemos hasta las 2 am, hora en que me he ido a dormir al cuarto de los enanos.
El día siguiente, mi último día de viaje, desayuno a las 7:30 con la familia, porque les prometí que les acompañaría a llevar a Leonia y a jula a la escuela. Qué encanto de niños, Dios mío. Además de disciplinados, no dejaban de sonreírme... se me caía la baba... incluso hablaban algunas plabritas en inglés.
Después de dejarlos en sus colegios, desayuno con Vika y Kostia, que cada vez se desenvuelve mejor con su inglés limitado y tomo un autobús para ir a la estación de tren. El destino es un pueblito en las montañas del oeste, a 105 kilómteros de Lviv. Skole.
Como mi vuelo sale a las 10:00 pm, aprovecharé el día para pasear por esta zona verde de Ucrania, ya que sólo he podido estar en ciudades. Desde Skole puedes ir al monte o en sentido contrario, a unas pequeñas cascadas a unas dos horas andando. Yo opto por esta segunda opción. En realidad se tarda poco más de hora y media en llegar, por un camino bien chulete, que aún siendo carretera no tiene apenasa coches. Además está rodeado de bosques y un río. Vamos, que es una buena despedida.
Para ir cuentas sólo con un tren. Casualmente el mismo tren que viene desde Odesa por la madrugada. Tarda 90 minutos en llegar, ya que apenas hace paradas (2€). Para volver hay un tren a las 7 pm, pero es demasiado tarde para mi avión. Por suerte, hay múltiples autobuses que van a Lviv. Eso sí, después de haber cogido uno de ellos, avisio que tarda tres horazas en llegar.
En definitiva, que vuellvo a Lviv para poder almorzar a eso de las siete en el restuarante de ayer a la noche. Por desgracia, lo que hoy he cenado no ha estado a la altura. Un vorch muy normalito y un "cordero" que decía muuu y pesaba más de 600 kg.
Toca regresar a por mi mochila a casa de kostia, que insiste en acompañarme con toda la familia al aeropuerto. Por supuesto, me hago cargo del taxi de ida y de vuelta. Allí nos da tiempo a tomar un zumito antes de mi vuelo. La despedida, a diferencia de otras ocasiones, no es triste, sino llena de alegría, tal vez contagiada por sus renacuajos. 3 horas y media de vuelo me esperan con destino Madrid
En Lviv tengo que estar dos noches, tres días. La primera noche la he reservado en un apartamento sólo para mí en el centro (13€), a unos tres minutos de la ópera y la parte antigua de la ciudad. La otra noche iré a casa de Konstantin, un chico de CS (que me había ofrecido estar las dos noches con su familia).
Había chequeado el programa de la ópera de Lviv y a las 12:00 había un ballet: Blancanieves y los siete enanitos. Totalmente nuevo para mí, así que corriendo dejo la mochila en el apartemento (11:52) y compro una entrada (2,30€). No me canso de escribir los precios de los eventos culturales en este país...
La representación, a pesar de la temática infantil, es de una belleza deslumbrante y la orquesta lo hace de vicio. Dura dos horas, así que me voy a descansar del viaje.
A la tarde aprovecho para pasear por el precioso casco histórico de Lviv. Lleno de gente (después comprobaré que está así a todas horas), con edificios muy bonitos, cafeterías y restaurantes por todas partes,... una delicia.
Como hoy no tengo plan, busco el hang out de la app de CS y en una horita ya estoy con Nazan, un joven local y con Iryna, otra jovencita de Lviv. Con ellos descubro extraños locales de la ciudad. De esos sitios que tú no habrías encontrado ni de potra.
Al de un par de horas, nos juntamos con otros conocidos de CS de Iryna, con los que nos vamos a la colina del viejo castillo (no queda nada de él), donde se reune la juventud de la ciudad (cuesta ascender media horita). Así estamos hasta las 4 am, hora en que me abro y me vuelvo a mi apartamento a descansar. Total, otro día perfecto, en el que no estoy solo.
Hoy, lunes 12 de septiembre será mi última noche. Dejo el apartamento y con un bus me dirijo al encuentro con mi host, Kostia, a unos 20' del centro en autobús. Sorprendentemente localizo su casa (en una clara zona de influencia soviética, típico microapartamento) donde vive con su joven esposa y su dos niños (7 y 5 años). Como el inglés no es muy fluido, se ha traído a un amigo del trabajo que habla inglés perfectamente para que nos ayude en la comunicación.
Tiene sólo una horita para comer, así que vamos a comer a un restaurante muy próximo a su trabajo. Restaurante tipo Puzata Hata, pero con otro nombre. El precio, más ridículo aún. He pagado la comida de los cuatro, no ha llegado a 8 euros (la de los cuatro).
Les he dejado que se vayan a trabajar, que yo me quedo un ratito más aprovechando el wifi gratuito para escribir esto que estás leyendo. Tengo cinco horas para andar a mi bola antes de volver con ellos y los niños.
Aprovecho bien el tiempo y vuelvo al casco antiguo de esta bella ciudad. Algunos dicen que la más bonita de Ucrania. Yo no tengo suficientes criterios para juzgar, pero sí es la más bonita que he visitado en este país... aunque me sigo quedando con Tbilisi de noche.
Lviv tiene muchas iglesias, a cuál más chula y grandota. Todas ellas bien conservadas. Después de dembular por las calles contemplando bellezones ucranianos, que no faltan, termino mi periplo en un cementerio a unos 3 kilómetros Lychakiv. Suena bastante extraño, pero es que el tripadvisor lo valoraban como algo interesante, así que para allí que me he ido. Se paga por entrar (0'9 euros)
Estando allí me ha llamado kostia para quedar en el centro directamente en vez de ir a su casa, por lo que he terminado la visita de manera improvisada. Ya con Kostia y Yurka (su amigo) nos vamos a una colina próxima a la del castillo, donde contemplamos el horizonte junto a una cerveza ucraniana. Otro momentito que me reservo.
Volviendo al centro, Yurka me quiere enseñar un restaurante de estos que hay en Liev, tan raros... se trata de un restaurante subterráneo, ubicado en un antiguo monasterio Trapesha. Allí probamos una tarta de cebolla (impresionante), una sopa parecica al vorch, pero no exactamente igual y otro tipo de varinakis rellenos de queso. Todo ello, regado por una botella de vino dulce ucraniano. Me invitan. Todo sensacional. Creo que volveré a este sitio.
El problema es que Vika, la mujer de Kostia, nos espera en casa... con la cena preparada: arroz, pollo asado, manzanas asadas,... y claro, no puedes decir que no aunque el estómago te reviente.
No he podido entregar a sus hijos los regalitos que les he comprado porque hemos llegado a casa a eso de las 11:30 pm. Lo cual no ha impedido que charlemos hasta las 2 am, hora en que me he ido a dormir al cuarto de los enanos.
El día siguiente, mi último día de viaje, desayuno a las 7:30 con la familia, porque les prometí que les acompañaría a llevar a Leonia y a jula a la escuela. Qué encanto de niños, Dios mío. Además de disciplinados, no dejaban de sonreírme... se me caía la baba... incluso hablaban algunas plabritas en inglés.
Después de dejarlos en sus colegios, desayuno con Vika y Kostia, que cada vez se desenvuelve mejor con su inglés limitado y tomo un autobús para ir a la estación de tren. El destino es un pueblito en las montañas del oeste, a 105 kilómteros de Lviv. Skole.
Como mi vuelo sale a las 10:00 pm, aprovecharé el día para pasear por esta zona verde de Ucrania, ya que sólo he podido estar en ciudades. Desde Skole puedes ir al monte o en sentido contrario, a unas pequeñas cascadas a unas dos horas andando. Yo opto por esta segunda opción. En realidad se tarda poco más de hora y media en llegar, por un camino bien chulete, que aún siendo carretera no tiene apenasa coches. Además está rodeado de bosques y un río. Vamos, que es una buena despedida.
Para ir cuentas sólo con un tren. Casualmente el mismo tren que viene desde Odesa por la madrugada. Tarda 90 minutos en llegar, ya que apenas hace paradas (2€). Para volver hay un tren a las 7 pm, pero es demasiado tarde para mi avión. Por suerte, hay múltiples autobuses que van a Lviv. Eso sí, después de haber cogido uno de ellos, avisio que tarda tres horazas en llegar.
En definitiva, que vuellvo a Lviv para poder almorzar a eso de las siete en el restuarante de ayer a la noche. Por desgracia, lo que hoy he cenado no ha estado a la altura. Un vorch muy normalito y un "cordero" que decía muuu y pesaba más de 600 kg.
Toca regresar a por mi mochila a casa de kostia, que insiste en acompañarme con toda la familia al aeropuerto. Por supuesto, me hago cargo del taxi de ida y de vuelta. Allí nos da tiempo a tomar un zumito antes de mi vuelo. La despedida, a diferencia de otras ocasiones, no es triste, sino llena de alegría, tal vez contagiada por sus renacuajos. 3 horas y media de vuelo me esperan con destino Madrid