El plan de hoy comenzaría con uno de los lugares que más ganas teníamos de visitar: las torres del silencio zoroástricas. Pero antes comenzamos el día dando buena cuenta del fantástico desayuno buffet del hotel. Ya se sabe, hay que tener reservas de comida para afrontar el día, que nunca se sabe.
Acordamos la visita con uno de los taxistas que estaban en la puerta del hotel: Iríamos a visitar las torres que están a las afueras de la ciudad, nos esperaría y luego nos llevaría de vuelta al centro de Yazd.
Tal vez te estés preguntando ¿qué son las torres del silencio? ¿son edificios? Pues bien, las torres del silencio son lugares elevados donde se construía una pequeña edificación y donde los zoroástricos llevaban los cadáveres de su comunidad para que fueran devorados por los buitres. Los zoroástricos consideran los cadáveres como algo impuro que no debe entrar en contacto con ninguno de los 4 elementos (tierra, fuego, agua y aire), por lo que, tras ser devorados y quedar solo los huesos, se arrojaban éstos a un osario que se encontraba en el centro de la torre. Esta costumbre continuó en Irán hasta los años 70 en que fue prohibida, pero todavía se pueden visitar las 2 principales torres que se encuentran en las afueras de Yazd, una destinada a los hombres y otra a la mujeres (de menor tamaño).
A la entrada del recinto tuvimos que pagar la entrada (creo recordar que 150.000 riales) y accedimos a una llanura desértica en la que se encuentran las dos torres del silencio, una junto a la otra.
La subida es considerable en los dos casos, así que sabiamente optamos por la más pequeña, que además tenía escaleras, frente a la otra, que solo de verla te quitaba las ganas subir eso (y que el calor ya apretaba lo suyo). Antes de llegar a ellas atraviesas una pequeña llanura ddonde hay antiguas construcciones diseminadas como pequeñas casas, depósitos de agua y alguna pequeña torre de viento, aunque la estrella son las dos cimas que llenan el fondo del paisaje y que tienen un aspecto sobrecogedor en esa llanura desértica.
La subida fue de aupa y aunque pensábamos que estábamos solos nos encontramos con una italiana y una japonesa reponiéndose de la subida. Arriba realmente no hay mucho que ver, a la cima se accede a través de unas escaleras y una puerta que da paso a un patio circular donde se encuentra un agujero central que servía de osario y donde se arrojaban los huesos de los fallecidos tras ser devorados sus cuerpos por los buitres.
Desde arriba se pueden ver unas buenas vistas de los alrededores.
Tras bajar de la torre, que también tiene lo suyo, y ver como una pareja de valientes iniciaba la ascensión de la otra torre, volvimos a nuestro taxi y le pedimos que nos dejara en el complejo Amir Chakmaq, uno de los edificios más importantes de Yazd y que llama la atención por su gran fachada compuesta de 3 filas de nichos con forma de arcos que se encuentra ante una gran plaza.
Lo más sorprendente del edificio es que si uno cruza la puerta se encuentra que detrás hay una calle, es decir, no hay nada más, lo cual no deja de sorprenderle a uno que se espera que dé paso a un gran edificio. No debéis de dejar de verlo por la noche, ya que tiene una iluminación muy bonita en tonos naranjas, además la zona está muy concurrida por la noche con multitud de tiendas.
A unos metros del complejo podéis ver un magnífico ejemplo de las torres de ventilación típicas de Yazd que sirven para captar el aire exterior para distribuirlo por la casa tras refrescarlo.
Como hacía calor y nos moríamos de sed fuimos a un pequeño local de la plaza a tomarnos el vicio que descubrimos en Irán, el zumo de melón bien frío. Allí nos encontramos a una excursión de españoles con los que charlamos un rato ya que ellos venían de Shiraz e iban a Isfahan (al revés que nosotros). Después de que ellos se fueron nos quedamos charlando un rato con el chaval que atendía el negocio que al saber que eramos españoles nos dijo “oh, matador!” y se puso a enseñrnos en su móvil fotos de toreros . Resulta que era un gran fan de los toros y como estaba tan emocionado con el tema, y aunque nosotros no somos muy de la “fiesta nacional” se nos ocurrió preguntarle si conocía los Sanfermines. Como no los conocía le pusimos un video de youtube de un encierro y ¡casi se nos desmaya de la emoción!, decía que lagente estaba loca y alucinaba el tío con los encierrros. Nos echamos unas buenas risas con él y nos dió las gracias unas diez veces por haberle descubierto los sanfermines. ¡Vamos que cualquier año de estos aparece por la calle Estafeta corriendo delante de los toros!
Desde allí fuimos caminando de nuevo hacia la calle de la mezquita del viernes y nos metimos a la derecha hacia la zona antigua donde comimos en un restaurante muy coqueto, aunque la comida no estaba muy allá porque optamos por unas berenjenas asadas que no estaban malas pero le añadieron leche o suero de camello que es bastante agrio y que no nos convenció nada. Después nos fuimos a callejear por la zona antigua de casas de adobe y calles que dan la impresión de haber retrocedido siglos.
Seguíamos un plano en nuestra aplicación de móvil pero decidimos pasar de todo y callejear sin más disfrutando de la zona. Acabamos llegando al edificio conocido como la prisión de Alejandro, que ni es prisión ni estuvo Alejandro allí. Como habíamos leído por parte de muchos viajeros que no merecía la pena visitarlo, porque no hay nada dentro, decidimos no entrar y creo que no nos equivocamos.
Al regresar a la calle de la mezquita del viernes nos acercamos a la agencia de viajes del chico que nos había dado el plano de la ciudad cuando llegamos, se llama Iranian Tour & Travel Agency y se encuentra a 10 metros de la mezquita, y contratamos por 40 dolares una excursión para el día siguiente que consisitía en visitar Meybod, Kharanaq y Chak Chak, o lo que es lo mismo, la excursión que hace todo el mundo cuando visita Yazd. La publicitan como una excursión de un día entero aunque en realidad es tan solo de mediodía.Quedamos en que nos recogerían al día siguiente en nuestro hotel a las 9 de la mañana.
Tras arreglar la excursión decidimos ir a ver el templo zoroástrico de Yazd, el templo donde se sigue reuniendo la comunidad zoroástrica y donde se encuentra el fuego que dicen que lleva 4.000 años ininterrumpidamente. Cogimos un taxi para ir hasta allí aunque antes de entrar nos tomamos una limonada en un local enfrente del templo ante la curiosidad de los parroquianos del lugar que se ve que no ven muchos turistas por allí.
El templo en sí fue una pequeña decepción puesto que tras pagar la correspondiente entrada, como no, nos encontramos con un pequeño edificio de color blanco, con un pórtico de columnas y con la figura alada de un hombre, símbolo del zoroastrismo, tras el que esperábamos encontrar una sala con bancos o algo parecido a la disposición que tienen las iglesias. Pero lo único que se puede ver es la famosa llama ardiendo a través de un cristal y nada más. La verdad es que nos quedamos mirándonos como diciendo ¿para esto hemos venido? Junto al templo hay otro edificio que es un pequeño museo del zoroastrismo con paneles en inglés y farsi que explican los principios de la religión y algunos objetos.
En el sótano de este edificio había una exposición de fotografías de gran tamaño que reflejaban lugares y ceremonias zoroástricas que era un poco más interesante, aunque no me acabó de convencer. ¿recomendaríamos visitarlo? Vete si no tienes nada más que ver pero si no puedes abstenerte de la visita y quédate tranquilo. No te pierdes nada del otro mundo.
Tras ésta visita nos volvimos a la zona de Amir Chakmaq para verlo iluminado al anochecer.
Curioseamos un rato por las tiendas y compramos unos botecillos de azafrán para regalar a la familia. Como curiosidad nos llamó la atención lo que abundaba en las tiendas el detergente especial para ropa negra hasta que caimos que que se debía a la abundancia de mujeres que llevan esa especie de capa negra con la que se cubren. Si es que cada país tiene los productos que se demandan.
Cenamos por la zona y nos volvimos para el hotel, tras negociar bastante con un taxista que nos pedía más del doble del precio del trayecto y que tras aceptar nuestro precio nos dejo con malos modos en la puerta del hotel, en la que fue la única muestra de mala educación de un iraní que sufrimos en el viaje.
Mañana nos espera Meybod, Kharanq y Chak Chak.
Acordamos la visita con uno de los taxistas que estaban en la puerta del hotel: Iríamos a visitar las torres que están a las afueras de la ciudad, nos esperaría y luego nos llevaría de vuelta al centro de Yazd.
Tal vez te estés preguntando ¿qué son las torres del silencio? ¿son edificios? Pues bien, las torres del silencio son lugares elevados donde se construía una pequeña edificación y donde los zoroástricos llevaban los cadáveres de su comunidad para que fueran devorados por los buitres. Los zoroástricos consideran los cadáveres como algo impuro que no debe entrar en contacto con ninguno de los 4 elementos (tierra, fuego, agua y aire), por lo que, tras ser devorados y quedar solo los huesos, se arrojaban éstos a un osario que se encontraba en el centro de la torre. Esta costumbre continuó en Irán hasta los años 70 en que fue prohibida, pero todavía se pueden visitar las 2 principales torres que se encuentran en las afueras de Yazd, una destinada a los hombres y otra a la mujeres (de menor tamaño).
A la entrada del recinto tuvimos que pagar la entrada (creo recordar que 150.000 riales) y accedimos a una llanura desértica en la que se encuentran las dos torres del silencio, una junto a la otra.
La subida es considerable en los dos casos, así que sabiamente optamos por la más pequeña, que además tenía escaleras, frente a la otra, que solo de verla te quitaba las ganas subir eso (y que el calor ya apretaba lo suyo). Antes de llegar a ellas atraviesas una pequeña llanura ddonde hay antiguas construcciones diseminadas como pequeñas casas, depósitos de agua y alguna pequeña torre de viento, aunque la estrella son las dos cimas que llenan el fondo del paisaje y que tienen un aspecto sobrecogedor en esa llanura desértica.
La subida fue de aupa y aunque pensábamos que estábamos solos nos encontramos con una italiana y una japonesa reponiéndose de la subida. Arriba realmente no hay mucho que ver, a la cima se accede a través de unas escaleras y una puerta que da paso a un patio circular donde se encuentra un agujero central que servía de osario y donde se arrojaban los huesos de los fallecidos tras ser devorados sus cuerpos por los buitres.
Desde arriba se pueden ver unas buenas vistas de los alrededores.
Tras bajar de la torre, que también tiene lo suyo, y ver como una pareja de valientes iniciaba la ascensión de la otra torre, volvimos a nuestro taxi y le pedimos que nos dejara en el complejo Amir Chakmaq, uno de los edificios más importantes de Yazd y que llama la atención por su gran fachada compuesta de 3 filas de nichos con forma de arcos que se encuentra ante una gran plaza.
Lo más sorprendente del edificio es que si uno cruza la puerta se encuentra que detrás hay una calle, es decir, no hay nada más, lo cual no deja de sorprenderle a uno que se espera que dé paso a un gran edificio. No debéis de dejar de verlo por la noche, ya que tiene una iluminación muy bonita en tonos naranjas, además la zona está muy concurrida por la noche con multitud de tiendas.
A unos metros del complejo podéis ver un magnífico ejemplo de las torres de ventilación típicas de Yazd que sirven para captar el aire exterior para distribuirlo por la casa tras refrescarlo.
Como hacía calor y nos moríamos de sed fuimos a un pequeño local de la plaza a tomarnos el vicio que descubrimos en Irán, el zumo de melón bien frío. Allí nos encontramos a una excursión de españoles con los que charlamos un rato ya que ellos venían de Shiraz e iban a Isfahan (al revés que nosotros). Después de que ellos se fueron nos quedamos charlando un rato con el chaval que atendía el negocio que al saber que eramos españoles nos dijo “oh, matador!” y se puso a enseñrnos en su móvil fotos de toreros . Resulta que era un gran fan de los toros y como estaba tan emocionado con el tema, y aunque nosotros no somos muy de la “fiesta nacional” se nos ocurrió preguntarle si conocía los Sanfermines. Como no los conocía le pusimos un video de youtube de un encierro y ¡casi se nos desmaya de la emoción!, decía que lagente estaba loca y alucinaba el tío con los encierrros. Nos echamos unas buenas risas con él y nos dió las gracias unas diez veces por haberle descubierto los sanfermines. ¡Vamos que cualquier año de estos aparece por la calle Estafeta corriendo delante de los toros!
Desde allí fuimos caminando de nuevo hacia la calle de la mezquita del viernes y nos metimos a la derecha hacia la zona antigua donde comimos en un restaurante muy coqueto, aunque la comida no estaba muy allá porque optamos por unas berenjenas asadas que no estaban malas pero le añadieron leche o suero de camello que es bastante agrio y que no nos convenció nada. Después nos fuimos a callejear por la zona antigua de casas de adobe y calles que dan la impresión de haber retrocedido siglos.
Seguíamos un plano en nuestra aplicación de móvil pero decidimos pasar de todo y callejear sin más disfrutando de la zona. Acabamos llegando al edificio conocido como la prisión de Alejandro, que ni es prisión ni estuvo Alejandro allí. Como habíamos leído por parte de muchos viajeros que no merecía la pena visitarlo, porque no hay nada dentro, decidimos no entrar y creo que no nos equivocamos.
Al regresar a la calle de la mezquita del viernes nos acercamos a la agencia de viajes del chico que nos había dado el plano de la ciudad cuando llegamos, se llama Iranian Tour & Travel Agency y se encuentra a 10 metros de la mezquita, y contratamos por 40 dolares una excursión para el día siguiente que consisitía en visitar Meybod, Kharanaq y Chak Chak, o lo que es lo mismo, la excursión que hace todo el mundo cuando visita Yazd. La publicitan como una excursión de un día entero aunque en realidad es tan solo de mediodía.Quedamos en que nos recogerían al día siguiente en nuestro hotel a las 9 de la mañana.
Tras arreglar la excursión decidimos ir a ver el templo zoroástrico de Yazd, el templo donde se sigue reuniendo la comunidad zoroástrica y donde se encuentra el fuego que dicen que lleva 4.000 años ininterrumpidamente. Cogimos un taxi para ir hasta allí aunque antes de entrar nos tomamos una limonada en un local enfrente del templo ante la curiosidad de los parroquianos del lugar que se ve que no ven muchos turistas por allí.
El templo en sí fue una pequeña decepción puesto que tras pagar la correspondiente entrada, como no, nos encontramos con un pequeño edificio de color blanco, con un pórtico de columnas y con la figura alada de un hombre, símbolo del zoroastrismo, tras el que esperábamos encontrar una sala con bancos o algo parecido a la disposición que tienen las iglesias. Pero lo único que se puede ver es la famosa llama ardiendo a través de un cristal y nada más. La verdad es que nos quedamos mirándonos como diciendo ¿para esto hemos venido? Junto al templo hay otro edificio que es un pequeño museo del zoroastrismo con paneles en inglés y farsi que explican los principios de la religión y algunos objetos.
En el sótano de este edificio había una exposición de fotografías de gran tamaño que reflejaban lugares y ceremonias zoroástricas que era un poco más interesante, aunque no me acabó de convencer. ¿recomendaríamos visitarlo? Vete si no tienes nada más que ver pero si no puedes abstenerte de la visita y quédate tranquilo. No te pierdes nada del otro mundo.
Tras ésta visita nos volvimos a la zona de Amir Chakmaq para verlo iluminado al anochecer.
Curioseamos un rato por las tiendas y compramos unos botecillos de azafrán para regalar a la familia. Como curiosidad nos llamó la atención lo que abundaba en las tiendas el detergente especial para ropa negra hasta que caimos que que se debía a la abundancia de mujeres que llevan esa especie de capa negra con la que se cubren. Si es que cada país tiene los productos que se demandan.
Cenamos por la zona y nos volvimos para el hotel, tras negociar bastante con un taxista que nos pedía más del doble del precio del trayecto y que tras aceptar nuestro precio nos dejo con malos modos en la puerta del hotel, en la que fue la única muestra de mala educación de un iraní que sufrimos en el viaje.
Mañana nos espera Meybod, Kharanq y Chak Chak.