Nos vamos hacia el lago Jeinimeni que se encuentra dentro de lo que era la Reserva Nacional Lago Jeinimeni.
Y digo que era porque actualmente, desde finales de 2018, forma parte del Parque Nacional Patagonia, junto con Hacienda Chacabuco y Reserva Nacional Lago Cochrane que ya iremos viendo en días siguientes.
Desde la calle en que se sitúan las cabañas Brisas del Lago solo hay que pasarse a la carretera nacional 265 que coincide en el pueblo con la calle O’Higgins y seguirla unos 3 km. hasta girar a la derecha a la ruta X-753 que tiene la misma dirección de un pequeño aeródromo. Por este camino ripiado y algunos vadeos de riachuelos llegaremos en 60 km. a nuestro destino.
Esta ruta es solo apta para vehículos 4x4. Aunque no recuerdo que fuera especialmente difícil hasta el km. 25 que es donde hay que desviarse para llegar al circuito de Piedra Clavada.
Un circuito de unos 12 km. de caminata que comprende la visita de la llamada Piedra Clavada, la Cueva de las Manos y el Valle Lunar. Una ruta que tiene una pinta estupenda y que, desde que tuve noticia de ella, quería realizar.
Pero, como ya dije, no puede ser. Nos tenemos que conformar con las montañas coloristas de las estribaciones del Valle Lunar que flanquean la carretera.
Estas montañas presentan curiosas formas, rocas esculpidas por la erosión y la naturaleza y una variada gama de colores.
Son montañas y rocas que nos recuerdan los paisajes del norte de Chile, de dónde venimos.
Pero bueno….., no habíamos venido a la Patagonia?
La Patagonia tiene esa virtud, es grandiosa y capaz de abarcar diferentes paisajes.
Y precisamente en esta reserva del lago Jainimeni se reúnen todos los encantos y atractivos de la Patagonia. Se puede encontrar en ella los cuatro ecosistemas de la región, bosques caducifolios, bosques siempre verdes, estepa y altas cumbres.
Y la flora propia de la estepa patagónica con especies como el coirón, el neneo, la llareta y en los bosques, la lenga, el ñirre, el calafate, incluso el coigüe y el notro o ciruelillo.
El camino, mayoritariamente, va bordeando el río Jeinimeni. Este río de aguas claras nace del desagüe del lago Jeinimeni que pronto veremos.
Vamos también siguiendo la frontera entre Chile y Argentina.
El río se abre paso entre montañas con extrañas formaciones rocosas que continúan incluso pasada la zona del Valle Lunar.
Y va formando extensos valles de una hermosura que te deja embobado por momentos.
Nos vamos parando cada poco. Todo me parece digno de sacarle una foto, de contemplarlo. Así no llegaremos nunca…..
Varios esteros como el que llaman Cardenio, una laguna con flamencos que será la que llaman Laguna de los Flamencos.
Pero como que hay algunos detalles más….
Hemos pasado varios galpones y su hacienda en un extenso e idílico lugar en el que se ven algunos caballos.
Otros caballos nos los encontramos algo más adelante en un extenso prado verde al pie de unas montañas de preciosos colores.
En este prado se acumulan gran cantidad de gansos andinos y patos de no sé qué especie. El prado limita con la laguna en la que solo se ven unos pocos flamencos. Unos cuantos caballos se regocijan con este paisaje y se quieren desdoblar al mirarse en el agua de la laguna. Quien fuera caballo en este paraje …..
Creo que hicimos un par de vadeos.. Solo recuerdo uno en el que nos paramos, no porque fuera difícil el vadeo, sino porque teníamos otros paisajes tremendos a la vista. Había que cruzar el arroyo Las Nieves que bajaba trotando de una empinada y boscosa barranquera.
Los afloramientos rocosos en las montañas no han cesado pero los tonos coloristas de las rocas han disminuido.
Entramos en zona de bosque y unos pocos kilómetros más llegamos a la guardería de Conaf que custodia la zona de lago Jeinimeni.
Allí mismo está el parking para los coches. Solamente está el nuestro y el de los guarda parques.
Hay que pagar su correspondiente entrada. 10000 pesos de nada….
El guarda parque amablemente nos explica los senderos que hay en un mapa en la pared, pero no tienen folletos. La mitad de lo que cuenta se me olvida...
Para acceder al lago hay que caminar un poco hasta la zona de camping llamada Escorial del Silencio.
Hay varias parcelas entre los árboles con zona de cocina, mesa y bancos, quincho… Y es el punto de partida de las caminatas.
Frente al camping hay un puente rústico de madera que cruza el incipiente río Jeinimeni, el desagüe del lago del mismo nombre.
Se pueden hacer varias caminatas pero casi todas comienzan cruzando este puente. En realidad es una sola caminata que puedes ir ampliando en kilómetros y pequeñas variantes para ir componiendo la ruta que pretendas realizar.
Bordeando el lago Jeinimeni comienza el sendero que tiene tramos en que se interna en el bosque y discurre entre la vegetación patagónica y otros tramos van cercanos al filo del lago, e incluso por la zona playera del mismo lago. Pero todo en terreno plano y cómodo.
El guarda parques nos había explicado que había un primer mirador a solo 1,5 km. que posibilitaba ver una amplia panorámica del lago y de las montañas que lo rodean. No vemos ningún letrero y seguimos caminando y disfrutando del entorno.
Entre la vegetación nos vamos encontrando flores que nos recuerdan que estamos en primavera. El agua del lago es de color azul precioso. Un color azul que va tomando matices según la zona del lago.
Hermosas y altas montañas se alzan sobre el lago. En la parte inferior de sus laderas se extiende el verde de los bosques que asciende sobre la montaña todo cuanto puede. Luego dejan paso a las rocas descarnadas, algunas coloreadas, y algunas cimas aún nevadas.
En la ribera del lago se afanan en picotear varias especies de patos.
Caminando respiro el aroma de las lengas y los ñires. Me vienen a la mente otros momentos en Torres del Paine, en el Chaltén…., con similar vegetación…. y que tanto había añorado….
Soy consciente de que he vuelto a la Patagonia.
Pero mi pie no tiene memoria y se atiene a su situación actual.
Hemos recorrido algo más de 3 km. y ya está protestando. Como hay otros tantos kilómetros para volver decido comenzar el regreso con mi marido que se apunta conmigo.
Los compañeros continúan y se dieron cuenta que el desvío al siguiente mirador estaba muy cerca. Quisieron avisarnos, pero no nos enteramos.
El siguiente mirador es el que tiene nombre. El Mirador del lago Jeinimeni. Sendero del Mirador.
Son unos 4 km. hasta el desvío a un camino de medio kilómetro que asciende a una colina en la que se tiene amplias vistas del lago Jeinimeni y se llega a ver incluso parte del Lago Verde.
Se puede seguir caminando por el mismo sendero y llegar hasta el Lago Verde. Con desvío, o no, al lago Esmeralda. Unos 12 km. solo de ida.
El camino continúa hacia otros sectores. Este es el mismo camino para realizar el treking de tres días por el valle del Avilés, finalizando en la Casa de Piedra en Valle Chacabuco.
Diseñando el viaje, esa fue la primera idea. Hacer la caminata hasta el Lago Verde- Y el Circuito de Peña Clavada, y …..
Mi marido y yo volvemos muy despacio, recreándonos y parándonos en diversos detalles.
Ya en el camping, que llaman el Silencio, retomamos el pequeño sendero que sale de allí mismo.
El sendero del Escorial del Silencio que teníamos pensado hacer además del otro bordeando el lago.
Es, cuanto menos, un nombre peculiar.
Este sendero es corto. Pero muy empinado. Va subiendo por la montaña entre bosque frondoso, arroyos….
Empinado y resbaladizo en algunos tramos.
En realidad lo que hace este sendero es subir hasta unos miradores que han preparado con algunos bancos rústicos de madera y unas vallas de la misma madera. Para contemplar a placer la panorámica del lago allá abajo. Y también las montañas que se alzan por encima del lago. En la misma orilla por la que antes hemos caminado y que ahora tenemos de frente.
El color azul del lago es increíble.
Cuesta subir, pero con semejante panorama se olvida enseguida. Hay tres miradores, y creo que hasta se puede seguir subiendo. Nosotros llegamos hasta el segundo. Las vistas son espectaculares, no es necesario subir más porque las vistas siguen siendo las mismas, solo que el lago Jeinimeni se verá algo más alejado.
Con esto el sendero es de 1.6 km. distribuidos entre la ida y la vuelta.
En uno de los miradores tuvimos la suerte de ver un cóndor volando.
En el camino de venida habíamos visto también otros cóndores. Pero vuelan tan alto y tan rápido que es difícil captar su imagen.
En el mismo parking de la guardería de la Conaf decidimos tomarnos tranquilamente el bocadillo. Con aquel aire tan limpio, con aquella paz….
A la vuelta del sendero del mirador vimos a las únicas personas con las que nos tropezamos en toda la reserva. A excepción de los dos guarda parques y un pescador al inicio.
Era un grupo de hombres argentinos que había cruzado hasta aquí con el solo objetivo de pasar el día comiéndose un buen asado en el quincho del camping. No estaba mal pensado, el asado tenía un aspecto….. No parecía que el motivo de su reunión fuera el de caminar.
Y lo mismo había ocurrido en todo el camino de ida y también a la vuelta. No nos encontramos con nadie. No es un sector muy visitado. Y eso le añade más encanto. También ayudaba que la temporada alta aún no había comenzado.
Es difícil encontrar hoy día lugares tan remotos y aislados, tan libres de contaminación. Y con la belleza escénica de este trozo de Patagonia. Algunos le llaman “La pequeña Patagonia”. Porque reúne en poco espacio todos los ecosistemas de la Patagonia
En algún sitio he leído que las truchas arcoíris y marrones migran desde el lago General Carrera y suben por el río Jeinimeni para desovar, al final del verano.
Otro atractivo más para los amantes de la pesca.
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