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Coyhaique – Villa Cerro Castillo – Ruta de las Ardillas – Salto Río Ibañez - Puerto Ingeniero Ibáñez – Chile Chico
Comenzamos nuestra aventura.
Un primer tramo del recorrido es por la misma carretera que ayer nos trajo desde el aeropuerto de Balmaceda. Los paredones de roca y alguna que otra cascada va dando paso a paisajes más abiertos y eternos pastizales.
Sobre el kilómetro 50 tenemos que coger la desviación que la misma carretera hace con dirección Villa Cerro Castillo. La otra carretera sigue hasta Balmaceda
Por esta zona los paisajes son de la pampa abierta. En la zona de Vista Hermosa la “vista” se alarga hasta Argentina.
Unos kilómetros más adelante ya aparece un cartel de bienvenida al Parque Nacional de Cerro Castillo, y casi enseguida se llega a Laguna Chiguay.
Nombrado parque en 2017 ya que hasta esa fecha era Reserva Nacional. En la laguna Chiguay hay un camping y una portería de este parque.
Van apareciendo letreros de la presencia del huemul. Los bosques de lenga y ñirre de este parque son refugios perfectos para los huemules. Pequeños cérvidos que son bastante tímidos y huidizos. Están en peligros de extinción y por ello muy protegidos. No tuvimos la suerte de avistar ninguno.
Montañas rocosas formando como paredones flanquean la carretera. Hay formaciones rocosas extrañas. La Piedra del Conde es una de ellas. Dicen que asemeja la figura de un moai.
Llegamos al punto más alto de la carretera, 1120 m. de altitud. El Puertezuelo Ibañez. Llevamos ya 80 km. desde Coyhaique.
Al poco se comienza la bajada a la Cuesta del Diablo, punto emblemático de esta carretera. La Comuna de Río Ibañez nos da la bienvenida.
Y para emblemático, el Mirador de la Cuesta del Diablo que en unos pocos kilómetros nos encontramos.
Es una parada obligada en este recorrido. Un sorprendente mirador de amplios panoramas. La carretera serpentea claramente hacia el valle del Río Ibañez que se alcanza a ver. Y por encima se levantan imponentes los cerros del Macizo Castillo dominando todo el valle.
Las nubes lo tienen todo cubierto y no distinguimos ni el Cerro Castillo, ni el Cerro Palo, ni el volcán Hudson.
El Cerro Castillo es el hito de referencia de toda esta zona. El pueblo siguiente incluso lleva su nombre, Villa Cerro Castillo.
Antes de llegar hay una desviación de carretera asfaltada que se dirige al pueblo Puerto Ingeniero Ibáñez al que más tarde llegaremos. Pero dando un precioso rodeo.
Una de las prioridades de este viaje era hacer el treking a la Laguna de Cerro Castillo. Pero arrastraba una tendinitis que finalmente se tragó esta prioridad. Muy a mi pesar.
Nosotros habíamos pensado hacer el Camino de las Ardillas mientras los compañeros hacían ese treking. Pero el día estaba muy cubierto y los pronósticos no estaban muy claros así que se unieron a nuestra idea.
El pueblo de Villa Cerro Castillo pertenece a la comuna que acabamos de entrar, la Comuna de Río Ibañez y está inmerso en el valle de este río. Es un pueblo pequeñito que va aumentando sus servicios turísticos.
Dimos un pequeño paseo con la esperanza de ver despejado Cerro Castillo. No ocurrió tal cosa pero aprovechamos de ver bonitos paisajes y una estampa ideal de casa en el campo que se repetiría muchísimas ocasiones en todo el viaje.
Continuamos por la ruta 7, bordeando el valle del Río Ibañez, hasta pasado el pueblo y el desvío al Paredón de las Manos y continuando unos 6 kilómetros más.
Vamos a ir hasta el pueblo Puerto Ingeniero Ibañez por un camino alternativo y poco conocido. ´La Ruta de las Ardillas
Hasta aquí hemos venido por carretera de asfalto. Nos desviamos a la carretera X-723 que recorre el sector Claro y Las Ardillas. También se conoce como Alto Río Ibáñez. Esta carretera es toda de ripio y al ser una carretera menos transitada no es una carretera apta para cualquier vehículo. Da acceso a varias granjas pero también a dos opciones de alojamiento y , quizá, por ello se mantenga algo mejor.
Hay una bifurcación a la X-725 que lleva a Lago Lapparent. El GPS nos echa por allí. Se hace largo y el paisaje es muy cerrado, solo bosques tupidos de vegetación nativa.
Nos damos la vuelta y retomamos la carretera correcta, la X-723
El camino va entre bosques de lengas con algunos ciruelillos que le van dando color. Es un camino estrecho, polvoriento y bastante sinuoso.
Desde un promontorio avistamos una primera laguna al lado de construcciones propias de granjas. Esta primera laguna es la de las Ardillas, que da nombre a la ruta.
Par acceder a la laguna hay que atravesar la propiedad privada. La puerta no está cerrada pero llamamos para pedir permiso. Nadie nos contesta. Estaba todo vacío. Había varios galpones y alguna maquinaria extendida en praderas de hierba.
La laguna de las Ardillas se encuentra detrás del galpón de la derecha y se encuentra encajada entre rocas de apariencia volcánica. Un lujo tener esto al lado de casa.
Nos vamos encontrando otras chacras. Aquí se las conoce por ese nombre, son como granjas. Con caballos, con vacas.. Paisajes preciosos.
En un cruce de caminos indica de frente Palo Lodge y a la derecha nada. Pues nos vamos a la derecha.
Seguimos pasando granjas y chacras que están sin gente. Algunas lagunas y bosques. Una granja con ovejas y otros animales que no acertamos a saber que son. Hasta que caemos en la cuenta que son alpacas.
Es la primera vez que las vemos. Son de la familia de las vicuñas y son domesticables y apreciadas por su lana.
El camino comienza a ponerse peor y nos volvemos. Pero los paisajes siguen siendo encantadores.
El camino correcto es el que no hemos cogido. El que indica Palo Lodge. El indicativo del número de la carretera desde el inicio no se ve por ningún lado. En algún lugar debería estar, pero no lo veíamos.
Seguimos por bosques, barrancas de roca volcánica, alguna laguna más y vemos un gran lago que indica Lago Central. Pensamos que estamos equivocados de nuevo. Pero es el Lago Tamango, el que estamos buscando. Se le conoce por ambos nombres como luego nos aclaró la dueña de las cabañas Tamango.
El Palo Lodge son unas cabañas que están al filo del lago y tienen un embarcadero para hacer paseos por el lago y pescar. No parece que estén aún abiertos.
Al poco avistamos las cabañas Tamango.
Nos detuvimos pensando que podríamos tomarnos una cerveza. Localizamos a la dueña que nos indica que están preparando las cabañas para la temporada y que aún no sirven nada. Es muy amable y nos da buenos consejos.
Estuve pensando en varias ocasiones en reservar estas cabañas para hacer el treking a Laguna Cerro Castillo. Pero entre las dudas de poder hacer el treking y que ellos mismos me dijeron por correo que era una ruta muy difícil, pues lo fui dejando.
Algo apartadas del circuito de Carretera Austral sí que están. Pero quizá, este sea su mayor encanto.
Están rodeadas de bonita vegetación, muchos ciruelillos rojos, y espléndidas vistas del lago, algunas de las cabañas.
El camino carretero comienza a subir de forma empinada. La chica nos había dicho que siguiéramos subiendo, subiendo…
Hasta que encontramos el punto que aparece en muchas fotos de las que había visto. El Lago Tamango es el gran hito de la ruta. Estando el día despejado.
No es nuestro caso, pero ha clareado bastante respecto de la mañana.
Decidimos pararnos un rato a disfrutar de estas gloriosas vistas. A comernos el bocadillo y aguardar a que se obre el milagro y el Cerro Castillo se despeje del todo.
Todo en la vida no es perfecto. Conseguimos que el Cerro Castillo se despejara algo, pero no lucía en todo su esplendor. Pero fue un deleite comerse un bocata con aquellas vistas.
Las montañas del Cordón Cerro Castillo imponentes, el lago con sus islas, sus penínsulas, el bonito color del agua, el entorno…. Casi que es perfecto…
Luego el camino va bajando hasta encontrarse con el río Claro. Que eso, que tiene sus aguas bastante claras. El camino es super estrecho, entre el barranco y el arroyo. Apenas si pasa un coche.
El paisaje se distribuye entre barranqueras, calafates, descenso fuerte, paredes de roca, derrumbes, un puente de madera y viene la paz… El río Claro se une con el río Ibañez.
Pero es una paz efímera. Nos esperan más barrancas, rocas y aguas tumultuosas y retorcidas. Dos puentes.
El río Ibáñez nace de un ventisquero que cuelga del Volcán Hudson y es el que ya hemos visto formando el valle del mismo nombre.
Lo alcanzamos aquí cuando sus tumultuosas y violentas aguas se retuercen entre grandes rocas y hacen como tres saltos de agua, de no mucha altitud pero si de mucha vistosidad.
Formando el conjunto conocido como Salto del Río Ibáñez.
El mismo río que luego se ensancha y pierde violencia y lleva sus aguas a Bahía Ibáñez en el lago General Carrera.
Un bello lugar que ya no disfrutamos en soledad. Su cercanía a la carretera asfaltada lo hace apetecible a visitas de más viajeros.
En toda la ruta de las Ardillas no nos hemos encontrado con absolutamente nadie. Salvo la chica de las cabañas del Lago Tamango.
Esto es parte del encanto de la Patagonia.
A seis kilómetros por carretera asfaltada se llega al pueblo Puerto Ingeniero Ibáñez.
Es la población cabecera de la comuna del mismo nombre. Tiene un paseo central, una costanera y puerto, plaza y calles con álamos..
Se fundó a principios del siglo XX por colones que venían de Argentina y del norte de Chile. Tiene abundancia de chacras aprovechando su microclima ideal para la agricultura. También tiene una cerámica particular fabricada con greda del río Ibáñez.
No sé en qué momento ni porqué decidimos que ya que estábamos allí y en lugar de volver a Cerro Castillo, cruzar hasta Chile Chico.
Desde Puerto Ibáñez se puede viajar hasta Chile Chico embarcando en la Tehuelche. Una barcaza que transporta vehículos y pasajeros cruzando el lago General Carrera. Hace dos trayectos al día. Se dice que es aconsejable comprar los billetes con antelación. Cuando decidimos cruzar el lago el plazo para la reserva de billetes por internet había finalizado. Pero venden los billetes también en la oficina de la naviera que se sitúa en la misma costanera, dentro del edificio del embarcadero que hace también las funciones de estación de autobuses.
Aguardamos un tiempito a que abra a las 4 de la tarde tomando un café y ojeando las opciones de alojamiento en Chile Chico.
Hay billetes disponibles. Salimos para Chile Chico a las 6 de la tarde.
Después de unas cuantas llamadas en las que fracasamos en encontrar habitaciones libres optamos por una cabaña con dos dormitorios y un baño a orillas del lago. Brisas del Lago. Esas gestiones y el no encontrar lo que buscas, es lo que menos me gustó del viaje. Pero era lo que habíamos elegido y esa circunstancia era previsible y se nos volvería a repetir.
También estuve haciendo las gestiones de reservar ruta para el día siguiente.
Con la primera que contacté, Ruta León, la chica super amable, pero ya no hacen la rutas en Chile Chico. Pero me da un teléfono de Ecotour.
Lo que realmente quería saber era si con mi tendinitis podría hacer las rutas que llevaba anotadas, circuito de Piedra Clavada y Valle Lunar. Y porque había leído que dicha ruta es mejor hacerla guiada porque no tiene mucha señalización.
Me dijo que no podría caminar tanto rato y tampoco por la orografía del terreno. Me sugirió hacer alguna rutilla en la laguna Jeinimeni. El precio que nos daba se disparaba porque había un largo trayecto hasta la laguna. Pero nosotros tenemos nuestro propio coche y no nos merecía la pena hacer esa excursión. El chico fue también muy amable y me aclaró bastante las ideas.
Con todo esto resuelto ya no nos quedaba más que montar en la barcaza Tehuelche y dejarnos llevar durante más de dos horas.
La gestión de la navegación de esta barcaza antes la llevaba la empresa Somarco y tenía su propia página en internet, barcaza.es. Que sigue apareciendo y que incluso el dueño de una tienda nos dijo que en esa página se compraban los billetes.
Desde julio de 2019 la gestión de esta navegación y la venta de billetes está a cargo de Naviera Austral. ventas2.navieraustral.cl/ www.navieraustral.cl/gralcarrera/
La barcaza es cómoda y dispone de dos pisos con amplios asientos, algunos con mesa. Cafetería, Se puede subir a cubierta y ver el lindo color de las aguas del lago General Carrera, o Lago Chelenko. como también se le conoce por su nombre en el lenguaje tehuelche.
El puerto se va quedando atrás, bajo el amparo de la montaña colorista que se eleva tras él. La Bahía Ibañez se rodea de imponentes barrancas y la Península Levican.
El trayecto va casi bordeando la frontera con Argentina. Cuando la bahía se acaba la embarcación pasa por un estrecho de apenas 100 m. que separa ambos países.
Luego parece que salimos como a mar abierto. El agua se vuelve de un azul más profundo
Y es que tiene apariencia de mar. El Chelenko, el gran lago que se creía que era un mar. Pertenece a Chile y Argentina y como estos países no se ponen de acuerdo en casi nada, pues cada uno de ellos le llama de distinta forma. En Argentina recibe el nombre de lago Buenos Aires y pertenece a la provincia de Santa Cruz y tiene algo menos de la mitad de la superficie total del lago. La otra mitad, algo más grande, pertenece a Chile y se encuentra en la región que estamos, la región de Aysén. Y ya sabemos que además de su nombre en origen se le llama lago General Carrera, el lago más grande de Chile.
La tarde se va acabando y el cielo está cubierto. El viento no hace apetecible estar en cubierta. Tampoco las vistas que quedan como mortecinas por la falta de luz. Salvo algún hueco entre las nubes, en la distancia, en el que la luz se hace notar.
El alojamiento lo tenemos en la misma calle del embarcadero, calle Manuel Rodríguez.
Es casi de noche y ni siquiera vemos el lago desde la cabaña.
Bueno. Hemos superado el primer día de viaje improvisando.
Pero no me termina de gustar. Me da cierta inseguridad.
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