Lado Boliviano.
Sobre las cuatro de la tarde nos subimos a otro coche 4x4 similar al que habíamos tenido en los días anteriores. Nuestro nuevo chofer era un chico joven y parecía bastante simpático. Y algo más hablador
Pero pronto tuvimos muy claro que aquello era un simple traslado.
Volvemos solo los cuatro. El compañero alemán se queda en Uyuni. El tenía previsto proseguir viaje al día siguiente hacia otro destino de Bolivia. Pero dada la inestabilidad política del momento lo que intentaba era conseguir un vuelo desde Uyuni hacia Brasil a través de cualquier conexión. Luego supimos que no lo pudo conseguir y tuvo que volverse en autobús a Calama. Y ya le perdimos la pista.
Desde Uyuni nos fuimos desplazando por una carretera de tierra que además estaba con bastante movimiento de camiones y máquinas pues parece que quieren asfaltarla. Es la carretera que comunica Uyuni con Calama a través del paso Ollagüe, la ruta 701.
Hicimos una breve parada en el pueblo de San Cristóbal. Para ir a los baños.
En este pueblo hay baños públicos pero aunque son de pago, son un desastre.
Apenas nos dio tiempo de echarle un vistazo rápido a su curiosa iglesia. Es una iglesia histórica declarada patrimonio cultural de Bolivia y una de las más antiguas del altiplano boliviano, del siglo XVIII. Construida en piedra de cantera con techumbre de paja brava.


Este pueblo tiene de particular que se encuentra a unos 8 km de su antigua ubicación. El antiguo pueblo es donde se encuentran los yacimientos mineros, una mina a tajo abierto de las más grandes.
El pueblo se trasladó en 1999 y con él también su pintoresca iglesia. Con técnicas especiales se trasladaron sus altares, los murales…
Proseguimos por esta carretera y en las cercanías de Alota se volvió a la ruta que habíamos recorrido el día anterior.
Volvimos a ver el bonito bofedal a la luz de la tarde. Accedió a parar a que le echáramos un par de fotos porque tenía que revisar algo en el coche. En el valle que forma el río que desciende desde el Cañón del Inca y que se junta con otro riachuelo.


Pasado el Mirador del Cañón del Inca, nos encontramos con las formaciones rocosas que nos acompañaron hasta Villa Mar, donde dormiremos de nuevo.
En el hostal de Villa Mar esa noche nos alojábamos solamente nosotros y los chicos del otro coche que también volvían a San Pedro.
En este alojamiento solamente pernoctaban los clientes de la agencia con la que viajábamos y los de Cordillera Traveller. Pero esa noche no había otros clientes. Los problemas del país se estaban haciendo notar ya bastante en el turismo.
Cena temprano y a la cama que al día siguiente madrugábamos un montón. Nos quedamos en la misma habitación que a la ida.
A las 4:00 de la mañana estábamos saliendo hacia la frontera de Bolivia y Chile.
Es noche cerrada. Los caminos siguen siendo los mismos caminos de arena y pistas sin marcar, pero la oscuridad era un fuerte hándicap. Se nota que estos conductores están curtidos en estos viajes y saben muy bien por donde ruedan.
El motivo de madrugar tanto es que Bolivia tiene una diferencia de una hora menos con respecto a Chile. Y había que ajustarse con los horarios del cruce de fronteras y recepción de nuevo grupo en la frontera.
Ese es el procedimiento normal. Y es lo que tuvo que hacer nuestro guía anterior el día que nos recogió. Unos minutos antes había dejado a los viajeros que regresaban.
Pero luego nos fijamos que no era nuestro caso. El chico que nos llevaba no tenía que recoger a nadie en la frontera. No había nuevo grupo. Su grupo se formaría para el siguiente día.
Fue amaneciendo y el día se presentó radiante. Era un gustazo volver a ver las altas montañas coloridas de los Andes en el Paso del Cóndor, en el desierto de Dalí…, aunque no pudiéramos detenernos.




Dado el buen día que hacía le sugerí que nos parara unos minutos en Laguna Verde para hacerle una buena foto. A la ida el día estaba muy nublado. Pero dijo que no era posible parar.
Pero sí que paramos de nuevo en las Termas de Polques. Para ofrecer una parada técnica corta.
Avistamos de nuevo Laguna Salada y el Salar de Chalviri.

Y aunque no suponía un desvío grande el llegar a Laguna Verde seguimos adelante por los márgenes del brazo que comunica con Laguna Blanca.


Nos detuvimos en las puertas de las oficinas de la Reserva Andina Eduardo Avaroa. Hay que hacer entrega del documento que nos dieron a la entrada, Por ello es muy importante guardarlo, como ya dije.
Al lado, el edificio de la aduana boliviana en el que rellenamos de nuevo el mismo formulario que cuando entramos tres días antes.
Enfrente de estos edificios hay un albergue en el que sirven comidas y fue donde desayunamos. La agencia lo tenía así programado.
Se llama Albergue Ecoturístico Vs Licancabur y ofrece alojamiento básico en habitaciones con baño compartido y alguna con baño propio. Organiza excursiones por el REA, así como ascensiones al Licancabur y otros volcanes de la zona. También traslados a San Pedro y recogida en el mismo.
Los precios eran baratos. Me pareció muy buena opción en ese momento para hacer una excursión de un día para tener la oportunidad de volver a ver Laguna Colorada. Y el resto de lagunas de colores.
Es que me habían gustado tanto estas lagunas, las montañas, los desiertos… y habíamos tenido tan mal tiempo.
Guardaré el contacto…. Quien sabe…
Lado Chileno
De la frontera boliviana nos faltaba el trámite del sellado de pasaportes y entrega del documento que nos dieron al entrar al país.
Al otro lado ya nos espera el transfer para llevarnos a San Pedro. A nosotros y los chicos del otro coche.
Y en esta furgoneta recorremos la franja de zona de nadie hasta la frontera chilena. El chófer de la furgoneta nos explica los requisitos de la frontera chilena. Muchísimo más estricta que la frontera boliviana. Sobre todo el SAG, como ya se dijo.
Revisan todo el equipaje.
Obtenemos nuestro nuevo PDI y volvemos a entrar en Chile, por el mismo edificio que a la ida, en el Control Fronterizo de Hito Cajones.
Sobre las 11 de la mañana estábamos llegando al Hostal Pablito II después de haber dejado al resto de viajeros.
Vuelvo a mencionar la amabilidad de la chica del Hostal Pablito.
Nuestro equipaje estaba donde lo habíamos dejado. Recolocamos equipajes en la zona de patio común con vistas a la estación de autobuses y al Licancabur. Incluso nos ofreció su propio baño particular por si queríamos refrescarnos.
Aquí nos recogería el transfer para el aeropuerto a las 16:30.
Pero antes nos dimos una última vuelta por el pueblo de San Pedro.
Nos detuvimos a observar con detenimiento su plaza en la que dan sombra los árboles autóctonos de la región, el algarrobo y chañar.

En una de sus esquinas se encuentra la iglesia de San Pedro.
Fue construida en 1557 pero su aspecto ha ido evolucionando hasta el actual. Templo con las características del estilo mestizo andino. Con muros de adobe de un metro de ancho y cubierta a dos aguas. Es monumento histórico desde 1951.

La última remodelación tuvo lugar en 2014 y en la misma se descubrieron dos antiguas pinturas de ángeles que estaban cubiertas.
En 2014 fue cuando nosotros visitamos San Pedro y su iglesia no pude verla porque estaban con esta restauración. Entonces este templo era de color blanco.

Ahora tiene el típico color del adobe. Como casi la mayoría de edificios del centro turístico del pueblo.

En las oficinas de Cruz Andina estaba el chico que nos había traído desde Bolivia. Lo vimos al pasar de
casualidad. Pensaba quedarse hasta el día siguiente en el albergue en el que habíamos desayunado. Pero se ve que luego cambió de opinión.
Les conté lo que no me había gustado del viaje y se llevó un pequeño rapapolvo por su forma de llevar las normas tan de forma estricta. Y el por qué se había quedado sin propina.
Disfrutamos de una buena comida en la Franchutería. Unas pizzas riquísimas. Sentados a la sombra de los chañares que dan sombra en su patio.
Demostrando que no solo es la panadería favorita de los turistas en San Pedro de Atacama.
Y llegó nuestra hora de dejar San Pedro.
En 2014 con solo un vistazo me había conquistado. Ahora, cinco años después, lo ha vuelto a hacer. Pero en esta ocasión sí que ha podido enseñarme muchos de los rincones preciosos que tiene para ofrecer al visitante.
Nos han quedado cosas sin ver, qué duda cabe que todo no se puede abarcar.
De lo que más me quejo es de no haber visto alguna puesta de sol (perfectamente factible de hacer con otros compañeros de viaje).
El no haber ido a las instalaciones del observatorio ALMA . Pero esta visita hay que reservarla con muchísima antelación y apuntarte en una lista de espera.
También se quedó en el tintero el tour Astronómico para ver el cielo más estrellado del planeta. Pero es que nuestra estancia en el pueblo coincidía con luna llena y entonces no funcionan estos tours por la mucha luminosidad. Aunque lo intenté para la última noche que estuvimos y me dijeron que no era aconsejable.
Con Transfer Licancabur nos fuimos hacia el aeropuerto de Calama. Pero porque es esta la ruta que tienen prefijada. Dejaron allí los pasajeros y luego nos trasladaron a la ciudad de Calama, al hotel Geotel. Pasábamos allí la noche porque nuestro vuelo salía al día siguiente muy temprano.
El hotel Geotel es una buena opción de alojamiento en Calama. Acabamos muy contentos con la amabilidad de su personal y el precio es muy competitivo.
Calama es la Capital de la Gran Minería del Cobre. Como ya dije al principio.
Hace cinco años la visitamos. Por motivos muy distintos a los de ahora. Y recuerdo la amabilidad de su gente.
Y esa amabilidad la seguimos apreciando. Pero hay algo distinto en el ambiente de la ciudad. A diferencia de San Pedro en que no se había notado para nada la situación de inestabilidad del país, aquí sí que se palpaba algo.
En sus calles vacías, en las pintadas en muros, bancos, tapias,, La plaza dónde se encuentra la catedral de San Juan Bautista era una pena…. El mobiliario urbano destrozado, con pintadas…
Y lo que más nos impresionó. Las altas medidas de seguridad que había en los comercios. Vimos un pequeño supermercado totalmente enrejado. Despachaban detrás del enrejado.
Cenamos en el Bavaria por recomendación de un lugareño, Si bien nos dijo que ya no era lo que antaño. No obstante, no nos defraudó porque no teníamos especiales expectativas. Solo cenar y marcharnos pronto a la cama que aquel día ya había sido muy largo.
Y al día siguiente, otra madrugada.
Habíamos acordado con un taxista el traslado del hotel Geotel al aeropuerto El Loa de Calama. Nos lo había recomendado el conductor de la empresa Licancabur que ayer nos trasladó desde San Pedro.
Ellos no hacen este traslado desde Calama al aeropuerto.
Un taxista también muy amable. Nos puso al tanto de forma escueta y fácil del problema de las manifestaciones y protestas de Chile y los problemas de fondo que provocaban estas revueltas.
Nuestro vuelo salía a las 7:15 h. Un vuelo a Balmaceda con escala en Santiago de Chile y operado por Latam. Todo se desarrolló correctamente.
Antes de las 13:00 h. estábamos recogiendo nuestro nuevo coche alquilado en el aeropuerto de Balmaceda.