Continuando nuestra ruta, volvemos a parar en otro de los cientos de miradores que nos encontramos a nuestro paso, se trata del Mirador da Lomba do Vasco. De esta guisa, con chubasquero y gorra patriótica con cuernos, hago mi posado
El mirador está completamente rodeado de preciosas hortensias azules
La isla está repleta de impresionantes miradores, sin duda este es uno de los mejores y desde donde se puede contemplar el gran Lago Azul y Sete Cidades.
Me quito el chubasquero y la gorra pero sigo haciendo patria con la camiseta de España
No importa desde donde hagas las fotos, todas las perspectivas son impresionantes, lo más llamativo es el color intenso verde de su naturaleza, aparte del impresionante lago, claro.
La familia preparándose para el postureo, jajajajaja.
Unos metros más adelante había un gran rebaño de vacas, fuimos a verlas y hacernos fotos con ellas.
Indicadores con los distintos lugares que puedes conocer en la zona.
Después de disfrutar de estos maravillosos paisajes, seguimos con nuestra ruta.
A tan sólo 3km, en el Valle de Sete Cidades, se encuentra la Iglesia de San Nicolás. Fue construida a mediados del siglo XIX y se encuentra dentro del volcán y rodeada de uno de los mejores entornos paisajísticos de la isla. Es una iglesia sencilla pero su largo paseo hasta la entrada presidido por enormes pinos y cedros la convierten en objetivo de las cámaras fotográficas.
Su fachada blanca contrasta con la oscura piedra volcánica de la estructura y en su interior de forma rectangular encontramos un largo pasillo que termina en un altar sencillo.
En los jardines de la iglesia hay una placa conmemorativa al ingeniero agrónomo Caetano de Andrade Alburquerque Bettencourt.
Vamos bajando el valle hasta llegar a nuestra próxima parada, el Lago Azul, próxima etapa