A pocos kilómetros del Parque Natural de Saô Miguel se encuentra la aldea de Moinhos.

Primero nos acercaremos a ver un poco la Playa de los Molinos, una playa tranquila de arena negra y aguas tranquilas. A pie de playa hay un restaurante con zona de picnic, y como veis, hay gente disfrutando del día.


Paseamos un rato por la playa y nos vamos al cercano Mirador de Santa Iria. Desde este mirador se aprecia la gran belleza natural de la costa norte de la Isla de San Miguel.

En el mirador se puede ver un poco de la historia de la zona escrita en unos bonitos azulejos portugueses. Fue en esta colina cuando en 1831 tuvo lugar la Batalla de Ladeira da Velha, cuando las tropas de D. Pedro IV vencieron a las de su hermano D. Miguel, abriéndose paso para la Concesión de Évora Monte, poniendo fin a la Guerra Civil entre liberales y miguelistas de 1832/1834.

Hacemos varias panorámicas de los acantilados y el Mar Atlántico que luce un tono azul intenso, mientras yo presumo de pareo traído de Brasil



Es un lugar precioso para venir a relajarse y olvidarse de los problemas, eso sí, tener cuidado porque sopla bastante viento y algún objeto puede salir volando.


En los alrededores del mirador hay plantaciones de té.

Continuamos hasta la cercana localidad de Porto Formoso. Dejamos el coche en un parking cercano a la Iglesia Nuestra Señora de Gracia. Pedro Vaz Pacheco, dejó escrito en su testamento el 2 de junio de 1509, que se construyera en esta iglesia la Capilla del Buen Jesús con un crucifijo y retablo de Nuestra Señora para el entierro de sus herederos. En 1697 se compró una campana para ponerla en el campanario de la iglesia. Se asciende por una escalinata y está construida en sillería realizada con piedra basáltica oscura.

Desde la puerta de la Junta de Freguesia de Porto Formoso, hay un rinconcito a modo de mirador desde donde se puede ver el pequeño puerto/playa de la localidad.

Esta es la Fuente Velha que hay en el pueblo, parece que también sirvió de lavadero en su época, no pude verlo bien porque íbamos en el coche, pero por los azulejos que hay en la pared de mujeres lavando, hace pensar que sí lo era.

A nuestro paso con el coche por unos campos a la salida del pueblo, alborotamos la tranquilidad de cientos de palomas.


Seguimos ruta de miradores
