Por fin Kenia ✏️ Blogs de KeniaViaje a Kenia en el verano del 2014, visitando varios parques y reservas naturales.Autor: Iskrenub Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (14 Votos) Etapas 1 a 3, total 8
PRESENTACION Visitar algún país del África subsahariana era una pequeña espinita que tenia clavada desde hacia tiempo. Me atraían, no solamente los animales, si no los interminables paisajes que muchas veces había visto en películas y documentales. De modo que casi volviendo de Vietnam y Camboya comencé a documentarme con las maravillas del continente africano. Primero fue Sudáfrica y me llamo la atención no solo las reservas de animales sino también su cultura, su historia reciente y las posibilidades añadidas de las excursiones acuáticas con avistamiento de ballenas y tiburones. Sin embargo los recorridos de los safaris me parecieron un tanto artificiales, con la sensación de estar un poco como en un gran zoológico controlado. Por eso dirigí mi mirada hacia Kenia. Si existe algo inconfundible que había visto docenas de veces en los documentales son las enormes praderas llenas de ñus, los animales atravesando el río acosados por enormes cocodrilos y la estampa inconfundible de los grandes elefantes amarillentos con el Kilimanjaro al fondo. Todo eso me lo daba Kenia. Además, encontré un plan de vuelo asequible con la compañía Turkish Airlines con paradas en Estambul a la ida y a la vuelta. Los vuelos, pues, ya estaban controlados. Quedaba entonces el meollo de la cuestión. Decidir los parques y reservas que visitar, elegir agencia y recorrido para casi dos semanas. De modo que a recopilar información de hasta una decena de agencias, con sus folletos, recorridos, alojamientos y precios. Había programas con recorridos en grandes camiones, durmiendo en tiendas montadas en las reservas según avanzamos (desechada porque no estamos para estos trotes) y los clásicos viajes por etapas pernoctando en hoteles en las poblaciones, en seudo campamentos con tiendas montadas en sitios estratégicos o en "Lodges", auténticos campamentos establecidos con cabañas de cemento o madera y con todas las comodidades posibles. Y todos caros, Kenia y en general este tipo de viajes en África es caro, muy caro, el mas caro de los viajes que hice hasta ahora. Las entradas a los parques y reservas son caras, los alojamientos son caros aunque incluyen comida y transporte. Al final elegimos la compañía Tabia, una de las mas nombradas en el foro de los viajeros, con opiniones dispares pero con bastante experiencia en safaris. Después de un mes de informarme tenia claro los parques a visitar: Amboseli con sus elefantes y su gran montaña de fondo, Masai Mara, por supuesto, y un pequeño parque con animales exclusivos que podría merecer la pena, Samburu. Tres vértices de un gran triangulo con Nairobi en el centro. El problema son las enormes distancias entre ellos y se me ocurrió disponer de paradas intermedias de un día en otros parques menores para hacer mas llevadero el recorrido. Sabiendo lo que sé ahora eso fue un error, pero no nos adelantemos. De modo que el viaje quedó prefijado como sigue: Llegaríamos a Nairobi a primera hora de la mañana y directamente nos dirigiríamos a Amboseli para pasar 2 noches en el Amboseli Serena Lodge. Luego subiríamos hasta Aberdares para pasar una noche en The Ark lodge continuando al día siguiente hasta la reserva de Samburu con 2 noches en el Samburu Sopa Lodge. Luego bajaríamos hasta el parque del lago Nakuru pernoctando una noche en el Flamingo Hill, para seguir hasta Masai Mara con 3 noches en Enkerende Camp. Y al final volver a Nairobi para dormir una noche y regresar a España al día siguiente. (luego hubo un cambio en el programa al adelantarnos la vuelta algunas horas, no dormiríamos en Nairobi ya que el vuelo salió a las 2 de la madrugada, aun así mantuvimos el hotel (se trataba del Boma Inn) para poder asearnos y descansar un poco). Además se me ocurrió algo para esta ocasión especial. Mandé correos electrónicos a distintas grandes tiendas deportivas con franquicias en toda España solicitando material deportivo (balones, exactamente) y camisetas de niño para ir repartiéndolas durante el viaje. Dos de ellas se desmarcaron diciendo que no se dedicaban a ese tipo de labor. La franquicia Decatlón me citó para una entrevista pero un par de días después recibí un correo de El Corte Inglés anunciándome que me esperaba un paquete en su gran tienda mas cercana a mi casa. Nada menos que una docena de balones de fútbol y casi una veintena de camisetas a las que tuve que hacer hueco en mi maleta (también repartí con otro matrimonio de amigos nuestros que hicieron el viaje con nosotros). Con esa perspectiva decliné la entrevista con Decatlón ya que no tenia sitio material para llevar nada mas. De modo que a finales de agosto del 2014 alli estabamos los cuatro para empaparnos de una parte de África. Empezamos. Etapas 1 a 3, total 8
AMBOSELI Llegamos a Nairobi vía Estambul con muy poco retraso, si acaso media hora. Pero a la hora de recoger las maletas, primer problema, la mía no aparece. Y no solo eso, además en la cinta sin fin hay una maleta muy parecida a la mía que no para de dar vueltas y nadie la recoge. En fin, que desisto de seguir esperando que salga y vamos a buscar al guía para ayudarme a hacer la reclamación, él me tranquiliza diciendo que eso es muy frecuente y que suelen llegar el avión siguiente. Por fortuna ese día bajábamos a Amboseli y en 3 días volvíamos a Nairobi para ir al norte. Vaya consuelo, 2 días sin cambiar la ropa y pensando en la posibilidad de que se perdiera definitivamente. Casi otra hora mas en poner la reclamación. Efectivamente, mi maleta no era la única extraviada, había otras 5 ó 6 más. Un funcionario me preguntó como era, tecleó unas letras en un ordenador antediluviano (aquello todavía era msdos) y me entregó un papel que salio de una impresora de agujas que tenía al lado. El representante en Nairobi de la agencia nos esperaba fuera. Le pagamos el último plazo del viaje y montamos en el vehiculo que sería casi nuestra segunda casa los próximos 11 días, un Toyota Hiace un poco avejentado, con problemas para cerrar el portón trasero pero desahogado en su interior gracias a que solo íbamos cuatro. Ya eran las once de la mañana. Tardamos 5 horas en llegar a Amboseli. No sé cuantos kilómetros hay entre uno y otro sitio. Tampoco importa demasiado. Como pudimos comprobar los días siguientes, los desplazamientos en Kenia por carretera son insufribles y los son por muchos motivos. En este caso la salida de la capital no fue tan lenta pero luego la carretera se lleno de camiones a velocidades ridículas y además no hacíamos mas que pasar pueblos pequeños (tres casas junto a la carretera) donde colocaban varios badenes que también enlentecian el recorrido. Me seguiré explicando. Cuando estaba planeando el viaje pregunté en este foro por las distancias entre las distintas reservas, incluso abrí un apartado para ello, las respuestas eran vagas y todo el mundo coincidía en que no se pueden medir los recorridos como en España. La realidad es aun peor. Ya he dicho lo de los camiones y lo de los badenes estratégicamente situados. Las carreteras estatales no están tan mal (me sorprendieron), algunas están bacheadas pero no demasiado, sin embargo, nuestra furgoneta raramente pasaba de los 75 Km/hora y cuando lo hacía, un testigo chivato comenzaba a sonar. Al parecer los vehículos turísticos tiene prohibido circular a mas de 80 (y pasamos muchas carreteras en buen estado) de modo que nos adelantaban todos. Y lo peor: Cuando tomamos el desvío para la reserva, la carretera asfaltada se convierte, casi siempre, en un camino de cabras, a veces ni en camino. En recorrer 60 o 70 Kms. pueden tardarse 3 horas lo que echa al traste con todos los cálculos. Pero, en fin, eso es lo que había. Amboseli es una enorme planicie reseca con algunas charcas con agua diseminada donde abunda el verdor y algunos oasis de palmeras, cañas y matorrales donde se asientan los lodges. Todo presidido por el gran monte Kilimanjaro como telón de fondo. Esta surcado por caminos de tierra rectos y sobreelevados para que no se inunden, por uno de ellos y cerca del hotel tuvimos la primera experiencia: Un pequeño grupo de elefantes pastaba junto a la carretera pero uno de ellos estaba subido en el camino. No era demasiado grande pero pillaba casi la mitad de la vía. Hundía su trompa en el agua de los lados y recogía bocados de hierba que se llevaba a su boca. Cuando pasamos lentamente junto a él levantó la cabeza y separó las orejas en señal de amenaza, nosotros marcha atrás a la defensiva. Así hasta 4 veces. No había forma de pasar por allí. De modo que, a duras penas, el guía-conductor maniobró dando la vuelta y buscó un camino alternativo. Eso nos retrasó otra media hora. Y así fue nuestro primer contacto con los reyes de Amboseli. Una pequeña aventura que contar al menos con una sonrisa. Eso me quitó el problema de la maleta de la cabeza aunque solo fuera por unos momentos. El Amboseli Serena Lodge esta situado en uno de esos pequeños oasis entre el paisaje desértico de alrededor. Se encuentra junto al Ol Tukai Lodge y quizás algún establecimiento mas. Llegamos tarde pero aun a tiempo para almorzar en el comedor. Nos alojaron en una mesa que seria la misma de toda nuestra estancia. Dejamos nuestras maletas en las habitaciones (excepto la mía, snif) y almorzamos rápido ya que enseguida volveríamos al matatu, que así se llaman a estas furgonetas, para un breve recorrido por los alrededores. Los animales aparecen nada mas abandonar el Lodge. Cebras, búfalos, antílopes de diversas familias y algún avestruz se mostraron huidizos ante nosotros, solo los elefantes en los fangales se mostraban indiferentes. Incluso ese famoso animal tan curioso de 5 patas pudo ser fotografiado. En la distancia, el viento levantaba remolinos estrechos que ascendían hacia el cielo y ponía un manto gris en el terreno. Terminamos viendo ponerse el sol tras las palmeras y a los animales refugiarse en los oasis para pasar la noche. Y casi al final, en la distancia, el Kilimanjaro que había permanecido esquivo toda la tarde, se nos apareció en todo su esplendor. Fue un buen colofón a la jornada. Esa misma noche compré en la tienda del lodge un bañador y unas camisetas (afortunadamente siempre intercambiamos ropa interior en las maletas de cada uno, por si acaso). Cenamos y aun nos dio tiempo de tomarnos una copa en una terraza del Lodge mientras una gran fogata preparada por los masais calentaba un poco el ambiente. Todas las salidas matutinas de safari las hicimos muy temprano, como mucho a las 7 de la mañana, incluso sin desayunar, para aprovechar las horas en que el sol no calienta tanto y los animales están mas activos. A esas horas tan tempranas y en una furgoneta descubierta hace un frío que pela pero en poco tiempo el calor hace su aparición y te sobra todo. Es por eso que lo mejor es vestirse por capas que te puedas quitar. El día de hoy incluía una primera salida para volver pronto al Lodge y otra escapada de tarde, después de almorzar. Esto nos permitía disfrutar de las instalaciones y de la piscina del Hotel que no todo iba a ser ver bichos. Nos asignaron las habitaciones 93 y 94, justo al lado del comedor y las terrazas miradores, perfectas para no andar demasiado. Muy coquetas, coloridas y agradables, por la noche colocaban las mosquiteras y abrían la cama. Desde las terrazas podían verse muchos animales en la lejanía y por la tarde algunos antílopes curiosos se acercaban a beber a las charcas cercanas al Lodge. La zona de la piscina estaba siempre vigilada por masais que se encargaban de espantar algunos monos traviesos que se acercaban al recinto. Su sola presencia hacia que subieran a lo mas alto de los árboles. Ya por la mañana habían dado buena cuenta de las sobras del desayuno de una familia con niños en una mesa de la terraza. Ese día pasamos por un pequeño lago con algunos pelícanos y subimos al único montículo cercano, el llamado pequeño Kilimanjaro. Y entretanto, mas elefantes, mas antílopes, algún hipopótamo y muchas aves. Y otra vez la tarde nos regaló un ocaso soberbio teñido de rojos. Y muy al final del día el guía nos regaló un espectacular paso de elefantes colocando estratégicamente el vehiculo delante del camino de paso de estos animales. La mañana siguiente después de desayunar nos despedimos de Amboseli y del sur de Kenia. De nuevo recorrimos los mismos polvorientos caminos en dirección a la reserva de Aberdares. Etapas 1 a 3, total 8
ABERDARES Después de unas buenas horas volvimos al aeropuerto de Nairobi. Tras pedir una autorización para mi y otra para el guía que actuaba como interprete (los controles son importantes) fuimos al mismo sitio de donde salimos y allí estaba ella, mi maleta, solitaria y perdida. Cuando llegue a ella la pobre estaba temblando. Miré hacia arriba, susurré un plegaria, la acaricié, le di un besito en el asa y me la llevé a donde estaban los otros esperándome. El viaje hubiera sido muy difícil si no hubiera aparecido. Lástima que, con la emoción, no tenga ninguna foto de esos momentos. En cuanto a la maleta, este fue su ultimo viaje. Sirvan las fotos siguientes como su homenaje. Aparece en todas ellas. Hotel Movenpick en El Gouna. Egipto 2002 Aeropuerto de Bangkok. Tailandia 2003. Hotel Holidays Inn en Phuket. Tailandia 2003. Hotel La Kasbah en Keirouan. Túnez 2004. Hotel Disney Pop Century en Orlando. USA 2006. Hotel Palladium Punta Cana. Republica Dominicana 2008. Hotel Waldorf Astoria en New York. USA 2008. Jaima en el desierto Wadi Rum. Jordania 2009. Hotel Beit Zamán en Petra. Jordania 2009. Hotel Iberostar Bávaro. Republica Dominicana 2010. Hotel Artis en Zamosk. Polonia 2011. Hotel Palladium Kantenah en Cancún. Méjico 2011. Hotel Signature en Saigón. Vietnam 2013. Hotel Angkor Home en Siem Reap. Camboya 2013. En medio de la nada en Masai Mara. Kenia 2014. También estuvo en San Andrés (Colombia), China, India, Nepal, Londres, Cuba, Turquía y Lisboa. Pero de esos sitios no conservo documento grafico donde aparezca. Por fin, ya tiene el retiro adecuado y merecido. Cuando llegamos al Aberdare Country Club (el hotel base de The Ark Lodge) eran mas de las tres de la tarde. Nos tenían preparado un picnic en la terraza a modo de almuerzo y nos dieron las instrucciones que debíamos seguir para subir mas tarde al alojamiento definitivo. Preparamos una pequeña maleta con todo lo indispensable para una noche. Las vistas desde allí eran magnificas. Algunos animales salvajes pastaban a sus anchas en el cuidado césped del hotel, vimos algunas gacelas y sobre todo facóqueros, grandes y peludos, con enormes colmillos que arrancaban la hierba de rodillas y un precioso pavo real nos obsequió con una demostración de su belleza. Sobre las cinco y media subimos en un minibús al alojamiento en medio de la selva. En la media hora que duró el recorrido dos sorpresas: una hiena acosaba inútilmente a un facoquero que con solo levantar la cabeza le hacia retroceder. Estos animales, las hienas, en manadas son insistentes y temibles pero en solitario son unos verdaderos caguetas. La segunda sorpresa vino al remontar una de las curvas cerradas del recorrido. Un leopardo enorme, nuestro primer leopardo, apareció junto al minibús. No debió de permanecer mas de 10 segundos, lo suficiente para disparar un par de fotos. Yo creo que él se sorprendió tanto como nosotros, nos miró asustado y en un momento desapareció entre los matorrales. Después de unos segundos de silencio el conductor y el guía comenzaron a gritar diciéndonos lo difícil que era ver a esos animales y celebrando la suerte que habíamos tenido. El hotel The Ark Lodge hace honor a su nombre. Es un edificio de madera, simulando un gran barco, plantado en medio de la selva. Se llega a él a través de unas pasarelas elevadas para producir el menor impacto posible en el entorno. Tiene 2 plantas y la parte de atrás, la popa del barco, se abre a un lago artificial estratégicamente situado donde, a lo largo del día y la noche, aparecen distintos animales a beber, bañarse y surtirse de sal que, muy a propósito, riegan los que mantienen el sitio. El piso inferior tienen unas enormes cristaleras con unas vistas magnificas pero el superior es aun mejor, está al aire libre y casi los puedes tocar. Además, es el único sitio donde permitían fumar. No hay mucho que hacer en The Ark, creo que a media tarde dan de comer a pájaros y monos que aparecen en las pasarelas pero llegamos tarde para eso. Solo desde las terrazas veíamos como una docena de elefantes y algunas gacelas pastaban y bebían placidamente. Pero nos inventamos un divertimento: Aprovechando la señal wifi del hotel nos comunicamos por WhatsApp con algunos amigos en España para decirles que cada comienzo de cada hora, podían vernos en directo en la webcam del hotel en la siguiente dirección www.thearkkenya.com/ y, efectivamente, cada hora, salíamos a ver los animales y saludar a la cámara (también cayó algún que otro cigarrito). Mas tarde recibimos varias fotos que nos habían hecho desde España. Cuando se hizo la noche los elefantes se despidieron y aparecieron los búfalos que se adueñaron del lugar (perfectamente iluminados por unos focos de gran potencia). La habitación no era tan pequeña como me esperaba, una cómoda cama que calentaban de noche (aquí si que hacía verdadero frío) y un cuarto de baño funcional. Una habitación sin cerradura, solo con un pestillo para cerrar desde dentro. Y un curioso sistema de timbres de aviso, para las visitas nocturnas al mirador, de animales poco corrientes (aunque se puede desconectar). La cena, normalita, en la media de todas las que hicimos en Kenia, una sopa, pollo o cordero, arroz, fruta y esta vez algún dulce. Mas tarde pudimos ver un par de ginetas que se acercaron a comer a una de las escaleras de emergencia. Cuando nos despertamos la mañana siguiente los búfalos aun seguían allí. Desayunamos dentro y reservamos un café para fuera para ver la manada por ultima vez. Había llovido casi toda la noche y el frío aun se hacía notar. Después de algunas fotos más recogimos bártulos y nos despedimos del lugar para ir aun mas al norte, a la reserva de Samburu, pero esa ya es otra historia. Etapas 1 a 3, total 8
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