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Qué ilusión! Qué ilusión! Qué ilusión! Qué ilusión! Nos vamos a ÁFRICA!

Salimos a las 21:00 de Bilbao rumbo a Barcelona, donde hemos reservado noche en el mostrador 546 del Prat. Al llegar a la habitación improvisada y tras estar plácidamente descansando en los sacos, viene un segurata a echarnos. Nos vamos al jodido banquillo que no tiene posición cómoda, te pongas como te pongas. (Bueno, si cuelas bajo los reposabrazos alguna parte de tu cuerpo y te pones rígido a lo cadáver a lo mejor llegas a dormir 10 minutos seguidos…) Menos mal que hemos hecho acopio de chuches y revistas…

Prontito por la mañana facturamos las maletas y ponemos dirección Zurich. Aquí te das cuenta de que no todos los aviones son iguales. Éstos de Swiss Airlines tienen espacio incluso para gentuza como yo; nada que ver con el de Vueling, que casi finiquita mi futura carrera deportiva profesional.

En Zurich para calentar unas carreras para cambiar de terminal, pasar el control de aduanas y el cacheo en menos de 45 minutos. JIT!! (Just in Timberlake o just in time). Última etapa camino de Nairobi, cruzando medio y otro medio continente. Por el camino redesayunas, comes, meriendas y cenas? (pierdo la cuenta de las comidas del día…).

Ya en Nairobi recogemos las mochilas, que milagrosamente hicieron el cambio de terminal JIT (venga, que ya te lo sabes) y vamos a sacar guita. Por el camino parecemos famosos; se nos acerca mazo gente!!! Empezamos a familiarizarnos con la sensación de ser los únicos blancos entre la gente (y, por extensión, de parecer un dollar con patas).

Con el dinero a buen recaudo, toca buscar un taxi. Nos piden 2700KES! (1 euro = aprox 110 KES o Kenyan shillings). El tipo del albergue nos daba el servicio por 1800KES, incluyendo su propia propina… En medio de la marabunta uno se acepta los 1500KES, pero no tiene coche, que ahora viene… Miradas de extrañeza entre nosotros. Llamada de teléfono para que otro tipo le traiga su? taxi?. Al cabo de 5 minutos de absurdo, llega un mertxe, se baja un tipo que le saluda a nuestro taxista y nos vamos camino del albergue.

Es noche cerrada. Los primeros momentos siempre son jodidos adaptativamente hablando: Gente que vende machetes en la autovía (como aquél que vende klinex), tráfico denso e irracional, ausencia de normas de circulación, ausencia de farolas/luz, etc.

Llegamos al albergue (el Youth Hostel de Nairobi), donde nos están esperando. Qué ilusión! Tras más de 24h estamos de nuevo en “casa”. Nos aseamos un poco y bajamos a cenar al comedor del hostel. Nada más entrar, toda la gente del comedor se queda mirándonos (son un grupo de jovenzuelos internos/as que vive ahí). Ale, ya tienen un poco de novedad. Nosotros para recenar pedimos algo que no tienen y nos traen lo que queda. Pues dale al rico pollo (flaco) con arroz! Las dos raciones y sus dos botellitas de agua nos sale por 900KES.

Tras la cena reposamos un poco en el salón, donde están echando la telenovela de moda (Luna negra). Todas las chavalas están empatalladas. Vaya situación!

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Aprendemos una cosa que será habitual el resto de días: Las persianas no existen, las ventanas nunca se pueden cerrar del todo y el sol sale para las 6AM.

El hostel es modestito modestito. La habitación tiene el tamaño justo para 2 literitas y una taquilla oxidada y destartalada que se supone que hace la función de armario. Mochilas al suelo. Afortunadamente, tenemos la suerte de estar solos en la minihabitación de 4 plazas. Otra buena noticia: la ducha (de baño comunitario, que hemos dicho que era modestito) tiene agua caliente. Oh, espera: abrasa!!! (Me temo que estas cebolletas eléctricas de Kenia van a darnos algún que otro susto).

Habíamos venido sólo con los vuelos y la primera noche, así que le decimos al jefe que nos quedamos esta noche también y bajamos a desayunar a eso de las 7:30. Es probable que podamos encontrar algo mejor pero hoy vamos a dedicarnos a buscar safari para salir mañana mismo así que no vamos a cargar con las mochilas ni a perder el tiempo en buscar otra cosa.

De nuevo con los colegiales/as, nos metemos el desayuno inglés por excelencia con sus huevos, su salchicha (de ternera, que no de cerdo) y sus tostadas. Barato y suficiente. Hay que coger energías para afrontar la dura misión que nos hemos encomendado: BUSCAR SAFARI!

Bajamos al centro andando. Lo primero que sentimos es la jodida contaminación. La calle es de bajada para nosotros pero los coches que suben van quemando todo lo que pillan a mano. Vemos a lo lejos una furgo con una estela de 10m de humarro que nos impulsa a cruzar la calle de 4 carriles a lo loco. Por la acera contraria los coches también bajan y así es todo mucho más fácil.

El paseo es de unos 25 minutos hasta que llegamos al centro de Nairobi, donde está todo el mundo en la calle. Enseguida se nos acercan “agentes” de paisano a vendernos safaris y también algún personaje que entabla una amable conversación para acabar contándonos una batalla de no sé qué guerra y, vamos, de que necesita dinero... A unos y otros les vamos dando esquinazo mientras buscamos una oficina por nuestros medios (pensamos que, de esa manera, nos ahorraríamos la comisión del sujeto en cuestión). Una vez que encontramos una y nos disponemos a entrar, se nos apalanca un paisano que nos dice que esa oficina sólo gestiona las reservas, que él nos lleva a los comerciales. En fin, si no queda más remedio…

Cruzamos unas calles siguiéndole el rastro, nos mete en un edificio y nos sube a la planta 4. Modo alerta on! Pero entramos en una oficina de verdad. Modo alerta off! Modo business on! Dialogamos largo y tendido. El proceso (que se repetirá en cada oficina) es el siguiente:

- Le cuentas en 2 líneas tu idea: Safari de 6 días por Masai Mara – Nakuru, partiendo de Nairobi pero no regresando a Nairobi sino acabando en Kisumu (que es donde queremos continuar nuestro viaje).
- Te cuenta su idea en 2000 líneas, mientras lo garabatea de forma esquemática en el folio que luego se convertirá en el CONTRATO.
- Te dice un precio muy alto, muy alto!
- Te descojonas!
- Te pones serio y le dices que no sabe lo que dice. Que por 100$ día o nada.
- Se descojona!
- Se pone serio, te mira a los ojos y te dice que por 0.9xprecio inicial es imposible.
- Le digo que me dé su mejor precio y que lo valoraré.
- Me da su mejor precio que es 0.85xprecio inicial.
- Tras la negociación lo dejamos en 720$. Le decimos que vamos a pensarlo y nos despedimos.

Salimos de la oficina y el mismo tipo que nos ha traído se ofrece a llevarnos a otra. En la otra oficina repetimos el proceso. Esta vez son 680$. Entramos en modo bucle y nos vamos a otra oficina. Esta vez acabamos en 645$. Llevamos un rato largo de negocios y tenemos la cabeza como un bombo.

Le decimos a nuestro paisano que nos deje un rato, que vamos a valorar las opciones y a tomar una decisión. Nos metemos en un garito chic, coca cola a 175KES! (más adelante descubriremos que lo normal son 40/50 KES aprox.). Decidimos que la mejor impresión es la primera oficina (un tal George, de la empresa “Right Choice”), pero que debe bajar un poco más el precio.

Salimos y buscamos a nuestro paisano, que nos encuentra rápido. Le informamos, él hace la llamada de comprobación y nos dice que aceptan 660$. Nos acercamos a la oficina y el tipo, después de dar un par de circunloquios, nos dice que entre su precio de 720 y el nuestro de 660, lo dejemos en 690$. Dame paciencia señor! Que como me des fuerza…!!! Le corrijo y le digo que el precio no es sólo nuestro, que él también ha aceptado por teléfono. Nos mira con cara pillo, estilo “lo tenía que intentar…”. Zanjamos el tema y realizamos parte del pago. Mañana empezamos el SAFARI!

El resto del día nos lo pasamos de paseo por la city. Ineludible tu paseo entre matatus*, tu supermercado y tu cerveza Tusker (típica keniata) en garito local (cold, por Dios, imposible entender que se pueda ni hacer esa pregunta pero en Kenia cada vez que pides una cerveza te preguntan si la quieres del tiempo o fría, y mira que allí el tiempo es más bien caluroso…).

La vida rutinaria en Nairobi es una cosa que no se puede describir, es de esas cosas que hay que vivirlas y sentirlas: Olores (cuando el humo de los coches permite respirar), sonidos (los bajos de los garitos aturdiendo al personal, los claxon, los vendedores repitiendo consignas indescifrables…), sensaciones (mieditor entre otras), escenas (seguratas hasta para entrar a una cafetería, que te pasan por las bolsas un detector que siempre pita...), miradas, tipos singulares…

Primeras sensaciones en Kenia: esto es un viaje de los que nos gustan, de los de sentir curiosidad por lo que nos rodea por lo diferente que nos resulta, de los de sentirte parte de un mundo bien amplio y bien fascinante…


*Matatu: transporte público nacional (absolutamente ilegal en cualquier país europeo por muchas razones) en forma de furgonetas con capacidad TEÓRICA (mayúsculas, subrayado, negrita) de 14 plazas. (Me temo que estos matatus de Kenia van a darnos algún que otro susto).

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Comienza nuestro safari, previo paso por las oficinas para zanjar los pagos y por el super para comprar algo de comida hipervitaminada (llámale risquetos, kitkat, magdalenas, chocolate y patatas fritas) para el resto de días.

La furgoneta la conduce Opain. Le acompaña Jakob (el cocinero y RRPP) y detrás vamos, además de nosotros, un par de checos con pinta de militares o mercenarios (incluyendo ropa de camuflaje, machetes y cervezas) y la pareja de uno de ellos (que es de origen keniata aunque vaya vestida de princesita con tacones).

En una de las paradas cada ocupante de la furgo va bajando en dirección al lavabo. Oh, oh... yo no puedo salir. Ayuda, estoy atascado! Vale, descojono general. He tenido a bien ser el único en abrocharme un cinturón de seguridad que amarra de narices pero que no desamarra ni patrás.

Tras unas 4h de viaje adentrándonos en el valle del Rift llegamos al “hotel” (Manyatta camp), donde nos reciben unos masais que nos acompañan a las tiendas/habitaciones. El rinconcito es muy chulo: el interior es de casa normal (con sus camicas y tó) pero las paredes son de lona (excepto el tabique del baño, incluido dentro de la “tienda”). De lujo y… bendita temporada baja! Solos otra vez. Enseguida nos lanzamos a por la comida (tipo buffet, bien) con ganas de salir pitando hacia el safari.

Nuestro primer safari es de tarde y lloviznando. Aun así, subimos la capota y empezamos a ver pequeños grupos de comehierbas.
- Nosotros: Una cebra, una cebra!!! Qué bonita! Mira qué rayitas! Es como un pony, ohhh… Una gacela! Qué mona! Un búfalo!!! Guau, vaya cuernacos!
- Opain: Es uno de “los cinco grandes*”. Es uno de los animales más peligrosos; nos atacaría si nos acercáramos.
- Nosotros: Ohhh.
- Opain: One topi!.
- Nosotros: One qué? Ahhh, un topi, un topi!!! Qué chulo, qué manchas, ohhh...
Y así sucesivamente.

Vamos avanzando un poco por el parque hasta que en un momentito nos ponemos delante de una leona con sus peques y la comida en la mesa (un ñu). Este espectáculo tiene un share de 10 furgonetas. Aun así, es un deleite*! La tropa danza a su rollo, se acercan a la presa, se alejan, se sientan, se mueven… Lo más gracioso es vernos al público cómo nos movemos con ellos.

Después nos acercamos a un árbol donde hay muchas furgonetas. Qué estarán mirando; nosotros no vemos nada… Hasta que nos indican que en lo alto del árbol hay una gacela abierta en canal… Coño! En los arbustos está el dueño escondidito... Cabe explicar que los leopardos son excelentes trepadores y que en ocasiones suben sus presas a los árboles para que otros depredadores no se las quiten. Para muestra un botón.

Seguimos dando vueltas y vemos a la mayoría de comehierbas que son muy tranquilotes y no se esconden: Gacelas, topis, impalas, cebras, ñus, búfalos, jirafas, elefantes… Muuuy chulo. Contentos!

De nuevo en el campamento, uno de los checos militar/mercenario hace trueque con un masai: mira qué machete más chulo te doy si me pasas tú esa lanza...

Ducha y cena. A destacar que por la noche hace “fresquito” (con polar y cortavientos nada menos). Los masais hacen una hoguera que le da un aire al sitio que no hace más que recordarnos la suerte que tenemos por estar ahí en ese momento. A la cama con una sonrisa.


*“Los cinco grandes” es como llaman en Kenia al grupo compuesto por: búfalos, elefantes, rinocerontes, leones y leopardos.
*Deleite (ummm, qué deleite): lo que dice una gallega en un bukake. (CHISTE).

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