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Viaje a Colombia en marzo-2018, conociendo un poquito de la región andina (Bogotá y Eje Cafetero), un poquito de la región caribeña (Cartagena y San Andrés) y un poquito de la región amazónica (Leticia)Autor: Meha Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (35 Votos) Índice del Diario: Palmeando por COLOMBIA
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Etapas 4 a 6, total 9
![]() Cartagena de Indias con sabor colonial y caribeñoCartagena de Indias está considerada una de las ciudades más bellas de América y para muchos es una visita imprescindible en Colombia. Emplazada a orillas del Mar Caribe, su pasado colonial impregna calles, fachadas y plazas, permitiéndonos pasear a través de una historia de siglos Emplazada a orillas del Mar Caribe, su pasado colonial impregna calles, fachadas y plazas, permitiéndonos pasear a través de una historia de siglos. Cartagena de Indias está considerada una de las ciudades más bellas de América y para muchos es una visita imprescindible en Colombia. Ha llegado el momento de sudar. Cartagena se cruzó en el camino sin ser una prioridad para mí. Queríamos viajar de Pereira a San Andrés, pero no hay vuelos directos. Entre las posibles escalas, Medellín y Bogotá llevaban las de perder frente a Cartagena. El error fue quedarnos 2 días para conocer las bochornosas Islas del Rosario. Empezamos a explorar la Cartagena colonial recorriendo Getsemaní. Este barrio comunicado con el centro amurallado mediante el Muelle de los Pegasos se compone de casas de planta baja, viviendas de la clase humilde en la época colonial. En una explosión de color, las buganvillas adornan las coloridas fachadas de Getsemaní. Es agradable pasear con tranquilidad por las estrechas callejuelas. En la Plaza de la Trinidad prevalece la animación. Se instalan vendedores de frutas, de cocos, de gorros, sin ejercer demasiada presión. Se nota que el barrio se ha puesto de moda entre viajeros. Hay numerosos alojamientos, bares y restaurantes y siguen restaurando casas para convertirlas en negocios turísticos. ![]() Emprendemos después rumbo a la Ciudad Amurallada, accediendo por la Puerta del Reloj que nos deja en la Plaza de los Coches, antiguamente mercado de esclavos. Cartagena de Indias es terriblemente turística. Su arquitectura y su encanto encandilan a cualquiera a pesar del calor y de las muchedumbres. No sólo está a tope de turistas, también de vendedores que intentan ganarse la vida. Mención especial merecen las fruteras, las palenqueras, que todos los días se acicalan con coloridos ropajes para salir a la calle a engatusar a los turistas y ganarse un dinerillo por las fotos. ![]() ![]() Nos dejamos vagar sin rumbo, empapándonos del aire colonial que desprenden las elegantes casonas de dos plantas del interior de la ciudad amurallada donde antes habitaban las familias más acomodadas. Me gustan sus coloridas fachadas recubiertas de enredaderas, sus ventanas enrejadas, sus balconadas de madera, sus enormes puertas con aderezos que nos hablan de la vida de sus pasados habitantes. ![]() ![]() ![]() Varios museos recopilan el transcurrir histórico de la ciudad. El Museo del Oro expone objetos de diferentes culturas y localizaciones geográficas. Los indígenas colombianos eran excelentes orfebres y fabricaban objetos de oro para usar en sus rituales o para otorgar un poder mágico a los poderosos cuando fallecían. El Palacio de la Inquisición aloja otro museo. La planta inferior está dedicada a las prácticas de la Inquisición, mientras que la superior alberga varias salas museísticas que explican la historia de la ciudad, entre patios abiertos, arcadas y ventanales de madera. En estos hermosos edificios coloniales, los inquisidores realizaban abominables torturas. ![]() Varias compañías se dedican a organizar “Free City Tours” en Cartagena. No me suelen gustar estas actividades, pero esta vez sucumbí. En grupo recorrimos varios lugares emblemáticos del centro, repasando los diferentes capítulos de la historia de la ciudad. Se me hizo algo pesado al final con tantas fechas y datos históricos, aunque más o menos resultó ameno e interesante. El atardecer es el momento en que la gente busca un hueco sobre la muralla para contemplar la puesta de sol rojiza sobre el mar Caribe. Etapas 4 a 6, total 9
![]() Turismo inmundo en las Islas del RosarioSe supone que la islas del Rosario, cercanas a Cartagena de Indias, son Parque Nacional, y lo que percibimos en esta excursión de un día fue una combinación de suciedad, desaliño, turistas maleducados, inseguridad, y falta de respeto. Se supone que estas islas cercanas a Cartagena de Indias son Parque Nacional, y lo que percibimos en esta excursión de un día fue una combinación de suciedad, desaliño, turistas maleducados, inseguridad, y falta de respeto. Existen numerosas opciones de tours a las Islas del Rosario. En Cartagena los ofrecen por todas partes. Te vuelves un poco loco y no sabes cuál elegir. Algunas excursiones zarpan desde el Muelle Los Pegasos en el centro de Cartagena, mientras que otras realizan el trayecto hasta Barú en autobús. Ambas tienen desventajas. Dicen que soportar el oleaje de regreso en barco a Cartagena es duro en algunas épocas del año. En el hotel me recomendaron la opción que consideraban más acorde a mis preferencias, asegurándome que se trataba de un grupo reducido y que se visitaban lugares alejados de la persecución de vendedores. Mentira. El tour resultó desastroso con la empresa Backpackers, aunque creo que el resultado no hubiera sido mejor con cualquier otra agencia. Nuestra excursión realizaba el trayecto en autobús hasta la Isla Barú, donde se ubica Playa Blanca, por lo que, poco antes de las 7 am pasan a recogernos en el hotel. Feos paisajes nos acompañan durante más de una hora de trayecto por carretera. Todo es plano y seco en los alrededores de Cartagena. Playa Blanca en Isla Barú
![]() En Playa Blanca embarcamos apiñados en la lancha-patera con el guía pachanguero. Totalmente tercermundista. No éramos 15 personas como nos habían asegurado al contratar la excursión, sino más de 50. Es obligatorio usar chaleco salvavidas, pero no hay para todos. Añadamos un par de paradas del motor durante la travesía, quedándonos flotando a la deriva durante unos minutos ………... Navegamos entre varios islotes de este supuesto Parque Nacional Islas del Rosario, la mayoría privados, hasta que fondeamos en el lugar designado para el snorkell. No sólo los turistas gritones se ponen de pie sobre los corales y los pisotean……….también lo hace la propia tripulación. Si ellos mismos que viven de esto no lo cuidan………..en fin………….muy lamentable. Poco provecho obtenemos del snorkell, más que darnos un chapuzón en agua calentita. Apenas algunos peces y un fondo coralino bastante tristón…….. ![]() El bochorno se acrecienta cuando desembarcamos en el siguiente destino: Isla Cholón. Nos sentimos encerrados en este antro ruidoso. El reguetón suena a todo gas. Me irrita. La minúscula playa está repleta de precarios tenderetes en los que cocinan con escasas condiciones higiénicas. La basura se acumula entre los manglares. Se supone que estamos en un Parque Nacional, y no es más que un estercolero lleno de suciedad y turistas maleducados que quieren beber, cantar a gritos y bailar. Los guías y las agencias colaboran en el despropósito con nula sensibilidad hacia el entorno. Podría ser una isla idílica de fina arena blanca, de cálidas aguas turquesas, de manglares abrazando el agua. Pero es todo lo contrario: un lugar insoportable donde se me hace interminable permanecer los 45 minutos establecidos. Yo me quiero marchar cuanto antes. Isla Cholón
![]() ![]() De nuevo como sardinas en lata emprendemos rumbo a Playa Azul, a la cual llegamos en pocos minutos. Al menos está más tranquila y no suena el insufrible reguetón a todo volumen. Chiringuitos, puestos de venta, sillas y hamacas apenas dejan espacio libre de arena. Nos ubican en unas sillas para servirnos fruta y un cóctel de mariscos. Estoy ya en estado “yomequieroir” y me parece muy cutre. Maldecimos haber caído en esta trampa. Este tipo de turismo no es para nosotros. Playa Azul ![]() Lo peor estaba por llegar. Es horrible el regreso a Barú (Playa Blanca) en la lancha que en otros países ya habrían desguazado. Las olas golpean en esta época del año entre enero y abril. Navegar cara a ellas es insufrible, y el respecto a la seguridad es nulo. Menudos descerebrados. No me quiero imaginar lo que tienen que pasar los que vuelven en lancha a Cartagena. Desembarcamos en Playa Blanca para el almuerzo. El restaurante al borde del agua está reservado para nuestro grupo. La verdad es que se está bastante a gusto frente al Mar Caribe sintiendo la brisa suave, y la comida no ha estado mal, pero el cabreo ya no me lo quita nadie. Playa Blanca es horrible. Apenas hay 3 ó 4 metros de anchura de arena y la gente de apiña en las tumbonas. Pasan lanchas, motos de agua y todo tipo de artefactos acuáticos. Parece que su único interés es hacer dinero rápido a costa de los turistas, sin pensar en el futuro. Vamos, que ha sido la peor excursión de mi vida. Pura grosería. Mañana nos vamos a la Isla de San Andrés. Seguimos por el Caribe, pero aquello ya es otra cosa. Playa Blanca
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![]() Buceo y cocoteros en la Isla de San AndrésAunque geográficamente cercanas a la costa nicaragüense, las Islas de San Andrés y Providencia pertenecen políticamente a Colombia. San Andrés es una invitación constante a zambullirte en el mar. Sin duda, sus paisajes más asombrosos están bajo el agua. El buceo en estas aguas caribeñas es tranquilo, cálido y fácil, sin apenas corrientes. Aunque geográficamente cercanas a la costa nicaragüense, las Islas de San Andrés y Providencia pertenecen políticamente a Colombia. Dado su enclave estratégico en las rutas marítimas de América a Europa, otros pueblos rivalizaron antes por la posesión de las islas. Por ellas pasaron holandeses e ingleses, quienes llevaron esclavos. También interesaban a los piratas, ya que les encantaba atacar los galeones cargados de riquezas. Toda esa mezcolanza ha generado una cultura criolla que otorga identidad al archipiélago. Ellos no se sienten colombianos ni de ningún otro lugar, se consideran isleños y apartados de todo. Día 1 en San Andrés. Recorriendo la isla en carrito de golf La primera misión en la isla es conseguir un carrito de golf para recorrer la carretera costera circular. En el hotel nos facilitan el contacto y resulta inmediato. Nuestra primera parada es la playa Rocky Cay, emplazada en una bahía típicamente caribeña, de aguas turquesas y cocoteros ofreciendo sombra sobre la blanquísima arena. Habitualmente se puede caminar por el mar y llegar a Rocky Kay, un islote que emerge enfrente. ![]() Pocos kilómetros más adelante se extiende San Luis, la segunda población de la isla. La sucesión de casas de madera presenta una oportunidad para apreciar la arquitectura criolla de la isla. ![]() Playas de arena blanca y aguas que mezclan colores verdosos, turquesas y azules se extienden por la costa este. Paramos varias veces, una de ellas para comer pescado en el restaurante El Paraíso. Es un chiringuito a pie de playa que se pone a tope a mediodía. En la Punta Sur de la isla se halla el Hoyo Soplador, otra atracción turística natural repleta de tenderetes. No entiendo que a la gente le pirre hacerse fotos junto al tímido chorro de agua pulverizada que emerge por un orificio de la costa rocosa. La costa oeste es más salvaje, solitaria y más bonita para mi gusto. Ha cambiado la configuración y ya no hay blanca arena sino un litoral compuesto de corales fosilizados. En la piscina natural de West Point nos dedicamos un rato al snorkelling. Entre rocas, esponjas y plantas submarinas se refugian peces tropicales. No es gran cosa y, sin embargo, el lugar atrae a numerosos visitantes. El motivo es bastante anti-ecosistema. Con la entrada te entregan unos trozos de pan que la gente usa para alimentar a los peces y atraerlos a tu alrededor. Qué disparate e incultura. Además, aquí organizan la actividad de los argonautas, otro disparate. Te puedes colocar una escafandra y caminar por el fondo del mar respirando por un largo tubo. El trayecto que viene a continuación hasta ciudad San Andrés me gusta. Es un paisaje de costa coralina y cocoteros, que se amansa en la bahía de The Cove y se vuelve más agitado después. El paseo de la playa de San Andrés city resulta agradable y siempre está animado. Los cocoteros le otorgan un carácter tropical caribeño. Como ha sido habitual en este viaje por Colombia, las palmas siempre han estado presentes. La temperatura es perfecta por la noche para pasear o sentarse en una terraza. ![]() Día 2 en San Andrés. Buceo San Andrés y Providencia son conocidas por sus fondos marinos propicios para bucear, que desde 2005 están protegidos como Área Protegida Marina de Seaflower. San Andrés es una invitación constante a zambullirte en el mar. Sin duda, sus paisajes más asombrosos están bajo el agua. El buceo en estas aguas caribeñas es tranquilo, cálido y fácil, sin apenas corrientes. Sabemos que no encontraremos grandes bichos como los tiburones o ballenas que rondan las aguas del Pacífico Caribeño, sino que su atractivo es el hábitat coralino. Scuba San Andrés nos ofreció una asistencia excelente con buenos estándares de seguridad. Este centro de buceo Padi tiene su sede en el oeste de la isla de San Andrés. Qué gusto lanzarse a estas aguas caribeñas a 28 ºC. No hace falta traje ni casi plomos. Y nosotros que estamos acostumbrados a bucear en aguas frías a 14 ºC con neopreno de 7 mm que parece una escafandra!!. Todo es más cómodo. Menuda diferencia. Y además ni se requieren largos desplazamientos en barco, ya que el arrecife coralino rodea la isla, ni es necesario bajar a mucha profundidad y el aire rinde más. ![]() Realizamos la primera inmersión tras navegar apenas unos minutos desde la costa. El fondo coralino es precioso, es un auténtico jardín submarino. Nos ha explicado el dive master el problema ecológico que están provocando los peces león y por eso se dedica a pescarlos con un arpón. Proceden de un acuario de Miami que perdió sus especies marinas durante un huracán. Son especies foráneas, originarias de Asia, y se están extendiendo por el Atlántico americano causando estragos entre la fauna nativa, ya que de momento no tienen depredadores. ![]() Una vez en superficie, descansamos en el barco, corta navegación y tras el correspondiente intervalo de superficie nos zambullimos en el segundo punto de buceo del día. Tenemos la oportunidad de explorar el pecio de un buque hundido hace 30 años, el Blue Diamond, antiguamente destinado al narcotráfico. Su desgastada estructura se ha recubierto de una capa coralina en la que se está formando todo un ecosistema acuático. Encontramos una morena, un pez globo, y numerosos peces de colores, entre montones de esponjas y gorgonias. ![]() ![]() ![]() ![]() Descanso y paseíto por la tarde. Es agradable caminar al borde de la playa de San Andrés al atardecer cuando la temperatura refresca. Cenamos en Islander, un restaurante muy bonito con estructura de madera abierto hacia la playa. Pargo con verduras, arroz con camarones y patacones. La comida está muy rica, el servicio es excelente y el local resulta de lo más agradable. ![]() Día 3 en San Andrés. Buceo diurno y nocturno Ya estaban preparando nuestros equipos cuando llegamos a las instalaciones de Scuba San Andrés en la costa oeste de la isla. Da gusto, te lo dan todo hecho. Para llegar a al primer punto de inmersión tenemos que recorrer unos pocos kilómetros en coche hasta el puerto de The Cove donde nos aguarda la embarcación. Sólo necesitamos unos minutos de navegación para lanzarnos al agua. En el arrecife de corales que exploramos abundan los peces menudos y alguna raya. Es muy bonito. ![]() ![]() ![]() Comiendo coco con panela esperamos el intervalo de superficie antes de zambullirnos de nuevo. El instructor es un tío genial con una perspectiva muy positiva de la vida y me encanta charlar con él. En la segunda inmersión disfrutamos de una vistosa pared coralina llena de vida marina, aunque en aguas más turbias. Penetramos en cuevas, recorremos la pared recubierta de corales y plantas que dan cobijo a infinidad de peces. Las estatuas que han colocado en el fondo del mar le aportan un carácter singular. Representan escenas de la vida isleña. Con una buena pesca de peces león emergemos a la superficie muy satisfechos tras unos excelentes 50 minutos bajo el agua. Mira que son curiosos estos peces cuando nadan con todo su abanico desplegado. ![]() Regresamos al hotel para comer y descansar porque hemos quedado para hacer una inmersión nocturna. Nos volverán a recoger esta tarde. Comida, descanso y paseíto por la playa cuando empieza a dar la sombra. ![]() Para el buceo nocturno nos recogen a las 7 pm anocheciendo. Los equipos ya están montados cuando llegamos. ¡De lujo! En este caso compartimos la experiencia con una suiza y el mismo dive master que nos ha acompañado en todas las inmersiones. Es un tipo formidable, divertido, y lo domina a tope. Hemos sintonizado muy bien. La cercanía de la barrera coralina nos permite descender directamente desde la costa sin necesitar barco. La noche estrellada, el silencio, la soledad, encontrarnos en medio del mar entre la negrura, ¡qué buenas sensaciones! Iluminando los fondos y los corales con las linternas descubrimos peces globo, rayas, pulpos que ondean sus tentáculos, una morena que serpentea………y todo ese acuario natural adquiere una escenografía especial. El silencio es más silencioso, los colores son más intensos, la fauna nunca duerme, los peces se menean, las plantas acuáticas se balancean, respiran………… Sin duda, los momentos más mágicos llegan cuando apagamos las linternas y nos rodea el plancton luminiscente. Los pequeños puntitos verdes se suspenden como burbujas. Es una pasada sentir la flotabilidad, la ingravidez en la oscuridad. Han sido 40 minutos muy relajantes y excitantes a la vez, llenos de sensaciones mágicas que culminan cuando emergemos y miramos hacia arriba para saludar al cielo estrellado que Orion corona en el cénit. El taxi de regreso a la ciudad nos da un rodeo por el interior de la isla para dejar a la suiza en su hospedaje. Son poblados de casas de madera en las que la población más oriunda vive alejada de turistas. Me parece una arquitectura criolla muy vistosa. Ellos y ellas cantan y bailan por la noche a la puerta de las casas. Cenamos en Casablanca, un restaurante elegante y caro en el paseo peatonal de la ciudad. En San Andrés los precios doblan o triplican los del continente. Róbalo al ajillo con arroz de coco. Róbalo a la plancha en salsa de queso con chips de plátano frito. Y la rica limonada de coco además de las cervecitas. Hasta las 11 pm se puede cenar en San Andrés. Día 4 en San Andrés. Desarticulada operación mantas en el Acuario A las 9 am acudimos al Muelle de Casa de la Cultura de donde zarpan las barcas al Acuario de San Andrés. Se pueden elegir excursiones marítimas de día completo o de medio día a Johny Cay, Acuario y Haynes Cay, etc. El puerto es un pequeño caos por la mañana. Se agolpan turistas buscando un tour de su gusto. Nosotros nos apuntamos a una excursión de 3 horas por la mañana, consistente en navegar hasta el islote de Haynes Cay, hacer snorkell en el Acuario, nadar con mantas raya y navegar cerca de los manglares de la Reserva Old Point. Todo pintaba muy interesante hasta que nos damos de bruces con la realidad. No sé por qué me apunto a excursiones organizadas. Menudo suplicio. Te embarcan como sardinas en lata y el capitán no para de contar chistes malos. Te cuentan que tus ojos van a flipar con los siete colores del mar, que vas a pisar un cayo de blanquísima arena coralina, que te sumergerás en un acuario natural con miles de peces, estrellas de mar, erizos y mantas……………y te vienes arriba. Sin embargo, cuando avistamos Haynes Cay nos horroriza la muchedumbre. Podría describirse como un par de pequeños islotes unidos, uno arenoso y otro poblado de cocoteros. La transparencia y los colores del mar son de ensueño, y ya desde la superficie ves montones de pececillos. Si te describen un lugar así, seguramente te imaginas en un paraíso idílico. ![]() Pero la percepción cambia cuando desembarcamos en el reducido y abarrotado espacio. Esto está petado y nos empezamos a mosquear. Cabreo que se agudiza cuando un nativo reclama la atención de los turistas sentado sobre una manta raya, para recaudar por las fotos. Nos habían asegurado que han prohibido tocar a las mantas, pero todavía hay quién no acata las prohibiciones, ni respeta el entorno. Los turistas se vuelven locos y acuden en masa. ![]() ![]() Estaba previsto permanecer un par de horas en Haynes Cay, en el Acuario de San Andrés. Cada uno podía elegir su actividad predilecta y nosotros elegimos la huida. Se nos hacía largo quedarnos tanto tiempo en un lugar tan caliente y apretujado. Abordamos una barca que volvía vacía a tierra para pedirle que nos regresara a ciudad de San Andrés. Todavía teníamos tiempo de ducharnos en el hotel y salir a terracear por el paseo de la playa. Respiramos el tranquilo aire caribeño contemplando los cocoteros, la gente que viene y va y los atractivos colores del mar, mientras seguimos eliminando nitrógeno antes de volar a Bogotá. Viajamos con Latam y en 2 horas pasamos de la cálida isla de San Andrés a las frescas alturas de Bogotá para hacer noche y al día siguiente poner rumbo a la cautivadora Amazonía. Cruzaremos el ecuador y conoceremos la Colombia del hemisferio sur ![]() Etapas 4 a 6, total 9
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