AZORES, 5 ISLAS POR UN PELO: PICO, SÃO JORGE, FAIAL, FLORES Y CORVO ✏️ Blogs de PortugalUn viaje por 5 de las islas Azores: Pico, São Jorge, Faial, Flores y Corvo. Planeado antes de que supiésemos que existía la Covid-19. A punto de ser cancelado varias veces y sumido en incertidumbre hasta el final. Mereció la pena para conocer estos 5 pedacitos de paraíso.Autor: Marimerpa Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (35 Votos) Índice del Diario: AZORES, 5 ISLAS POR UN PELO: PICO, SÃO JORGE, FAIAL, FLORES Y CORVO
01: INTRODUCCIÓN Y PREPARATIVOS
02: PICO: LLEGADA Y PRIMER DÍA ESQUIVANDO LA LLUVIA
03: PICO: DÍA DE LAGUNAS Y VACAS EN LA NIEBLA, VIÑAS Y FURNAS
04: PICO: BALLENAS Y LAGUNAS
05: SÃO JORGE, LA ISLA DE LAS FAJÃS: NIEBLA, POÇA DE SIMÃO DIAS Y COSTA SUR
06: SÃO JORGE: TEST PCR, RUTA POR LA CUMBRE DE LA ISLA Y FAJÃS DEL NORTE
07: FAIAL: HORTA Y MONTE DE GUÍA
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Etapas 10 a 12, total 14
FLORES: LLEGADA Y CASCADAS EN LA NIEBLACambiamos de isla y nos fuimos a Flores, la isla de las cascadas. Es la más occidental de las Azores.
Dijimos adiós a Faial en su pequeño aeropuerto. Para ir a Flores volamos en el pequeño avión de hélices que cubre el trayecto. La llegada a la isla ya fue indicativo de lo que Flores puede ofrecer, ya que desde el avión pudimos ver algunas de las muchas cascadas que caen directamente al mar.
Los dueños del apartamento que alquilamos nos fueron a buscar al aeropuerto. Podríamos haber ido andando, ya que el aeropuerto está a menos de un kilómetro de la ciudad, para que os hagáis una idea de las proporciones en la isla. Además, nos enseñaron donde estaban los restaurantes, supermercados y piscinas naturales de Santa Cruz de las Flores, la principal población de la isla, con algo más de 1000 habitantes. Una vez comimos en el restaurante O Moreão, hicimos la compra, recogimos el coche que nos había alquilado un particular. Viejo es decir poco. En fin, ya no podíamos hacer otra cosa, aunque con las pronunciadas cuestas de Flores nos dio algún que otro susto. En cuanto a los supermercados de la isla, es normal encontrar algo de desabastecimiento, sobre todo en productos frescos, ya que dependen de la llegada de los barcos desde las otras islas del archipiélago y del continente. Una vez hechos los deberes, decidimos empezar a recorrer la isla, y nos pareció la mejor idea ir a conocer algunas de sus cascadas en el oeste de la isla, atravesando la carretera central. La cosa fue bien al principio, paramos en el mirador Pico da Casinha, y continuamos el camino, hasta que la niebla lo cubrió todo y no se veía una vaca a dos pasos. Literalmente, casi nos comemos unas vacas que estaban en la carretera. Continuamos con esperanza de ver algo, aunque pasamos mil miradores en los que no merecía la pena pararse y desvíos a lagunas que no íbamos a tomar. Por fin llegamos al aparcamiento del Poço da Ribeira do Ferreiro, en Fajãzinha. Nada más bajarnos del coche, pudimos ver una gran cascada junto a la carretera, con un enorme caudal debido a las abundantes lluvias de los días anteriores. Es la cascada de Ribeira Grande. Emprendimos el camino de 600 metros que conduce hasta el lugar más icónico de la isla de Flores. Es corto, pero hay que ir con cuidado, ya que el piso es de piedras, que suelen estar mojadas. Cuando llegamos flipamos con la belleza del sitio. La niebla le daba un toque mágico, aunque no dejaba ver la altitud de las cascadas que caen al lago rodeadas de vegetación. Podría decir que se respiraba calma, el lugar invita a ello, si no fuera por la convención de fotógrafos que se había dado cita en este bello paraje. No propusimos volver sin niebla. De vuelta a Santa Cruz, donde no había niebla, fuimos a las piscinas naturales de agua cristalina, donde había cientos de peces. Nos estuvo mal del todo para ser la primera tarde. Imagenes relacionadas Etapas 10 a 12, total 14
CORVO, LA ISLA PEQUEÑA DE LAS AZORESExcursión a la isla de Corvo, la más pequeña del archipiélago, desde la isla de Flores.
Para el primer día completo en Flores habíamos contratado una excursión a Corvo, la isla más pequeña de Azores. Fuimos con la empresa Passeios Turísticos Flores, que te lleva en una lancha semirrígida de 20 plazas y que de camino pasa por algunas de las cascadas y cuevas de la costa de Flores.
La primera parte de la excursión fue realmente bonita, con los islotes, las cuevas y las múltiples cascadas cayendo al mar, con bastante agua esos días. Al llegar al extremo norte de la isla ya fuimos a gran velocidad hasta Corvo, separada de Flores por unos 26 kilómetros. Ya de lejos nos dimos cuenta de que la isla no se veía, que estaba cubierta por una gran nube. Nuestro gozo en un pozo. Íbamos con la idea de subir al Caldeirão de Corvo y hacer el sendero que baja al interior y lo recorre por dentro. Pero con esa niebla no nos aconsejaban subir. Hay dos taxis grandes en la isla, que por 5 euros por persona suben al Caldeirão, pero nadie subió. Comenzamos visitando la zona de molinos de viento, muy fotogénicos. Pero aparte de eso poco más hay que hacer en Vila de Corvo. Dimos varios paseos, nos tomamos una cerveza y nos desesperamos un poco. Cuando faltaba una hora para irnos vimos que la nube empezaba a clarear. En esos momentos vi a uno de los taxistas, que me dijo que el Caiderão se estaba despejando y que subía, con dos plazas libres. Para nosotros. No pudimos hacer el sendero, pero llegamos a bajar un poco por el interior del cráter y pudimos disfrutar de la magnífica visión del Caideirão y sus lagunas. No pudo ser más porque ya se acercaba la hora a la que habíamos quedado con el barco para regresar. En el camino de vuelta vimos un gran grupo de delfines listados. No son muy amigos de los barcos, por lo que hubo que seguirlos un poco. Demasiado, desde mi punto vista. Nos dejaron saltos para el recuerdo. De vuelta en Santa Cruz, no pudimos resistirnos a seguir viendo peces en las piscinas naturales. La cena otra vez en el O Moreão, ya nos sabíamos la carta de memoria. Imagenes relacionadas Etapas 10 a 12, total 14
FLORES: VUELTA A LA ISLA HUYENDO DE LA NIEBLASegundo día en la isla de Flores, con la niebla como compañera.
Esperábamos tener más suerte con el clima ese día, así que volvimos al interior de la isla para intentar ver las lagunas volcánicas de la parte alta. Pero encontramos la niebla incluso antes que el primer día. Aun así, seguimos hacia el oeste, ya que el clima es muy cambiante y puede variar de una parte a otra. Pero no fue así.
Fuimos hasta la cascada del Poço do Bacalhau, pensando que al estar cerca de la costa, no habría mucha niebla. Allí también había, pero no nos importó. La cascada, su entorno y los molinos de agua que se alimentan de ella estaban preciosos. Y como era temprano por la mañana estábamos solos. Seguimos un poco hacia adelante por la carretera que muere en una pequeña aldea, guiados por más caídas de agua que se veían en el acantilado, tapado por la niebla. Una zona preciosa. Sin niebla debe ser magnífico ver las cascadas enteras. Dimos la vuelta por el sur de la isla, con la esperanza de que la niebla fuese despejando, pero nos acompañó todo el camino. Una vez más, pasamos por diversos miradores que tuvimos que dejar pasar. Paramos en una cascada junto a la Rocha dos Bordões, de lo poco que pudimos ver. Ya en el sur, en el faro de Lajes das Flores, que estaba cerrado y no se podía visitar. Subiendo por la costa este paramos en dos miradores, el miradouro da Caveira y el miradouro da Fajã do Conde, este último con vistas a Santa Cruz. Paramos a comer en Santa Cruz das Flores, comida que no pasará a la historia en el restaurante Fora de Horas. Y de allí empezamos a recorrer el norte de la isla. Primera parada en el miradouro do Caimbro, y la tarde estaba despejando. Después fuimos a la Bahía da Alagoa, donde hay unos merenderos y zona de camping. Desde allí se accede a una playa preciosa, con unos islotes muy verdes. Por un momento nos pareció estar en Asia. Teníamos intención de seguir recorriendo todo el norte de la isla, pero vimos que en el centro estaba despejado y fuimos a intentarlo una vez más. Volvimos a recorrer la carretera central, esta vez con más suerte, ya que encontramos despejado el miradouro da Ribeira da Cruz por primera vez. Seguimos para ver las lagunas. Empezamos por la Lagoa da Lomba, la laguna más aislada de las 7 lagunas de Flores. La pillamos despejada, parece que nuestra suerte con la niebla cambiaba. Habíamos cantado victoria muy pronto. Subimos a ver las lagoas Seca y Branca. La primera la vimos, la segunda ya no. Ni las lagoas Negra y Comprida. La niebla lo envolvió todo de nuevo y se acabó lo que se daba. Volvimos al sur dispuestos a hacer el sendero de la Fajã do Lopo Vaz. Aquí no había niebla, pero una nube negra amenazaba con chafarnos el plan. Este sendero es corto, pero tiene bastante desnivel. Baja a una de las primeras fajãs habitadas en Flores, y después hay que subirlo todo. Con una humedad tremenda, en un cartel indicaba que se trataba de un microclima tropical. Al final del sendero se llega a una playa, y por detrás se puede continuar por unos campos de cultivo abandonados, al final de los cuales pudimos ver un acantilado con varias cascadas cayendo al mar. Muy bonito. Nos tomamos una cerveza con aquellas vistas y emprendimos el tortuoso camino de ascenso. Entonces empezó a llover y poco más pudimos hacer. Decidimos cenar por allí antes de volver a Santa Cruz, ya que los restaurantes de allí ya nos los conocíamos de memoria. Pero no fue posible, ya que solo atendían con reserva previa. Así que nos volvimos al apartamento a terminar con las provisiones que nos quedaban. Tened esto en cuenta, en Flores hay muy pocos restaurantes y suele ser conveniente reservar. Imagenes relacionadas Etapas 10 a 12, total 14
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