Indonesia - Borneo, Papúa y Java central ✏️ Blogs of Indonesia

Hoy era nuestro último día en Yogyakarta. Esta vez si, íbamos a madrugar para ver el mercado, y después queríamos ver el palacio del sultán y las fuentes ( o baños) que había cerca del palacio.
Desayunamos en el hotel y nos fuimos en taxi a Beringharjo. Esta vez habíamos llegado muy pronto, al contrario que el día anterior, peor ya había bastantes puestos abiertos. Quería comprarme una máscara de madera, recuerdo que suelo intentar comprar cuando viajo. No había mucha variedad en el mercado. Era principalmente de ropa y comida. Estuvimos un tiempo paseando entre los puestos, compramos canela, y nos metimos en la sección de la carne (sólo tenían pollos). Lo que más me llama la atención de los mercados son los olores, algo que en las fotos lógicamente no se puede transmitir. En la mayoría de estos sitios hay olores a los que no estamos acostumbrados en España, muchas veces incluso de putrefacción diría. Por lo que estuvimos allí hasta que no pudimos aguantar más y nos fuimos al palacio del sultán.
En primer lugar vimos las caballerizas, donde tienen expuestos algunos carros y en una sala hacen un repaso a la historia de la independencia de Indonesia y al rol que jugó el sultán en ella. La verdad es que no vale mucho la pena, pero por el precio, 15k, se puede ir a pasar el rato.


Luego caminamos hasta el palacio, que estaba cerca (la entrada costaba lo mismo). No sé si es porque los sitios bonitos son donde vive el sultán y su familia en la actualidad y no están abiertos al público, o porque el palacio no tiene más que ofrecer, pero me pareció muy pobre la visita. Nada que ver con palacios como los de Estambul. Al ser domingo, sabíamos que había un espectáculo de danza javanesa a las 11, por lo que estuvimos atentos y a esa hora nos acercamos a uno de los escenarios donde empezó el espectáculo. Era curioso de ver, quizá lo único que se salvaba de las visitas.


Finalmente, nos dirigimos a las fuentes, que estaban a unos diez minutos andando del palacio. La entrada también costaba 15k, pero este era con diferencia el peor de los sitios. Masificado, mal organizado, y sin nada que ver.
Si tenéis pocos días en Yogyakarta, todos estos sitios son prescindibles.
Esa tarde teníamos que ir al hotel Manohara, que se encuentra dentro de Borobudur (90€ con entradas incluidas, que son 25 dólares por cabeza).
Como habíamos terminado ya en Yogyakarta, cogimos un taxi que nos llevó hasta Borobudur, a aproximadamente una hora.
Llegamos sobre las 3, y nuestra idea era ir a comer y dejar el templo para mañana. Sin embargo en la recepción, al hacer el check in, la chica nos dijo que sólo era posible visitar el templo esa tarde. El día siguiente estaba cerrado (por un motivo que no entendimos), por lo que ni comimos, dejamos las cosas en la habitación y fuimos a ver el templo. Teníamos hasta las cinco de la tarde. El templo se encontraba a escasos doscientos metros de las habitaciones, por lo que no nos costó llegar. Nadie nos pidió el ticket desde el hotel hasta el templo (si cogéis este hotel diría que podéis acceder dos días al templo sin problema).
Actualmente, el gerente de los templos de Yogyakarta (tanto Prambanan como Borobudur) ha decidido que nadie puede acceder a los pisos superior del templo (hay 9 pisos). Estuve leyendo algo en internet y creo que el motivo era porque no le salía de …
En fin, nos tuvimos que contentar con verlos desde la base y hacer fotos desde ahí. La entrada puede parecer cara, pero a mi parecer no lo es, es dinero que se utiliza para restaurar la inmensidad de cosas que quedan por hacer, y hay por ahí otros museos en el mundo o exposiciones bastante más caras para lo que son.
Estuvimos todo el tiempo que quisimos en el templo hasta que decidimos volver al hotel para ver el atardecer y fotografiar el templo.



En la reserva del hotel se incluye la entrada, desayuno, una proyección de la historia del templo que no pudimos ver por falta de tiempo y un tentempié por la tarde. Aprovechamos para comer algo rápido y nos fuimos a una explanada dentro del hotel con vistas al templo para fotografiarlo.



Estuvimos ahí hasta que se hizo de noche, nos duchamos y nos fuimos a cenar a un restaurante cercano en taxi (no estaba cerca como para andar). El hotel tiene restaurante pero queríamos salir un poco y dimos por hecho que los precios iban a ser caros.

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Retomo el final del viaje después de varios meses de acabarlo y de escribir las otras etapas. Ya no recuerdo precios, pero intentaré ceñirme lo máximo posible al itinerario que hicimos y repasarlo muy por encima.

Esa mañana temprano cogimos un taxi hasta Magelang. Nos quedamos en el hotel Atria, que estaba bastante bien. Costaba 35€ la noche. No podíamos hacer el check in hasta las 14h por lo que dejamos las mochilas en recepción y nos fuimos a buscar otro taxi para llegar hasta el inicio del camino de Candi Selogriyo, un templo pequeño que se encontraba entre arrozales. Tras unos 40 minutos el taxi nos dejó en el pueblo, donde debido a lo estrechas que eran las carreteras y lo empinado del terreno no pudo seguir.
Continuamos por la última calle del pueblo y llegamos a las afueras. Allí había una caseta donde cobraban por pasar y realizar la caminata. No era mucho importe, y en realidad servía para la conservación tanto del templo como del camino que se encontraban en excelentes condiciones.
Fue una caminata muy agradable de un par de kilómetros que realizamos con excelentes vistas entre los arrozales. Algunos de ellos todos verdes, y otros secos (hasta ahora, todos los arrozales que había visto en otros lugares, o se encontraban todos verdes o todos secos, pero nunca había visto uno como este que tenían un poco de todo).



Llegamos finalmente al templo y estuvimos un rato descansando hasta emprender la vuelta.


En todo el trayecto no nos cruzamos con ningún otro turista. Tan solo al abandonar el recinto y volver a la carretera nos encontramos con un transporte privado que llevaba a una pareja de franceses.
El taxi que nos llevó había insistido en esperarnos, y como queríamos hacer la visita sin prisa y no sabíamos lo que íbamos a tardar le habíamos dicho que se volviese. Sin embargo allí no había ni taxis ni la aplicación los localizaba. Comenzamos a deshacer camino hacia la ciudad (no era viable hacerlo andando pues eran varias horas), y encontramos un sitio con vistas a otros arrozales donde nos tomamos un Ice tea.
Desde allí pudimos coger dos motos, que nos devolvieron por separado al hotel.

Era sobre la una y nos dejaron hacer el check in. Descansamos un poco y fuimos a comer cerca de un templo chino que había allí, llamado Klenteng Liong Hok Bio. Estaba cerrado pero unos señores que estaban en un banco cerca de la puerta nos indicaron con señas que entrásemos, y así lo hicimos. Dentro, un hombre que trabajaba allí nos confirmó que estaba cerrado pero nos acompañó a visitarlo. Estuvimos todo el tiempo que quisimos pero nos supo mal y decidimos realizar una visita express.


Tras esto, y como era pronto para cenar, y además habíamos comido tarde, buscamos un sitio para otro masaje. Finalmente cenamos y volvimos al hotel.

He de decir, que nos quedamos en Magelang porque pensaba que el día en Candi Selogriyo nos iba a llevar más tiempo, y que no tendríamos ese día horas suficientes para llegar a Semarang. Como comprobamos al día siguiente, no hubiese habido ningún problema en hacer todo el mismo día y evitar la noche en Magelang.

El día 9, por la mañana temprano cogimos un taxi a la estación de buses.
Allí, por unas 4k IDR si no recuerdo mal, cogimos un bus hasta Ambarawa que duró un par de horas.
Teníamos todo el día para ir a Semarang, y pese a que habíamos buscado cosas que hacer, no encontramos gran cosa. Había unas aguas termales pero se encontraban lejos de la carretera y parecía muy complicado llegar hasta ellas.
Decidimos parar en el lago Rw. Pening. Cogimos otro taxi desde donde nos dejó el bus (en medio de la carretera) y hasta un restaurante en el lago, donde nos tomamos un té.
El lago tenía buenas vistas pero como más.


Cogimos otro taxi hasta la estación de buses de Bawen, y allí cogimos un bus hasta Semarang, que también nos costó 4k IDR y duró otras dos horas.
Nos preguntaron varias veces a qué hotel íbamos, y tras decirles que al Ciputra, en una de las paradas nos indicaron que nos cambiásemos de bus. Le dijeron a la gente que estaba esperando dónde íbamos, y estos cuando llegó el bus correspondiente nos dijeron que nos subiésemos y se lo dijeron a la chica que cobraba los tickets. No nos hicieron pagar en este segundo bus, y al llegar cerca de nuestra parada, la chica nos dijo que nos bajásemos.
Nos sorprendió nuevamente lo amables y atentos que son los indonesios.

En Semarang tampoco hicimos gran cosa, salvo visitar otro templo chino. Sam Poo Kong, bastante mejor que el del día anterior.



Así concluimos el día. La mañana siguiente teníamos el vuelo a Yakarta, el destino final de nuestro viaje.

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Llegábamos al final del viaje, y la verdad es que no nos apetecía estar dos días en Yakarta. Hubiésemos preferido pasar otro día en Java central, pero con lo impredecibles que eran los vuelos, mejor ir a lo seguro que perder un vuelo de vuelta a España.

Llegamos por la tarde a la capital, y fuimos al hotel Stanley Wahid Hasyim Yakarta (61€ dos noches), que se encontraba en el barrio financiero y de las embajadas (a escasos 300m de la embajada de España). Dejamos las cosas y nos fuimos a cenar andando a un restaurante llamado Pison, al lado de la torre Kempeski, una de las más altas de la capital donde iríamos al día siguiente a tomar una cerveza al rooftop. Por desconocimiento y mala organización no lo hicimos ese día pero nos hubiese venido bastante mejor.

Volvimos a cenar comida europea, no podíamos más con el arroz ni con el pollo.
Tras esto nos fuimos al hotel. Queríamos hacer varias cosas a la mañana siguiente.

Amanecimos el día 11 y fuimos al mercadillo de artesanías más conocido de Yakarta, el Flea Market ubicado en la calle Surabaya.
Este mercado es impresionante. Aparte de tener todo tipo de objetos de artesanía (habíamos venido a buscar una máscara tradicional de allí), vimos tortugas, serpientes, cocodrilos y pangolines disecados y a la venta.
Estuvimos un buen rato viendo todos los puestos, y tras ver varias máscaras y regatear por ellas, me decidí a comprar una.
Después volvimos al barrio chino en taxi, donde habíamos estado al comienzo del viaje. Pasamos primero por las tiendas de ropa y acabamos llegando a los puestos de comida.
Allí nos paramos a ver cómo preparaban las ancas de ranas.


Un hombre me hizo gestos con la mano para que entrase en uno de los pasillos donde no había compradores para enseñarme unas jaulas.
Me acerqué y levantó un trapo de una de ellas. Dentro había una pitón que tendría unos 3/4 metros esperando a que algún cliente la comprase para comérsela.
Luego me hizo gestos para que me girase y siguió levantando telas. Me enseñó jaulas con tortugas y otra que fue la que más me impresionó con unos 20 ejemplares de varano, completamente hacinados y quietos, con palomas cagándoles encima y en condiciones pésimas, esperando también a que alguien tuviese ganas de llevárselos.

Fue bastante desagradable pero ver cosas como estas es por lo que a mi me gusta viajar.

Nos acercamos a la hora de comer al café Batavia y comimos algo allí, no podía faltar la turistada del viaje. Era bastante caro lógicamente para lo que era
Volvimos al hotel a descansar y por la tarde fuimos al rascacielos Kempeski. La cerveza rondaba los 6€, y era lo más barato de la carta así que nos pedimos una y solo una cada uno de nosotros. Las vistas no eran todo lo impresionante que podrían ser desde esa altura debido a la gran contaminación que había.

Finalmente, tras hacer tiempo y cuando se aproximó la hora de cenar, fuimos a una hamburguesería llamada Lawless Burguer Bar, bastante buena en comparación con un local europeo. Estaba nuevamente al lado de la embajada española y al lado de nuestro hotel.

Así pusimos fin al viaje de tres semanas, con otra comida occidental.
Teníamos el vuelo al día siguiente e hicimos tiempo en un centro comercial comprando recuerdos para la familia. No teníamos tiempo de visitar nada porque teníamos que ir al aeropuerto.

Como conclusiones finales y repasando cada una de las partes del viaje, cambiaría alguna de las cosas o daría consejos a aquellos que quieran hacerlo similar.
La parte de Borneo fue genial, esos 3D/2N no cambiaría nada de ellos.
De la parte de Papua, si se viaja dos semanas a Indonesia, ni intentaría ir, porque son demasiados transportes. Eso sí, es uno de los sitios más espectaculares que he visto. También la duración de la estancia. Estuvimos una semana, por miedo a no poder hacer cosas algún día por los monzones, pero como siempre caen por la noche, creo que con %/6 día como mucho hubiese sido suficente. Si no se bucea, no recomiendo ir, porque como bine dije todos los tours son pagando y se puede ir muchísimo el prespuesto.
Finalmente, de la parte de Java Central, hubiese quitado un día en Yogyakarta y la transición de Borobudur a Semarang la hubiese hecho en tan solo un día.
Eso si, los dos últimos días en Yakarta, aunque no haya nada que hacer los hubiese mantenido por lo que he comentado de los vuelos, que ya tuvimos bastantes sustos y cambios como para perder un vuelo nacional que haga que no lleguemos al vuelo de vuelta.

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