7 de agosto. Kraton de Yogyakarta y Borobudur ✏️ Diarios de Viajes de Indonesia

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Hoy era nuestro último día en Yogyakarta. Esta vez si, íbamos a madrugar para ver el mercado, y después queríamos ver el palacio del sultán y las fuentes ( o baños) que había cerca del palacio.
Desayunamos en el hotel y nos fuimos en taxi a Beringharjo. Esta vez habíamos llegado muy pronto, al contrario que el día anterior, peor ya había bastantes puestos abiertos. Quería comprarme una máscara de madera, recuerdo que suelo intentar comprar cuando viajo. No había mucha variedad en el mercado. Era principalmente de ropa y comida. Estuvimos un tiempo paseando entre los puestos, compramos canela, y nos metimos en la sección de la carne (sólo tenían pollos). Lo que más me llama la atención de los mercados son los olores, algo que en las fotos lógicamente no se puede transmitir. En la mayoría de estos sitios hay olores a los que no estamos acostumbrados en España, muchas veces incluso de putrefacción diría. Por lo que estuvimos allí hasta que no pudimos aguantar más y nos fuimos al palacio del sultán.
En primer lugar vimos las caballerizas, donde tienen expuestos algunos carros y en una sala hacen un repaso a la historia de la independencia de Indonesia y al rol que jugó el sultán en ella. La verdad es que no vale mucho la pena, pero por el precio, 15k, se puede ir a pasar el rato.


Luego caminamos hasta el palacio, que estaba cerca (la entrada costaba lo mismo). No sé si es porque los sitios bonitos son donde vive el sultán y su familia en la actualidad y no están abiertos al público, o porque el palacio no tiene más que ofrecer, pero me pareció muy pobre la visita. Nada que ver con palacios como los de Estambul. Al ser domingo, sabíamos que había un espectáculo de danza javanesa a las 11, por lo que estuvimos atentos y a esa hora nos acercamos a uno de los escenarios donde empezó el espectáculo. Era curioso de ver, quizá lo único que se salvaba de las visitas.


Finalmente, nos dirigimos a las fuentes, que estaban a unos diez minutos andando del palacio. La entrada también costaba 15k, pero este era con diferencia el peor de los sitios. Masificado, mal organizado, y sin nada que ver.
Si tenéis pocos días en Yogyakarta, todos estos sitios son prescindibles.
Esa tarde teníamos que ir al hotel Manohara, que se encuentra dentro de Borobudur (90€ con entradas incluidas, que son 25 dólares por cabeza).
Como habíamos terminado ya en Yogyakarta, cogimos un taxi que nos llevó hasta Borobudur, a aproximadamente una hora.
Llegamos sobre las 3, y nuestra idea era ir a comer y dejar el templo para mañana. Sin embargo en la recepción, al hacer el check in, la chica nos dijo que sólo era posible visitar el templo esa tarde. El día siguiente estaba cerrado (por un motivo que no entendimos), por lo que ni comimos, dejamos las cosas en la habitación y fuimos a ver el templo. Teníamos hasta las cinco de la tarde. El templo se encontraba a escasos doscientos metros de las habitaciones, por lo que no nos costó llegar. Nadie nos pidió el ticket desde el hotel hasta el templo (si cogéis este hotel diría que podéis acceder dos días al templo sin problema).
Actualmente, el gerente de los templos de Yogyakarta (tanto Prambanan como Borobudur) ha decidido que nadie puede acceder a los pisos superior del templo (hay 9 pisos). Estuve leyendo algo en internet y creo que el motivo era porque no le salía de …
En fin, nos tuvimos que contentar con verlos desde la base y hacer fotos desde ahí. La entrada puede parecer cara, pero a mi parecer no lo es, es dinero que se utiliza para restaurar la inmensidad de cosas que quedan por hacer, y hay por ahí otros museos en el mundo o exposiciones bastante más caras para lo que son.
Estuvimos todo el tiempo que quisimos en el templo hasta que decidimos volver al hotel para ver el atardecer y fotografiar el templo.



En la reserva del hotel se incluye la entrada, desayuno, una proyección de la historia del templo que no pudimos ver por falta de tiempo y un tentempié por la tarde. Aprovechamos para comer algo rápido y nos fuimos a una explanada dentro del hotel con vistas al templo para fotografiarlo.



Estuvimos ahí hasta que se hizo de noche, nos duchamos y nos fuimos a cenar a un restaurante cercano en taxi (no estaba cerca como para andar). El hotel tiene restaurante pero queríamos salir un poco y dimos por hecho que los precios iban a ser caros.

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