Norwegian Jade- Grecia y Turquía (primavera 2023) en construcción ✏️ Blogs de MediterráneoCRUCERO POR GRECIA Y TURQUÍAAutor: Betulia Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (5 Votos) Índice del Diario: Norwegian Jade- Grecia y Turquía (primavera 2023) en construcción
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Etapas 4 a 6, total 9
Y de nuevo regresábamos a Estambul, 17 años más tarde desde la primera vez.
Muy a primera hora, navegábamos por el Estrecho de Dardanelos y a medida que nos acercábamos a Estambul, la ciudad se presentaba antes nosotros con su inconfundible skyline salpicado de mezquitas y la imponente silueta del Puente que conecta Europa con Asia. Almorzamos temprano en el bufet y sobre las 12:30 nos lanzamos a la conquista de la ciudad, en la que permaneceríamos hasta el día siguiente por la tarde. La terminal de cruceros es inmensa y subterránea y nos llevó más de un cuarto de hora salir de ella, tras un recorrido por escaleras mecánicas, pasillos y enormes vestíbulos. se ve bastante nueva, y está ubicada bajo una zona de ocio a la que se puede acceder tras pasar estrictos controles de seguridad. Aunque me habían aconsejado usar el tranvía, nos dejamos seducir por los buses turísticos que esperaban junto a la terminal. El precio era de 35€ o 40$ Me pareció un poco caro, pero compramos el billete. Dos autobuses acababan de marchar y nos dijeron que en 10m llegaba el siguiente. Y sí, el autobús llegó, pero 3/4 más tarde no emprendió el recorrido. Una vez a bordo nos dicen que el recorrido va a durar 3 horas debido al tráfico y que si alguien baja del autobús, detrás no va a pasar ningún otro, porque están en Ramadán y a las 4 de la tarde suspenden el servicio. Todo el pasaje del autobús indignado, pero… no quedaba otra que aceptar la situación. El bus hizo el tour panorámico, cruzando el Bósforo por el puente que lleva a la parte Asiática y allí nos dieron 10 m para ir al baño. Luego prosiguió recorrido e hizo una breve parada para que tomásemos fotos desde el bus de la famosa plaza Taksim. Al llegar a la explanada de las Mezquitas, nos comunicaron que allí, teníamos la opción de hacer fotos en 10 minutos y volver al bus en el barco para acabar recorrido o bien quedarnos allí y regresar por nuestra cuenta. Todos nos quedamos allí. La Mezquita azul se encuentra en obras, de modo que solo pueden tomarse fotos del exterior. Santa Sofía si se puede visitar y además se modo gratuito. Hicimos una cola, que circuló con rapidez y en pocos minutos estábamos dentro. Yo me cubrí el cabello con mi pañuelo y ambos nos quitamos los zapatos en el lugar habilitado al efecto. Entrar en un edificio, testimonio de tantos siglos de historia siempre impresiona. El interior es magnífico, si bien, está necesitado de una buena restauración. A pesar de que siempre resulta fascinante una cita con la historia, llevé algo mal allí dentro. Y no era otra cosa que percibir aquellos efluvios de una moqueta impregnada del aroma de pies sudorosos. Para resumir.. me daba bastante asquito hasta pisarla con calcetines. Coincidió que fuimos en hora de oración y la mezquita estaba abarrotada de fieles y de turistas como nosotros, y tal vez por eso, el hedor sumado a la cantidad de gente que se concentraba dentro, me incomodaban bastante. Tras tomar las fotografías de rigor, abandonamos el lugar y nos fuimos a respirar a los jardines del Palacio de Topkapi, que tiene maravillosas vistas al Bósforo. Decidimos hacer la visita del interior al día siguiente y por eso ese día nos limitamos a los jardines. Finalizado el paseo por los jardines, nos dirigimos hacia la Basílica Cisterna. La entrada costaba 300 LT por persona (unos 15 euros). Había una cola de unos 20 m. Así que hicimos la cola, y para adentro. El edificio me resultó sorprendente, por los juegos de luces, el efecto sobre el agua y el hecho de que sea también un museo de esculturas. Disfrutamos muchísimo con la visita y una vez finalizada, nos dispusimos a regresar al barco, con la idea de cenar temprano y poder disfrutar del ambiente nocturno de la ciudad. Pero.. ahí empezó nuestra peripecia. Los billetes que nos habían dado en el bus turístico eran en realidad una Tarjeta Estambul City card, que da acceso a todo el transporte público. Pregunté a la Policia turística que abunda en todas las paradas de tranvía y me dijeron que podía utilizarla sin problema. Pero al pasarla por la barrera, salía un mensaje en turco y no funcionaba. Intentamos recargarla en las máquinas amarillas que nos indicaron, pero la máquina decía que esa tarjeta no admitía recarga. Nos empezamos a poner nerviosos al ver que teníamos gente detrás con prisa y parecíamos un par de catetos allí intentando activar o recargar una tarjeta que no lo permitía. Como el barco no parecía estar lejos, optamos por bajar a pie siguiendo el recorrido del tranvía. Un par de paradas más abajo cerca del Mercado de las Especias, encontramos otra parada y otras máquinas dispensadoras de billetes. Se me ocurrió que tal vez los del bus turístico nos habían dado tarjetas caducadas, porque en el bus no tuvimos que pasarlas por ninguna máquina, sino solo mostrarla al conductor. Solución comprar otras nuevas de 24 horas por 200 LT (unos 10 euros). Con nuestras nuevas tarjetas, fuimos a la barrera y … otra vez la misma historia: un mensaje en turco sobre un fondo rojo, en plan semáforo. Alguien nos dijo que había que poner “money”. Así que volvimos a la maquinita y de nuevo el dichoso mensaje (se podía seleccionar idioma) diciendo que esa tarjeta no admite recarga. Yo ya me veía durmiendo en una comisaria turca, porque a esas alturas ya pensaba en colarme. Habíamos gastado 45 euros por persona en tarjetas de transporte, entre el bus turístico y la otra, llevábamos 4 tarjetas … y ninguna funcionaba. A esa hora, Estambul ya era una ciudad que me caía francamente mal. Tras varios forcejeos con la máquina expendedora y apretando botones, volvimos a la barrera y milagro: pasó mi tarjeta. Y acto seguido la de mi marido. No sabemos aún ni como fue. Tal vez, las tarjetas precisaban activarse? Creo que nunca lo sabremos. Llegamos al barco, cenamos tranquilamente y una vez más relajados, decidimos salir de nuevo a dar una vuelta por la ciudad. Previamente estuvimos tomando fotos desde cubierta y las vistas eran absolutamente maravillosas, especialmente las del puente iluminado. El tranvía para a pocos metros de la terminal, pero cuando llevábamos cosa de un cuarto de hora se puso a caer una ligera llovizna, así que hicimos un breve recorrido por los alrededores del puerto y regresamos a nuestro hogar flotante. Y esto es todo por hoy. Etapas 4 a 6, total 9
El día amaneció nublado, pero sin lluvia. Y tras desayunar en el buffet nos lanzamos a la segunda conquista de aquella gran metrópoli.
Esta vez la tarjeta de transporte funcionó perfectamente y eso ya era un subidón. Teníamos claro que nuestra primera cita era el Palacio de Topkapi, así que tomamos el tranvía en Galata Port, en dirección a Sultanahmet. Compramos la entrada que incluía la visita al Palacio, al Harem i Hagia Irene, que está dentro del recinto del palacio. Si no recuerdo mal, esa entrada nos costó 350 LT. La entrada también incluía una audio-guía, que se recogía en una especie de kiosko que hay a pocos metros de la entrada, dejando en depósito nuestro DNI. Se accede al recinto tras pasar un control de seguridad. De hecho, en todos los edificios y recintos turísticos de la ciudad hay que pasar un control por arco de detección de metales y máquina de rayos X, para bolsos y mochilas. Superado el control se accede a los jardines, desde los que se divisan magníficas vistas del Bósforo y del conjunto de la ciudad. El Palacio de Topkapi es uno de los principales atractivos turísticos de Estambul por lo que recomiendo ir muy temprano, -como hicimos nosotros-, para evitar hacer largas colas. Fue la residencia principal de los sultanes otomanos durante más de 400 años. Se construyó en el siglo XV y cuenta con cuatro patios principales y jardines. En cuanto a las colecciones, alberga muchos objetos históricos, incluyendo joyas, armas, textiles, manuscritos y porcelanas. Algunos de los objetos más destacados incluyen el diamante Spoonmaker, la espada de Topkapi, la Capa Sagrada y el Tazón de Salomón. El Harem, para el que se puede comprar visita aparte o bien integrada, como la que compramos nosotros, es un conjunto de habitaciones y apartamentos donde vivían las esposas, concubinas e hijos del sultán. La visita incluye una selección de salas y cámaras, que muestran cómo era la vida de las mujeres y los eunucos en el harem. Me llamaron poderosamente la atención los aposentos de la Sultana madre, que era quien ejercía un estricto mando y control de todas las esposas y concubinas. Tenían una organización bastante clasista, porque las que eran más bellas recibían amplia educación y el motivo era el hecho de que esas más bellas podrían ser algún día la madre de algún sultán y por tanto, ostentar también el título de Sultana Madre. Los cuidadores de las mujeres del Harem en el Palacio de Topkapi se llamaban "Agas". Eran eunucos, castrados antes de la pubertad y que se encargaban de la seguridad y el bienestar de las mujeres del Harem. También eran responsables de administrar la propiedad y las finanzas del Harem. Los Agas tenían una gran influencia en la corte otomana, ya que controlaban el acceso a las mujeres del Harem, quienes a menudo tenían una gran influencia sobre el sultán. También había clasismo entre ellos, porque según su color de piel, o sea, si eran negros o blancos desempeñaban diferentes roles y tenían diferentes orígenes. Los negros eran esclavos, que se ocupaban de tareas domésticas, vigilancia y cuidado de las mujeres. Mientras que los blancos, ocupaban puestos más altos en el Harem, como administradores y secretarios, y tenían una mayor educación y sofisticación. Algunos de los eunucos blancos, eran incluso voluntarios. Finalizada la visita al Harem, nos adentramos en las estancias del Palacio. El Palacio de Topkapi, como ya dije antes, consta de cuatro patios principales y una serie de pabellones, salas y jardines. El primer patio, también conocido como el Patio de la Puerta Imperial, era donde la gente común podía entrar en el palacio. Aquí se encuentran la Puerta Imperial, la Torre del Reloj y la Fuente de Ahmet III. El segundo patio era donde se llevaban a cabo las ceremonias oficiales y donde los embajadores eran recibidos por el sultán. Aquí se encuentra la Sala del Consejo, donde el sultán se reunía con su consejo de ministros y la Sala de las Audiencias, donde los ciudadanos podían presentar sus quejas directamente al sultán. El tercer patio era la parte más privada del palacio y era donde vivía el sultán y su familia. Aquí se encuentran los pabellones del sultán, el Salón del Tesoro y la Biblioteca de Ahmet III. El cuarto patio era donde se encontraban las cocinas, los establos y los almacenes. También hay una sala de armas y una serie de pabellones utilizados para alojar a huéspedes importantes. En cuanto a los jardines, encontramos: el Jardín de la Felicidad, el Jardín del Sultán y el Jardín del Diván. En su decoración, cuenta con gran cantidad de azulejos de cerámica, especialmente en las salas de oración. También hay una gran cantidad de joyas y objetos preciosos en el Tesoro del Palacio, que se encuentra en el Salón del Tesoro. La visita al Palacio de Topkapi es una experiencia cultural y turística inolvidable. Aunque ahora, como anécdota divertida os explicaré algo que esta vez no pude hacer y si que recuerdo de mi anterior visita en el 2006: en la cafetería del Palacio me comí el mejor kebab que he probado en mi vida! Hubiese repetido con gusto, pero una parte de los jardines estaba en obras y justo era la zona de aquella cafetería, así que …. me he quedado sin kebab en esta ocasión, pero volveré algún día a por mi Kebab!! Por último, visitamos Hagia Irene, iglesia bizantina ubicada en el primer patio del Palacio de Topkapi. Y está justo detrás de Santa Sofía o Hagia Sofia. Fue construida en el siglo IV durante el reinado del emperador Constantino I y es una de las iglesias bizantinas mejor conservadas en Estambul. La iglesia fue usada como lugar de culto durante más de 1000 años hasta que fue convertida en un depósito de armas en el siglo XVII, y más tarde en un museo. Leí que tiene una arquitectura impresionante, con techos abovedados y columnas de mármol, pero la visita al interior, me dejó un poco chof, porque estaba como en obras y no supe apreciar la belleza que se predica de ella. En su interior, se pueden apreciar restos de mosaicos y frescos, pero muchos de ellos han sufrido daños y han sido restaurados con el tiempo. Actualmente, Hagia Irene se utiliza para conciertos y eventos especiales, y se puede visitar por una tarifa adicional al billete de entrada del Palacio de Topkapi, o bien, como ya dije, con la entrada integrada de los tres edificios que compramos nosotros. Finalizada la visita a Topkapi, que nos supuso más de 2 horas, regresamos a la plaza de Sultanahmet, donde compramos unas castañas asadas en un puesto ambulante. El día estaba fresquito y tomar aquellas castañas calentitas reconfortaba. Nuestra siguiente parada era el Gran Bazar, del que ya sabíamos que estaba cerrado, porque era domingo. Particularmente, no tenía un especial interés en visitarlo, porque ya estuvimos en el 2006 y lo veo más como una especie de montaje para guiris que otra cosa. Además yo soy nefasta en el arte del regateo y hacer compras en un bazar así, me estresa bastante. Así que hasta agradecí que estuviera cerrado. Pero, como estaba cerca, nos dirigimos a él para hacernos la foto de rigor ante una de las puertas. En sus proximidades se levanta una imponente mezquita. Se trata de la Mezquita de Nuruosmaniye, construida en el siglo XVIII durante el reinado del sultán Mahmud I y es conocida por su impresionante arquitectura y decoración interior. Pero,... era hora de oración, así que optamos por hacer fotos solo de la parte exterior. Regresamos a Sultanahmet y tomamos el tranvía de nuevo para cruzar el Bósforo y bajar en la parada más próxima a Torre Galata. La parada se llama Tophane y desde allí hasta Torre Galata, hay unos 500 metros. Hay una subidita considerable y bastante empinada, pero en menos de 10 minutos, alcanzamos la cima. Allí, sufrimos una pequeña frustración, que era la inmensa cola que había para poder acceder a la torre. Era normal por la hora, porque debía ser ya sobre la 1 del mediodía. La Torre Galata es una torre medieval de piedra construida por los genoveses en el siglo XIV y se utilizó como torre de vigilancia y fortaleza en aquella época. Posteriormente, se utilizó para varias finalidades (desde prisión a estación de observación meteorológica). Es conocida por sus vistas panorámicas de la ciudad desde su mirador en la cima, vistas que desgraciadamente no pudimos disfrutar. También cuenta con varios niveles de exposiciones y galerías, que presentan la historia de la torre y la evolución de la ciudad a lo largo de los años. Como la cola era inmensa, optamos por hacer fotos solo de su exterior y aprovechar algo de tiempo para comprar souvenirs. Tras la “no visita” a Torre Galata, deshicimos nuestros pasos para volver al tranvía, con dirección a otro Palacio, el de Dolmabahçe, uno de los palacios más grandes y lujosos de la ciudad. Fue construido en el siglo XIX como residencia para los sultanes otomanos y es famoso por su impresionante arquitectura y diseño. El palacio cuenta con casi 300 habitaciones y una sala de recepción que es de las más grandes del mundo. También alberga una impresionante colección de obras de arte, incluyendo pinturas europeas y turcas, alfombras y objetos de cristal. Su estilo arquitectónico, combina elementos del neoclasicismo, barroco y rococó. Este palacio también cuenta con grandes jardines, fuentes y estanques y una magnífica cafetería a orillas del Bósforo, en la que aprovechamos para hacer una consumición. Frente al palacio se encuentra el estadio de fútbol. Aunque no me gusta el fútbol y no tengo ni idea de que equipo juega allí, sí que he de decir que me gustó su arquitectura de moderno diseño, así como su privilegiada ubicación. A esas horas, dimos por finalizada nuestra visita. Era primera hora de la tarde, pero cada vez el tiempo estaba más gris, así que usamos de nuevo nuestra Istanbul card para volver a la parada más próxima al puerto y regresar al barco. Nos hemos dejado muchas cosas por ver, porque Estambul es una ciudad enorme, pero … siempre hay que dejarse algo para un próximo viaje y en esta degustación que ha supuesto la escala de dos días del crucero hemos ampliado la visita que hicimos años antes. Lo que más me fastidió es perder el tiempo en la parada del bus turístico y todo el lío con la tarjeta de transporte de la tarde antes. Me fastidió especialmente el timo que supuso pagar un billete de 24 horas, para aprovecharlo solo 3 en una vuelta que ni llegó a ser completa. Me quedó la sensación de que a pesar de ser personas experimentadas en viajar, allí nos tomaron el pelo a base de bien. Y me disgusta profundamente quedar como una pardilla. Pero dentro de todo, no tuvimos ningún percance grave, así que, haciendo balance, hemos quedado bastante satisfechos con la visita. La salida a media tarde por el Bósforo, aunque no fue soleada, fue preciosa, porque el barco pasa rozando el Cuerno de Oro y resulta impresionante contemplar la silueta de Santa Sofía, de la Mezquita Azúl y del Palacio de Topkapi. Me quedo con esa imagen en mi retina y en mi memoria, esperando poder regresar algún día. El resto de la tarde lo dedicamos a disfrutar del barco: tomar la “nube” (digo la nube, porque el sol no apareció) y descansar en la zona de la piscina, hasta la hora del teatro, de la cena y de la fiesta correspondiente en el Spinaker Lounge, que ya se había convertido en nuestra estancia favorita. Y mientras caía la noche, el barco se adentraba de nuevo en el estrecho de Dardanelos, para llegar a otro puerto: Kusadasi. Etapas 4 a 6, total 9
Kusadasi es una ciudad costera en Turquía, conocida por sus playas, tiendas y su proximidad a las antiguas ruinas de la ciudad de Éfeso.
Al salir de la terminal, se accede a la ciudad, cruzando un Bazar. Es un lugar perfecto para los amantes de las compras, con muchas tiendas que venden joyas, ropa, especias y más. Pero… no es mi caso. Mi marido, en cambio, se dejó seducir por los vendedores en el regreso al barco. Mi idea inicial era dar un paseo por la ciudad para descubrir lo que podía ofrecernos sin desplazarnos más lejos y regresar al barco, para disfrutarlo un poco. Así que, nada más salir del Bazar, encontramos un bonito paseo marítimo, en el que se encuentra el parque de esculturas "Sevgi Gönül Heykeller Parkı", que significa "Parque de esculturas del corazón del amor" en turco. Este parque cuenta con una colección de esculturas que representan el amor y la amistad, creadas por artistas de todo el mundo. Como cualquier otra ciudad costera y turística, cuenta con numerosos restaurantes, cafeterías y tiendas para pasear y disfrutar del ambiente costero de la ciudad. Destaca en el paseo un escultura de una mano, llamada "La mano de las civilizaciones" (en turco, "Medeniyetlerin eli"). Es una obra de casi 20 metros, que representa una mano con los símbolos de diferentes culturas y civilizaciones del mundo. Hicimos unas cuantas fotos en la escultura de la mano y a continuación, nos dirigimos a ver el Islote de Pigeon. A lo largo del recorrido por Kusadasi, vimos también una mezquita y algún otro monumento dedicado a las palomas, que son las reinas de la ciudad. Y donde tienen mayor protagonismo, es en el islote ya citado que lleva su nombre. El Castillo de Pigeon (también conocido como Castillo de Güvercin) es una fortificación medieval que se encuentra en la ciudad de Kusadasi, en la costa del Egeo de Turquía. Se construyó en el siglo XIV por los turcos otomanos como un punto de defensa estratégico contra los invasores. La fortaleza está situada en una colina sobre la ciudad, con vistas panorámicas del puerto y del mar. El castillo tiene forma de U y cuenta con tres torres, dos de las cuales se construyeron para proteger el puerto y la otra para proteger la ciudad. El nombre "Pigeon" proviene de los cientos de palomas que anidan en las torres del castillo.Y como dije antes, se ve clarísimo que son las reinas de la ciudad. Según la leyenda local, las palomas se utilizaban para enviar mensajes secretos de un lugar a otro durante la época de la construcción del castillo. Visitado el centro de la ciudad y el islote, cosa que nos llevó poco más de 2 horas, ya nos habíamos ventilado la visita a Kusadasi, pero los taxistas están al acecho y dado que teníamos muchas horas por delante, nos convencieron para visitar Éfeso. Ya habíamos estado en el 2006, pero … como estábamos muy cerca, a menos de 20 km y el precio era razonable (35 euros), allá que fuimos. Me consta que se puede llegar en transporte público, en unos autobuses llamados dolmus, pero me pareció un lío ir en transporte público y por eso fuimos en taxi. La antigua ciudad de Éfeso es impresionante. Fue construida en el siglo X a.C. y es un importante sitio arqueológico que alberga muchos edificios antiguos. Entre ellos, destacan el Gran Teatro, que podía acomodar a más de 24.000 personas y es uno de los teatros antiguos más grandes del mundo, el Templo de Adriano, la Biblioteca de Celso y la calle de Mármol, una calle empedrada que se encuentra en el centro de la ciudad y que estaba flanqueada por columnas de mármol. El taxista nos dió tiempo allí durante hora y media y luego nos devolvió al barco. Antes de volver al barco, hicimos unas compras: unas camisetas de una marca de prestigio, que supongo que deben ser falsificaciones muy bien hechas. Me parecieron muy baratas para ser falsificaciones y caras para ser falsas, pero una cosa u otra son (yo creo que deben ser la segunda). Tras esta segunda sesión haciendo el pardillo en el bazar, regresamos al barco, para afrontar la jornada más movidita de navegación, con destino a tierras griegas. Pero antes de zarpar, el mar nos regaló otra bella estampa del islote, esta vez, una imagen nocturno, con el castillo iluminado. Esa noche, teníamos cita en uno de los restaurantes de suplemento del barco. Escogimos el Cagney’s que se caracteriza por magníficas carnes. Disfrutamos de una buena cena y tras una visita rápida a nuestro salón favorito, nos retiramos a descansar porque al día siguiente se llegaba temprano a nuestra siguiente escala y la cita era con Rodas. Etapas 4 a 6, total 9
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