![]() ![]() Rumanía: tour básico en una semana. ✏️ Blogs de Rumania
Relato de lo que vi en Rumanía durante un recorrido organizado de una semana al que me apunté en solitario.Autor: Artemisa23 Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (12 Votos) Índice del Diario: Rumanía: tour básico en una semana.
01: El viaje y su por qué.
02: Vuelo y llegada a Bucarest. Primer contacto con Rumanía.
03: Sinaia y el Castillo de Peles.
04: El castillo de Bran.
05: Brasov.
06: De camino hacia el noreste. El Lago Rojo.
07: Las Gargantas (Desfiladero) de Bicaz. Pietra Neamt.
08: El Monasterio de Agapia y sus maravillosas flores. Reserva de bisontes de Neamt
09: Monasterio de Voronet. Radauti.
10: Monasterio de Sucevita.
11: Monasterio de Moldovita.
12: Regreso a Transilvania. Desfiladero de Borgo. Bistrita.
13: Targu Mures. Iglesia Fortificada de Biertan.
14: Sighisoara y su encantadora ciudadela medieval.
15: Sibiu.
16: De Sibiu a Bucarest por el bello paisaje del río Olt.
17: Bucarest.
18: Regreso a España con diez horas de retraso y conclusiones.
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Etapas 7 a 9, total 18
![]() Las Gargantas (Desfiladero) de Bicaz. Pietra Neamt.Primero estuvimos en el Desfiladero o Gargantas del Bicaz, un par de cuyos kilometros recorrimos a pie. Luego, pernoctamos en la ciudad de Pietra Neamt, desde cuyo telegóndola se divisan unas vistas impresionantes.
LAS GARGANTAS DE BICAZ.
Después de almorzar en un restaurante del Lago Rojo, seguimos hacia las Gargantas del río Bicaz, un cañón natural en los Montes Cárpatos que constituye la principal ruta por carretera entre Transilvania y Moldavia. Discurre a lo largo de ocho kilómetros entre grandes paredes verticales de roca, que en algunos puntos se elevan 300 metros sobre el asfalto.
![]() ![]() ![]() Pese a que el cielo se había cubierto, el recorrido resultó muy vistoso con aquellas grandes moles rocosas a ambos lados de una carretera que se retorcía sobre sí misma y que alcanzó su momento más especial con la aparición del imponente Monte Ceahlau, bajo el que confluyen los ríos Bicaz y Bistrita.
![]() ![]() De pronto aparecieron como de la nada una cantidad ingente de tenderetes a un lado y otro de la carretera, ofreciendo de todo a los turistas, que intentaban localizar algún hueco para detener sus vehículos en las cunetas, tanto para admirar el paisaje como para curiosear entre un enjambre de recuerdos y cachivaches. En cualquier caso, tampoco se reunió tanta gente como para formar atascos o producirse accidentes. Pese a los problemas en las carreteras, Rumanía no me pareció un país turísticamente petado ni mucho menos, al menos de momento.
![]() ![]() ![]() Nuestro guía rumano nos ofreció la posibilidad de recorrer un par de kilómetros a pie, pegados a la pequeña cuneta del lado izquierdo de la carretera, por donde corrían muy alegres las aguas del río, a cambio de prometerle que iríamos en fila india y sin meternos en medio de la carretera para hacer fotos y demás. Ni que decir tiene que todos aceptamos unánimemente
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Reconozco que hay que tener valor para bregar en semejante sitio con un grupo de "jubiletas" españoles, a quienes pronto se nos olvidaron las promesas hechas
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() El paseo resultó de lo más entretenido y bonito, si bien tampoco me pareció uno de esos parajes insólitos que te dejan con la boca abierta, pues en España disfrutamos de desfiladeros semejantes, incluso más espectaculares.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() PIETRA NEAMT. Dejando atrás las gargantas, nos encaminamos hacia esta localidad de la Moldavia rumana, ubicada junto a los Montes Cárpatos, a una altitud de 315 metros sobre el nivel del mar, y que cuenta con una población que supera los 115.000 habitantes. Se encuentra a 349 kilómetros de la capital, Bucarest.
![]() El paisaje que rodea esta ciudad, denominada por algunos “la perla moldava”, es imponente, flanqueado por bosques, ríos y embalses. Además, tuvimos la oportunidad de contemplar una panorámica insólita, pues uno de sus lagos se encontraba repleto de cisnes, decenas y decenas de parejas, posados en sus aguas. Lástima que no pudiésemos detenernos a hacer algunas fotos más de cerca porque el espectáculo lo merecía.
![]() ![]() ![]() ![]() Nos alojamos en el Hotel Central Plaza, de cuatro estrellas, que como todos los demás cumplió muy bien mis expectativas al hallarse junto al casco histórico de la ciudad. Tras hacer el check in, tardé muy poco en salir de turisteo. Y, enseguida, no muy lejos, junto a un centro comercial, me encontré alguna sorpresa en forma de llamativa iglesia. Plano turístico y habitación del hotel.
![]() ![]() ![]() Luego me dirigí a la estación de tren, junto a la cual se toma el Telegóndola. Creo recordar que me costó 35 lei el trayecto de ida y vuelta. De camino, pasé junto a la pintoresca Iglesia del Descenso del Espíritu Santo, con sus llamativas pinturas exteriores y caperuzas rojas.
![]() ![]() ![]() ![]() Es un corto viaje de unos siete minutos, que ofrece un panorama aéreo muy sugerente de la ciudad y se divisan algunos edificios bastante pintorescos y sus iglesias más bonitas.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Destaca sobre todo su entorno natural. La cabina asciende hasta los Montes Cozla, a 657 metros de altura, desde donde pude contemplar unas vistas espectaculares de los Montes y los lagos que rodean Pietra Neamt, sobre todo del Lake Izvorul Munteliu, cuya presa tiene 127 metros de altura.
![]() ![]() ![]() ![]() Desde allí, también es posible hacer rutas de senderismo y descender caminando por alguno de los senderos, pero preferí dedicar ese tiempo libre a conocer otros puntos de la ciudad que, por cierto, estaba en fiestas, con atracciones y carpas para conciertos en su Piata Libertatii, en la que se concentran buena parte de sus principales monumentos. Lo malo era que con tanto parapeto, resultaba difícil sacar alguna foto en condiciones.
![]() ![]() El casco antiguo es pequeño pero coqueto y se tarda poco en recorrer. La mayoría de sus edificios más significativos fueron construidos por iniciativa de Esteban el Grande, que reinó entre 1457 y 1504. Sobre todo, destaca la llamada Corte Principesca, que incluye la Iglesia de San Juan, de estilo moldavo con elementos bizantinos. La entrada era gratuita y pasé a verla. No estaba permitido hacer fotos en su interior.
![]() ![]() Al lado, se encuentra la Torre del Reloj (Portal di Piatra), cuyo origen se remonta a 1499 y cuyo cometido era realizar las labores de vigilancia de la ciudad.
![]() ![]() En las inmediaciones se encuentra un pintoresco edificio que alberga el Museo de arte neolítico Cucuteni; y también varias casas de nobles de diferentes siglos, así como la Parroquia de los Tres Jerarcas y la Sinagoga.
![]() ![]() ![]() ![]() Un paseo bastante agradable, que terminé en la famosa Cervecería Erial, donde tomé la tradicional “mititei si chifle calde”, es decir, un rollito a la parrilla (una salchicha en realidad), que mezcla carnes picadas de cordero, ternera y pollo y se sirve con salsa de mostaza y una guindilla. Para beber, “berea casei nefiltrata”, cerveza sin filtrar para entendernos. No fue caro y todo estaba bueno, aunque tampoco para lanzar cohetes.
![]() ![]() Etapas 7 a 9, total 18
![]() El Monasterio de Agapia y sus maravillosas flores. Reserva de bisontes de NeamtHe visto muchísimos jardines bonitos, pero las flores del Monasterio de Agapia son un caso aparte. Luego, fuimos a ver una reserva de bisontes. El programa del día suponía unos 186 kilómetros, todos en dirección norte. Saliendo de Pietra Neamt, comprendía el Monasterio de Agapia, una parada en una reserva de bisontes y el primer monasterio de Bucovina que íbamos a visitar, el de Voronet. Al final, nos alojaríamos en la ciudad de Radauti. El perfil en Google Maps era el siguiente.
![]() MONASTERIO DE AGAPIA. Tras recorrer unos cincuenta kilómetros desde Pietra Neamt, llegamos al Monasterio de Agapia, donde residen más de doscientas monjas, toda una novedad para nosotros, pues dudo que en nuestro país exista actualmente un convento con tantas religiosas. Aunque no es uno de los monasterios más renombrados, al menos entre los turistas españoles, mereció mucho la pena visitarlo, no solo por su valor cultural y artístico, sino también por sus maravillosas flores. Se encuentra en el pueblo de Agapia, a orillas de un río del mismo nombre, en el Parque Natural Varatori Neamt, en el cual seguimos disfrutando con sus espléndidos paisajes y sus sorpresas en forma de iglesias de vez en cuando.
![]() ![]() Su origen se debe al ermitaño Agapia, que vivía en un claro, junto a la actual Ermita Vieja de Agapia. Como era de difícil acceso, a principios del siglo XVIII unos monjes se instalaron en el solar del actual monasterio, construyendo una iglesia de madera. En 1643 se erigió la actual iglesia, dedicada a los Santos Miguel y Gabriel. Posteriormente, sufrió incendios y ataques por parte de los turcos y de los tártaros, y en 1680 fue saqueado por los polacos.
![]() En 1803, se convirtió en un convento de monjas. Fue incendiado de nuevo por los turcos en 1821 y reconstruido en 1823, añadiéndose una nueva Capilla en el lado sur en 1847. En 1858, se realizaron unas obras de reconstrucción, que contaron con la participación de Nicolae Grigorescu, quien se convertiría en uno de los pintores rumanos más famosos y que, por entonces, con solo veinte años, pintó las paredes interiores de la iglesia. Entre 1995 y 2009 se acometieron importantes trabajos de restauración, que recuperaron tanto la belleza del monumento como sus murales originales.
![]() Según nos aproximábamos al Monasterio, fuimos descubriendo las casitas en las que residen las monjas, ya que no se trata de un convento cerrado, a la usanza española, o al menos tal como nos lo imaginaríamos hoy en día, sino una serie de terrenos e instalaciones en las que las religiosas cultivan la tierra, hacen labores de tejido o bordado, embellecen los jardines y cuidan de los edificios. En fin, donde cada una de ellas tiene y realiza su tarea. Así, pudimos verlas con sus hábitos y tocas negras, arreglando las flores, atendiendo los campos, tejiendo alfombras, planchando… Unas escenas que parecían sacadas de otras épocas.
![]() ![]() ![]() ![]() En cuanto cruzamos la puerta del recinto donde se ubica el monasterio, nos sorprendió la belleza de unos jardines cuidados hasta el último pétalo de unas flores de colores brillantes, entremezcladas en macizos y composiciones de un gusto exquisito.
![]() ![]() ![]() ![]() Preciosos estos jardines, que sirven de fondo a la Iglesia y a las dependencias donde se encuentra el museo y en las que trabajan las monjas.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Al igual que en el resto de monasterios que visitamos, es necesario vestir recatadamente, con las rodillas y los hombros cubiertos. Disponen de unas “faldas” que prestan a los “incumplidores”, ya sean señoras o caballeros, pero, viéndolas, mejor es llevar ropa adecuada o un pareo propio.
![]() ![]() ![]() Tanto en el interior de la iglesia como en el museo está prohibido tomar fotos. Sin embargo, sí que se permite hacerlas en los talleres y, por supuesto, en sus fantásticos jardines.
![]() ![]() ![]() ![]() RESERVA DE BISONTES DE NEAMT. Por el camino, me llamó la atención este lío de cables delante de una iglesia. ¿A qué me recuerda tal desvarajuste? ¡Ah, sí! ¡A Nueva Jersey!
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Según nos contaron, la reserva trata de recuperar el bisonte para su antiguo hábitat, pues esta especie desapareció del país tiempo atrás.
![]() ![]() ![]() Hay varias hembras y algunos ejemplares jóvenes. Un gran macho parecía acusar los efectos del tremendo sol que azotaba esa mañana en esta zona de Rumanía, lo que mezclado con la humedad del ambiente producía un gran bochorno. En realidad, las pasaban canutas hasta las cigüenas. ¡Qué calor!
![]() ![]() ![]() También vimos corzos, ciervos y algunas aves. El sitio natural es bonito, muy verde y con un lago. En cuanto a los animales, no sé qué opinar… No me gustó demasiado verlos retenidos en el interior de recintos cerrados con verjas. Me recordó en cierto modo y salvando las diferencias a los cercados donde están las osas en Proaza, Asturias. En fin, espero que sea en beneficio de especies en peligro de extinción o que necesiten una protección especial por la causa que sea.
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![]() Monasterio de Voronet. Radauti.Primera visita a los Monasterios de Bucovina: el de las pinturas azules de Voronet. Después fuimos a dormir a la ciudad de Radauti.
MONASTERIOS PINTADOS DE BUCOVINA.
Después de comer, seguimos hacia Bucovina, la región de la Moldavia rumana, cuyo nombre significa “pueblos cubiertos de hayas” y que se ha hecho famosa tanto por sus hermosos parajes boscosos como por sus monasterios pintados, de estilo bizantino.
Plano turístico de Bucovina.
![]() Como de costumbre, por el camino fui observando paisajes, iglesias y escenas cotidianas, sobre todo de campesinos, que recogían el heno, algunos en carros tirados por caballos.
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Y los niños y los mayores jugueteando en las orillas del río, intentando combatir el calor.
![]() Volviendo a los monasterios, fueron construidos entre los siglos XV y XVI, bajo el patrocinio de los príncipes Esteban el Grande, rey de Moldavia entre 1457 y 1504, y Petru Rares, hijo ilegítimo del anterior, que gobernó en dos periodos, entre 1527 y 1546. Este último fue quien, a partir de 1547, comenzó a decorar los exteriores de las iglesias con el fin de favorecer la difusión del mensaje ilustrado religioso a una mayor cantidad de fieles, ya que los interiores de las iglesias no eran de gran tamaño,
![]() Y es que la singularidad de estas iglesias radica precisamente en estar cubiertas de pinturas tanto por dentro como por fuera, convirtiéndose en testimonios ilustrados y en color de la iglesia ortodoxa, que pretendía poner en imágenes los textos bíblicos y las vidas de los santos para que los comprendieran unas gentes por entonces analfabetas en su mayoría. Por supuesto, resaltaban el castigo que aguardaba a los pecadores y el premio que alcanzarían los devotos. Se me ocurre que la intención era similar a la de las esculturas que decoraban las iglesias católicas, las catedrales y los claustros.
![]() ![]() En su mayoría, estas iglesias se encuentran en lugares recónditos, lejos de núcleos urbanos, ocupando el centro de un monasterio o recinto fortificado, más o menos complejo, que las protegía de los frecuentes ataques de los otomanos. Cada una se identificaba con un color predominante en sus pinturas, que las distinguía de las otras. Algunos de estos colores se consideran únicos, creados mediante una mezcla de pigmentos orgánicos de los que no se han encontrado las proporciones, lo que los convierte en irrepetibles. Según los expertos, los hay parecidos, pero no iguales, lo que ha favorecido su leyenda. Actualmente, estos monasterios están dirigidos por comunidades de monjas.
![]() ![]() Entre la veintena de iglesias pintadas de estas características, ocho fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993: Arbore, Humor, Moldovita, Patrauti, Probota, San Jorge de Suceava, Voronet y Sucevita, de las cuales íbamos a visitar tres, empezando por Voronet.
![]() IGLESIA DE SAN JORGE EN EL MONASTERIO DE VORONET. Situado en el pueblo del mismo nombre, que actualmente pertenece a Gura Humurului, este Monasterio es uno de los más famosos, quizás por su color característico, un tono azul único e inimitable, hasta el punto de que se conoce como “azul de Voronet”. Es uno de los más concurridos y nos encontramos bastante más gente allí que en los demás, al igual que un importante entramado de tenderetes, puestos de bebidas, comida, tiendas de pintura y artesanía más o menos tradicional, que también ofrecían los famosos huevos pintados, de calidad y precio diversos, que pueden ser de gallina, de codorniz y hasta de avestruz.
![]() ![]() El Monasterio fue construido por Esteban el Grande en 1488 -se asegura que en solo tres meses y tres semanas- para conmemorar la victoria contra los turcos en la batalla de Vaslui. Nada más entrar, se divisa la pared norte, en la que las pinturas están peor conservadas.
![]() ![]() Sin embargo, al ir girando hacia la izquierda, todo cambia y van apareciendo paulatinamente las paredes cubiertas de pinturas con multitud de personajes y un intenso color azul de fondo que sorprende sin remedio. Una maravilla.
![]() ![]() ![]() ![]() Y todavía faltaba lo mejor, el motivo por el que se califica a este Monasterio como la Capilla Sixtina de Oriente, es decir, el gran fresco que cubre toda la pared oeste, representando el Juicio Final.
![]() ![]() No voy a dar explicaciones detalladas de las escenas que aparecen en paredes y contrafuertes porque no soy una experta y tendría que transcribirlas de alguna guía. Prefiero poner algunas de las fotografías que tomé, aunque no le hacen justicia, sobre todo en un día en que el sol hacía brillar los colores de las pinturas en todo su esplendor, otorgando vida a las imágenes y a sus personajes.
![]() ![]() Claro que tampoco hay que esperar encontrarse con las estampas de esas fotos excesivamente saturadas que aparecen en muchos folletos y revistas. Y tampoco lo necesitan.
![]() ![]() En el interior de la iglesia de Voronet no está permitido filmar ni fotografiar, y me pareció que lo vigilan bastante más que en otros. Lo curioso es que, según he leído, hay que pagar una tarifa adicional -más cara que la propia entrada-si se desea tomar fotos en los monasterios, exteriores incluidos. Nosotros íbamos con entrada, aunque dudo que la agencia hubiese pagado ese extra. En cualquier caso, hicimos todas las que quisimos (en los lugares permitidos, claro está). Nadie nos pidió nada en ninguno de los monasterios, ni vi que se controlase este asunto a otras personas, aunque tampoco puedo asegurarlo.
![]() RADAUTI. Recorriendo bonitos paisajes, seguimos hasta Radauti, el punto más al norte a que llegaríamos en nuestro periplo rumano, a escasos cuarenta kilómetros de la frontera con Ucrania. Perteneciente al distrito de Suceava, en esta pequeña ciudad residen unos 30.000 habitantes, dista 474 kilómetros de Bucarest, está situada a 374 metros de altitud y es famosa por albergar cada año el Festival de Folklore Arcanul.
![]() Mapa turístico de Radauti. ![]() Nos alojamos en el Hotel The Gerald’s, otro buen establecimiento de cuatro estrellas, perfectamente ubicado en pleno centro y que me brindó unas vistas muy sugerentes desde la habitación. Después de hacer el check in, salí a indagar por los alrededores. Y lo primero que me encontré fue un parque con un pequeño sendero cubierto por esos toldos de paraguas que se están poniendo tan de moda últimamente en casi todas partes. Enfrente, el Museo Etnográfico, con varias esculturas de reyes medievales, una ecuestre de Bogdan I, y los bustos de Estefan Cel Mare y de Petru Rares, a quienes ya considerábamos viejos amigos a fuerza de oír a nuestro guía repetir tanto sus nombres como sus hazañas; y también el de Alexandru Ioan Cuza, bajo cuyo mando nació la Rumanía unificada y que fue derrocado en 1866, siendo en su lugar elegido Carlos I, el primer monarca de Rumania, el del Castillo de Peles. ¡Oh, cuánto estábamos aprendiendo!
![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() ![]() Radauti presume de unos edificios religiosos de gran importancia cultural, histórica y espiritual, entre los que destacan la Iglesia Católica, el Templo Judío y la Catedral Ortodoxa, cuyo llamativo interior pintado visité, pero donde no hice fotos porque no estaba permitido.
![]() ![]() ![]() Sin embargo, el lugar más destacado es el Monasterio Bogdana, el templo más antiguo del que fue principado de Moldavia, construido en 1350 por el mencionado Bogdan I. Se trata de un importante lugar de peregrinación, compuesto por varios edificios, unos nuevos y otros restaurados.
![]() El aspecto exterior de la Iglesia principal se parece al resto de las de Bucovina, si bien carece de pinturas exteriores, salvo una sobre el pórtico. La entrada es gratuita y el interior contiene numerosas pinturas. Aunque no había carteles prohibiendo sacar fotos, preferí no hacer ninguna porque había varias personas rezando; y tampoco me animó la mirada de un sacerdote de luenga y blanca barba, cuya imagen me hizo acordarme de las que salen en las películas y en las revistas antiguas.
![]() ![]() Después, di un paseo por sus calles, algunos de cuyos edificios, de atractiva arquitectura, debieron haber conocido mejores tiempos. En el centro había una zona de restaurantes y cafés, aunque sin demasiado ambiente.
![]() ![]() ![]() Después de cenar, volví a salir para tomar algunas fotos. Las calles estaban desiertas, pero los parques estaban bastante concurridos porque la noche era calurosa.
![]() Por la mañana, me encontré con unas bonitas vistas desde mi habitación, todavía con la luz velada del amanecer.
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