![]() ![]() DE VIAJE POR ITALIA (Pompeya, Nápoles, Pozzuoli y Roma) ✏️ Blogs de Italia
Diario sobre nuestro viaje a Italia (Pompeya, Nápoles, Pozzuoli y Roma)Autor: Anakincinho Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (6 Votos) Índice del Diario: DE VIAJE POR ITALIA (Pompeya, Nápoles, Pozzuoli y Roma)
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Etapas 4 a 6, total 8
Esta fue la última mañana que pasamos en Pozzuoli. Cogimos el coche y nos dirigimos a ver el anfiteatro, que es el tercero más grande de Italia. Cuando fuimos a coger las entradas, la recepcionista nos dijo que teníamos que esperar a que se formase un grupo grande para entrar, y que sólo podíamos hacer la visita acompañados de un guía. Como no teníamos mucho tiempo, ya que ese día nos marchábamos a Roma, decidimos no entrar e irnos a ver la Solfatara.
La solfatara es un cráter volcánico que se encuentra en Pozzuoli, inmersa en Los Campos Flégreos, al igual que el Vesubio, y que tiene una actividad post-volcánica bastante importante, constituida por fumarolas, de las que sale gas a una fuerte presión. Por todo esto, los romanos pensaban que aquí se encontraba la entrada al infierno. ![]() La entrada nos costó 6 euros, y el recinto cuenta con un camping muy cercano. La verdad es que esta visita merece mucho la pena, a nosotros fue una de las cosas que más nos gustó del viaje. Ya visto el volcán, emprendimos nuestro trayecto a Roma. Paramos a comer en un área de servicio, esta vez un Autogrill, que no se puede comparar ni de lejos con la Ciao en la que habíamos estado en nuestra llegada. Una vez entramos en Roma, el GPS se volvió a ofuscar y nos hizo dar un par de vueltas. Llegamos a Termini, donde se supone que debíamos que devolver el coche, pero nos dijeron que teníamos que entregarlo en otra dirección. Fuimos hasta allí, le entregamos un coche al chico encargado, que nos dijo que no sabía nada del depósito que habíamos entregado. Después de unos momentos de discusión, llamó a la oficina de Termini y nos dijo que fuésemos con él hasta allí. Cuando llegamos, le explicamos la situación al encargado, que nos devolvió casi 60 euros menos de lo que nos tenía que dar. En tono chulesco nos dijo que no nos quejásemos, encima de que nos habían hecho “un favor”. Por supuesto le respondimos que menudo favor, llevándose 60 euros por la cara. Además el chico que nos lo recogió, al negarse a darnos el depósito, nos dijo que 300 euros no eran tanto y que lo dejásemos pasar. La verdad que no nos apetecía perder una tarde en Roma discutiendo e ir reclamando desde Termini al aeropuerto, cuando tampoco controlamos muy bien el idioma, y cuando les pedíamos el desglose, se empezaban a sacar IVAs y tasas diversas de la manga. Así que cogimos el dinero y pedimos la hoja de reclamaciones, a lo cual el encargado nos respondió mal encarado que reclamásemos en nuestro país. Este hecho fue el único que enturbió nuestro viaje, ya que los problemas anteriores, como incidencias con el GPS, carreteras cortadas o la playa sucia del primer día, son al fin y al cabo, experiencias normales, que aunque nos hicieron sudar algo en su momento, ahora las recordamos como una aventura, pero que te timen en Avis, cuando ya habíamos pagado por adelantado, y el trato despectivo que nos dieron cuando reclamamos, fueron los únicos puntos negativos que encontramos. Lo que tengo muy claro es que nunca vamos a volver a alquilar en esta compañía. Después del marrón, fuimos al hotel, en el que ya habíamos hecho el check-in, ya que primero nos dirigimos aquí, para dejar las maletas, antes de devolver el coche. Nos alojamos en el Tempio di Pallade, a casi 20 minutos andando desde Termini o 5 desde Mazoni, que era la parada de metro que utilizamos habitualmente. Es un hotel limpio y pequeñito que cuenta con una nevera en la habitación. Los recepcionistas eran bastante amables, especialmente Luigi, un señor mayor que nos atendió a nuestra llegada, y que sin decirle nosotros nada, nos marcó en un mapa las paradas de metro y autobús con sus respectivas distancias, hacia los lugares turísticos más habituales. Una vez acomodados, nos dirigimos a San Giovanni Laterano, muy cerca de Porta Maggiore, y de nuestro hotel, para hacer nuestra primera visita. Esta catedral es impresionante, tanto dentro como fuera. Aquí os dejo una foto. ![]() Nos dirigimos hacia el baptisterio, que es un edificio anexo, pero independiente que nos había recomendado Luigi. Está bastante bien, y como queda justo al lado, no hay excusa para pasar de largo. Allí también se encuentra uno de los obeliscos que hay diseminados por la ciudad. Este era realmente grande. Después decidimos ir dando un paseo hacia el Coliseo, para verlo desde fuera. La visita la haríamos al día siguiente, pero no podíamos dejar pasar nuestra primera noche sin acercarnos por allí. De vuelta al hotel, paramos a cenar unos platos de pasta y a descasar, que el día siguiente iba a ser movidito. Etapas 4 a 6, total 8
Lo peor del hotel era el desayuno, con los típicos zumos de máquina que saben a Tang y lonchas de jamón y mortadela bastante cutres. Al terminar, nos dirigimos al metro hacia las Termas de
Caracalla, un complejo impresionante, de 30 metros de alto en algunos lugares, en el que se encontraban algunas de las imponentes estatuas que habíamos visto en el Museo Arqueológico de Nápoles. Como era a primera hora de la mañana, no tuvimos que soportar colas ni aglomeraciones. Además con la Roma Pass no tuvimos que pagar entrada. ![]() Nos volvimos a meter en el metro y fuimos a ver la Pirámide, que se encuentra en la parada siguiente, que tiene el mismo nombre. Ya por fin nos dirigimos al Colisseo. Como ya se ha comentado en el foro, pasamos de largo una larga cola, para entrar directamente y sin pagar con nuestra Roma Pass. Si ahora ya es increíble, imaginároslo recubierto con su mármol travertino, su graderío completo y con las peleas de gladiadores. La única pega es que para visitar la arena y las dependencias inferiores hay que hacer una reserva previa y sólo se pueden visitar acompañados del guía correspondiente. ![]() Allí pasamos un par de horas, para después dirigirnos al Palatino y el Foro, en los que también nos pudimos saltar la larga cola para entrar. He de decir que el Palatino es algo laberíntico, y los monumentos a veces no están muy bien señalizados, pero merece muchísimo la pena. Después nos dirigimos hacia el Foro, que está en el mismo complejo. Había algunos templos en fase de restauración, al igual que en el Palatino, pero a pesar de esto, se puede ver bien casi todo. Ya sobre las 2:30 de la tarde nos fuimos a comer a un restaurante cercano, que nos moríamos de hambre. Después de recobrar fuerzas, nos dirigimos en dirección al monumento a Vittorio Emmanuele. En el paseo que va desde éste al Colisseo, están el Foro de Augusto y el Mercado y la Columna de Trajano, los cuales merecen bastante la pena. ![]() Tras ver el monumento de Vittorio Emmanuele nos dirigimos a coger el autobús a la Piazza Venezia, que es la que está justo enfrente. Como nos liamos con donde paraba el autobús, ya que en la piazza hay paradas diversas, fuimos dando otro paseo hacia el Colisseo para volver en metro al hotel. ![]() Una vez cambiados y algo descansados, cogimos el autobús hacia Trastevere. Es una zona muy animada y con decenas de restaurantes y de puestos de mercadillo junto a la ribera del río, estuvimos por la zona de la Isola Tiberina y contemplando el antiguo puente que unía ambos lados. Paramos a cenar en un mexicano que prometía mucho, pero que no fue para tanto. Tras unos mojitos nos volvimos al hotel. Etapas 4 a 6, total 8
Nos levantamos temprano y fuimos a coger el metro hacia Ottaviano, cuando vimos unos carteles en los que ponía que por causa de obras la linea estaba cerrada, remitiéndonos a coger el autobús MA 5, que sería el que utilizaríamos desde entonces para movernos hacia el centro.
Cuando llegamos a la Plaza de San Pedro, había una cola que llegaba hasta la mitad de la plaza. Aún así, en unos 20 minutos avanzamos hasta la entrada. A pesar de haber visto en el foro que no se podía ir en pantalón corto ni tiras, yo no me di cuenta, y al pasar uno de los últimos controles, nos apartaron hacia un lado y me mandaron cubrirme. Dejaron salir un momento a mi chico, que me compró un pareo y un foulard, con el que me tape, y entramos en la Basílica de San Pedro. Había bastante gente aglomerada en torno a la Piedad y fue un poco difícil verla y hacer una foto. Nos dirigimos casi inmediatamente hacia el Baldaquino de San Pedro, una de nuestras obras escultóricas favoritas, y aprovechamos para hacer videos y fotos. ![]() Después estuvimos admirando la basílica por dentro, entramos en alguna sala e hice algunas fotos de los Papas embalsamados que están por allí. ![]() Luego nos fuimos calle abajo hacia los Museos Vaticanos. Son impresionantes y tienen decenas de salas, pero a la hora de verlos, es algo agobiante, ya que te obligan a desplazarte en unos itinerarios, similar al modo Ikea, y con el calor que hacía y las colas de gente, nos resultó un poco estresante. Primero nos dirigimos a ver la Capilla Sixtina, en la que aunque no se pueden sacar fotos, mi chico hizo una, con la correspondiente bronca del encargado de vigilar la Capilla. Nosotros pensábamos que no se podía utilizar flash, pero no que estaba prohibido . ![]() Al salir, tras desandar el camino por el que habíamos llegado, volvimos para ver las salas con esculturas romanas, y un patio donde está situada Laocoonte. Ya era bastante tarde, así que decidimos ir a tantear un lugar para comer. Tras tomas un refresco en una terraza, encontramos un lugar de Pizza al taglio, en el que comimos unos 8 trozos de pizza a 8,75 euros. De postre dos gelatos. Para hacer la digestión y descansar un poco, nos sentamos en la zona de las columnas de la Plaza de San Pedro. No es que a nosotros nos vaya el rollo místico, pero la verdad es que nos pareció un buen lugar para sentarse y meditar, reflexionando sobre lo que cada uno le apetezca, o simplemente observar las filigranas arquitectónicas y escultóricas del lugar. ![]() Dando otro paseo, fuimos a dar al Castillo de Sant Angelo, justo al lado de uno de los puentes que atraviesan el Tiber. En la zona también había algunos puestos en plan mercadillo, en los que aprovechamos para hacer algunas compras. Volvimos a coger el autobús y nos fuimos a cambiar al hotel y a descansar un rato, para luego volver a coger el mismo autobús, que nos dejo en Barberini. Desde allí fuimos caminando hacia la Piazza de Spagna (cuidado con los famosos escalones, porque resbalan un montón), pasamos por la Via Corso Umberto, yendo a dar a la Piazza del Popolo, en la que se encuentra otro de los famosos obeliscos. Volviendo un poco hacia atrás nos metimos en el restaurante Corso Umberto para cenar. Es el típico restaurante casero italiano, con manteles a cuadros rojos y blancos. Además, la pasta es fresca y hecha allí de manera artesanal. La cena, de una pizza, dos platos de pasta y agua, por unos 30 euros, que teniendo en cuenta la zona, no está nada mal. Tas otro pequeño paseo, ya que nuestros pies y piernas estaban empezando a cobrar la factura de las pedazo camitas que nos habíamos pegado todos esos días, nos volvimos al hotel, a ver las Olimpiadas y a descansar. Etapas 4 a 6, total 8
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