![]() ![]() Cartas desde el Peru ✏️ Blogs de Peru
La ruta del gringo en Peru, incluyendo el InkaJungleTrailAutor: Gontzo Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (5 Votos) Índice del Diario: Cartas desde el Peru
01: Cartas desde el Peru
02: Lima, Paracas e ICa
03: Ica, Nazca, Arequipa
04: Arequipa
05: De Arequipa a Chivay
06: Cañon del Colca, Condores y Puno
07: Amantaní
08: De Amantani a Puno
09: De Puno a Cuzco en el InkaExpress
10: Cuzco
11: Inka Jungle Trail I
12: Inka Jungle Trail II
13: Inka Jungle Trail III
14: Macchu Picchu
15: Valle Sagrado
16: De Cuzco a Lima
17: Lima
18: + Lima
19: Bonus Track Atlanta
20: Fin de Fiesta
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Etapas 1 a 3, total 20
Un viaje esperado, deseado y lleno de ilusiones...
Hay una bandera asturiana y un tipo vestido del Sporting esperándonos en la terminal de llegadas del aeropuerto Jorge Chávez. Esos son los míos, que han venido a buscarnos. Significa que estamos en el Perú. Por fin. Me ha costado tres intentonas y 600€ del billete de Delta Airlines con escala en Atlanta. Hemos tenido que pasar 3 controles en Barajas con unas cuantas preguntas muy muy estúpidas, otros 4 controles en USA con otras tantas estupideces y otros dos en Perú, haciendo cuentas para evitarnos el ultimo control de equipajes (hay un semáforo que indica si tienes que pasar el control o entras directo, basta con averiguar la cadencia y colocarte en la fila en consecuencia) para finalmente entrar en el país. La primera impresión no es muy alentadora, tráfico, contaminación, niebla y un montón de marcas comerciales españolas que están aquí bastante presentes, haciendo que el ojo no se impresione con el supuesto choque cultural. Dormiremos en la barriada de Miraflores, barrio tranquilo, clase media-alta, con mucha presencia policial y de seguridad privada lo cual indica que no debe ser precisamente un barrio muy seguro. I Lima Lima no es una ciudad que tenga buen aspecto al levantarse, es de mañana brumosa, fría, sucia, desorganizada, caótica, sin nada aparente para visitar (por lo menos que este a la altura del resto de las maravillas que se supone hay en Perú). Nosotros no madrugamos, necesitamos descansar para todo lo que viene, desayunamos en uno de los sitios mas pijos de Miraflores (San Antonio 50, tienen fabada Albo para vender y lo echaremos de menos cuando nos volvamos a España) y nos tiramos al centro tras comprar los billetes de bus Cruz Del Sur que nos moverán por el país. Visitamos la plaza de armas que no dejaría de ser una placita normal y corriente en cualquier otra ciudad, hacemos las habituales visitas a la Municipalidad, la Biblioteca y el Convento de San Francisco, paseamos por sus calles cercanas, yo no destacaría nada en especial, me aburro y tengo ganas de salir de la ciudad, no es esto lo que yo he venido a buscar. Comemos con la familia en el parque Kennedy sabrosa comida peruana, damos una vuelta por los alrededores viendo bailar a los jubilados y bien pronto para la cama que tenemos billete de bus para las 3:45am hacia la reserva nacional de Paracas. El día de Lima lo considero perdido, empiezo a darme cuenta de que necesito caña viajera para divertirme, necesito de alguna manera complicarme la vida y ver paisajes distintos a los habituales para disfrutar. Aquí lo único sorprendente es darse cuenta de como ha llegado la colonización china e india en el tercer mundo, en todo lo que no es Europa y USA, sus vehículos, sus motos, sus marcas están presentes por todas partes, ya nos han comido la tostada... Etapas 1 a 3, total 20
Tras una corta noche que apenas sabe a siesta escasa nos levantamos a las 2 para prepararnos y salir, mientras reniego y me quejo, ¿quien me mandará meterme en estos líos?, maldita la gana de moverme si no están siquiera puestas las calles. Llegamos muy pronto a la estación y no esta abierta, afortunadamente los vigilantes se portan y nos abren la cancela para que podamos esperar dentro.
El bus de Cruz del Sur es cojonudo, butacas amplias, muy reclinables, amplio espacio para las piernas y dan hasta desayuno. No se como lo hacemos en España pero nuestras compañías de bandera avergüenzan cuando son comparadas. Al amanecer comienzo a ver paisaje y me entra la primera emoción del viaje, la que estaba buscando y que no encontraba en Lima, ese sentimiento de proximidad a lo desconocido, ese saber que ya no estamos en territorio familiar, viendo como desfila la pobreza en forma de casas paupérrimas, comparo con lo visto en Senegal y Nepal y no sabría decir quien es mas pobre, para eso ya hay índices que yo no sigo, para mi la pobreza tiene la misma pinta en todas partes, suciedad y casas diminutas, frágiles como cajas de zapatos. La estación de Paracas es un chamizo infame de cañas y arena, sin paredes pero tienen un poco de todo: tienda, consigna, bar, sala de espera y hotel. Allí mismo nos venden la excursión a las Islas Ballestas (40PEN + 5 a pagar al embarcar) seguro que saliendo al pueblo es mas barato pero aquí no nos complicamos la vida, nos guardan todo, nos traen, nos llevan y nos embarcan. La mar esta serena y llena de medusas mientras nos vamos acercando a las islas, personalmente y considerando que no soy biólogo ni zoólogo ni ornitólogo, mi interés único es observar el candelabro / tridente. Y así aparece por la izquierda, dominando toda la escena, rotundo, poderoso, pleno, puro desafío al cielo. Me hipnotiza, conforme nos alejamos me sorprendo de sus detalles, de su tamaño, de que haya aguantado no se sabe cuantos años hasta que llegué yo a verlo, comienzan las satisfacciones del viaje, esto es viajar por Perú, misterios e historia en el mismo paquete. Las islas rebosan de vida en forma de pájaros y de olor a mierda, principal producto de la isla. También hay leones, pingüinos y pelícanos que nos atraen mayor atención. Todos nos protegemos ante la posibilidad de que nos caiga un premio, al final hay suerte y no cayó nada. Continuamos con la excursión a la reserva nacional de paracas (35pen). Salvando un lenguado que comimos que estaba verdaderamente sabroso, del resto poco se puede decir, es de primero de magia, nada por aquí, nada por allí, la definición mas absoluta de la nada. La nada y tú, escribía Alfredo González, debería haberse pasado por aquí. No hay nada para ver porque no hay nada, reitero, solo cielo, arena y mar. Un cielo inclemente que cabalga nubes presurosas camino de los andes, nubes que no dejan una gota de lluvia para regar esta tierra infértil. No vimos absolutamente nada de vida animal, cosa lógica porque los animales no son idiotas y no quieren vivir allí. El suelo es un pedregal relleno de arena azotado por un viento frío constante que no permite estar cómodo, bajo un sol inclemente y con chaqueta, un mar bravo y frío debido a la corriente de Humboldt que trae agua antártica para imposibilitar el baño. Para mi fue totalmente prescindible esta visita**, sobre todo porque nos impedía completar nuestro plan del viaje de día, estar pronto en Ica para ir al oasis de la Huancachina. Lo único que nos salvó es que nos volvimos a encontrar a Regina, una guía que nos había asaltado durante la vuelta al pueblo y que se presto voluntaria para ir con nosotros hasta Ica para que pudiéramos hacer SandBoarding y Buggies por las dunas. Y así fue, nos acompaño prestándonos incluso dinero porque estábamos escasos de soles, primero un taxi hasta la parada de bus Soyuz mas cercana en plena Panamericana (15PEN), ilusión y sesión de fotos por poder pisar una carretera tan mítica y una vez allí, tras pasar dos buses llenos, cogimos un colectivo hasta Ica (5PEN), una furgoneta conducida por dos niños imberbes y llena de nativos. En el peaje nos paró la policía y ese momento a mi me alegro el día. Pidió los papeles y toda la minivan se puso a alegar/ gritar que éramos familia, que íbamos a una fiesta. Incluida mi señora. Yo no pude porque se me escapaba la risa y esa risilla me acompaño el resto del viaje, familia, familia! El asunto murió con la correspondiente mordida y nadie parece decir nada. Al final llegamos a tiempo para hacer el tour con buggys por las dunas de los alrededores del Oasis (60PEN) echamos cerca de una hora subiendo y bajando dunas como locos con el vehículo, engendro donde los haya, un motor, 4 ruedas y 12 asientos enmarcados en un chasis tubular. Nos tiramos también duna abajo con tablas mientras se ponía el sol. Una descarga atronadora de adrenalina para acabar el día suavizados del todo. El paseo bien merece la pena, es una montaña rusa plena de emociones, mientras vas comiendo arena como si estuvieras muerto de hambre. El sandboarding no lo hicimos muchas veces, el tiempo apretaba pero disfrute cada una de ellas como si fuera un helado de fresón en un caluroso dia. Regina todavía nos indico un hotel donde pasamos la noche, más seguro que pasarla en Ica. El oasis es un poco ñoño, la decoración de la laguna imita a ciertos paseos marítimos edulcorados pero la vista de las impresionantes paredes de arena que están ahí, mires hacia donde mires, presentes en todo momento, amenazando con invadir el oasis, hacen que bien merezca la pena la visita y la estancia. Cena simple y para cama, que estábamos rotos. Pese a los ruidos de un viaje de estudios de preadolescentes hormonados, dormimos como niños. **: Sin embargo, una vez en casa, repaso las fotos de la reserva natural de Paracas y me sorprendo de la belleza descarnada que presenta, de la viveza de sus colores, del brillante contraste de azul, naranja y gris, aunque las fotos fueran tomadas desde un simple movil. Quizás no fuera tiempo perdido la visita... Etapas 1 a 3, total 20
Remoloneamos mientras esperamos a que desayune el grupo de escolares y salimos a media mañana hacia la estación de buses Soyuz, sacamos billete en un bus donde somos los únicos no nacionales, 10pen a Nazca, algo mas de 2h en las que recorremos la afamada Panamericana por paisajes lunares desprovistos de todo tipo de vida y sombra, puro desierto anónimo salteado por 3 o 4 oasis vinculados al tajo sangrante de ríos, muchos de ellos secos. El trayecto me parece simplemente aterrador de puro vacío escénico. Al bajar de la estación empezamos a negociar el sobrevuelo de las líneas con las recomendaciones de Regina. Al final conseguimospagar 85$ con Aeroparacas frente a los 150$ que nos pedían y para el aeródromo nos llevaron. Echamos casi una hora y media esperando en lo que era una pequeña pista y un edificio de ladrillo diminuto pero al final nos subimos en la avioneta para ver las afamadas líneas de Nazca.
Lo malo: el viaje es horrible, la avioneta se agita como una coctelera nerviosa, marea y mucho y de haber durado 5 min. más hubiera echado lo mejor de mi mismo. Lo bueno: para mi la visión de las líneas fue una autentica revelación, son muchas líneas las que están trazadas, mas de las que yo imaginaba, solo conocemos la representación de las mas famosas pero cuando coges altura ves que ahí hay mucho mas, mas de 400 líneas que conforman figuras geométricas y no tan geométricas, se distinguen los caminos trazados por la mano del hombre por irregulares y caóticos en contraste con la armonía de las líneas rectas, triángulos, rectángulos y poliedros dibujadas hace tiempo con técnicas desconocidas. Y entre todos ellos, como en una sopa de letras, están ocultas las figuras conocidas por todos. La avioneta se acerca y te avisa de lo que hay, y tu miras, rebuscas, indagas, intentas descifrar lo oculto entre lo evidente y de repente, estalla delante de ti, como un fuego artificial, con el artificio de una cerilla, con la luminosidad efímera de una explosión se revela ante tus ojos una imagen mas que reconocible. Y yo me emociono con cosas más simples que esas. Así como un juego vas observando el fenomenal trabajo de ingeniería que hicieron algunos (los nazca?) simplemente para que no se cuantos años después podamos pagar una avioneta y verlo desde el aire. Nos dan certificado de vuelo, nos sellan el pasaporte y nos volvemos a Nazca. Casi sobre la marcha contratamos la visita a la Necrópolis de Chauchilla (25pen) y con parte de la comida en la garganta y parte en una bolsa de plástico, nos vamos con el guía y otros turistas. La necrópolis no está nada mal pero no hay más que las tumbas y las momias, no es como cualquier atracción europea con sus aulas de interpretación, museo, sala y tienda de recuerdos, etc. Al contrario, en el espacio no excavado se ven huesos, pelos y mantas producto de la expoliación y yo, que no lo puedo evitar, tocando cabelleras de miles de años de antigüedad que están tiradas por ahí. Nos colocan también un paseo por una fábrica de cerámica y damos una vuelta por el pueblo que no tiene nada de nada que ver. Algo mas que Paracas si, pero porque se observa cierta vida inteligente (a ratos). Esperamos por el bus que llega con más de una hora de retraso, cosa habitual en el país, se empeña en desarrollarnos la paciencia infinita. Y con más complicaciones de lo esperado porque no hay quien duerma en ese bus con la prisa con la que se conduce, vamos cuesta arriba, cuesta abajo, curva a curva camino de Arequipa. Etapas 1 a 3, total 20
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