![]() ![]() NUEVA ZELANDA: EL PARAISO EXISTE ✏️ Blogs of New Zealand
Ocho días en la isla norte y catorce en la sur.Author: Cavesi Input Date: ⭐ Points: 4.8 (12 Votes) Index for Blog: NUEVA ZELANDA: EL PARAISO EXISTE
01: Gran Canaria - Auckland
02: Día 1: Auckland
03: Día 2: Auckland
04: Día 3: Auckland - Península de Coromandel
05: Día 4: Coromandel - Waitomo Caves - Rotorua
06: Día 5: Rotorua
07: Día 6: Rotorua - Ohakune
08: Día 7: Tongariro National Park
09: Día 8: Ohakune - Wellington
10: Día 9: Wellington - Picton - Motueka
11: Día 10: Abel Tasman NP - Nelson Lakes
12: Día 11: Nelson Lakes - Kaikoura
13: Día 12: Kaikoura - Akaroa
14: Día 13: Akaroa - Mt. Cook
15: Día 14: Mt. Cook - Oamaru
16: Día 15: Oamaru - Los Catlins
17: Día 16: Los Catlins - Milford Sound
18: Día 17: Milford Sound - Queenstown
19: Día 18: Queenstown - Wanaka
20: Día 19: Wanaka - Fox Glacier - Franz Josef Glacier
21: Día 20: Franz Josef Glacier - Greymouth
22: Día 21: Greymouth - Arthur's Pass - Christchurch
23: Día 22: Despedida
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Journeys 16 to 18, Total 23
Lunes 21/10
Ese día salimos hacia Los Catlins. A pocos kilómetros de Oamaru te encuentras un desvío hacia la playa donde se encuentran los Moeraki Boulders. Son unas piedras esféricas que están en la orilla de la playa y cuando mejor se ven es con la marea baja.
Moeraki Boulders Era muy curiosa la forma esférica tan perfecta en algunos casos. Inmortalizamos el momento con varias fotografías y reanudamos la marcha hacia Dunedin, la ciudad más antigua del país, fundada por escoceses. Visitamos unos de sus monumentos más emblemáticos, la estación de tren. Es preciosa, tanto en el exterior como en el interior. Estación de tren Paseando por el centro, pasamos por delante del i-site, así que entramos para recoger información de Dunedin. Nos atendió una chica australiana muy simpática y nos señaló en un plano lo más característico de la ciudad como la estación de tren, la catedral de San Pablo, los Jardines Botánicos, el Cadbury World (si te gusta el chocolate), Baldwin St. (la calle más empinada del mundo), o la Primera Iglesia de Otago. También aprovechamos y como se acercaba la hora de comer, le preguntamos qué sitio nos recomendaba. Sin dudarlo nos indicó cómo llegar a un Fish&chips llamado The Best Café, cerca de la estación de tren, concretamente en la Lower Stuart St. Pues después de visitar la catedral y la Primera Iglesia de Otago, nos dirigimos a comer. Parecía normalito desde fuera, más bien algo cutre, pero cuando salimos habíamos comido el mejor fish&chips de todo el viaje. La clientela se notaba que eran personas locales. El pescado se notaba que era fresco, el rebozado buenísimo y como vimos que la gente se lo pedía con un huevo frito colocado encima del pescado, pues no íbamos a ser nosotros menos. Así que comimos de diez. Como teníamos que llegar aún a Los Catlins, tras el almuerzo, decidimos poner punto y final a nuestra visita a Dunedin. Pero no queríamos irnos sin ver la calle más empinada del mundo. Y sí que estaba empinada. Lo experimenté de primera mano cuando tuve la gran idea de subir. Una paliza el último tramo. Cuando estaba llegando al final, jadeando, llegaba un todo terreno con tres muchachos que me miraron con cara de: Y este loco subió caminando. Cuando dejamos Dunedin empezó a llover y ya no paró hasta la mañana del día siguiente. Pese a la lluvia, queríamos hacer el paseo hasta el famoso y pintoresco faro en Nugget Point. Y aquella parte con los acantilados es preciosa hasta lloviendo. Estábamos solos. El camino es corto, unos veinte minutos. Nugget Point Después pasamos por Kaka Point y Surat Bay. Proseguimos para hacer el paseo de las Purakaunui Falls. Unas cascadas preciosas. Y para terminar la tarde, y aprovechando que íbamos a hacer noche en el Kiwi McLean Falls Holiday Park, pues queríamos ver las McLean Falls, pero caía tanta agua que desistimos de nuestra idea. Esa tarde ya nos habíamos mojado bastante. Lo dejamos para el día siguiente. Así que directos al camping, ducha caliente y a cenar. Purakaunui Falls Journeys 16 to 18, Total 23
Martes 22/10
Este día amaneció soleado. Desayunamos, recogimos y salimos del camping en dirección al parking de las McLean Falls, a unos 3 kilómetros del camping. El paseo dura unos cuarenta minutos ida y vuelta y fue muy bonito.
McLean Falls Después nos acercamos a Curio Bay, aprovechando la bajamar. Se trata de árboles que se han fosilizado con el paso de los años y están petrificados. La sensación es la de estar caminando sobre rocas, pero si te fijas bien, encuentras formaciones con la apariencia de troncos de árbol. Hay paneles explicativos sobre esto, además de ser una zona de llegada de pingüinos de ojos amarillos al atardecer. Nosotros teníamos que seguir hasta el Milford Sound, donde haríamos noche en el camping Milford Sound Lodge, a cinco minutos de la terminal de ferrys del fiordo, que teníamos reservado desde dos días atrás. De camino al fiordo paramos en los Mirror Lakes y en todos los apartaderos que pudimos porque aquello era digno de ver. Era un espectáculo ver tantas cascadas cayendo desde las cimas nevadas de las montañas, torrentes de aguas azules bajando a ambos lados de la carretera. Uno ya no sabía dónde mirar. La carretera sigue hasta el Homer Túnel, de 1.2 kilómetros de longitud, normalmente de un solo sentido, y con las paredes sin forrar, el cuál está regulado por un semáforo. A nuestra llegada estaba en rojo y quedaban unos tres minutos para cambiar, según un contador digital que había allí colocado. Así que, mientras se ponía en verde, nos deleitamos con el paisaje y con la presencia de un kea (loro endémico de la isla sur), que rondaba los vehículos supongo que esperando que alguien le echara algo de comer. Cuando pasamos el túnel comenzó la bajada hasta el fiordo. La carretera seguía mostrando paisajes para enmarcar. Paramos en The Chasm, donde el agua de un río ha moldeado las rocas dándole unas formas curiosas. En el aparcamiento de este paseo también encontramos otra pareja de keas recibiendo a los visitantes. Llegamos hasta el final de la carretera para ver el fiordo y el famoso Mitre Peak, una de las montañas más altas de la zona. Serían las seis de la tarde y nos marchamos para registrarnos en el camping, que estaba a tope. Menos mal que reservamos. Milford Road Kea Journeys 16 to 18, Total 23
Miércoles 23/10
Salimos del camping y nos fuimos a los aparcamientos que hay cerca de la terminal de los ferrys para dejar la campervan. Teníamos reservado el crucero con la compañía Real Journeys. Su duración es de una hora y cuarenta minutos y recorre los márgenes del fiordo hasta su desembocadura al mar. El día estaba buenísimo, así que todos íbamos en la cubierta del barco, eso sí, abrigados. Durante el trayecto se observan cascadas, picos altísimos nevados, incluso una colonia de focas. En una de las múltiples cascadas el barco se acercó tanto que los que íbamos en la proa nos mojamos literalmente. Milford Sound Bowen Falls - Milford Sound Tras el crucero, almorzamos allí mismo y salimos hacia Queenstown. Cuando llegamos, nos dirigimos directamente al Skyline Góndola, un teleférico que te sube hasta un mirador donde hay restaurante, cafetería y tienda de souvenirs. Las vistas desde allí son bellísimas. Queenstown a orillas del lago Wakatipu y como telón de fondo los Remarkables con sus cimas nevadas. Por allí pasaba un sendero, por si preferías bajar caminando hasta Queenstown. También había circuitos para bici-cross y un lugar desde donde se tiraban los parapentistas. Cuando bajamos, nos fuimos a registrarnos al camping Top 10 Creeksyde de Queenstown, a cinco minutos caminando de la ciudad. Así que, una vez hecho el check in, dimos un paseo por Queenstown. Paseamos junto al lago, nos tomamos una pinta en un pub que hace esquina junto al lago con una terraza exterior y fuimos de tiendas. A diferencia con otras ciudades, en Queenstown las tiendas cerraban mucho más tarde. Cuando llegó la hora de cenar buscamos el recomendado Fergburger. Creo recordar que estaba en una de las calles principales, en Shotover St. Sin duda, y no estoy exagerando, la mejor hamburguesa que he comido en mi vida. El sitio estaba muy concurrido. Mucha gente pidiendo para llevar. Tiene unas cuatro o cinco mesas en la calle y tuvimos suerte de llegar y coger una. Nos atendió un camarero muy simpático que al preguntarnos de donde éramos y decirle que de España, de las Islas Canarias, se alegró diciéndonos que sus padres vivían en Lanzarote. Nos trajo unas cervezas Stella Artois y nos dijo que corrían de su cuenta. Le dijimos que no, pero insistió. Así qué nada, ronda gratis. Al que le gusten las hamburguesas, es un sitio altamente recomendable. Después de cenar, el cuerpo pedía algo dulce, y aprovechando que junto a la Fergburger, había un Fergbaker, pues entramos y nos compramos un donut relleno de crema, típico de esa panadería. Journeys 16 to 18, Total 23
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