Martes 22/10
Este día amaneció soleado. Desayunamos, recogimos y salimos del camping en dirección al parking de las McLean Falls, a unos 3 kilómetros del camping. El paseo dura unos cuarenta minutos ida y vuelta y fue muy bonito.
McLean Falls
Después nos acercamos a Curio Bay, aprovechando la bajamar. Se trata de árboles que se han fosilizado con el paso de los años y están petrificados. La sensación es la de estar caminando sobre rocas, pero si te fijas bien, encuentras formaciones con la apariencia de troncos de árbol. Hay paneles explicativos sobre esto, además de ser una zona de llegada de pingüinos de ojos amarillos al atardecer. Nosotros teníamos que seguir hasta el Milford Sound, donde haríamos noche en el camping Milford Sound Lodge, a cinco minutos de la terminal de ferrys del fiordo, que teníamos reservado desde dos días atrás. De camino al fiordo paramos en los Mirror Lakes y en todos los apartaderos que pudimos porque aquello era digno de ver. Era un espectáculo ver tantas cascadas cayendo desde las cimas nevadas de las montañas, torrentes de aguas azules bajando a ambos lados de la carretera. Uno ya no sabía dónde mirar. La carretera sigue hasta el Homer Túnel, de 1.2 kilómetros de longitud, normalmente de un solo sentido, y con las paredes sin forrar, el cuál está regulado por un semáforo. A nuestra llegada estaba en rojo y quedaban unos tres minutos para cambiar, según un contador digital que había allí colocado. Así que, mientras se ponía en verde, nos deleitamos con el paisaje y con la presencia de un kea (loro endémico de la isla sur), que rondaba los vehículos supongo que esperando que alguien le echara algo de comer. Cuando pasamos el túnel comenzó la bajada hasta el fiordo. La carretera seguía mostrando paisajes para enmarcar. Paramos en The Chasm, donde el agua de un río ha moldeado las rocas dándole unas formas curiosas. En el aparcamiento de este paseo también encontramos otra pareja de keas recibiendo a los visitantes. Llegamos hasta el final de la carretera para ver el fiordo y el famoso Mitre Peak, una de las montañas más altas de la zona. Serían las seis de la tarde y nos marchamos para registrarnos en el camping, que estaba a tope. Menos mal que reservamos.
McLean Falls
Después nos acercamos a Curio Bay, aprovechando la bajamar. Se trata de árboles que se han fosilizado con el paso de los años y están petrificados. La sensación es la de estar caminando sobre rocas, pero si te fijas bien, encuentras formaciones con la apariencia de troncos de árbol. Hay paneles explicativos sobre esto, además de ser una zona de llegada de pingüinos de ojos amarillos al atardecer. Nosotros teníamos que seguir hasta el Milford Sound, donde haríamos noche en el camping Milford Sound Lodge, a cinco minutos de la terminal de ferrys del fiordo, que teníamos reservado desde dos días atrás. De camino al fiordo paramos en los Mirror Lakes y en todos los apartaderos que pudimos porque aquello era digno de ver. Era un espectáculo ver tantas cascadas cayendo desde las cimas nevadas de las montañas, torrentes de aguas azules bajando a ambos lados de la carretera. Uno ya no sabía dónde mirar. La carretera sigue hasta el Homer Túnel, de 1.2 kilómetros de longitud, normalmente de un solo sentido, y con las paredes sin forrar, el cuál está regulado por un semáforo. A nuestra llegada estaba en rojo y quedaban unos tres minutos para cambiar, según un contador digital que había allí colocado. Así que, mientras se ponía en verde, nos deleitamos con el paisaje y con la presencia de un kea (loro endémico de la isla sur), que rondaba los vehículos supongo que esperando que alguien le echara algo de comer. Cuando pasamos el túnel comenzó la bajada hasta el fiordo. La carretera seguía mostrando paisajes para enmarcar. Paramos en The Chasm, donde el agua de un río ha moldeado las rocas dándole unas formas curiosas. En el aparcamiento de este paseo también encontramos otra pareja de keas recibiendo a los visitantes. Llegamos hasta el final de la carretera para ver el fiordo y el famoso Mitre Peak, una de las montañas más altas de la zona. Serían las seis de la tarde y nos marchamos para registrarnos en el camping, que estaba a tope. Menos mal que reservamos.
Milford Road
Kea