Agra: Bajo las nieblas de enero ✏️ Diarios de Viajes de India

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17/01

Agra

13:23 llegamos, por fin, a la estación de Agra Cantt. Hemos tardado 7 horas, 5 más de las previstas, debido a un accidente que hubo ayer aquí cerca, en Tundla a 25 km.
A la salida nos comen casi y vamos a reservar un rickshaws a la oficina que hay nada más salir. Te aseguras de que no te timen, ni te lleven a otro lugar distinto ya que has pagado la carrera y el ticket no se le da al conductor hasta que te ha dejado en destino.50 más 10 de gestión.
Agra es aún más enrevesada que Delhi, si es que se puede decir esto. Que callejones, aquí hay (por la calle) vacas, búfalas, cerdos.
14:24 estamos ya en el hotel, Shanti Lodge en la zona de Taj Ganj, a cinco minutos del Taj Mahal. R-9(nos han cambiado de la 10) por 400. Lo primero que hacemos es subir a ver el Taj Mahal, pero la niebla no levanta y casi no se ve, que pena. En cambio vemos como los macacos hacen de las suyas por los tejados; uno de ellos ha cogido un pantalón de un tendedero, se lo ha llevado de un salto y lo ha hecho polvo con los dientes. En otra terraza un hombre le dispara con una escopetilla de balines. Cerveza y coca-cola, mientras disfrutamos de la “tumba fantasma”, 170. Salimos a investigar por los alrededores y paramos en el hotel que está al lado a mirar si hay habitación para mañana.

Hola y gracias se dice NAMASTE
Adiós se dice FIRMI LINGUI
Gracias se dice NAMASKAR.
(Foneticamente)

Salimos a “ver mundo” y ya nos advierten que hay que tener cuidado con los niños. Estas callejuelas son tan retorcidas y complicadas. Y hay multitud de negocios, de telas de chatarra, kiosquillos. Por la calle te venden al peso las cacas secas de vaca. Las calles están muy húmedas y llenas de charcos con el agua más turbia imaginada, muchas cacas de vaca, de perro, alimentos. Este barrio se hizo para los trabajadores que construyeron el Taj Mahal.
Han pasado a nuestro lado unos niños encima de unos dromedarios altísimos, y justo después un entierro. Llevaban un cadáver envuelto en una mortaja blanca y con muchas flores de color naranja por alrededor en unas cañas a modo de camilla, y una multitud les seguía en silencio a buen paso. Nadie les miraba excepto nosotros.
Seguimos camino y cómo no, nos perdemos entre los callejones, seguidos por unos niños que no se cansan de pedir y pedir y te siguen hasta aburrirte, al final hemos tenido que coger un ciclo-rickshaw para que nos devolviera sanos y salvos al hotel. He ayudado un poco al hombre mayor, pero no me ha dejado mucho, pues la circulación es caótica y tendría miedo a algún golpe, por cierto es cansadísimo. Nos ha cobrado 50, 10 de más y 10 que le ha dado de propina.
Hemos comido en el Saroj, un restaurante pequeñito que hay enfrente del hotel, pasta y arroz y dos pepsis por 150, muy rico y barato. Llamamos a casa por 45. Vamos a internet, 50 y sacamos un horario de trenes 20. También cambiamos moneda, 200 € al cambio 12.900 rupias.
Aquí en Agra, hay el mismo sistema que en Delhi, eres dinero para ellos, sobre todo adultos y niños mayores. Aunque al final el “jelou” de un niño te hace sonreír y olvidar lo demás.
Volvemos al hotel con agua y papel wc por 50, lo dejamos y cenamos cerca de aquí, en un bar que aconseja la Lonely Planet y que realmente está muy chulo. El Yash Café, donde comemos un típico Subji vegetal de mushroom cheese curry y la nena chicken noodles con dos pepsis por 236. Muy rico y picante, me ha dejado la boca dormida, y a un muy buen precio. El local estaba lleno, casi, de guiris claro, pero era agradable y colorido. Mientras comíamos la luz se ha ido un par de veces, muy común aquí. Mientras otro funeral pasa por debajo del comedor.
Subimos a la terraza a ver el Taj Mahal de noche y hacer unas fotos todo ilusionado y resulta que no lo iluminan. Que decepción nos hemos llevado, con las ganas que tenía la nena de verlo y lo bonito que sería entre brumas.
Ya que estamos hacemos tiempo con dos tés, 30 y bajamos a pedir, por tercera vez, una manta antes de acostarnos. Mientras la nena descansa yo me pongo un poco al día con el diario.

18/01

8:30 Diana. Hemos dormido muy bien bajo el peso de la mantas; son como edredones pero con un relleno hecho de muchas capas de tela.
Desayunamos en el Yash Café, no hay nadie y tienen una musiquita muy pegadiza. Dos huevos fritos con tostadas, té y café para la nena, todo por 70. Afuera hace frio y todo transcurre como si nada; perros y vacas están a su aire, pasan burros cargados de arena guiados por niños, pasa un hombre gritando “lo que debe de ser cebollas, cebollas”, pues el carretón que arrastra es lo que lleva.
Hacemos el check in, después de mirar en dos hoteles más, pero eran parecidos y nos quedamos en este, a pesar nuestro.
10:30 Arranca nuestro circuito a la ciudad de Agra. Hemos negociado con Ramesh, el conductor del rickhaws 400, por 5 horas de trayecto. Paramos en la Post Office y compramos 15 sellos para España vale 12 (170).
Llegamos al Fort Agra, una descomunal fortaleza de arenisca roja de origen mongol, que domina un lado del rio Yamuna. La entrada cuesta 500 más 100 de taxas, y para entrar hay que pasar un control. Una vez dentro se abre un gran patio que da a una serie de palacetes, más menos grandes. Uno de ellos es donde pasó sus últimos años Sha Yahan, que derrocado por su hijo, debió de penar muchísimo viendo desde su cárcel la tumba de su amada esposa (el Taj Mahal se ve enfrente, al otro lado del rio Yamuna). En los jardines las ardillas se te suben a la mano si les das un poco de comida. Ya fuera ves el grandioso foso defensivo.
11:30 Se para el rickhaws en mitad de una gran avenida y hay que empujarlo hasta donde había un mecánico de urgencias; encima de una manta en el suelo unas cuantas herramientas y un manitas arregla el embrague en cinco minutos, le hemos dado 30.
Callejeando llegamos a un puente de hierro en el norte de la ciudad. Por donde apenas caben dos coches, entre tres y motos y bicis y camiones. Una locura de tráfico. En las orillas del Yamuna (rio que atraviesa Agra), las gentes se afanan en las tareas del tinte de tejidos, dejando secar extendidas las telas de colores chillones al sol. En la otra rivera las búfalas pasan su tiempo en la contemplación. Ramesh nos deja en el Itamad Al-Daulah, entrada 220. A este le llaman Baby Taj por su parecido razonable. Aunque más pequeño es muy hermoso también y de obligada visita. A la salida compramos un ajedrez de madera, pequeñito por 100.
12:41 Cruzamos de nuevo el rio y llegamos a un palacio hecho polvo, descolorido que se llama The Chini Ka Rauza, no hay entrada aunque al hombre que lo cuida se le da una propina. Nos cuenta que los frescos, de estilo iraní, pues la tumba que hay en el centro es de un Ministro de ese país del año catapúm, están pintados con una pintura hecha a base de tintes y azúcar, de ahí el nombre de Chini (azúcar). Para entrar el que cuida el recinto te coloca una tela en los zapatos y te explica un poco todo. En la guía hacía referencia a la posibilidad de subir a la terraza (por las vistas), pero la tienen cerrada.
Seguimos marcha.

12:55 Ahora nos dirigimos hacia Mehtad Bagh, 200, unos jardines que están cerca del rio al otro lado del Taj Mahal, donde las vistas del mausoleo son impactantes. Estamos sólos nosotros y una pareja de hindúes jovencitos. Y al otro lado de la alambrada que separa el rio de los jardines, unos niños cuidan unas pocas cabras.
Dos nenas y un nene de no más de 8 años, tímidamente nos piden una foto. Es todo tan diferente, una mezquita lejana anuncia la oración con sus plegarias, mientras los niños se comen la chocolatina y los Pringels, a escondidas de otros niños que hay más abajo. Después nos dicen “cool wáter” y les damos la botella de agua. Con la mano a modo de cuenco beben por turnos el agua con una dulzura que pone los pelos de punta. A veces el corazón se encoje de tal manera que parece que fuera a desaparecer.
14:12 Le pedimos a Ramesh que nos lleve a la estación de trenes de Agra Fort, pero el servicio de mañana lo han cancelado.
15:00 Volvemos al hotel, pagamos a Ramesh, que al final no ha resultado tan agradable como parecía y nos vamos a comer. Quería llevarnos a una fábrica de mármoles.
La excursión ha estado muy bien, hemos pasado por zonas que cada vez más humildes hasta lo increíble.
Comemos en el Taj Café, que está al lado y recomendado por la L. Planet. Comemos a lo hindú, chapati, plain tarantha, curry chicken y veg. Choway (traducido: una torta especie de pita, pero de arroz, arroz, fideos con verdura y pollo al curry picante), más dos cervezas de las nuestras, todo por 333.
Mientras comemos hablamos con un grupo de españoles que andan por la zona.
Subimos a hacer fotos a la terraza y vemos como las terrazas de las casas del barrio están llenas de gente sentada en el suelo, hablando animadamente.
Salimos a comprar el billete de bus a una agencia, la misma con la que hicimos el cambio de moneda, (ya hartos de listos) y dejamos 300 de señal, después tendremos que dar el resto, otros 300. Es lo que vale el trayecto en bus turístico de agra a Jaipur, en Rajastán. Compramos unas postales 15 por 70.
17:30 Estamos en el hotel, escribiendo las postales y el diario. Vamos a internet, hora y media por 110. Vamos a por el billete, mañana salimos a las 7:30.
Nos vamos a cenar a otro que recomienda la L. Planet, el Johny´s un local de comida musulmana con una decoración muy peculiar donde tomamos pakora, que nos recomendaron esta tarde los españoles y patatas fritas y dos Pepsy, 110. Super barato y muy rico y no había nadie cenando, solamente había dos grupos de hombres jugando al badmington. Después de escribir en el cuaderno de referencias que te dan al entrar, donde escriben los viajeros que visitan el local), nos vamos al hotel a hacer la mochila y a descansar.
Que frio hace, además de humedad las noches y las mañanas son heladoras.

19/01

6:30 Diana, aseo y coger un rickhaw 30, hasta el Hotel Yakura en Near Idhgah Bus Stand, donde cogeremos el bus turístico para Jaipur. En el trayecto hasta el bus nos hemos helado, que frio hacía y encima el conductor iba a toda velocidad entre las calles y los demás vehículos; de día alucinas un poco como conducen pero de noche y con niebla lo flipas.
Llegamos al hotel Yakura y vemos un autobús que de “tourist” tiene bien poco (pensamos que nos la han metido doblada) aunque al poco vemos que los demás autobuses no son mejores. Nos apuntan con tiza el número de asiento en la mochila y la meten dentro del enorme maletero y lo cierran con un candado. Compramos unos Pringels, unas galletitas y unas chocolatinas para el viaje, 150, y subimos a bordo del flamante Gold Line. El autobús por fuera está hecho polvo pero por dentro, bueno sólo diré que no lo han limpiado desde que lo compraron.
7:30 Ya estamos en camino. El autobús va lentísimo.
8:41 Hemos comido unas galletitas. Hace un frio en el autobús, 10º C. Las ventanas no cierran y no hay calefacción. Seguimos camino y la niebla no levanta.
Pasamos un mercado de búfalas muy concurrido y vemos como un hombre pellizca un animal en la zona trasera, a modo de cata. Justo al lado un accidente, un camión con la cabina desplazada de un golpe y un poco más allá un camión de volcado y todo el grano en mitad de la carretera.
10:45 Paramos en una estación a mitad de camino. Aquí hay unos monos de un tamaño respetable, sobre todo uno que ha querido bajar al suelo y un perro ha ido tras él. Otros comen hojas en el árbol. A veces es como estar sentado en casa frente al tv, si no fuera porque te miran y te enseñan los dientes, entonces retrocedes.
11:00 Vamos por una autopista con muchos peajes. Ahora pasamos por Sikandara, un pueblo donde se dedican a la piedra. Se ven verdaderas obras de arte desde el autobús, y está todo el pueblo dedicado a ello. La piedra es arenisca de un color burdeos algo más claro.

Rajastán

Los campos, antes verdes, ahora salvo algunas plantaciones de la hierba de flores amarillas, son de colores ocres, con vegetación escasa y árboles aquí y allá sin formar grupos grandes. La niebla casi ha desaparecido aunque aún no se ve a mucha distancia.
Ahora pasamos por una zona donde hay alguna montaña, pero son picos sueltos, no hacen sierras. Son tierras llanas; de Agra hasta aquí no hemos visto más que planicie.
Basmi. Parece que sale el sol. 18ºC
12:55 Una cuesta, no muy pronunciada pero sí larguísima da paso a una avenida con puestos de frutas y verduras. Y una muralla no muy alta nos acompaña hasta entrar en Jaipur. Hay palacios abandonados muy bellos. Y por todas partes se ven en los árboles cometas de todos los colores.
Hemos tardado en hacer 240 km 6 horas.
Antes de entrar en la estación veíamos como los paisanos nos iban seleccionando, como al ganado; y efectivamente nada más bajar los mismos de antes te cogen y te indican cómo llegar a todas partes. Pagamos en la taquilla de prepago de rickhaws, como en Agra y vamos hacía el hotel. El tráfico es brutal, los rickhaws son de color negro, no todos y la matrícula es RJ 14, Jaipur tiene 5 millones de habitantes, nos dice el conductor, que, como casi todos medio habla mil lenguas diferentes.
La gente está esperando en los semáforos a que se ponga en rojo para mendigar una limosna y hay muchos.
14:15 Después de pasar por cuatro o cinco hoteles nos quedamos en el Chitra Katha por 900 más 100 de Wi-Fi (un día completo) R-105.
El hotel está un poco apartado de la zona que la nena había mirado, pero compensa que está nuevo, le toca el sol y nos gusta.
Quedamos con el conductor para mañana y vamos a comer al jardín del hotel. Thali, hamburguesa vegetal, cola y cerveza, 334.
Hacemos un intento de visitar la zona, pero estamos cansados y volvemos al hotel; la nena descansa un poco y yo organizo los papeles.
Una duchita y bajamos a tomar un 2 tés al jardín, 34. Estamos un rato al calor de un fuego que han hecho en una cuco cuadrado de hierro y subimos a organizar el día de mañana. Bajo a pedir una manta y un vaso para tomarnos un Sedergine por si acaso.

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