Dado que en la playa no se puede estar nos vamos de excursión.
Nos apetecía volver a Cobá, además no es un viaje muy largo. En la “Van” diez adultos y dos niños. Todos españoles salvo dos suizos a los que les tuve que explicar que en España no todo son toros y no todos dormimos la siesta…Ya se sabe, típicos y tópicos.
La visita fue magníficamente documentada por nuestro guía. Había muchísima gente, un ambiente muy diferente a nuestra visita anterior.
Esta vez si pude subir a lo alto de la pirámide. La subida es difícil. Desde lo alto admiraba la enorme llanura de selva y recordaba la ocasión en la que subí a la de Chitzen itza. Si la subida era difícil, la bajada no admite ningún error a la hora de pisar y por supuesto se hace necesario un calzado acorde. Las señoritas de “fino tacón” que se aplican el cuento de “antes muerta que sencilla” absténganse de la experiencia.

No es mi intención extenderme sobre la historia y cultura maya, pero si diré que todo lo que se cuenta engancha y ciertamente hay que reconocer que eran unos adelantados a su tiempo. Cuando Colón llegó ya se habían extinguido, una pena porque a lo mejor hubiéramos aprendido algo de ellos.
Después de la visita a Cobá visitamos un pueblo Maya. Nos esperaba la abuela con su colorido vestido y sus nietos. Nos invitaron a visitar su casa. La típica palapa maya de paja y barro, sin electrodoméstico y con lo justo para vivir. A mi me sorprendió ver un saco de pienso para el perro. Le compran pienso al perro!?.
Hacia un calor insoportable y el baño en el Cenote nos vino muy bien. Una escalera de caracol en medio de la nada nos hizo descender unos 10 metros bajo tierra hasta llegar a una cueva cerrada. Había luz artificial y una pasarela de madera con escaleras hacia el agua. Después del baño una comida típicamente mejicana y una cerveza bien fría.
Lo pasamos muy bien y nuestros compañeros de excursión muy agradables.
Los dias transcurrían a la vez que España iba pasando eliminatorias del mundial. El ambiente era espectacular y la gente se volcaba con “La Roja”. Eliminamos a Portugal en una segunda parte excepcional con un resultado injustamente corto de 1-0.
Una tarde nos acercamos al Cenote Cristalino frente al hotel Barceló. Un lago exterior rodeado de vegetación al cual se accede a través de un sendero desde la misma carretera. Hacía mucha calor, el viento seguía pegando fuerte y no podíamos acercarnos a la playa asi que el baño refrescante nos vino fenomenal.
La eliminatoria de cuartos contra Paraguay estuvo plagada de incidentes. Primero porque los dos equipos fallaron un penalti y después porque se fue la señal de televisión y pasamos unos minutos de incertidumbre. Veíamos el partido en unos televisores que colocaban en la parte exterior del Bar Sport. El bar estaba a reventar de gente y fuera apenas éramos veinte personas cómodamente sentadas. Además veíamos el partido con una antelación de 15 segundos con respecto a al canal que ponían en el bar. Imaginaros cuando cantamos el gol de España y los que estaban en el interior nos ponían caras raras y pensaban que estábamos locos o que los estábamos vacilando.
Quince segundos después lo entendieron todo.