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El día transcurrió como todos: desayuno en La Catedral, playa, comida en El Arrecife o La Uva (no recuerdo exactamente qué día comimos en cada sitio), un rato de paddle…
Como punto especial, ese día probamos el chiringuito de comida de la playa, que abría sobre las 13:00 para tomar este “aperitivo” jejej:
Por la noche, cenamos en el Bamboo (temático oriental), o mejor dicho, nos pusimos ciegos en el Bamboo jejej. Fue el segundo temático que más nos gustó, después del japonés. Tiene el ya clásico buffet de entrantes pero no cogimos mucho porque habíamos pedido bastante comida. De primero pedimos yo rollitos y mi chico brocheta de pollo con jengibre, buenísimos los dos.
De segundos yo Filete de Buey a la Cantonesa y él Chop Suey de Pollo y Res y para compartir Chow Mein de Vegetales (fideos), nos encantó todo. El filete de buey estaba más tierno que en muchos restaurantes de aquí.
De postre una mousse de naranja que compartimos porque ya no podíamos más, estaba muy buena pero hay que decir que el concepto de mousse allí no tiene nada que ver con el de aquí, es como un merengue con el sabor correspondiente, pero muy rica.
Después de la cena, una copilla en el lobby con los chicos de Talavera (un clásico) que se iban a ir esa noche a Imagine. A las 21:55 llegaron Pepa, las Martínez y los de Valencia a preguntarnos si al final nos íbamos con ellos. Yo tenía el tobillo regular, me dolía, pero pensé que era una oportunidad única de conocer algo así y que si me dolía mucho me sentaría y ya está, así que nos animamos. A las 22:00 puntuales llegaron a recogernos y, justo cuando nos íbamos a subir a la furgoneta, tuvimos una baja: los chicos de Valencia, porque uno de ellos no se encontraba bien del estómago y no se atrevió a ir a pesar de nuestros ánimos “venga, que allí habrá baño”, menos mal que no fue, luego contaré…
El trayecto hasta el Car Wash d’Lujo es muy corto (está muy cerca) así que llegamos en nada, nos sentimos un poco raros porque nos metieron hasta dentro con la furgoneta que ponía “viajes turísticos” y la gente se quedaba mirando pero enseguida se nos olvidó… Además del tobillo yo tenía otra avería, apenas tenía voz, lo cual según llegué me pareció una faena porque la música estába altísima y no podía hablar con nadie. Ese problema desapareció en cuanto empezaron a bajar las botellas de ron, nos pusimos todos a bailar y ya no hizo falta hablar jejej.
El baño del sitio merece una mención especial… Después de un rato mirando la puerta y pensando si ir o no ir, decidí que no iba a poder aguantar toda la noche bebiendo sin ir al baño, así que me armé de valor y allá que fui (con unas ganas ya incontrolables, que me lo hacía encima vamos…). A la puerta había una señora que no puedo describir que yo pensé “será la limpiadora” pues no sólo es la limpiadora, también es la cisterna, puesto que no hay, ella va con su cubito y lo arregla todo. Además, de tres baños dos estaban ocupados, así que entré en el tercero (ya ni os cuento a dónde me llegaban las ganas) al que, cuando me quise dar cuenta, vi que le faltaba media puerta. Así me tuve que quedar, con media puerta, porque ya era tarde para cambiar de baño, y empezaron a desfilar por delante las de los otros baños, la señora del cubo… bochorno total. Lo mejor fue cuando más tarde me fijo en el cartel que hay en una de las puertas (que ya ha mostrado pepa también en su diario), no pudimos reprimir sacarle una foto para el recuerdo de un sitio tan auténtico.
Después de tres botellas de ron, unos cuantos bailes y varias visitas al baño, nos volvimos para el hotel. Antes de irnos a dormir decidimos pasar por el Sports Bar a reponer fuerzas y tomarnos la última copa antes de ir a la cama.
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