ISLA DE HVAR ✏️ Diarios de Viajes de CroaciaEl sexto día de viaje lo teníamos reservado en exclusiva para la isla de Hvar. De hecho la noche anterior habíamos dormimos en Tupeci en lugar de quedarnos en Split, para estar más cerca de Drvenik, puerto del que partía el ferry que nos llevaría...Diario: 10 DIAS DE OCTUBRE POR CROACIA Y ESLOVENIA⭐ Puntos: 4.6 (18 Votos) Etapas: 10 Localización: CroaciaEl sexto día de viaje lo teníamos reservado en exclusiva para la isla de Hvar. De hecho la noche anterior habíamos dormimos en Tupeci en lugar de quedarnos en Split, para estar más cerca de Drvenik, puerto del que partía el ferry que nos llevaría a la isla. Queríamos coger el ferry que salía a las 10:30, por lo que nos levantamos a las 8. Una horita para desayunar y ponernos en marcha, y media hora para recorrer los 25 km que nos separaban de Drvenik. Hora prevista de llegada al puerto 09:30, una hora antes de la salida del ferry. El tiempo no acompañaba, lloviznaba, y lo que es peor cuando se tiene que coger un barco, soplaba el viento. No sabíamos si el ferry haría el recorrido, y mi mujer era más partidaria de cambiar el plan. A pesar de ello, quise ir al puerto. Quien sabe, a lo mejor allí hace mejor tiempo (vaya tontería, sólo estábamos a 25 km). Haciendo caso a los numerosos avisos de otros foreros que así lo recomendaban, llegamos al puerto una hora antes de la salida. Allí no había nadie, estaba cerrada hasta la taquilla. Decidimos esperar un rato. A los 15 minutos cambiamos de opinión e hicimos un amago de irnos, subimos hasta la carretera. Pero tampoco sabíamos a donde ir, así que dimos media vuelta y de nuevo bajamos al puerto. A todo esto faltaba menos de media hora para que saliese el ferry. Ya habían abierto la taquilla y el ferry ya se estaba acercando al puerto. ¿Qué hacemos?, No sé. Lo que tú quieras. A mí me da igual. A mí también. Yo me moría de ganas de pasar a la isla, y no me resistía a cambiar el plan inicial. Me acerque a la taquillera y le pregunté si el barco saldría y si el tiempo que hacía podía resultar un problema. Me dijo que no pasaba nada, que aquel tiempo era normal. Vale, dame los billetes para dos personas y un coche. 116 kunas (13 por cada persona y 90 por el coche). El trayecto duró los 35 minutos previstos, y el ferry, a pesar del viento que hacía casi ni se movió. El barco iba casi vacío, como en todos los que montamos. En invierno hay mucha menos gente que viaja en ferry, por lo que no es necesario llegar con mucha antelación al puerto, basta llegar con el tiempo necesario para comprar los billetes y subir al barco. Cuidado con apurar demasiado, ya que son muy puntuales, y si vais muy justos de tiempo y tenéis cualquier contratiempo perderéis el barco. El ferry llega a Sucuraj, que se encuentra a 75 km de la ciudad de Hvar. Seguía lloviendo, y de momento no parecía que fuese a parar. En los primeros kilómetros la lluvia no era demasiado intensa, por lo que podíamos disfrutar de las vistas; eso sí, sin salir del coche. Una ligera bruma le daba cierto encanto al paisaje. Pero a los pocos kilómetros empezó a diluviar. El limpiaparabrisas a velocidad máxima, no daba a basto para quitar el agua. Entre lo que estaba cayendo, y la carretera que es estrecha y con curvas, sólo podíamos circular a 30 km/hora. La visibilidad era nula. Ya no me preocupaban las vistas, lo único que pretendía era llegar entero al hotel. En los últimos 20 km, llegando a Hvar, la carretera mejoraba; lo que nos dio un respiro. Habíamos reservado una habitación en el Hotel Fortuna en Milna, a 5 km de la ciudad de Hvar. Llegamos al hotel y seguía lloviendo a mares. No vimos nada parecido a una recepción, así que entramos en el restaurante. Una vez dentro vimos que hacia las veces, de recepción, comedor, sala de estar, y cualquier otra utilidad que se os pueda ocurrir. Vaya cuadro, nosotros dos de pie, calados, con la maleta en la mano, y enfrente nuestra una mujer y dos niños que nos miran con una cara que parecía decir y estos dos de donde salen, que narices querrán. Aquella gente no nos esperaba. Le enseñé a la mujer el correo el que me daban el OK a la reserva, y le cambió la cara. Llamó a su marido que no se acordaba de nada. No entiendo ni una palabra de croata, pero esa conversación creo que podría traducirla sin problemas, “Aquí hay dos que dicen que han reservado una habitación. No puede ser, yo no tengo ninguna reserva para hoy. Pues me han dado un mail donde pone sí, y se lo enviaste tú. –Silencio-“. La mujer nos pidió disculpas, y nos dijo que nos preparaba una habitación enseguida. Como tenía para un rato, dejamos las maletas allí y nos fuimos a la ciudad de Hvar (foto). La lluvía habia aflojado un poco. Seguía lloviendo con fuerza, pero ya no parecía el diluvio universal Uuuufffff. Por un momento me veía en la calle sin sitio para dormir, y con la que estaba cayendo. De esta mi mujer me mata. Ya sé que no es culpa mía, pero como soy el único que tiene a mano. Al final fue sólo un pequeño malentendido que se solucionó satisfactoriamente. Tengo que reconocer que esta gente fue muy amable. Y hablando de la gente. Prácticamente todo el mundo habla inglés, mejor o peor, pero es muy fácil comunicarse con ellos, incluso con un inglés rudimentario como el nuestro. Me esperaba una gente más huraña. Pero fue todo lo contrario. Son muy agradables y si preguntas a cualquiera siempre te contestan. Y no sólo la gente de los hoteles o de los restaurantes, también la gente que te puedas encontrar por la calle. Son gente que hacen su vida y no están pendientes del turista. Tú a lo tuyo y ellos a lo suyo, vamos que no te agobian. Pero si necesitas una ayudita no les sabe mal echarte una mano. En un par de veces incluso no acompañaron al lugar por el que preguntábamos. Es verdad que estaban casi al lado, pero es todo un detalle. Una gente muy maja estos croatas. No me voy más por las ramas, vuelvo a donde lo había dejado, camino de la ciudad de Hvar (foto). El principal problema de esta ciudad es el parking. Sólo podréis dejar el coche en los parkings de pago. Y no son baratos, 10 kunas/hora. Como seguía lloviendo nos sentamos a comer en la primera pizzería que vimos. La diosa fortuna nos acompaña. Mientras comiamos vimos como la lluvia cada vez era más suave hasta que dejó de llover. Quien lo hubiera dicho, viendo la que caía esa mañana. El cielo seguía gris, por lo que podía volver a empezar a caer de nuevo en cualquier momento. Pero por lo menos podríamos dar una vuelta por la ciudad. Todo el mundo habla de que la isla es muy bonita, pero apenas se refieren a la ciudad. Por eso me sorprendió muy gratamente. Una preciosa ciudad junto al mar, con un puerto muy cuco. Todas las casas de piedra blanca, con grandes palacios repartidos por sus calles. Un conjunto muy homogéneo donde nada rompe la armonía. Y en medio la plaza de la catedral, como no con la catedral, el palacio de los obispos, el palacio Hectorovic y el Arsenal, justo donde la plaza desemboca en el mar. La ciudad se abre a ambos lados de la plaza. También dimos una vuelta hasta el final del muelle. Desde allí la perspectiva de la ciudad es preciosa. Se aprecia perfectamente la plaza de la catedral en la parte baja, y como la ciudad asciende por las laderas por ambos lados, con todas las casas de piedra blanca con tejas rojas. Una imagen encantadora. No me esperaba encontrar una ciudad así. Un verdadero descubrimiento. Me sorprendió tanto, que dimos varias vueltas, ya que me resistía a irme. Exceptuando a Dubrovnik que juega en otra liga; para mí Hvar fue la ciudad más bonita de las que visitamos. Ya habían pasado varias horas, por lo que volvimos al hotel. No vaya a ser que aquella gente piense que nos hemos ido y decida quedarse con nuestra maleta. El hotel Fortuna, otra grata sorpresa. Habitaciones grandes y muy bonitas con una pequeña cocina y muy bien equipadas. El hotel está a 10 metros de una calita de piedras. No es que me apeteciese bañarme; no estoy loco; sólo es por dar un poco de envidia. El precio 50 euros cada noche. *** Imagen borrada de Tinypic *** Seguía sin llover, no me lo podía creer. Vámonos rápido a Stari Grad (foto) antes de que empiece a llover de nuevo. Raro, pero en este pueblo se puede aparcar sin tener que pagar. No es la ciudad de Hvar, pero también tiene encanto. Es un pequeño pueblo con casas de piedra y un bonito puerto. Dimos un rápido paseo, no porque tuviésemos prisa, sino porque es pequeñito. Y para acabar un café en una terraza junto al puerto. Hacía frío, pero el sitio lo merecía. Todavía quedaba más de una hora de luz, y había que aprovecharla. Nos dirigimos hacia Pitve (foto) para recorrer la costa de los viñedos. Es un pueblecito encantador. Apenas unas cuantas casas de piedra sobre una ladera. Pero la vista del pueblo en la ladera de la montaña mientras te acercas por la carretera es de postal. Un par de kilómetros más adelante un semáforo en rojo nos obliga a detenernos varios minutos. Estamos parados frente a un túnel en el que sólo hay un carril, sólo cabe un coche, de ahí el semáforo. Una vez dentro asusta. Está excavado en la roca; sin columnas ni pilares que aguanten el techo. Muy estrecho, sólo cabe un coche; y muy bajo, no creo que tenga más de tres metros de altura. Ah, y no creais que es corto, creo que tenía cerca de dos kilómetros. Parece la típica película de desastres, y que tú eres el protagonista. La carretera va descendiendo junto a la costa hasta llegar a Ivan Dolac, y después continua hasta Sveti Nedelja. ¿A que no sabéis por qué la llaman la carretera de los viñedos?. Si, habéis acertado. Los viñedos descienden por la falda de la montaña hasta la misma orilla del mar. Durante todo el camino se disfruta de unas vistas preciosas sobre la costa. A esto sumadle una puesta de sol. No se puede pedir más. La carretera de los viñedos (foto) no tiene salida. Hay que dar media vuelta y volver por el mismo camino. De nuevo tuvimos que pasar por el túnel, que por suerte tampoco se vino abajo esta vez. Nos quedamos sin película. Al final, un día que dábamos por perdido viendo la que caía por la mañana, se había arreglado, y pudimos disfrutar de una isla maravillosa. Sin duda, Hvar es uno de los lugares que hay que visitar obligatoriamente en Croacia. Por la noche tengo la costumbre de calcular con el GPS las distancias que recorreremos al día siguiente. Esa noche el aparatito dijo hasta aquí hemos llegado, y se bloqueó. No hubo manera de volverlo a poner en marcha. Necesitaba un ordenador con conexión a internet para desbloquearlo. Y a esas horas no había nada abierto. Aquello podía llegar a convertirse en un problema importante. No teníamos mapa, ni GPS, y nuestro sentido de la orientación no es para tirar cohetes. Mañana veremos como nos arreglamos. Índice del Diario: 10 DIAS DE OCTUBRE POR CROACIA Y ESLOVENIA
01: ZAGREB
02: VINTGAR, BLED, Y BOHINJ
03: PREDJAMA, POSTOJNA Y SKOCJAN
04: PLITVICE Y ZADAR
05: SIBENIK Y SPLIT
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